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China está 'desangrando' Ucrania… y Kiev empieza ahora a darse cuenta
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Miles de torniquetes falsos

China está 'desangrando' Ucrania… y Kiev empieza ahora a darse cuenta

Durante este año y medio de guerra, torniquetes de fabricación china que no cumplen los estándares básicos, proporcionados ya sea por voluntarios o por donaciones estatales, han inundado el país

Foto: Oleksander 'Bereh', médico de la 3ª Brigada, en un puesto de estabilización en el Donbás (Fermín Torrano)
Oleksander 'Bereh', médico de la 3ª Brigada, en un puesto de estabilización en el Donbás (Fermín Torrano)

En el frente de Niu York se han colado los chinos. También en el resto de trincheras de la primera línea de combate ucraniana. Hace meses que, en silencio, de Kremina a Zaporiyia, desangran a Ucrania.

El problema para Kiev es que ha pasado año y medio desde el comienzo de la invasión y muchos militares y altos mandos todavía desconocen el problema. Es el caso de Yura, que fuma un cigarro después de ocultar con una red de camuflaje el mortero de 120 mm con el que disparan a los rusos.

¿Me dejas ver tu torniquete?— le pregunta Andrii Polukhin, compañero de brigada.

—Mmmm, claro, toma—duda Yura, extrañado.

Sin silbido, pero rápido como un proyectil, el torniquete sale volando, desechado, en dirección a unos arbustos. Polukhin, paramédico de la unidad durante más de un año, acaba de explicar que el dispositivo es defectuoso, una imitación barata que puede no salvar su vida. A un puñado de kilómetros del enemigo, nadie quiere comprar más boletos para la fúnebre lotería de la guerra.

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“Lo estamos pasando mal porque la mayoría son copias chinas de mala calidad que se rompen al usarlas y no ejercen suficiente presión para detener el sangrado. Además, los mandos médicos no revisan los botiquines ni comprueban la calidad de los torniquetes. Ni siquiera piensan en ello”, resume el Polukhin.

Desde el 24 de febrero de 2022, torniquetes de fabricación china han inundado el país. A veces entregados por voluntarios, a veces proporcionados por donaciones estatales. Y aunque algunos han comenzado a denunciar públicamente que no cumplen los estándares básicos, Kiev no ha frenado la hemorragia. El número de vidas que se han podido cobrar es incalculable.

placeholder Soldados ucranianos desplegados en el Donbás disparan mortero (Fermín Torrano)
Soldados ucranianos desplegados en el Donbás disparan mortero (Fermín Torrano)

En cada punto de estabilización del Donbás –puestos médicos a donde llegan los heridos en el frente–, los doctores guardan en sus teléfonos fotografías de una pierna ensangrentada. “Este hombre podría haber sobrevivido si no hubieran utilizado un torniquete chino. Transporté [al hospital] a cuatro heridos, tres logramos salvarlos, este por desgracia murió literalmente en mis manos. Ambos torniquetes están rotos”, explica Volodímir Sovolevsky, médico de combate voluntario.

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No hay cifras exactas de la magnitud del problema, pero en uno de los primeros casos denunciados oficialmente ante el Estado Mayor de las FFAA, se detectaron más de 10.000 torniquetes defectuosos de producción china en una única brigada. El Ejército ucraniano está formado por más de un centenar.

En primera línea, las heridas más comunes son de metralla. Decenas de fragmentos entran en el cuerpo, perforan la piel quemada y se abren paso entre carne y músculo, en muchas ocasiones, cortando venas y arterias. “Lo más habitual es que se desangren”, dice Khassan El Kafarna, médico palestino-ucraniano desplegado en un pueblo del Donbás. Sin torniquetes a mano, es casi imposible salvar la vida de los soldados.

placeholder Un soldado herido en el Donbás, estabilizado y transportado a un hospital de segunda línea (Fermín Torrano)
Un soldado herido en el Donbás, estabilizado y transportado a un hospital de segunda línea (Fermín Torrano)

“Descubre las 10 diferencias”, dice Oleksander 'Bereh', médico de la 3ª Brigada, mientras coloca dos torniquetes sobre una camilla en la que más tarde se tumbará un soldado herido en Bajmut. A primera vista son muy similares, pero el diablo está en los detalles: el material de la cinta, mucho más duro, pero flexible en el caso del torniquete CAT (aplicados en combate), la varilla del molinete utilizado para dar vueltas hasta cortar la circulación o la hebilla son tan solo algunos ejemplos. “El frente está lleno de torniquetes chinos”, lamenta.

