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Los socialistas europeos ya no son lo que crees cuando toca hablar de inmigración
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Congreso del PES en Roma

Los socialistas europeos ya no son lo que crees cuando toca hablar de inmigración

Para muchos, en Bruselas hay dos corrientes actuales en el socialismo europeo, el que representan los socialistas de Dinamarca y el que encarnan los españoles o italianos

Foto: Frederiksen, primera ministra de Dinamarca, en el Congreso del PES. (Reuters)
Frederiksen, primera ministra de Dinamarca, en el Congreso del PES. (Reuters)

Mette Frederiksen, primera ministra de Dinamarca y una de las políticas más exitosas de la familia socialdemócrata europea, siendo reelegida en 2022, tiene una receta para los males de los miembros del Partido de los Socialistas Europeos (PES, por sus siglas en inglés), que se encuentran desde hace años en crisis en muchos Estados miembros de la Unión Europea: deben ser más duros con la inmigración. Sus socialdemócratas daneses sufrieron desde principios del siglo XX una crisis que les llevó a la oposición en 2015 tras haber dado marcha atrás a las duras medidas contra la inmigración de los liberales (Venstre) durante la anterior legislatura. Frederiksen, que se hizo con las riendas del partido tras aquella derrota, hizo un giro de 180 grados en materia migratoria y empezó a votar a favor de las medidas más duras, convirtiéndolo en parte de su bandera electoral en las victorias de 2019 y 2022.

Este fin de semana, los socialistas europeos se han reunido en Roma (Italia), y la inmigración ha sido uno de los temas que, aunque estando presente durante el Congreso Electoral con el que el PES ha terminado de definir su estrategia para las elecciones europeas de junio, se ha pasado por él de puntillas. Se soluciona en el manifiesto electoral del PES, señalando que "la migración es parte de la historia europea y de nuestras sociedades. Los ciudadanos de origen migrante participan activamente en la vida económica y cultural de nuestros países". "Cuando se gestiona adecuadamente, la migración es una oportunidad y una fortaleza", subraya el manifiesto acordado.

Foto: Un mural de las calles de Barcelona recuerda a los migrantes. (Europa Press/David Zorrakino) Opinión

El año 2015, cuando Frederiksen giró en su discurso migratorio, no fue cualquier año. Fue el del pico de la crisis migratoria en Europa, que duraría hasta 2016 y que ha dejado cicatrices en el mapa político de toda la Unión. El miedo a la inmigración masiva se convirtió en uno de los puntos centrales de la agenda política, y desde entonces no la ha abandonado. Ya en el Gobierno, los socialdemócratas daneses han seguido siendo muy duros con los inmigrantes, con algunas medidas muy criticadas por organizaciones de la sociedad civil y por ONG. También algunos dentro del propio PES ven que Frederiksen, una de las favoritas en las encuestas como posible candidata socialista al puesto de presidente del Consejo Europeo, el foro de líderes de la Unión Europea, tiene una mancha en su currículum por la cuestión migratoria.

Pero lo cierto es que es un giro que se da más allá de Dinamarca. En España, el Gobierno de Pedro Sánchez comenzó su andadura en 2018 con un gesto en materia migratoria: ofrecer el puerto de Valencia para dar cobijo al barco Aquarius con 600 inmigrantes que había sido rechazado por el Gobierno de Italia y de Malta. Pero, por lo demás, el Ejecutivo español ha mantenido la mano dura en la cuestión migratoria, ha estrechado la cooperación con Marruecos e incluso con el incidente de la valla de Melilla de junio de 2022, cuando un salto masivo de inmigrantes terminó con al menos 23 muertos sin que le costara el cargo de Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior. Ese mismo día, se realizaron 470 devoluciones en caliente sin garantías constitucionales según el Defensor del Pueblo.

placeholder Inmigrantes subidos a la valla de Melilla. (EFE)
Inmigrantes subidos a la valla de Melilla. (EFE)

Antes, en agosto de 2021, se hizo una devolución de casi medio centenar de menores marroquíes desde Ceuta y Melilla, y recientemente el Tribunal Supremo ha sentenciado que dicha operación se produjo en "absoluta inobservancia" de lo previsto en la Ley de Extranjería, por lo que fue ilegal.

Habitualmente, se entiende que el PES tiene una división entre norte y sur en la cuestión migratoria. Pero la división no es exactamente esa: la diferencia está en considerar si eso es un activo electoral o no. La diferencia es que, si los socialistas españoles son duros en materia migratoria, no lo promocionan. Se dio mucho bombo al Aquarius, pero no a la política de mano dura. Frederiksen opina que, para empezar a remontar en las encuestas en toda Europa, los socialistas no solamente deben ser duros, sino también decirlo abiertamente.

