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Meloni quiere (y puede) convencer a la UE para enviar a migrantes a un tercer país
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El otro 'plan Ruanda'

Meloni quiere (y puede) convencer a la UE para enviar a migrantes a un tercer país

El Tribunal Constitucional de Albania ha allanado el camino para que Italia envíe a los solicitantes de asilo a centros de migrantes en el país balcánico mientras se gestionan las peticiones

Foto: Sea Watch rescata a 118 migrantes y la guardia costera italiana a otros 250, en diciembre de 2023. (EFE)
Sea Watch rescata a 118 migrantes y la guardia costera italiana a otros 250, en diciembre de 2023. (EFE)

El plan Ruanda podría haberle costado muy caro a Rishi Sunak. Los intentos del primer ministro británico de aprobar la ley para deportar a inmigrantes pendientes de asilo al país africano provocó la mayor rebelión interna desde su llegada a Downing Street en octubre de 2022. Pero ni las condenas por parte de la sociedad y de las asociaciones de derechos humanos, ni el terremoto político en los últimos meses han frenado a Giorgia Meloni a intentar llevar a cabo una medida parecida. En este caso, la premier italiana busca que los inmigrantes rescatados en las costas del país sean enviados a centros de detención en Albania mientras se examinan sus solicitudes de asilo.

El pacto, firmado en noviembre por los gobiernos de los dos países, fue impugnado por la oposición en Albania por presuntamente violar la Constitución. Sin embargo, el Tribunal Constitucional dijo este pasado lunes lo contrario y dio luz verde para que el plan migratorio se discuta en el Parlamento, donde el partido oficialista goza de mayoría.

Cada vez parecen menos los impedimentos para que Meloni lleve a cabo su plan para intentar frenar la migración, particularmente los cruces a través del mar Mediterráneo. Al querer enviar a los solicitantes de asilo a Albania, la primera ministra está mandando el mensaje claro a aquellas personas que quieran entrar en el país de forma irregular de que no se les permitirá ingresar en Italia.

Si el acuerdo se materializa, se construirían dos centros alrededor del puerto de Shengjin, en el norte del país, con capacidad para 3.000 personas. En Italia, el plan migratorio ha sido aprobado por el Parlamento y enviado al Senado, donde los aliados de Meloni tienen mayoría. La primera ministra sigue defendiendo esta medida a capa y espada y la ha calificado de "un modelo de cooperación entre países de la UE y países no pertenecientes a la UE en la gestión de los flujos migratorios" y dijo que estaba dentro de un "espíritu europeo audaz".

Foto: Activistas de derechos humanos protestan contra el plan migratorio, en junio de 2023. (EFE/Tolga Akmen)

Esta no fue la postura que compartieron las autoridades europeas cuando salió a la luz el plan Ruanda impulsado por Reino Unido. En una entrevista con Politico a principios de 2023, la comisaria europea de Asuntos Internos, Ylva Johansson, dijo que había hablado con la ministra del Interior británico, Suella Braverman, para decirle que el acuerdo que quería conseguir su Gobierno "puede violar el derecho internacional".

Sin embargo, menos de un año después, Italia quiere poner en práctica un proyecto similar y otros países como Alemania han afirmado que examinarán la viabilidad de estos acuerdos para implementarlos. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, calificó el pacto entre Italia y Albania como un "ejemplo de pensamiento innovador" basado en el reparto justo de responsabilidades con terceros países.

Foto: El primer ministro de Albania, Edi Rama, recibe a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, antes de la cumbre UE-Balcanes Occidentales en Tirana. (Reuters/Florion Goga)

"Cabe esperar que otros Estados miembros busquen pactos similares. Que esto se convierta en un acontecimiento a largo plazo dependerá en gran medida del funcionamiento del acuerdo entre Italia y Albania. Tales medidas podrían entrar en conflicto con el pacto sobre migración y asilo, pero es demasiado pronto para saberlo. Políticamente, muchos países europeos estarán de acuerdo para implementar el acuerdo y que se reduzcan las cifras de solicitudes", explica Martin Hofmann, asesor principal del Centro Internacional para el Desarrollo de Políticas Migratorias (ICMPD), a El Confidencial.

Por otro lado, Teresa Coratella, experta en política exterior italiana en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), argumenta que el modelo migratorio que Italia quiere implementar no será un punto de partida para otros países de la UE porque muy pocos tienen la capacidad logística y presupuestaria para implementar un modelo tan nuevo.

"No es como en los acuerdos con Turquía o Libia, que acordaron mantener dentro de sus fronteras a los inmigrantes ya desplazados. Aquí hay una cuestión de trasladar a miles de personas. La migración sigue siendo un déficit estructural tanto para las instituciones de la UE como para los Estados miembros, todavía concebida como una crisis, aunque debería abordarse como un proceso mundial recurrente", afirma la investigadora.

Los detalles que marcan la diferencia

A pesar de que el plan de Italia y de Reino Unido parten de una misma base —enviar a los solicitantes de asilo a un tercer país—, son diferentes en la manera de ejecutarse. Según el acuerdo con Ruanda, son sus autoridades las que gestionan las solicitudes de protección internacional según su legislación. "Una vez transferido a Ruanda, un solicitante de asilo no sería reubicado de regreso a Reino Unido una vez que se decidieran sus solicitudes, incluso en caso de que las autoridades ruandesas le concedieran asilo/protección internacional", aclara Martin Hofmann.