El problema con el suministro de torniquetes, que en tiempos de paz se fabrican casi a demanda de los Ejércitos cuando van a realizar operaciones en el terreno, era entendible en los primeros meses de invasión. Por aquel entonces, las Fuerzas Armadas de Ucrania tuvieron que hacer frente a una oleada de reclutas voluntarios que multiplicó casi por cuatro su tamaño, sin contar otras fuerzas que también se han desplegado para la defensa del país. Kiev sufrió incluso para vestirlos y protegerlos con chalecos protectores, al mismo tiempo que solicitaba a sus socios occidentales armas para plantar cara a los hombres de Putin.

Aquí fue cuando el mercado, pendiente de las oportunidades que dan los picos de consumo, encontró su oportunidad. Centenares de nuevas compañías ofertaron torniquetes en plataformas como Amazon o Alibaba, donde los voluntarios y los propios soldados compraron a espuertas. Un torniquete táctico de combate cuesta, como mínimo, 27 euros. En Aliexpress, al por mayor, valen menos de 5.

placeholder Oleksander 'Bereh' muestra dos torniquetes, uno de buena calidad y una copia de producción china (Fermín Torrano)
Oleksander 'Bereh' muestra dos torniquetes, uno de buena calidad y una copia de producción china (Fermín Torrano)

“Algunos voluntarios piensan ‘cuantos más, mejor’, y compran esos torniquetes. Por cada cinco que compramos nosotros, ellos pueden entregar veinte. No es necesariamente mala voluntad. El problema es que, a veces, los propios militares tampoco saben qué están recibiendo, no son capaces de distinguir uno bueno de una copia”, dice Evgen Vorobiov, cofundador, junto a Serhii Fitchenko, de la plataforma de donaciones Protect Ukrainian Defenders, que recauda fondos para la compra y entrega de material médico para brigadas ucranianas en primera línea de combate. “Un torniquete chino puede ser no solo inútil, sino también peligroso. Porque si un soldado cree que va a parar la sangre, y no lo hace, entra en pánico y empeora la situación”.

Como le pasa a prácticamente toda Ucrania, tanto Evgen como Serhii tenían ya contactos con miembros del Ejército que fueron rápidamente desplegados en zonas de combate. Primero fue la defensa de Kiev y el norte del país, más adelante el sur y, después, sin descanso ni rotación, el Donbás. “Nos contactaron pidiendo ayuda. Si comparas el número de voluntarios que trabajan en medicina táctica, como nosotros, con los que recaudan dinero para drones, gafas de termovisión nocturna… Es un nicho mucho más pequeño, y no es suficiente para cubrir las necesidades extremas que hay”, relata Serhii. “No es tan ‘sexy’ como los drones”.

placeholder Soldados heridos en un punto de estabilización en el Donbás (Fermín Torrano)
Soldados heridos en un punto de estabilización en el Donbás (Fermín Torrano)

No hay cifras oficiales del porcentaje que proviene exclusivamente de las donaciones de voluntarios. Según María Nazarova, coautora de los programas de entrenamiento en Medicina Táctica del Estado Mayor del Ejército ucraniano, apenas un 10% de los kits de primeros auxilios que reciben los soldados en el frente proviene del Estado, en una combinación de la ayuda internacional de distintos gobiernos y de las muy exiguas reservas ucranianas. El 90% es de los voluntarios, afirma, en entrevista con el medio Babel.