Olaf Scholz, canciller alemán y líder de los socialdemócratas del SPD, también ha pasado a ser mucho más vocal en materia migratoria, calificando de "momento histórico" la reducción de llegada de inmigrantes ilegales. Scholz ha defendido la necesidad de procesos de devolución más rápidos y efectivos, identificando la mano dura contra la inmigración como un elemento electoral clave para el SPD en una sociedad en la que la crisis de 2015 ha dejado una cicatriz enorme en forma de partido político de extrema derecha, Alternativa por Alemania (AfD). En Alemania, incluso una facción del partido izquierdista Die Linke (que no forma parte del PES), liderado por Sahra Wagenknecht, se ha escindido en una nueva formación (BSW) populista y antiinmigración.

placeholder Sánchez, acompañado de la líder del PD junto con el candidato socialdemócrata a las europeas, Nicolas Schmit, y el presidente del PES, Stefan Löfven. (EFE)
Sánchez, acompañado de la líder del PD junto con el candidato socialdemócrata a las europeas, Nicolas Schmit, y el presidente del PES, Stefan Löfven. (EFE)

En Gobierno y en oposición

No todos son duros en inmigración dentro del PES. El Partito Democratico (PD) tiene desde marzo de 2023 una nueva secretaria general, Elly Schlein. Con ella, el PD ha endurecido su discurso, pero en el sentido contrario, poniendo el foco en la cuestión humanitaria y en la necesidad de evitar muertes en el mar y cooperar con países terceros que no son seguros. La razón tiene más que ver con la dinámica política que con posturas de fondo. Schlein lidera la oposición a un Gobierno ultraconservador dirigido por Giorgia Meloni, primera ministra y líder de Fratelli d’Italia, que tiene la mano dura contra los inmigrantes como su principal bandera electoral.

La realidad es que, en el Gobierno, el PD se comporta como otros partidos socialistas: endurecen la política migratoria cuando es necesario, incluso si no lo promocionan demasiado. Fue bajo un Gobierno del PD, hace ahora seis años, cuando Marco Minniti, ministro del Interior, firmó un acuerdo con Libia, un Estado fallido en plena guerra civil, donde las organizaciones internacionales aseguran que no se cumplen los criterios mínimos para considerarlo un país tercero seguro, que llevó a una caída de casi el 90% de las llegadas a las costas italianas.

placeholder Elly Schlein, líder del PD, en Roma. (EFE)
Elly Schlein, líder del PD, en Roma. (EFE)

Mirando a otros países de primera línea, como en Grecia, allí el partido del PES, que es el PASOK (Movimiento Socialista Panhelénico), ha apoyado el endurecimiento de la política migratoria incluso cuando el Gobierno de Kyriakos Mitsotakis, actual primer ministro de Nueva Democracia (ND), un partido conservador miembro del Partido Popular Europeo (PPE), ha sido muy criticado por la mano dura en materia migratoria y por posibles prácticas ilegales en el Egeo.

Frederiksen, en una reciente entrevista con el periódico The Financial Times, justificaba la mano dura en cuestión migratoria desde una perspectiva de izquierdas, vinculando la inmigración con la inseguridad, una conexión que muchos académicos rechazan: “Una sociedad insegura es siempre un reto mayor para la gente sin muchas oportunidades. Si tienes dinero, siempre podrás defenderte”, explicaba la primera ministra danesa durante la entrevista.

Mette Frederiksen, primera ministra de Dinamarca y una de las políticas más exitosas de la familia socialdemócrata europea, siendo reelegida en 2022, tiene una receta para los males de los miembros del Partido de los Socialistas Europeos (PES, por sus siglas en inglés), que se encuentran desde hace años en crisis en muchos Estados miembros de la Unión Europea: deben ser más duros con la inmigración. Sus socialdemócratas daneses sufrieron desde principios del siglo XX una crisis que les llevó a la oposición en 2015 tras haber dado marcha atrás a las duras medidas contra la inmigración de los liberales (Venstre) durante la anterior legislatura. Frederiksen, que se hizo con las riendas del partido tras aquella derrota, hizo un giro de 180 grados en materia migratoria y empezó a votar a favor de las medidas más duras, convirtiéndolo en parte de su bandera electoral en las victorias de 2019 y 2022.

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