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Claves para entender las elecciones en Dinamarca
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unos comicios muy ajustados

Claves para entender las elecciones en Dinamarca

El bloque de partidos de centro-izquierda obtiene una victoria en el último segundo del recuento de votos

Foto: Foto: EFE/EPA/Mikkel Berg Pedersen.
Foto: EFE/EPA/Mikkel Berg Pedersen.

En un recuento final de infarto, la socialdemócrata Mette Frederiksen ha ganado las elecciones generales en Dinamarca con el 27,5% de los votos, revalidando así la mayoría parlamentaria de los partidos del bloque de centro-izquierda. Estos resultados la acercan a volver a ser primera ministra del país escandinavo, pero ahora tendrá que decidir si repite la alianza de la anterior legislatura con los partidos de izquierda, o se abre a formar un gobierno de frente amplio con el centro-derecha.

El recuento final de votos no llegó hasta pasadas la una de la madrugada del martes, en una noche electoral que se acabó decidiendo por los cuatro escaños del Atlántico Norte. Finalmente, el bloque de los partidos de centro-izquierda obtuvo 87 escaños de los 179 que tiene el Folketing, lo que le da la mayoría junto a un mandato de apoyo en las Islas Feroe y dos escaños de Groenlandia. Enfrente, el bloque de partidos de centro-derecha liderados por el Partido Liberal, obtuvo 72 escaños, y el partido Moderado del ex primer ministro Lars Løkke Rasmussen que se situaba en el centro político, obtuvo 16 mandatos.

Un escenario digno de Borgen

Con estos resultados, el escenario de pactos para formar el futuro gobierno se presenta digno de un guion para la popular serie de thriller político Borgen, en un parlamento hiper-fragmentado con 12 formaciones políticas. Hasta en la pasada legislatura, el partido socialdemócrata se había acercado al bloque de derechas para acordar las políticas de inmigración, y a la izquierda para pactar las políticas económicas. Sin embargo, en convocar las elecciones en octubre, la líder del partido Mette Frederiksen subrayó la necesidad de formar un gobierno de coalición amplio después de las elecciones “con partidos a ambos lados del medio político”. Más allá de la falta de una mayoría en el bloque de izquierdas, la crisis de inflación y de los precios de la energía, la incerteza por la guerra en Ucrania, y la amenaza de una recesión económica que golpee en los próximos meses en Europa, han sido los motivos para que su partido plantease ya desde el inicio un acuerdo de gobierno amplio que abarcara desde el centro-izquierdo al centro-derecha.

Foto: Reunión del 'Consejo Nórdico' en Suecia. (EFE)

En este sentido, el líder de los Moderados Rasmussen, hasta ahora no ha querido comprometer a su partido para garantizar el apoyo a ningún candidato a primer ministro, pero sí que ha afirmado querer un gobierno centrista con partidos de ambos lados. Por lo contrario, el líder del Partido Liberal, Jacob Ellemann-Jensen, afirmó estar en completo desacuerdo con los Moderados en la necesidad de crear un gobierno de frente amplio, a pesar de compartir la ambición de implementar grandes reformas en la próxima legislatura. En el bloque de izquierdas, el Partido Social Liberal, que en la pasada legislatura dio su apoyo a los socialdemócratas de Frederiksen, ha asegurado que esta vez no apoyaría a ningún gobierno que no fuera de coalición, dejando sin posibilidades de repetir la forma de gobierno en minoría simple que hasta ahora habían tenido los socialdemócratas.

La falta de trabajadores públicos marca las elecciones

En las negociaciones para formar el nuevo gobierno, uno de los temas que se tratará con más urgencia es la necesidad de hacer frente a la escasez de trabajadores sanitarios, que está poniendo en jaque el buen funcionamiento de los hospitales. La situación no es nueva, pero se ha visto agraviada desde el final de la pandemia de covid-19, hasta llegar al punto de que en el último año se han tenido que cerrar departamentos enteros en los hospitales, y las listas de espera para realizar operaciones se están viendo alargadas durante meses. Según el Ministerio de Salud, se calcula que faltan por cubrir 5.000 puestos de trabajo, principalmente entre enfermeros y auxiliares de enfermería, pero también entre el personal sanitario de centros psiquiátricos. El ministerio de Salud calcula que el 6 por ciento del personal de enfermería público ha dejado el trabajo en el último año para irse al sector privado, o cambiar a una profesión con mejores condiciones. Pero la crisis de trabajadores va mucho más allá de los hospitales y se extiende a todo el sector público, donde faltan trabajadores sociales, pedagogos y funcionarios de prisiones, entre otros, mientras que la tasa de desempleo roza mínimos históricos del 2,6%.

