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El otro mapa de la contraofensiva: Ucrania aguijonea el suministro de combustible ruso
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La gasolina es la sangre de la guerra

El otro mapa de la contraofensiva: Ucrania aguijonea el suministro de combustible ruso

Desde el pasado 29 de abril, al menos seis refinerías y depósitos de petróleo han sufrido incendios y explosiones en la península de Crimea y en el suroeste ruso. Todo apunta a que Ucrania prepara el terreno

Foto: Incendio de un depósito de combustible en Sebastopol, Crimea, este 29 de abril. (EFE)
Incendio de un depósito de combustible en Sebastopol, Crimea, este 29 de abril. (EFE)

Analistas militares de todo el mundo ponen mapa sobre mapa, dibujando flechas, leyendo desde la orografía del terreno (que si barro, que si ríos, que si montañas o llanuras) al número de tropas, tanques y sistemas de defensa antiaéreas, en un intento de descifrar el éxito o fracaso de la inminente contraofensiva ucraniana. En algún lugar del Donbás, en lo que fue una antigua escuela ahora transformada en un cuartel, Serhii Zelenchuk alza un pequeño vaso de plástico hasta el borde de horilka. "Gracias por venir y contar nuestra historia. Todos los periodistas quieren ir siempre al frente, a los francotiradores, a los tanques. Nadie se fija en nosotros. Pero nosotros también somos guerreros". Serhii es soldado ucraniano, pero su arma no es un Javelin ni su transporte un Leopard. Serhii hace la guerra desde la logística.

Y es el mapa de Serhii el que decidirá una pata clave de la contraofensiva de Kiev: la guerra del combustible.

Al menos seis refinerías y depósitos de petróleo han sufrido incendios y explosiones en la península de Crimea y en el suroeste ruso

Desde el pasado 29 de abril, al menos seis refinerías y depósitos de petróleo han sufrido incendios y explosiones en la península de Crimea y en el suroeste ruso. A los masivos incendios de depósitos en Krasnodar (territorio ruso cerca de Crimea) o Rostov (provincia rusa adyacente al Donbás) se añaden ataques contra dos trenes de transporte de combustible para el frente en Bryansk (cerca de la frontera con Bielorrusia) o la espectacular explosión contra Sebastopol (Crimea ocupada), que habría perdido cerca del 60% de su capacidad de almacenaje de combustible en solo un ataque. En algunos casos, las autoridades rusas han culpado directamente a drones ucranianos. Kiev no ha confirmado ni desmentido oficialmente su autoría de los ataques, aunque una portavoz del comando sur del Ejército ucraniano, Natalia Humeniuk, pareció admitir que la explosión en Sebastopol era parte de la estrategia ucraniana para preparar la contraofensiva.

"El hecho de que la logística del enemigo se vea socavada... Este trabajo es preparatorio para la ofensiva amplia y a gran escala, que todos esperan", declaró Humeniuk a la televisión nacional el pasado domingo.

Según coinciden los expertos militares, la reciente oleada de ataques contra depósitos de combustible rusos responde al esfuerzo ucraniano de interrumpir las líneas de suministro de Moscú en el campo de batalla. "La ruptura de las líneas de suministro de combustible probablemente forzará ajustes en las operaciones militares de reabastecimiento de combustible de Rusia para mitigar los objetivos", señalaba en un reciente informe de inteligencia el Ministerio de Defensa británico.

Batalla a batalla, Ucrania ha ido ganando la guerra de la logística. Desde el fracaso del convoy militar ruso atascado a las puertas de Kiev al desaliento entre las tropas de Moscú, faltas de alimento, munición o incluso ropa de abrigo. Los masivos ataques de Rusia contra su infraestructura energética el pasado invierno hicieron tambalear su posición, pero, tras el apoyo de los aliados en forma de millones de litros de combustible importados, han vuelto a cambiar las tornas.

"La gasolina es la sangre de la guerra", dice Pavlo Semenov, teniente coronel del regimiento 1129 de misiles antiaéreos desplegado en el Donbás y responsable de la logística en la zona. En las primeras semanas, desde que Rusia lanzó su invasión a gran escala de Ucrania el 24 febrero, tuvo que cambiar de base hasta en tres ocasiones; cada una de ellas, atacadas por la artillería o misiles rusos. Ahora dirige las operaciones desde una de las muchas escuelas abandonadas en la frontera entre las provincias de Dnipro y Donetsk.

Desde allí, además de comida y agua, distribuye litros y litros de gasolina a las unidades desplegadas en el frente. En grupos de dos, sus camiones hacen viajes de más de 12 horas recorriendo el Donbás por carreteras que casi ni merecen el nombre, con el objetivo de nutrir a las baterías de primera línea y mantenerlas operativas. Uno de los enormes camiones cisterna lo conduce Serhii, traqueteando por vías de tierra que cambian casi cada día, intentando pasar lo más desapercibido posible de los ojos de los drones rusos y la garra mortal de la artillería.

