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"Hamás ama a Biden": ¿ha perdido Israel los papeles en su relación con Estados Unidos?
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"Si Israel tiene que estar solo, lo estará"

"Hamás ama a Biden": ¿ha perdido Israel los papeles en su relación con Estados Unidos?

Después de que EEUU anunciara que no iba a proporcionar el armamento a Israel para que lo usara Rafah, ha estallado la polémica por la respuesta del ministro de Seguridad israelí

Foto: Benjamin Netanyahu, en el acto de conmemoración del Holocausto. (EFE/Amir Cohen)
Benjamin Netanyahu, en el acto de conmemoración del Holocausto. (EFE/Amir Cohen)
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Podría parecer una anécdota para mostrar la intransigencia israelí en esteroides. El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo que no iba a proporcionar el armamento a Israel para que lo usara Rafah, aludiendo a un cargamento de miles de bombas pesadas que estaba retenido. Sin embargo, añadió que continuaría apoyando la capacidad de defensa de su aliado. Para el primer ministro Benjamin Netanyahu no fue suficiente: "Si Israel tiene que estar solo, lo estará". La frase recuerda a los chistes sobre el estereotipo de la sufrida y culpabilizadora madre judía: "¿Cuántas madres judías hace falta para cambiar una bombilla? Ninguna, me sentaré en la oscuridad sola. Gracias".

El ministro de Seguridad Pública, Itamar Ben Gvir, fue quien desató la polémica. En la red social X, escribió "Hamás ama a Biden", lo que agitó de inmediato a la opinión pública nacional. Tanto como para que se pronunciara el líder de la oposición, Yair Lapid. "Si Netanyahu no despide a Ben Gvir hoy, pondrá en peligro a todos los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel y a todos los ciudadanos israelíes".

Tuvo que intervenir hasta el presidente israelí, Isaac Herzog, durante un discurso en una ceremonia que conmemora el Día de la Victoria en Europa y la victoria de los Aliados sobre la Alemania nazi. En sus declaraciones, subrayó que deben evitarse "declaraciones infundadas, irresponsables e insultantes". "Estados Unidos apoyó a Israel en su momento más difícil y los ataques contra él por parte de ministros irresponsables son una ingratitud destinada a fines internos y que surgen de consideraciones políticas", dijo el ministro Benny Gantz, aunque sin mencionar directamente a Ben Gvir.

El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, también se unió a la polémica a través de redes sociales: "Cuando se estableció el Estado de Israel, nos vimos obligados a declararlo a pesar de la fuerte oposición de (George) Marshall, el secretario de Estado de la administración de (Harry S.) Truman. También tuvimos que enfrentar una guerra con un embargo implementado por los Estados Unidos contra un Estado recién formado. Una vez más, hoy lograremos una victoria completa en esta guerra a pesar de la reacción y el embargo de armas del presidente Biden. Simplemente, no tenemos otra opción, ya que esta guerra es existencial y cualquier otra cosa que no sea una victoria completa pondrá en peligro la existencia del Estado judío", continuó Smotrich.

Foto: Protesta propalestina en la Universidad de Columbia. (Reuters/David Dee Delgado)

El lado mesiánico de la población, Smotrich y Ben Gvir y su electorado, parece ser partidario del dicho "cuanto peor mejor" y hasta la victoria absoluta, ya que la redención está por llegar, pero los laicos como Netanyahu o el ministro de Defensa, Yoav Gallant, tienen otros motivos para empeñarse en que la última batalla de esta fase de la guerra tenga que suceder en Rafah. Han dejado de lado las presiones internacionales y el hecho de que 1.2 millones de palestinos se encuentren en el lugar.

Algunos dicen que, en el caso de Netanyahu, el motivo es político y que solo procura prolongar la guerra para su supervivencia política (y no ir a la cárcel por diversos cargos de corrupción). Otros sostienen que es necesario acabar con los cuatro batallones de Hamás restantes que están en Rafah, junto con el liderazgo de la organización, y liberar a los rehenes. Estos son los objetivos de esta guerra. Sin embargo, otras voces, como la del exprimer ministro Ehud Olmert y la del exgeneral Israel Ziv, sostienen que Rafah no es un punto estratégico en este momento y que esa batalla traería muchos más pesares que beneficios.

