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El Sánchez más débil sigue siendo la gran estrella de unos socialistas europeos en horas bajas
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Congreso del PES en Roma

El Sánchez más débil sigue siendo la gran estrella de unos socialistas europeos en horas bajas

El presidente del Gobierno, que afronta dificultades y mucha inestabilidad, sigue siendo una figura muy respetada dentro de los socialistas europeos y una de sus mejores bazas

Foto: Sánchez durante un Congreso del PES tras el 23-J. (Reuters/Jon Nazca)
Sánchez durante un Congreso del PES tras el 23-J. (Reuters/Jon Nazca)

La situación del Gobierno de Pedro Sánchez es muy delicada. A nadie en Bruselas se le escapa. Aplicar el Fondo de Recuperación va a ser cada vez más difícil, la inestabilidad va a ser cada vez mayor y cada voto clave en el Congreso de los Diputados va a obligar a los socialistas a sudar tinta para juntar los apoyos suficientes. Pero incluso así, Sánchez sigue siendo una de las grandes estrellas del Partido de los Socialistas Europeos (PES, por sus siglas en inglés), que este sábado se reúnen en Roma (Italia) para celebrar un Congreso centrado en las elecciones europeas de junio con el trasfondo de una crisis profunda que puede empeorar.

En Roma los socialistas coronarán a Nicolas Schmit, un desconocido socialista luxemburgués que desde 2019 ha sido comisario de Empleo y Derechos Sociales, como su spitzenkandidat, es decir, el candidato a la presidencia de la Comisión Europea. La elección de un perfil muy desconocido responde a una estrategia por la que el Partido de los Socialistas Europeos (PES, por sus siglas en inglés) renuncia a pelear por el Ejecutivo comunitario, que saben que seguirá casi con toda probabilidad siendo presidido por la popular Ursula von der Leyen. Tienen los ojos puestos en otro cargo: el de la presidencia del Consejo Europeo.

placeholder Nicolas Schmit, comisario y candidato de los socialistas a las elecciones europeas. (Europa Press)
Nicolas Schmit, comisario y candidato de los socialistas a las elecciones europeas. (Europa Press)

Aunque Sánchez y Moncloa se han esforzado siempre por acallar cualquier rumor de que el presidente del Gobierno pueda estar interesado en un puesto europeo en estos momentos, o, hace algunos meses, en la secretaría general de la OTAN, eso no quita que pueda haber quinielas, cálculos, rumores. Y cuando se habla de qué socialista podría ser el mejor candidato para la presidencia del Consejo Europeo el nombre de Sánchez es uno de los primeros que sale. Y es normal: es uno de los principales activos del PES.

La familia socialista europea se encuentra en una situación delicada. En el Consejo Europeo, el foro de líderes de la UE, solamente se sientan los de España, Alemania, Dinamarca, Eslovaquia, cuyo primer ministro, el populista y autoritario Robert Fico, ha sido suspendido del PES y Portugal, donde se celebran elecciones en marzo. Aunque los socialistas dominan el Gobierno de Rumanía, el representante de Bucarest en el Consejo Europeo es el popular Klaus Iohannis, presidente de la república. Tan solo cinco líderes de los 27 que se sientan a la mesa son del PES.

Foto: Nicolas Schmitt, en diciembre de 2023, en Estrasburgo. (EFE / Ronald Wittek)

Olaf Scholz, canciller alemán, es ahora mismo el líder de facto de los socialistas europeos, el que tendrá que negociar los altos cargos de la Unión Europea mano a mano con Emmanuel Macron, presidente francés, tras las elecciones europeas. Pero es también un líder muy debilitado, muy impopular en Alemania, con un Gobierno muy inestable con un socio, los liberales del FDP, que ya están pensando en el siguiente Ejecutivo, que previsiblemente estará liderado por los conservadores democristianos (CDU), que sacan mucha ventaja en las encuestas al SPD de cara a las elecciones que se celebrarán en octubre de 2025.