Serhii es de Lugansk, provincia casi enteramente todavía bajo control de Moscú, y se conoce las rutas de la zona como la palma de su mano, lo que facilita el trabajo. Aunque sería más sencillo tener una base intermedia y repostar, el ritual de Serhii y sus compañeros es el triple de laborioso: conforme se van acercando al frente, van repartiendo los miles de litros de combustible a camiones más pequeños, que a su vez lo repartirán a nuevos camiones, y así.

placeholder Preparando uno de los camiones de combustible en el Donbás. (Alicia Alamillos)
Preparando uno de los camiones de combustible en el Donbás. (Alicia Alamillos)

"Rusia sigue a rajatabla su manual soviético de guerra, no solo con la artillería, sino también con la logística y transportes. Nosotros conocemos ese manual, tenemos el mismo. Pero con esta guerra, hemos sabido amoldarnos: si las circunstancias cambian, cambiamos la estrategia", añade Serhii. Y así ha sido.

"Se han efectuado cambios revolucionarios" en la cadena de suministros de combustible ucraniana, afirmó Serhiy Kuyun, director de A-95 Consulting Group, centrada en el estudio de este mercado, en una rueda de prensa en Kiev. "Antes de la guerra, Ucrania utilizaba trenes y buques [para el transporte de combustible], ahora, el 40% va por carretera. Son miles de camiones de gasolina que desde un punto de vista de seguridad son imposibles de atrapar. Puedes bombardear un depósito de petróleo, una refinería de petróleo, apuntar a una estación de tren. Pero ¿qué hacer con estos miles de camiones de gasolina? Esto es algo revolucionario", defendió.

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Alicia Alamillos. Avdiivka (frente del Donbás. Ucrania) Infografía: Emma Esser

Ahora Ucrania está devolviendo el golpe. "[Con los ataques] Están tratando de dar forma al campo de batalla y atacando muchas áreas al mismo tiempo, no solo necesariamente lugares potenciales donde podrían tener lugar la contraofensiva, sino también muy atrás de las líneas del frente. Eso también busca afectar el proceso de toma de decisiones general en Rusia", sostiene Oliver Olhof, analista de inteligencia abierta (Osint).

Los ataques contra refinerías de petróleo o nódulos de transporte logístico no son definitivos —pueden ser reparados en unas semanas y Rusia es un país rico en petróleo— pero dificultan a Moscú el rápido traslado de tropas. En un momento en el que las líneas de frente siguen siendo muy largas y cuando Ucrania está aparentemente utilizando la táctica del "enjambre", por la que ataca en puntos muy distintos del frente, desde el sur en Jersón al noreste en Lugansk, antes del inicio de la contraofensiva definitiva, la capacidad de reorganizar sus tropas, así como la de alimentarlas es clave. Y esta capacidad es la que está socavando ucrania, mientras todavía mantiene intacta la suya.

Foto: Soldados ucranianos. (Reuters/Gleb Garanich)

"El impacto para Rusia es doble. Por un lado, está el daño psicológico, dado que están golpeando muy atrás de la línea del frente y en Crimea, que siempre fue considerada como una fortaleza rusa que es invencible", añade Olhof. "Por otro lado, también estás dañando su logística, pudiendo crear escasez localizada de combustible. Es probable que veamos más de estos ataques, y eso podría afectar la forma en que los suministros llegan al frente".

Con estos ataques, Ucrania pone a Rusia también ante una encrucijada: ¿utilizar sus preciadas defensas antiaéreas y aviones para defender las líneas de suministro en segunda o incluso tercera línea de frente, dejando mientras tanto desprotegidas las tropas de primera línea?

Analistas militares de todo el mundo ponen mapa sobre mapa, dibujando flechas, leyendo desde la orografía del terreno (que si barro, que si ríos, que si montañas o llanuras) al número de tropas, tanques y sistemas de defensa antiaéreas, en un intento de descifrar el éxito o fracaso de la inminente contraofensiva ucraniana. En algún lugar del Donbás, en lo que fue una antigua escuela ahora transformada en un cuartel, Serhii Zelenchuk alza un pequeño vaso de plástico hasta el borde de horilka. "Gracias por venir y contar nuestra historia. Todos los periodistas quieren ir siempre al frente, a los francotiradores, a los tanques. Nadie se fija en nosotros. Pero nosotros también somos guerreros". Serhii es soldado ucraniano, pero su arma no es un Javelin ni su transporte un Leopard. Serhii hace la guerra desde la logística.

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