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Soledar: cómo conquistar una ciudad "sin valor estratégico" se convirtió en una "gran victoria" para Rusia
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La batalla de Soledar

Soledar: cómo conquistar una ciudad "sin valor estratégico" se convirtió en una "gran victoria" para Rusia

En otros momentos, la conquista de Soledar habría pasado sin apenas atención. Y, sin embargo, para Rusia ahora es motivo de celebración casi como si hubiera caído la defensa de Numancia

Foto: Un 'howitzer' alemán operado por el Ejército ucraniano cerca de Soledar. (Reuters/Clodagh Kilcoyne)
Un 'howitzer' alemán operado por el Ejército ucraniano cerca de Soledar. (Reuters/Clodagh Kilcoyne)

“El Grupo Wagner controla el territorio de Soledar”. Con estas palabras, las fuerzas rusas anunciaron la presunta conquista de este enclave del Donbás que, si se confirma, sería la primera victoria rusa desde su estrepitosa retirada de Jersón. Ucrania, por el momento, no ha confirmado la pérdida de Soledar, y los últimos reportes apuntan a que las tropas rusas controlarían el centro de la ciudad mientras los ucranianos preparan un repliegue estratégico desde las afueras.

Soledar, 20 kilómetros al noreste de Bajmut, ha sido escenario de “la más feroz de las batallas”. Una suerte de “picadora de carne” —según la han denominado numerosos analistas— contra la que se han estrellado durante meses, acumulando bajas masivas. Sin embargo, el valor estratégico militar del enclave es reducido, más allá de las ganancias acumulativas de terreno controlado por Rusia.

Con poco más de 10.400 habitantes en 2021, Soledar apenas cumple el apelativo de ciudad. Un pueblo con una única carretera junto a la que se colocan un par de filas de casas y poco más. En otros momentos de la invasión, la conquista de Soledar habría pasado sin apenas atención tanto por la propaganda rusa como por los medios de comunicación. Y, sin embargo, para Rusia ahora es motivo de celebración casi como si hubiera caído la defensa de Numancia. Una actitud dice mucho del momento de la guerra para Moscú.

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Soledar "no tiene mucho valor estratégico, más bien es un objetivo simbólico", afirma María Popova, investigadora sobre Ucrania de la Universidad McGuill. A diferencia del eje Kreminna-Svatove en Lugansk (cruce de rutas logísticas) o la propia Bajmut, condición casi sine qua non para avanzar hacia ciudades más importantes como Kramatorsk o Sloviansk, la dramática y sangrienta ofensiva sobre Soledar perdió hace meses su sentido estratégico.

Cuando los rusos controlaban un amplio territorio en la zona noreste de Ucrania, un avance desde Soledar reforzaría una “pinza” desde el sur para rodear a centenares de tropas ucranianas en el extremo noreste de la provincia de Donetsk y, una vez forzados a retirarse para evitar ser rodeados, poder avanzar cómodamente hacia Sloviansk. Pero los rusos se retiraron de la zona, en la provincia de Járkov, a mediados de septiembre. Ahora, esa estrategia ya no tiene sentido.

Sin embargo, el enclave sí que implica una victoria más política. Primero, para Rusia en su conjunto, que puede —después de meses con los frentes congelados y el gran golpe psicológico de retirarse de Jersón— celebrar una victoria sobredimensionada. “Rusia quiere desesperadamente algún tipo de victoria tras meses de derrotas y retiradas. Ese es el principal valor simbólico”, defiende Popova.

“Soledar es en realidad el punto más importante de la defensa ucraniana (...) La destrucción de este centro de transporte es una de las tareas más importantes de las tropas rusas de camino hacia la siguiente línea de defensa de Ucrania, el eje de Avdiivka a Sloviansk”, celebraba el bloguero militar ruso Alexander Kots.

Pero quizá especialmente para el líder de los mercenarios Wagner, Yevgeny Prigozhin, que se ha apresurado a reclamar todo el mérito de la victoria. Prigozhin, que confiaba haber logrado mayores avances en la ciudad de Bajmut este otoño e invierno, cambió de foco esta última semana. Apenas unos días antes de la entrada de las tropas rusas en el centro de Soledar, el entorno del líder mercenario publicaba unas fotografías presuntamente tomadas en las minas de sal de Soledar, declarándolas “estratégicas” tanto económica como militarmente por sus “defensas únicas e históricas”.