António Costa, primer ministro en funciones de Portugal, es uno de los veteranos del Consejo Europeo y, antes de que estallara un caso de corrupción que hizo caer su Gobierno, era el absoluto favorito para ser el próximo presidente del foro. Sigue en muchas quinielas, pero se ha visto tocado y su autoridad dañada. Su heredero al frente del Partido Socialista portugués (PS), Pedro Nuno Santos, podría convertirse en una estrella emergente del PES si logra ganar en las elecciones adelantadas previstas para principios de marzo, en las que los conservadores se están movilizando y van por delante en las encuestas con la Alianza Democrática (AD).

Todo esto deja a Sánchez, con una legislatura muy inestable pero hipotéticamente con cuatro años todavía por delante, como un baluarte de los socialistas europeos. Además, su victoria el pasado mes de julio provocó una euforia interna dentro del PES que se hizo notar en el Congreso que la familia política celebró en Málaga en noviembre del año pasado. Preguntados por la amnistía, el resto de socialistas cierran filas y asumen que es el movimiento estratégico necesario para mantener una plaza crucial. Paolo Gentiloni, comisario de Economía y exprimer ministro de Italia, aseguró que la medida es “perfectamente coherente” con el modelo democrático europeo. Nadie tose dentro del PES ante esa medida.

placeholder António Costa, primer ministro portugués, junto con Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España. (EFE)
António Costa, primer ministro portugués, junto con Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España. (EFE)

El otro pilar del PES es una figura mucho más polémica que Sánchez, y es Mette Frederiksen, primera ministra de Dinamarca, donde los socialdemócratas aguantan bien la nueva oleada de fuerzas populistas y reaccionarias, pero donde Frederiksen ha llevado al partido a posturas muy duras en materia migratoria a partir de 2015 para volver al poder. De hecho, la primera ministra danesa cree que otros partidos socialistas deberían asumir un discurso mucho más restrictivo en esta cuestión si quieren empezar a remontar en las encuestas. Frederiksen, que también sonó en algún momento como posible secretaria general de la OTAN antes de que Mark Rutte, primer ministro en funciones de Países Bajos, se terminara de desmarcar como el gran favorito, es otro de los nombres que salen cuando se hacen quinielas para encontrar a un socialista para liderar el Consejo Europeo, además de otros que ya no son líderes en activos, como la exprimer ministra finlandesa Sanna Marin o el actual presidente del PES, el exprimer ministro sueco Stefan Löfven.

Sin perspectivas de volver al poder en Francia ni Italia, donde el Partido Democratico (PD) se está intentando rearmar formando una coalición con el Movimiento 5 Estrellas (M5S), habiendo perdido hace poco elecciones en Finlandia y Suecia, y con muy malas perspectivas en Alemania para dentro de un año y medio, España es de una importancia vital para el PES, el único país grande en el que, al menos hipotéticamente, los socialistas pueden aguantar en el poder durante parte del próximo ciclo electoral. Eso mismo hace que no todo el mundo en el PES crea que el salto europeo de Sánchez pudiera ser una buena idea. Saben que la situación en España es muy inestable, pero confían en el actual presidente del Gobierno para gestionarla. Sin él, creen muchos, el riesgo de un derrumbe y después una derrota electoral que dejara a los socialistas sin el único país de peso de la UE que controlan más allá de Alemania, sería más real.

La situación del Gobierno de Pedro Sánchez es muy delicada. A nadie en Bruselas se le escapa. Aplicar el Fondo de Recuperación va a ser cada vez más difícil, la inestabilidad va a ser cada vez mayor y cada voto clave en el Congreso de los Diputados va a obligar a los socialistas a sudar tinta para juntar los apoyos suficientes. Pero incluso así, Sánchez sigue siendo una de las grandes estrellas del Partido de los Socialistas Europeos (PES, por sus siglas en inglés), que este sábado se reúnen en Roma (Italia) para celebrar un Congreso centrado en las elecciones europeas de junio con el trasfondo de una crisis profunda que puede empeorar.

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