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Un buen soldado enviado a morir: así es el candidato de la 'gran partida' de los socialistas europeos en junio
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Congreso del PES en Roma

Un buen soldado enviado a morir: así es el candidato de la 'gran partida' de los socialistas europeos en junio

Los socialistas europeos eligen oficialmente a Nicolas Schmit como su 'spitzenkandidat' con la vista puesta en otros altos cargos de la Unión más allá de la Comisión Europea

Foto: Nicolas Schmit, candidato socialista en las elecciones europeas. (EFE)
Nicolas Schmit, candidato socialista en las elecciones europeas. (EFE)
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Nicolas Schmit, comisario de Empleo y Asuntos Sociales, es un gregario de los que pueden hacer ganar carreras ciclistas (a otros). O eso esperan los socialistas europeos. Se dice de él que es un político implicado, de segunda fila pero muy activo. A pesar de que el luxemburgués va a ser coronado este sábado en Roma como el candidato de los socialistas europeos al puesto de presidente de la Comisión Europea, lo cierto es que Schmit es una pieza más, importante, pero no la principal, en una partida más amplia que se juega este junio en las elecciones europeas.

Su elección confirma que en el Partido de los Socialistas Europeos (PES), que celebra este fin de semana su Congreso electoral en la capital italiana, no ven opciones de discutir la presidencia de la Comisión Europea a Ursula von der Leyen, la actual presidenta, que la semana que viene será a su vez coronada como spitzenkandidat (cabeza de lista) conservadora durante el Congreso electoral del Partido Popular Europeo (PPE) en Bucarest. Schmit está ahí para pedalear como un buen soldado, para plantear debate, y los que le conocen bien aseguran que puede sorprender. Pero está también para morir y abrir camino al verdadero objetivo del PES, que es asegurarse, esta vez sí, uno de los principales altos cargos de la Unión Europea después de que en 2009, 2014 y 2019 se conformara con los puestos menores dentro de la cúpula institucional de la Unión. En concreto, tienen la vista puesta en la presidencia del Consejo Europeo, y el actual comisario juega un papel instrumental en la jugada.

Foto: Ursula von der Leyen. (Reuters/Liesa Johannssen)

Schmit es un desconocido para el gran público, y en Luxemburgo consideran que está acostumbrado a que le subestimen, como cuenta el perfil del Luxemburger Wort, y a tener que abrirse paso a codazos. Alto funcionario, diplomático, ha formado parte de la Administración desde los años 80, participando en la negociación del Tratado de Maastricht, clave en la historia de la Unión, y después siendo representante permanente de Luxemburgo ante la Unión Europea desde 1991 hasta 2004, estando en el corazón del funcionamiento del club. En 2004 acabó en el Gobierno luxemburgués, dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores, encargado de hacer el trabajo sucio del ministro, Jean Asselborn, de los socialistas (LSAP), un hombre sin experiencia internacional en el que Jean-Claude Juncker, primer ministro y que sería futuro presidente de la Comisión Europea, no confiaba del todo. Schmit debía vigilar de cerca a Asselborn, pero sobre todo debía ser su gregario, el hombre que llevara la carga de trabajo.

Tras ejercer desde 2004 como ministro delegado de Asuntos Exteriores, pilotando la presidencia rotatoria del Consejo de la UE en 2005, entre 2009 y 2019 fue ministro de Empleo. Durante todo este tiempo, Schmit, con una larga experiencia en temas europeos, fue el hombre del Gobierno encargado de todos los asuntos de la UE y también pilotó la presidencia rotatoria de 2015. Su aspiración, un año antes, había sido ser comisario. Lo que para muchos otros políticos es un puesto de consolación o de retiro para Schmit es una verdadera meta.

Piensa en clave europea y tiene una visión al respecto, por lo que durante las negociaciones para formar un nuevo Gobierno en Luxemburgo se acuerda que él sea el enviado como comisario. Pero en 2014, el que había sido hasta entonces primer ministro luxemburgués, Juncker, decide dar el salto y pelear por convertirse en presidente de la Comisión Europea. Con el popular como absoluto favorito, el nuevo primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, le apoya y deja a Schmit sin su vuelta a la capital comunitaria.

placeholder Schmit, junto con Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. (EFE)
Schmit, junto con Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. (EFE)

Esa oportunidad perdida en 2014 volvió en 2019, cuando derrotó a Étienne Schneider en las primarias del LSAP para las elecciones europeas y acudió como cabeza de lista, siendo elegido comisario de Empleo y Derechos Sociales, un puesto dentro de la Comisión Europea con muy pocas competencias y que hace poco ruido.

Aunque dentro del PES buscan realzar el perfil del actual comisario, nadie se llama al engaño: Schmit es candidato porque no hay una opción mejor y porque hay pocas esperanzas de hacer descarrilar una segunda presidencia de Von der Leyen, pero el luxemburgués sabe que todavía hay una partida que jugar y quiere pelearla.

Nadie dentro de la actual Comisión Europea ha podido brillar demasiado porque Von der Leyen ha acaparado todos los focos. Los que le conocen bien creen que Schmit, ahora con algo más de atención y con libertad para expresarse y para plantear debate, va a sorprender a propios y extraños. Schmit es un jugador de grandes coaliciones, es lo que conoce en Luxemburgo, pero su objetivo es poder tener una voz algo más potente dentro de la próxima Comisión Europea para mantener la herencia viva de otros socialistas, como el francés Jacques Delors, que intentaron impulsar la idea de la Europa social que no ha conseguido echar raíces realmente.

La experiencia indica que el candidato finalmente elegido para presidir la Comisión Europea debe ofrecer puestos relevantes en la institución a algunos de sus principales competidores de otras formaciones políticas, y eso hace que en el PES se dé por hecho que Von der Leyen va a tener que ofrecer una vicepresidencia ejecutiva a Schmit, que tendrá la oportunidad de dar un mayor peso a su visión dentro del próximo Ejecutivo comunitario, a pesar de que en el último lustro lo que se ha demostrado es que la presidenta y un equipo pequeño de colaboradores tienden a concentrar toda la agenda política de la Comisión.

Nicolas Schmit, comisario de Empleo y Asuntos Sociales, es un gregario de los que pueden hacer ganar carreras ciclistas (a otros). O eso esperan los socialistas europeos. Se dice de él que es un político implicado, de segunda fila pero muy activo. A pesar de que el luxemburgués va a ser coronado este sábado en Roma como el candidato de los socialistas europeos al puesto de presidente de la Comisión Europea, lo cierto es que Schmit es una pieza más, importante, pero no la principal, en una partida más amplia que se juega este junio en las elecciones europeas.

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