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Buques de guerra a 15 kilómetros de Taiwán: la respuesta de China cruza una nueva línea
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Acorralados por el gigante asiático

Buques de guerra a 15 kilómetros de Taiwán: la respuesta de China cruza una nueva línea

China ha respondido al viaje de Nancy Pelosi a Taiwán con maniobras militares a solo 15 kilómetros de Taiwán. No es la primera vez que se acerca a la isla, pero ahora es diferente

Foto: Un hombre mira las noticias relacionadas con el Ejército Popular de Liberación tras el aterrizaje de Nancy Pelosi en Taiwán. (EFE/Jerome Favre)
Un hombre mira las noticias relacionadas con el Ejército Popular de Liberación tras el aterrizaje de Nancy Pelosi en Taiwán. (EFE/Jerome Favre)

Solo 15 kilómetros. La distancia entre la Gran Vía de Madrid y el Aeropuerto de Barajas. Esto es lo que separa los buques de China de la isla de Taiwán como respuesta a la visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, a la isla. El gigante asiático ha calificado la visita como una "flagrante provocación política" y una "violación maliciosa" de la soberanía del país. El presidente Xi Jinping había advertido de que "quien juega con fuego se quema" y las acciones militares de China han empezado a responder a estas amenazas.

Minutos después del aterrizaje de Pelosi, el Ejército Popular de Liberación (EPL) anunció las maniobras que ya han comenzado este jueves y que comprenden prácticas con fuego real y el cierre del espacio marítimo y aéreo en seis zonas alrededor de la isla. Por otro lado, varios usuarios de redes sociales han compartido vídeos de la playa de la ciudad de Xiamen, en la costa suroeste de China y separada de Taiwán por un estrecho, en la que circulaban tanques de guerra. Las fuerzas taiwanesas, por su parte, han desplegado un sistema de misiles de defensa aérea para monitorear las actividades.

Según ha explicado el Ministerio de Defensa de la isla, las "importantes" maniobras con fuego real que ha empezado esta mañana el Ejército chino alrededor de Taiwán se prolongarán hasta el domingo y equivalen a un "bloqueo marítimo y aéreo".

Según medios taiwaneses, los simulacros chinos han afectado a 18 rutas aéreas internacionales de la isla y más de 900 vuelos se han visto obligados a modificar su ruta.

Foto: Unos turistas frente a los buques portacontenedores en las aguas del lugar escénico de 68 millas náuticas, uno de los puntos más cercanos de China continental a la isla de Taiwán, en la isla de Pingtan. (Reuters/Aly Song)

La cartera de Transporte taiwanesa declaró que los barcos que lleguen a o salgan de Taiwán tendrán que "sortear" las zonas de prácticas y advirtió de que, pese a que los trayectos "solo tomarán unas horas más", el "impacto acumulado" se notará en el futuro si los ejercicios militares chinos "se prolongan" en el tiempo.

Las acciones militares suponen la escalada del conflicto por el que China reclama la soberanía de la isla, que cuenta con un Gobierno votado democráticamente. A diferencia de episodios de tensión anteriores, las maniobras del gigante asiático tendrán lugar a unos 15 kilómetros de la costa de Taiwán. Mucho más cerca de los simulacros con fuego a los que estábamos acostumbrados. En este caso, la estrategia del 'miedo' por parte de China ha ido más lejos.

La respuesta de China a la visita de un alto representante del Gobierno estadounidense era de esperar, según expertos, y corresponde a las advertencias de Pekín. Washington no ha anunciado una respuesta militar por el momento, pero el secretario de Estado, Antony Blinken, advirtió antes del aterrizaje de Pelosi en Taiwán de que China no debería involucrarse en ninguna actividad que suponga una escalada en el conflicto. Estados Unidos proporciona a Taiwán armamento defensivo, según establece un acuerdo firmado entre los dos países, pero todavía no ha sido claro sobre si defenderá la isla en caso de una invasión china.

Un enfrentamiento abierto entre Estados Unidos y China podría tener graves implicaciones económicas para este último. Además, podría afectar seriamente a una economía china que no pasa por su mejor momento. Por otro lado, Estados Unidos tiene un gran frente abierto en la guerra de Ucrania, y encarar directamente al gigante asiático puede convertirse en un problema demasiado grande.

Foto: Un F-16 taiwanés supervisa un caza chino mientras transita cerca de Taiwán. (EFE/Fuerza Aérea de Taiwán)

Sin embargo, todos los frentes están abiertos. "En Europa, tenemos que acostumbrarnos al hecho de que una confrontación militar entre EEUU y China no es una fantasía lejana, sino una opción realista con consecuencias de largo alcance para nuestras propias economías", alertaba Janka Oertel, directora del Programa de Asia del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, a El Confidencial.