Foto: Soldados ucranianos cargan cadáveres rusos en un tren refrigerado en Kiev. (EFE/Sergey Dolzhenko)

El mercado chino es una bestia a la que el público occidental ya pudo ver las garras durante la pandemia de coronavirus. No tiene, como buen negocio, bandos: datos de aduanas demuestran que Rusia ha adquirido desde chalecos y cascos protectores a gafas de visión nocturna por valor de 60 millones de dólares. Ucrania también contará por millones el valor de los productos comprados a China, desde piezas de drones a torniquetes.

También la pandemia demostró la facilidad con la que las fábricas cambian de producto y lo flexibles que son los permisos. Así lo describía a El Confidencial Ahmed, empresario árabe con base en Norteamérica y fábricas en la provincia china de Guangzhou. En 2019 su empresa se dedicaba principalmente a la producción de cubos de plástico que exportaba a Estados Unidos y Canadá. En 2020, fabricaba miles de mascarillas y otros elementos de protección sanitaria. “Cuando hay oportunidad, es fácil reconducir”, sostiene. Las mascarillas no son un torniquete, pero en el último año y medio las empresas chinas han multiplicado su exportación frente a años anteriores.

Un ejemplo es de la empresa china Anping Longji Medical: las FFAA emitieron un comunicado para informar de que sustituirían los torniquetes entregados a la Brigada 82, cuyo jefe de Servicio Médico, Anton Shevchuk, denunció públicamente el caso. Año y medio después del inicio de la invasión, muestra una de las limitaciones de los altos mandos ucranianos.

Foto: Alexander, probando los drones en una zona a unos 20 km del frente de Bajmut. (Fermín Torrano)

Y el problema es que algunos incluso prefieren obviarlo, guardando silencio por un hipotético bien mayor. “¿Por qué lo estás mostrando?”, pregunta un usuario a Sovolevsky, el dentista, cuando denunció el caso en su Instagram. “¿Los que trabajan en esta zona, en primera o segunda línea, deben de hacerlo callados”, recrimina otro.

Críticas a las que también se ha enfrentado Shevchuk. “Entiendo perfectamente que el país está en guerra y cualquier ataque al Ejército no es positivo. Pero no podía permitir que los chicos fueran a pelear con los torniquetes chinos”, confesó el pasado sábado, tras más de un mes esperando los resultados de una investigación que podría acabar con procedimientos penales por la corrupta preparación de los botiquines.

placeholder Un soldado muestra munición del mortero de 120 mm, en el frente de Niu York (Fermín Torrano)
Un soldado muestra munición del mortero de 120 mm, en el frente de Niu York (Fermín Torrano)

Ante las denuncias de los últimos meses, el Parlamento ucraniano organizó una sesión de control. Según Solomiia Bobrovska, miembro de la Comisión de Seguridad Nacional y presente en la reunión, el Comando de las Fuerzas Médicas no había adquirido ningún equipo de botiquines tácticos de primeros auxilios para el Ejército en lo que llevamos de 2023.

“Justo ahora [estos meses de verano] estamos sufriendo picos de demanda. Peticiones de unidades que nunca antes nos habían solicitado torniquetes”, esboza Evgen, voluntario de ‘Protect Ukrainian Defenders’. Para él, el aumento se puede traducir en dos cosas: que Ucrania lleva la iniciativa en el campo de batalla — atacar contra un enemigo fortificado aumenta el número de heridos —, y que hay un agostamiento de otros grupos de voluntarios, con menos donaciones.

Con Ucrania intentando romper las líneas rusas en el sur, Kiev tiene otras prioridades, como convencer a sus socios occidentales para que el de flujo de munición no se detenga. Mientras tanto, los soldados “solo pueden depender de voluntarios en los que confían que compren torniquetes buenos”, —lamenta Serhii—, “o dejarlo todo como está y rezar a Dios”.

En el frente de Niu York se han colado los chinos. También en el resto de trincheras de la primera línea de combate ucraniana. Hace meses que, en silencio, de Kremina a Zaporiyia, desangran a Ucrania.

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