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Italia adopta la 'vía Ruanda' en un pacto con Albania para deportar a inmigrantes
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"acuerdos históricos"

Italia adopta la 'vía Ruanda' en un pacto con Albania para deportar a inmigrantes

La Comisión Europea estudia la polémica medida, que sienta un precedente en la UE y afianza la línea dura con la política migratoria

Foto: El primer ministro de Albania, Edi Rama, recibe a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, antes de la cumbre UE-Balcanes Occidentales en Tirana. (Reuters/Florion Goga)
El primer ministro de Albania, Edi Rama, recibe a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, antes de la cumbre UE-Balcanes Occidentales en Tirana. (Reuters/Florion Goga)

En las últimas 24 horas, Italia y Alemania han sellado "acuerdos históricos" que consolidan una mano dura con el desafío migratorio que desde hace años se instala en Europa independientemente del color político. El Gobierno transalpino de derecha radical comandado por Giorgia Meloni ha puesto a rodar un plan para establecer centros de asilo en Albania. Y el que dirige el socialdemócrata Olaf Scholz en Berlín ha concluido, tras una dura negociación, un compromiso nacional que reduce las ayudas a los solicitantes de asilo y acelera los retornos.

El de Roma es el primer pacto de este tipo que se cierra en el territorio de la UE. Ya en 2018, los líderes europeos debatieron la creación de lo que por aquel entonces bautizaron como "plataformas de desembarco". Una idea que buscaba "reducir el incentivo para embarcarse en travesías peligrosas", pero que nunca llegó a prosperar ni a concretarse. La iniciativa la impulsó el canciller austriaco Sebastian Kurz, pero cayó en saco roto por las dudas que planteaba sobre el punto de vista jurídico y, sobre todo, por la falta de países dispuestos a ello. Desde Marruecos hasta Egipto, los estados del norte de África salieron en tromba repudiando la medida.

Cinco años después, la líder de Hermanos de Italia ha firmado un memorándum de entendimiento (MoU) con el primer ministro albano, Edi Rama, para establecer centros que en el país balcánico. Albergarían a unas 3.000 personas rescatadas directamente por los guardacostas italianos y serían trasladadas al país balcánico sin pisar suelo italiano. A cambio, Meloni se ha comprometido a hacer presión y lobby en la mesa del Consejo Europeo para acelerar la entrada de Albania a la UE y a hacerse cargo de la factura.

"El acuerdo es aterrador. Se está creando prácticamente una especie de Guantánamo italiano, al margen de cualquier estándar internacional, fuera de la UE, sin que exista la posibilidad de controlar el estado de detención de las personas encerradas en estos centros. También es un acuerdo ilegítimo: Italia no puede transportar a personas rescatadas en el mar a un país fuera de la UE, como si fueran paquetes o mercancías", ha reaccionado a través de X (antiguo Twitter) Riccardo Magi, diputado italiano y líder del partido Más Europa.

Foto: Manifestantes contra la expulsión de migrantes a Ruanda, en Londres. (EFE/Tolga Akmen)

El caso de Italia abre la puerta a la UE para adoptar el modelo australiano, que en 2013 lanzó la Operación Fronteras Soberanas, convirtiéndose en el primer país del mundo en trasladar a migrantes a islas remotas como Nauru y Manus mientras se analiza su solicitud de asilo. Dinamarca, bajo la batuta de la socialdemócrata Mette Fredesiksen, aplica desde 2019 una política dura de cero tolerancia con la inmigración. Una estrategia que culminó con conversaciones con Ruanda para externalizar allí los centros de acogida. Finalmente, Copenhague congeló a comienzos de este año la iniciativa tras numerosas críticas, como las planteadas por Amnistía Internacional, que calificó estos planes como "inconcebibles y potencialmente ilegales".

Fuera de las fronteras comunitarias, el Reino Unido ya abrió el año pasado el camino a 'la vía australiana' cerrando un acuerdo con Ruanda para deportar allí a los solicitantes de asilo que llegasen a la isla a través del canal de La Mancha. Las negociaciones que comenzó el por entonces primer ministro Boris Johnson fueron culminadas por su sucesor Rishi Sunak. Una vez aterrizadas a 6.500 kilómetros, serían las autoridades ruandesas las encargadas de tramitar la solicitud de asilo de las personas deportadas. De ser positiva, les darían la posibilidad de permanecer en el país africano, pero no en el Reino Unido.