Intransigencia histórica

El analista del diario Haaretz, Alon Pinkas, recuerda en un artículo: "Estados Unidos no 'se aislará del resto del mundo para respaldar la intransigencia israelí', dijo el presidente a su secretario de Estado". Y desvela que el presidente en cuestión no era Joe Biden y el secretario de Estado no era Antony Blinken, sino que esa escena se produjo entre el presidente Gerald Ford y Henry Kissinger en el apogeo de la crisis de "reevaluación" de marzo de 1975. EEUU intentaba mediar un acuerdo de retirada del Sinaí entre Israel y Egipto, después de la guerra de Yom Kipur, de 1973, y al parecer las discusiones interminables y demoras israelíes llevaron a la administración Ford a retrasar el suministro de aviones F-15.

En su relación de casi 76 años ha habido diversos bajones entre los dos aliados. En 1956, el presidente Einsenhower amenazó con sancionar a Israel en la crisis del Canal de Suez, pasando por esta revisión de premisas de 1975 y varios otros momentos en los que Washington ha restringido los envíos de armas a Israel, incluso en la guerra actual. En todos los casos, según Pinkas, fueron demoras específicas y temporales que sucedieron en silencio y cuya intención era enviar un mensaje sin estropear la relación.

Lo singular de la crisis actual es que se ha hecho pública. El envío retenido incluye 1.800 bombas de 907 kilos y otras 1.700 de 226 kilos, y posiblemente kits JDAM, la munición conjunta de ataque directo que convierte las bombas "tontas", las que causan daños indiscriminados, en bombas guiadas de precisión. Sin embargo, es difícil olvidar que en el mes de abril el Congreso estadounidense aprobó la solicitud de Biden de un acuerdo de emergencia sobre armas por valor de 14.000 millones de dólares para Israel, y la semana pasada autorizó un envío de munición por valor de 827 millones de dólares.

Foto: El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, convocó al Gabinete de Guerra. (EFE/Ministerio Defensa israelí)

El simple hecho de que se sepa que EEUU corta por unos instantes el grifo, o amenaza con hacerlo, demuestra que Biden está hasta el moño de que la comunicación con Netanyahu esté siendo imposible desde una temprana fase de la guerra, ya que desoye e ignora cualquier propuesta, pedido y sugerencia de Washington.

El "Hamás ama a Biden" de Ben Gvir es la caricatura de la intransigencia israelí y, sin embargo, se han oído voces de analistas moderados que en el ente público de radiotelevisión Kan han reforzado este punto señalando que el temor nacional es que los vecinos árabes interpreten que Israel es ahora más vulnerable.

A pocos días del Día de la Independencia de Israel, que se celebrará el próximo martes, Netanyahu dijo: "Durante la Guerra de Independencia, hace 76 años, éramos pocos contra muchos". "No teníamos armas, había un embargo de armas a Israel, pero con la fuerza del alma, la valentía y la unidad dentro de nosotros, ganamos". "Hoy somos mucho más Fuertes. Estamos decididos y unidos para derrotar a nuestro enemigo y a quienes buscan destruirnos. Si tenemos que estar solos, lo estaremos".

El país ya empieza a experimentar lo que es ser un Estado paria. Desde en la industria militar hasta la academia y la diplomacia, con los campus universitarios del mundo gritando contra Israel (y contra los judíos y la guerra), Israel empieza a verse afectado por ese 'estar solos, a oscuras bajo la bombilla'.

Podría parecer una anécdota para mostrar la intransigencia israelí en esteroides. El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo que no iba a proporcionar el armamento a Israel para que lo usara Rafah, aludiendo a un cargamento de miles de bombas pesadas que estaba retenido. Sin embargo, añadió que continuaría apoyando la capacidad de defensa de su aliado. Para el primer ministro Benjamin Netanyahu no fue suficiente: "Si Israel tiene que estar solo, lo estará". La frase recuerda a los chistes sobre el estereotipo de la sufrida y culpabilizadora madre judía: "¿Cuántas madres judías hace falta para cambiar una bombilla? Ninguna, me sentaré en la oscuridad sola. Gracias".

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