“El grupo Wagner desempeña un papel importante en el ataque a Soledar, pero no son los únicos implicados. También hay varios batallones de paracaidistas de élite y fuerzas de las [autoproclamadas] Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk”, puntualiza Huseyn Aliyev, analista en Europa Central y del Este de la Universidad de Glasgow. Sin embargo, en el comunicado con el que el Grupo Wagner anunció la toma de Soledar, los mercenarios insistieron en que “ninguna otra unidad, más allá de los luchadores de Wagner, tomó parte del asalto a Soledar”. El comunicado va más allá: “La fase activa de lucha por Soledar duró más de cuatro meses, pero la defensa de las Fuerzas Armadas de Ucrania no cedió ante las unidades del Ejército regular [ruso] que fueron retiradas del frente. Al Grupo Wagner le tomó poco más de dos semanas tomar la ciudad directamente”.

Vendiendo Soledar como una gran victoria enteramente resultado de los esfuerzos de Wagner, Prigozhin se apunta un tanto más en su carrera política por escalar puestos en el Kremlin y deja, además, en un triste lugar a las tropas regulares y los generales oficiales, que no solo habrían ordenado la retirada de Jersón —estratégicamente necesaria—, sino que no han logrado avances en otros teatros de la guerra. "La tensión entre Prigozhin y Shoigu [ministro de Defensa], Valery Gerasimov [nombrado este mismo miércoles comandante general de la ofensiva] ha ido en aumento, por lo que este puede ser el momento de Prigozhin para anotarse un punto decisivo sobre los generales conquistando una nueva ciudad, dado que el Ejército ruso no ha conseguido avanzar en meses", apunta por su parte Popova.

Foto: Un tanque ucraniano en Bakhmut. (Reuters/Zohra Bensemra)

Sobre el mapa, los casi 1.300 kilómetros de frente apenas han variado durante el invierno, con los únicos avances metro a metro en el Donbás.

Bajmut es desde hace semanas uno de los puntos más intensos y mortíferos de la guerra en Ucrania, y una importante batalla simbólica entre Moscú y Kiev. Sin embargo, seis meses después de que Rusia concentrara gran parte de sus esfuerzos en este punto, el enclave todavía resiste. Al norte, en Lugansk, el Ejército ruso ha fortificado sus posiciones, a la espera de una gran contraofensiva ucraniana que de momento no se ha materializado. Tan solo se llevaron a cabo intercambios de artillería a larga distancia entre las dos fuerzas. Sigue siendo, sin embargo, uno de los puntos más clave para dicha contraofensiva ucraniana, según ha sugerido hace apenas unos días la inteligencia británica en uno de sus informes de situación.

Foto: Militares ucranianos disparan con un sistema de cohetes de lanzamiento múltiple BM21 Grad en primera línea en la frontera de las regiones de Kharkiv y Lugansk. (Reuters/Vitalii Hnidyi)

El segundo es la región de Zaporiyia, en el sur, que ha sufrido un fuerte fuego de artillería en los últimos días. Las fuerzas de Kiev refuerzan posiciones en la capital de la región y Rusia, ante la posibilidad de una ofensiva hacia el sur sin tener que cruzar el Dniéper, afianza la defensa de las ciudades que ya controla. Los rusos dominan casi toda la provincia, incluida la central nuclear, lo que dificulta la movilidad en la zona. "Desafortunadamente, la situación solo está empeorando... Es casi imposible llegar a la ciudad de Zaporiyia a través de Vasylyivka. En las últimas tres semanas, solo cuatro personas han podido pasar", dijo el alcalde de la ciudad, Ivan Fedorov.

Por último, la gran incógnita del frente está en Bielorrusia. Ya se demostró a principios de la invasión, cuando se armó una columna de tanques rusos para atacar Kiev, que Lukashenko puede facilitar a Moscú su Estado para usarlo como lanzadera hacia el flanco norte de Ucrania. Y durante los últimos meses, se han desplazado hasta la frontera, gran cantidad de vehículos pesados y armamento. Además, las fuerzas armadas de Bielorrusia y los batallones del Kremlin han estado realizando ejercicios militares conjuntos a escasos kilómetros de la frontera. Sobre esto, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha advertido a las zonas limítrofes con Bielorrusia, donde pide “estar preparados” ante un posible ataque o sabotaje.

“El Grupo Wagner controla el territorio de Soledar”. Con estas palabras, las fuerzas rusas anunciaron la presunta conquista de este enclave del Donbás que, si se confirma, sería la primera victoria rusa desde su estrepitosa retirada de Jersón. Ucrania, por el momento, no ha confirmado la pérdida de Soledar, y los últimos reportes apuntan a que las tropas rusas controlarían el centro de la ciudad mientras los ucranianos preparan un repliegue estratégico desde las afueras.

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