La medida levantó mucho polvo entre la oposición, la Iglesia anglicana o las organizaciones de derechos humanos por su vulneración con los tratados internacionales y el derecho de protección internacional. Algo que se materializó cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos impidió el despegue del primer avión fletado con inmigrantes destino Ruanda. A pesar de ello, Sunak continúa manteniendo el plan de deportación y lo ha reforzado con una nueva Ley de Inmigración Ilegal que elimina la posibilidad de pedir asilo a toda persona que llegue utilizando vías irregulares.

Sunak continúa manteniendo el plan de deportación y lo ha reforzado con una nueva Ley de Inmigración Ilegal

Por aquel entonces, la comisaria de Interior, Ylva Johansson, cargó con firmeza contra la política migratoria británica, describiéndola como "inhumana e inaceptable", además de contraria del Derecho Internacional. En el caso italiano, la Comisión Europea se ha puesto de perfil. "Tenemos que ver los detalles antes de poder comentarlo. Pero de entrada no parece el mismo caso que el Reino Unido", ha afirmado Anitta Hipper, portavoz del Ejecutivo comunitario, que ha matizado que la diferencia clara será determinar si los buques entran o no en aguas territoriales nacionales, un escenario en el que sí debería aplicarse la normativa de asilo europea.

"La denegación de acceso a suelo italiano, la tramitación extraterritorial de las solicitudes de asilo, la aplicación de procedimientos fronterizos acelerados y la detención de personas en un tercer país representan un nuevo ataque al derecho de asilo. Estas iniciativas no hacen sino reproducir políticas de contención y disuasión que han demostrado ser ineficaces a largo plazo y que, al mismo tiempo, aumentan el sufrimiento y la desesperación de miles de personas", ha denunciado Médicos Sin Fronteras, a través de un comunicado.

Alemania se sube al barco

En paralelo, el mismo lunes y tras horas intensas de negociación, el Gobierno germano liderado por Olaf Scholz llegó a un acuerdo, en palabras del canciller, "histórico", con los líderes de los 16 landers para poner en marcha un nuevo pacto nacional que acelere los retornos de las personas que no cumplen los requisitos de asilo y recortar las ayudas sociales y los beneficios a los inmigrantes. La inmigración se ha convertido en una de las piedras en el zapato que están haciendo tropezar a la coalición semáforo —que conforman Socialdemócratas, Verdes y Liberales—. El Gobierno tripartito navega por bajos históricos de popularidad que contrastan con el ascenso imparable de la ultraderecha de Alternativa por Alemania (AfD). Según todas las encuestas, sería el segundo partido más votado si se celebrasen elecciones hoy.

Foto: El primer ministro bávaro, Markus Soeder. (EFE)

Este fue, de hecho, uno de los temas candentes de las pasadas elecciones de Baviera. Según la Agencia de Asilo Europea, un tercio de todas las solicitudes de asilo que se tramitan en la UE llegan a Alemania, que durante lo que va de 2023 ha vivido un aumento exponencial del 77% con respecto al año pasado.

Para el líder de la CSU y líder de la conservadora Baviera, Markus Söder, el acuerdo alcanzado no es lo suficientemente ambicioso. "La presión migratoria irregular debe limitarse de forma inmediata y completa. De lo contrario, existe el riesgo de que las regiones queden completamente abrumadas y la estabilidad política del país esté en riesgo", ha expresado a través de X. En línea con la estrategia adoptada ya por Roma, el bávaro ha pedido que los procedimientos de asilo se realicen en el futuro en países terceros y apunta directamente a países del Magreb, India o Armenia para que las expulsiones se produzcan de forma "fácil y rápida".

En las últimas 24 horas, Italia y Alemania han sellado "acuerdos históricos" que consolidan una mano dura con el desafío migratorio que desde hace años se instala en Europa independientemente del color político. El Gobierno transalpino de derecha radical comandado por Giorgia Meloni ha puesto a rodar un plan para establecer centros de asilo en Albania. Y el que dirige el socialdemócrata Olaf Scholz en Berlín ha concluido, tras una dura negociación, un compromiso nacional que reduce las ayudas a los solicitantes de asilo y acelera los retornos.

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