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Putin cree saber el punto débil de Ucrania. En 15 minutos, Kiev demostró que no es tan fácil
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El paraguas sigue intacto

Putin cree saber el punto débil de Ucrania. En 15 minutos, Kiev demostró que no es tan fácil

Una intensa ráfaga de ataques sobre Kiev ha demostrado que la capacidad antiaérea ucraniana sigue siendo suficiente para defender sus cielos, incluso en las circunstancias más complicadas

Foto: Un misil explota sobre Kiev tras ser alcanzado por un interceptor ucraniano. (Reuters/Gleb Garanich)
Un misil explota sobre Kiev tras ser alcanzado por un interceptor ucraniano. (Reuters/Gleb Garanich)
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“El número máximo de misiles en el mínimo periodo de tiempo”. Así describía Serhiy Popko, jefe de la administración militar de Kiev, el masivo ataque de Rusia contra la capital ucraniana durante la madrugada del martes. La oleada, que duró menos de un cuarto de hora, incluyó el uso de seis misiles hipersónicos que Moscú había descrito como imposibles de interceptar. Y, sin embargo, de acuerdo con las Fuerzas Armadas ucranianas, ninguno de los 18 proyectiles rusos alcanzó su objetivo.

“Esta noche, Rusia atacó Ucrania desde el sur, el norte y el este”, indicó la Fuerza Aérea ucraniana mediante un comunicado. “Se lanzaron seis misiles hipersónicos X-47M2 Kinzhal desde seis aviones MiG-31K; nueve misiles de crucero Kalіbr, desde barcos frente al mar Negro, y tres misiles terrestres (S-400, Iskander-M). Todos ellos fueron derribados”, sentencia el texto. El ataque también incluyó el uso de seis drones kamikaze y tres de vigilancia que fueron, asimismo, interceptados, según el reporte. Los escombros fruto de estos choques aéreos causaron daños limitados, con al menos tres personas heridas, anunció el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, así como algunos incendios de poca gravedad.

El episodio es una muestra de que la capacidad antiaérea ucraniana, cuya debilidad fue revelada en las filtraciones del Pentágono del mes pasado, todavía puede defender sus cielos, incluso en las circunstancias más complicadas. Una realidad que supone el enésimo revés para un Vladímir Putin que continúa sin ver avances de relevancia en su invasión a las puertas de una anticipada contraofensiva por parte del Ejército de Ucrania.

Entre los documentos de Inteligencia militar compartidos por un joven reservista estadounidense en Discord, se encontraba una evaluación poco halagadora para Kiev que apuntaba a una inminente escasez de munición para alimentar sus sistemas tierra-aire soviéticos S-300 y BUK-M1, los principales responsables de proteger sus ciudades. Semanas después de la revelación, Rusia empezó a escalar sus ataques con misiles y drones, especialmente contra la capital, en lo que expertos han considerado un intento de avasallar las defensas ucranianas y encontrar huecos en su debilitado escudo antiaéreo.

Foto: Un sistema de defensa ruso S-300, durante unos ejercicios militares en Astrakhan, Rusia. (Reuters/Sergey Pivovarov)

Esta búsqueda, no obstante, no ha obtenido grandes resultados hasta la fecha. El ataque nocturno de este martes es el octavo contra Kiev desde el inicio de mayo, un mes durante el cual el grado de intercepción de misiles y drones por parte de la Fuerza Aérea ucraniana ha sido superior al 90%. El paraguas antiaéreo, por lo tanto, continúa funcionando. De hecho, con el derribo de los misiles hipersónicos rusos, ha demostrado nuevas capacidades con las que no contaba anteriormente.

“La intercepción de seis misiles balísticos Kinzhal es significativa porque es una prueba de que el del pasado 5 de mayo no fue un hecho aislado”, explica Rafael Loss, analista del European Council on Foreign Relations (ECFR), a El Confidencial. El experto se refiere al reporte anterior de que Ucrania había logrado derribar, por primera vez desde el inicio de la guerra, un misil hipersónico ruso gracias al sistema antiaéreo de fabricación estadounidense Patriot. Los hechos de la madrugada del martes han demostrado que este hito no se trata de una excepción, sino de la nueva norma.

Occidente, al rescate

El estado de la defensa aérea ucraniana sigue siendo precario. Sin embargo, el respaldo de los aliados de Kiev está permitiendo paliar las limitaciones reveladas por las filtraciones del Pentágono. Además de dos Patriot, Ucrania ha logrado agregar gradualmente a su arsenal nuevos sistemas antiaéreos de aliados occidentales, incluidos varios IRIS-T alemanes, en el pasado mes de octubre, y Nasams, de fabricación estadounidense y noruega, en noviembre, entre otros.

