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Zelenski visita Arabia Saudí: ¿Qué busca (y qué puede conseguir) Ucrania en la Liga Árabe?
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Zelenski visita Arabia Saudí: ¿Qué busca (y qué puede conseguir) Ucrania en la Liga Árabe?

La Liga Árabe es uno de los escenarios más complicados para el presidente ucraniano

Foto: El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, junto al príncipe heredero Mohamed Bin Salman. (Saudi Press Agency)
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, junto al príncipe heredero Mohamed Bin Salman. (Saudi Press Agency)

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, asiste este sábado a la cumbre del G7 en Japón. Tras una vertiginosa gira por Europa, en la que ha visitado Italia, Reino Unido, Francia y Alemania, la última parada en Hiroshima con los líderes de las siete "economías avanzadas" del mundo es importante, pero quizá más significativa es la parada de apenas unas horas en Yeda, Arabia Saudí, para participar en la última cumbre de la Liga Árabe.

El encuentro de los 22 países del mundo árabe, al que ha asistido el líder sirio Bashar Al Asad por primera vez en 12 años, es uno de los escenarios más complejos para Zelenski. La recepción del líder ucraniano, que aterrizó en Yeda desde Polonia en un avión fletado por Francia y presumiblemente invitado por la propia Arabia Saudí, ha sido, por decirlo suavemente, poco entusiasta.

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A diferencia de otros discursos que Zelenski ha pronunciado prácticamente por todo el mundo occidental, desde el Capitolio al Congreso de los Diputados, el hemiciclo de la Liga Árabe cuenta con no solo aliados declarados de Rusia, sino también países cuya neutralidad se inclina hacia Moscú. Se trata, también, de un club con un alto porcentaje de líderes autocráticos, donde no encaja la narrativa de lucha democrática o por la independencia liberal que Zelenski ha utilizado en otros discursos.

La propia Siria de Bashar Al Asad, condenada al ostracismo internacional hasta hace unos meses, es un claro aliado de Putin, a quien el sirio debe haber sobrevivido en el puesto. También está Argelia, histórico aliado de Moscú ya desde la Unión Soviética y de quien depende para el grueso de su capacidad defensiva y de armamento. "¿Qué está haciendo Zelenski en el Congreso de la Liga Árabe?", titulaba en portada el diario El Khabar, estatal argelino. Durante la intervención de Zelenski, el presidente egipcio Abdelfatah al Sisi, que llegó al poder mediante una asonada militar, no se ha cortado en sus gestos de desagrado. Pese a la dependencia egipcia de Estados Unidos, especialmente en términos de armamento militar y lucha antiterrorista, El Cairo ha ampliado sus relaciones con Moscú en otros aspectos, desde la diplomacia nuclear y económica a incluso militar. Además de compartir bando con el Kremlin en el teatro de operaciones libio, Al Sisi, a quien Putin llegó a describir como "socio cercano y de confianza", habría sopesado vender munición a Rusia para utilizarla en Ucrania, según recogían algunos de los documentos de inteligencia estadounidense filtrados en Discord. Solo alguno de los ejemplos más obvios.

El propio Zelenski lo sabía, y lo ha demostrado en su discurso: "Sé que muchos de ustedes, por desgracia, han hecho oídos sordos a las anexiones ilegales de Rusia". ¿Qué buscaba entonces el presidente ucraniano en la Liga Árabe?

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El gran talón de Aquiles de Kiev está siendo que la invasión —guerra de agresión ilegal, como insisten los ucranianos— rusa del país no se ha convertido en una guerra en la que todo el globo esté con Ucrania, sino solo una pequeña parte del mundo… Occidente. Y pese a que asegurar el apoyo de Occidente por encima de otras regiones del mundo ha sido clave para recibir el apoyo militar, político y económico que ha permitido sobrevivir a un primer año de brutal invasión, Kiev necesita más.

Si en los primeros compases de la invasión, una primera resolución de la ONU mostró una Rusia aislada y convertida en paria, un año después, el mundo ha cambiado, y Kiev está perdiendo esa batalla. Según un análisis de seguimiento del Economist Intelligence Unit, el número de países que condenaban inequívocamente a Rusia ha pasado de 131 a 122. Poniendo la lupa en el mundo árabe, países que se "inclinaban hacia la postura occidental" como Líbano, Libia, Qatar o Turquía (esta última no es árabe, pero es actor clave en la región) han pasado a ser "neutrales" (por ejemplo, manteniendo relaciones con Moscú o rechazando denominarlo "invasión"), mientras que otros países que habían condenado a Rusia han suavizado sus posturas, como Kuwait.

Convencer a países que no solo partían ya de una posición neutral —mientras paralelamente seguían manteniendo relaciones económicas con Moscú y rechazaban imponer sanciones— tiene pocos visos de ser un éxito. Pero no por ello no hay que intentarlo, apunta H.A. Hellyer, analista de Medio Oriente para el centro Carnegie. "El presidente ucraniano aprovechó la oportunidad para dirigirse directamente a los líderes políticos del mundo árabe y presentar su caso de manera directa y sin reservas. Muchos en todo el mundo respetarán su intento, y también su ataque directo contra aquellos alineados con Rusia, particularmente el régimen de Asad, que depende en gran medida de la asistencia rusa e iraní, y que estaba presente en la misma sala", sostiene a El Confidencial. Pero la visita a la Liga Árabe es en realidad también una visita a Arabia Saudí y su príncipe heredero, Mohamed bin Salman. Y en este encuentro paralelo, Ucrania también tiene mucho que pescar, desde el petróleo a fondos para la reconstrucción.