Por el contrario, el protocolo establecido entre Italia y Albania estipula que Roma lleva a cabo el procedimiento de asilo de los solicitantes según sus leyes, aunque los migrantes se encuentren en suelo albanés. "Tanto en caso de decisión positiva como negativa, Italia sigue siendo responsable del solicitante de asilo o refugiado. Los enfoques de los dos acuerdos son bastante diferentes. La única similitud es la externalización en cuanto al territorio. En cuanto a los demás elementos principales, no tienen mucho en común", añade el experto del ICMPD. En ambos casos, no obstante, la preocupación principal es si se pueden garantizar los derechos de los solicitantes de asilo del mismo modo que se haría en un país europeo.

En el caso de Giorgia Meloni, uno de los principales problemas, según los expertos migratorios, es que se trata de un plan entre Roma y Tirana, y no cuenta con la implicación de la UE. Aunque el bloque no se ha mostrado en contra de la medida, el presupuesto para llevarla a cabo será italiano y la gestión será albanesa. "Si otros acuerdos como el de Túnez parecían un intento de encontrar nuevas formas de gestión de la migración, el acuerdo con Albania es un mero instrumento electoral para mostrar a los electores que el Gobierno de Meloni quiere abordar la migración de forma eficaz", señala Teresa Coratella a este periódico.

Foto: El barco Ocean Viking en Tolón (Francia). (EFE/EPA/Guillaume Horcajuelo)

Coratella afirma que la migración es el verdadero talón de Aquiles de la primera ministra italiana y que luchar contra las entradas irregulares ha sido su carta más fuerte para conseguir votos. Por eso, es probable que hará "todo lo que pueda" (según dijo Mario Draghi) para encontrar nuevas propuestas y para verse "ante los ojos de sus homólogos europeos como un formulador de políticas constructivo en lugar de uno destructivo", concluye la experta de ECFR. Esta prioridad política se confirmó por el papel que desempeñó la migración en la Cumbre Africana de Roma, que tuvo lugar el pasado 28 y 29 de enero y en la que se estableció una nueva fase en las relaciones con África para priorizar el apoyo a las nuevas generaciones africanas para que puedan decidir no migrar a Europa.

El otro aspecto político del modelo migratorio se centra en las relaciones bilaterales entre Italia y Albania. Meloni afirmó, durante una reunión con su homólogo albanés, Edi Rama, que hará todo lo posible para apoyar la entrada del país balcánico en la Unión Europea. "Albania sigue siendo una nación amiga y, a pesar de no ser todavía miembro, se comporta como si lo fuera. Esta es una de las razones por las que estoy orgullosa de que Italia siempre haya sido uno de los países que apoyan la ampliación a los Balcanes occidentales", dijo la primera ministra en noviembre.

El vínculo entre los dos Estados ha estado marcado por la migración desde la caída del comunismo en 1991, cuando miles de albaneses desembarcaron en puertos italianos. La acogida por parte de las autoridades italianas fue el punto de partida de Rama para justificar el acuerdo con Meloni. "No creo que durante los años que podemos prever aquí podamos pagar la deuda a Italia, al pueblo italiano, a las instituciones italianas, por lo que hicieron por nosotros desde el primer día que llegamos a las costas para refugiarnos del infierno, para poder imaginar una vida mejor. Esta deuda no se puede pagar. Si Italia llama, Albania está ahí", subrayó Rama.

Las incógnitas del acuerdo

La iniciativa para abordar la migración llega después de que más de 2.500 personas murieran o desaparecieran en 2023 mientras intentaban cruzar el Mediterráneo central desde el norte de África para llegar a Europa.

Las intenciones de regular el flujo de migrantes, tal y como lo pinta Meloni, no han sido bien recibidas por los partidos de la oposición italiana. El centroizquierda calificó el acuerdo como un ejercicio de propaganda de cara a las elecciones europeas y un intento de convertir Albania en "el Guantánamo" de Italia.

Además, condenaron que el pacto le costaría al país cerca de 600 millones de euros en cinco años. Una partida presupuestaria que podría utilizarse para reforzar los centros de migrantes en Italia en lugar de mandar a los migrantes a otro país.

Foto: Más de 4.000 migrantes llegan a las costas de Italia en el fin de semana. (EFE/ONG Emergency)

Las organizaciones de derechos humanos, como Human Rights Watch y SOS Mediterranée, han condenado el modelo migratorio planteado por Roma y destacan que hay muchos detalles sin revelar que convierten el pacto en un foco de preocupación todavía mayor. Giorgia Meloni afirmó que los menores, mujeres embarazadas y personas vulnerables no serán enviados a Albania.

Tampoco los migrantes que desembarquen en las costas, sino solo aquellos que sean rescatados por las autoridades italianas. Una de las incógnitas es cómo se organizarán estos viajes selectivos para los solicitantes de asilo.

Dunja Mijatiovic, comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa, alertó de que el acuerdo se caracteriza por ambigüedades legales. “En la práctica, la falta de seguridad jurídica probablemente socavará salvaguardias cruciales de derechos humanos y la rendición de cuentas por las violaciones”, apuntó en un informe.

El plan Ruanda podría haberle costado muy caro a Rishi Sunak. Los intentos del primer ministro británico de aprobar la ley para deportar a inmigrantes pendientes de asilo al país africano provocó la mayor rebelión interna desde su llegada a Downing Street en octubre de 2022. Pero ni las condenas por parte de la sociedad y de las asociaciones de derechos humanos, ni el terremoto político en los últimos meses han frenado a Giorgia Meloni a intentar llevar a cabo una medida parecida. En este caso, la premier italiana busca que los inmigrantes rescatados en las costas del país sean enviados a centros de detención en Albania mientras se examinan sus solicitudes de asilo.

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