Estos envíos han frenado el sangrado más urgente de Ucrania: la falta de munición para sus sistemas. La llegada de este armamento occidental no solo implica el refuerzo de sus defensas antiaéreas, sino que también abre la puerta al posterior envío de misiles para alimentarlos. “El último paquete de ayuda procedente de Alemania, por ejemplo, incluye una buena cantidad de misiles interceptores para varios sistemas de defensa que Alemania ha proporcionado a Ucrania”, señala Loss, agregando que los compromisos recientes de otros países también van en la misma dirección. Por el contrario, encontrar proyectiles para los soviéticos S-300 y BUK-M1 supone un enorme dolor de cabeza, dado que su fabricación tiene lugar, de forma casi exclusiva, en Rusia.

Foto: Lanzador ucraniano de SA11-BUK. (Ministerio de Defensa de Ucrania)

El ataque ruso del martes tuvo lugar inmediatamente después de una gira europea exprés del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en la que mantuvo reuniones con los líderes de Reino Unido, Alemania, Francia e Italia y logró nuevos compromisos de apoyo militar que van más allá de la inminente contraofensiva. “Los aliados occidentales de Ucrania han esbozado un plan sobre cómo apoyar al país de forma continuada con municiones, tanques, vehículos blindados y otros tipos de capacidades y sistemas armamentísticos”, resume el experto de ECFR.

Los problemas no han desaparecido

La oleada de optimismo del bando ucraniano por el éxito de las defensas antiaéreas contrastó en la tarde del martes con un reporte desde Estados Unidos: probablemente, uno de los componentes de los sistemas Patriot resultó dañado por los misiles rusos.

La información, revelada por la periodista de CNN Natasha Bertrand, es poco específica en cuanto a la evaluación del daño. Estados Unidos, afirma el funcionario de Defensa citado por la reportera, todavía está determinando si el componente debe retirarse por completo o puede ser reparado por los ucranianos. El reporte también contradice un comunicado previo de Rusia en el que afirmaba haber destruido por completo uno de los sistemas Patriot, el cual está compuesto por seis tipos de componentes principales: generadores, un equipo de radar, una estación de control, antenas, estaciones de lanzamiento y misiles interceptores.

Pero la admisión estadounidense también revela una realidad inevitable: ningún paraguas antiaéreo es perfecto y el ucraniano no es una excepción. Como señala Dara Massicot, investigadora de la RAND Corporation, Moscú está tratando de encontrar la manera adecuada de saturar estos sistemas tierra-aire. “Continúan lanzando, evaluando y probando alternativas. Sus misiles no han funcionado bien contra estos sistemas hasta el momento, pero siguen utilizándolos contra Kiev, desgastando sus reservas y, en el proceso, también desgastando los interceptores de Ucrania”, explicó la experta en Twitter.

En este sentido, otro de los factores que juegan en contra del Gobierno ucraniano es la discrepancia en el precio de los ataques y la defensa antiaérea. Como recuerda Loss, con excepción de los Kinzhal y otros misiles balísticos, “los misiles interceptores y los sistemas de defensa antiaérea son más caros de adquirir que los misiles de ataque”. Cada proyectil MIM-104 Patriot, por ejemplo, cuesta cerca de cuatro millones de dólares. “Pero, por supuesto, más allá del costo puro de un misil interceptor, hay un costo social detrás de cualquier ataque exitoso. Y creo que desde una perspectiva ucraniana, particularmente dado que puede confiar en el apoyo occidental para este tipo de capacidades, vale la pena disparar cualquier misil interceptor”, matiza el investigador.

En última instancia, y pese a que afronta sus propias limitaciones de munición, episodios como el de este martes demuestran que Rusia continúa teniendo incentivos para llenar los cielos ucranianos de misiles y drones. Ya sea para continuar calibrando las debilidades de las defensas antiaéreas ucranianas, desgastar el stock de proyectiles interceptores o intentar dañar el armamento más valioso proporcionado por Occidente, Kiev sigue siendo un objetivo clave para Moscú. “Los rusos volverán a intentarlo”, concluía Massicot en su análisis. Pocos lo dudan.

“El número máximo de misiles en el mínimo periodo de tiempo”. Así describía Serhiy Popko, jefe de la administración militar de Kiev, el masivo ataque de Rusia contra la capital ucraniana durante la madrugada del martes. La oleada, que duró menos de un cuarto de hora, incluyó el uso de seis misiles hipersónicos que Moscú había descrito como imposibles de interceptar. Y, sin embargo, de acuerdo con las Fuerzas Armadas ucranianas, ninguno de los 18 proyectiles rusos alcanzó su objetivo.

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