Foto: Los voluntarios extranjeros liberados, a su llegada a Riyad. (Saudi Press Agency)

Con visitas como esta, Ucrania está intentando reconquistar, o al menos llevar a la zona neutral, al "sur global" y otros países no alineados. Dentro del propio Gobierno ucraniano son fuertemente conscientes de que el sur global es su actual punto ciego —Kiev ha organizado varios reemplazos de embajadores en los países donde no se ha conseguido apoyo, y Zelenski se ha dirigido a la Unión Africana—. En su última visita a Washington, el propio presidente habló de la necesidad de asegurar la victoria para los "países del Sur Global" tanto como para Ucrania. Especialmente cuando el ministro de Exteriores ruso, Sergéi Lavrov, ha multiplicado también sus giras por estos países, visitando Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Unidos y Jordania (solo contando el mundo árabe) en el último año.

"El sur global y Ucrania están construyendo constantemente sus lazos mientras consolidan esfuerzos para abordar de manera efectiva los problemas críticos de importancia global y regional", ha afirmado el embajador de Ucrania en Arabia Saudí, Petrenko Anatolii, mientras su presidente era recibido en el aeropuerto de Yeda. Además de su discurso ante la Liga Árabe, Zelenski ha distribuido a los países asistentes su Plan de Paz de 10 puntos, ha tratado con Arabia Saudí sobre los "prisioneros políticos" en Crimea y los territorios ocupados, así como la "cooperación energética".

"Ucrania está intentando reconquistar, o al menos llevar a la zona neutral, al "sur global" y otros países no alineados"

"El Reino de Arabia Saudí juega un papel importante y estamos listos para llevar nuestra cooperación a un nuevo nivel", afirmó Zelenski en redes sociales poco después de llegar a Yeda. A lo que Mohamed bin Salman respondió ofreciéndose a mediar en el conflicto.

No es de extrañar. Tras superar su propio ostracismo internacional tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, Mohamed bin Salman está multiplicando su perfil como actor global. En esta sesión de la Liga Árabe se dio la bienvenida de nuevo a Bashar Al Asad, tras 12 años de sangrienta represión y guerra civil, en un cierre de capítulo. Antes, recuperó parte de las relaciones con Irán, rotas desde hacía siete años y, el pasado septiembre, tuvo un papel clave de mediador en el intercambio de 10 combatientes extranjeros capturados por Rusia en Ucrania (conseguido, en parte, por las relaciones personales de MBS con Putin. La invitación a Zelenski solo es un elemento más de este nuevo perfil que está cultivando.

Esta oferta de mediación coincide también con otros movimientos en líneas similares de la última semana: este martes, un enviado especial de China visitó Ucrania en su primera etapa de una gira que le llevará también por Polonia, Berlín y Rusia; el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa ofreció una ‘misión de paz’ para Ucrania liderada por países africanos… Todos movimientos para abrir la puerta a unas hipotéticas negociaciones de paz justo cuando se espera una importante contraofensiva ucraniana de cuyo resultado puede depender mucho cómo se siente Kiev a la mesa.

Ucrania ha dejado claro en numerosas ocasiones que no se va a sentar a negociar -al menos por el momento- ninguna concesión territorial, pero la postura de Zelenski con MBS es conciliadora, pese a que no ha conseguido atraerla a su campo moral.

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Aunque Arabia Saudí votó en contra de las anexiones ilegales rusas de territorio ucraniano en varias resoluciones de la ONU, ha preferido no tomar más medidas de aislamiento a Rusia.

En el juego de las narrativas, por el que Zelenski habla del colonialismo y la lucha por la independencia de la metrópoli cuando se dirige a los países africanos, en Arabia Saudí han intentado apoyarse en la rivalidad regional saudí con el otro aliado clave de Moscú, Teherán. “La colaboración militar entre Irán y Rusia en Ucrania acerca este conflicto al Golfo y amenaza nuestra estabilidad compartida. Continuaremos apoyando a Ucrania para proteger al pueblo y territorio ucranianos contra la guerra de agresión ilegal, no provocada e injustificada de Rusia. También apoyaremos a Arabia Saudita para proteger a la gente y el territorio del Reino de los representantes iraníes y sus ataques. Al igual que apoyamos a Arabia Saudita, Kuwait y nuestros otros socios del Golfo contra una invasión injusta en la década de 1990, ahora estamos junto a Ucrania”, rezaba una carta firmada por varios embajadores occidentales en Riyad con motivo del aniversario de la invasión.

Pero donde se ha visto claramente que Arabia Saudí estaba dispuesta a resistir en su rol neutral ha sido en la gestión del petróleo. Pese a las presiones de EEUU, Riyad se negó a aumentar la producción de petróleo dentro del marco de la OPEC+, que habrían aumentado la oferta y reducido teóricamente los ingresos rusos. Esta negativa puso, de hecho, la relación entre Arabia Saudí y su aliado norteamericano en uno de sus momentos de más tensión, apenas unos meses después de que MBS fuera ‘indultado’ por Biden por su participación en el asesinato de Khashoggi.

Pero también ha habido concesiones a Ucrania. El pasado febrero, el ministro de Exteriores saudí, Faisal bin Farhan, visitó Kiev y le ofreció unos 400 millones de dólares en apoyo financiero. Una oportunidad de financiación que Ucrania esperaría que se replique en otros estados del Golfo justo cuando el próximo mes se celebra en Londres la gran Conferencia de Reconstrucción de Ucrania.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, asiste este sábado a la cumbre del G7 en Japón. Tras una vertiginosa gira por Europa, en la que ha visitado Italia, Reino Unido, Francia y Alemania, la última parada en Hiroshima con los líderes de las siete "economías avanzadas" del mundo es importante, pero quizá más significativa es la parada de apenas unas horas en Yeda, Arabia Saudí, para participar en la última cumbre de la Liga Árabe.

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