Foto: Foto: EFE/EPA/Liselotte Sabroe.

Para redirigir lo que los expertos han calificado como una auténtica hemorragia laboral, el partido socialdemócrata ha prometido destinar 3.000 millones de coronas para aumentar los salarios del personal público de primera línea, lo que supondría un aumento medio de 260 euros al mes. La medida fue criticada por los partidos del bloque de derechas por oportunista al ser presentada en la última semana de la campaña. Sin embargo, la mayoría de partidos del centro-derecha están de acuerdo en aumentar el salario de algunos funcionarios, a la vez que también proponen restructuraciones del sistema sanitario, favoreciendo así las privatizaciones. Además, los partidos también han presentado propuestas para atraer a trabajadores del resto de países de la UE o extracomunitarios, unas soluciones que chocan frontalmente y se contradicen con las estrictas políticas migratorias que ha estado llevando a cabo Dinamarca hasta hoy.

La ultraderecha dividida pierde influencia

Precisamente el tema de la inmigración, a diferencia de las pasadas elecciones en 2015 y 2019, ha pasado claramente en un segundo plano, casi sin mencionarse en el debate político. Esto sin duda ha tenido consecuencias para el Partido Popular Danés, la formación antiinmigración que llegó a ser la segunda fuerza en el parlamento en 2015 y que se ha quedado con el 2,6% de los votos, obteniendo sus peores resultados históricos, quedando prácticamente en la irrelevancia política. La mayoría de sus votos han sido recogidos por dos nuevas formaciones populistas y anti-inmigración, la Nueva Derecha (3,7% de los votos), y los Demócratas de Dinamarca (8,1% de los votos), una escisión del Partido Liberal liderada por la polémica exministra de Inmigración e Integración Inger Støjberg, responsable de implementar en 2015 las que son consideradas como las políticas migratorias más restrictivas de la UE.

Foto: Una tienda de velos islámicos, en Mjølnerparken, uno de los barrios de la lista de guetos de Dinamarca. (Reuters)

“Hay tal consenso entre la mayoría de partidos por mantenerse firme con las políticas de inmigración que ya no es ni un tema determinante para decidir las elecciones” explica el investigador y politólogo en la Universidad de Aalborg, Michael Klitgaard. Sin embargo, desde los partidos del bloque de izquierdas se ha criticado duramente a los socialdemócratas por su polémico plan de querer abrir en Ruanda un centro para personas solicitantes de asilo, y también por las deportaciones de refugiados sirios tras no renovarse su permiso para permanecer en el país. Por su parte, el líder de los Moderados, Lars Løkke Rasmussen, sin dejar de insistir en que las leyes de inmigración tienen que mantenerse estrictas, afirmó durante la campaña que “con algunas de las normas se ha llegado demasiado lejos”.

Para las próximas semanas, el politólogo en la Universidad de Aalborg, Michael Klitgaard, predice que las negociaciones para formar el nuevo gobierno “se alargaran más de lo normal, con varias rondas de negociaciones en un escenario muy difícil de predecir en la política danesa. Si Frederiksen se decide para intentar formar un gobierno de frente amplio, sería un escenario casi inaudito que no se daba desde 1978, cuando el gobierno de coalición entre el centro-derecha y el centro-izquierda duró tan solo 14 meses.

En un recuento final de infarto, la socialdemócrata Mette Frederiksen ha ganado las elecciones generales en Dinamarca con el 27,5% de los votos, revalidando así la mayoría parlamentaria de los partidos del bloque de centro-izquierda. Estos resultados la acercan a volver a ser primera ministra del país escandinavo, pero ahora tendrá que decidir si repite la alianza de la anterior legislatura con los partidos de izquierda, o se abre a formar un gobierno de frente amplio con el centro-derecha.

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