La última escalada de tensión

Por ahora, China ha respondido con una escalada de tensión sin precedentes. Incluso peor que la tercera crisis del estrecho de Taiwán, en 1996, que estuvo marcada en ese caso por el viaje a Estados Unidos del entonces presidente de la isla, Lee Teng-hui. China disparó munición real y misiles alrededor de Taiwán, a 30 kilómetros de la isla.

Estados Unidos no se quedó de brazos cruzados y el Gobierno de Bill Clinton envió dos portaaviones a las aguas de Asia Oriental. El capítulo se cerró con una última prueba de misiles chinos y un ejercicio terrestre, aéreo y naval unos días después. Este es el último referente que tenemos sobre un enfrentamiento que envuelve a Estados Unidos, China y Taiwán, aunque el contexto ha cambiado mucho desde mediados de los noventa.

Una de las diferencias más importantes es que el viaje de Teng-hui fue informal, y en el caso de Pelosi ha sido una visita oficial de un represente de la política estadounidense. La primera consecuencia peligrosa de este viaje es que las amenazas militares de China nunca habían estado tan cerca de Taiwán. Tanto como para que la isla afirme que una parte de las mismas se realizará en sus aguas territoriales. La estrategia de Xi Jinping con esta demostración de fuerza de mayor intensidad puede estar marcada por el único objetivo de meter miedo y de manifestar su poder.

Unas fuerzas cada vez más armadas

Xi Jinping intenta aumentar ese poder a través de su Ejército y se estima que China es el segundo país del mundo que más gasta en sus fuerzas armadas, solo por detrás de Estados Unidos. No obstante, Washington ha alertado de que las cifras oficiales no son del todo transparentes y vaticina que su gasto en defensa es mucho mayor del que anuncian.

El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington ha afirmado que el crecimiento del presupuesto militar de China ha superado el crecimiento económico durante al menos los últimos 10 años. El otro temor de Estados Unidos es el arsenal nuclear de Pekín. A pesar de que los datos disponibles no indican que superará a Washington, sí se considera una amenaza para Occidente.

La importancia de las fuerzas armadas para China corresponde a la estrategia de Xi Jinping, secretario general del Partido Comunista chino desde 2012 y que ha hecho del nacionalismo su bandera. Desde que llegó al poder, dejó claro que quiere un Ejército limpio de corrupción y que posicione al gigante asiático como una superpotencia.

Foto: Nancy Pelosi en las noticias de Taipei, Taiwán. (EFE/ Ritchie B. Tongo)

El objetivo es lograr una completa modernización del EPL y, en 2049, convertirse en una fuerza militar global de primer nivel. "Lo razonable es trabajar con la hipótesis de que China llegue a convertirse en una potencia militar no inferior a ninguna otra, al menos en el ámbito regional asiático", sostiene un análisis del Instituto Español de Estudios Estratégicos. "Si esto ocurre, tendrá unas consecuencias muy serias en el orden internacional global, obligará a revisar muchas consideraciones de naturaleza estratégica y conviene no cometer errores que podrían costar muy caro más adelante", vaticina el documento.

Las Fuerzas Armadas de China ya no se muestran como un Ejército político, sino como una verdadera potencia y una amenaza para conflictos abiertos como el de Taiwán. El reto del EPL sigue siendo, a pesar de las mejoras, la falta de experiencia en el terreno en comparación con Estados Unidos. China no se ha visto envuelto activamente en una guerra desde 1979, cuando entró en conflicto abierto con Vietnam. Las herramientas militares no han sido, por lo tanto, probadas en el terreno.

Este podría ser otro argumento que podría frenar al gigante asiático a enfrentarse con Estados Unidos por el viaje de Pelosi a Taiwán. Sin embargo, China sigue decidida a llevar su plan de venganza. Hua Chunying, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, ha afirmado que las consecuencias de la visita de Pelosi a Taiwán no han acabado. "Las medidas en cuestión serán firmes, vigorosas y efectivas, y la parte estadounidense y las fuerzas independentistas de Taiwán las seguirán sintiendo", advirtió.

Foto: El ministro de Exteriores de Taiwán, Joseph Wu, recibe a la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUUU. (Reuters/Ministerio de Exteriores de Taiwán) Opinión

China puede ser impredecible y no hay garantías de que las amenazas se queden en eso y no se conviertan en un conflicto de mayor intensidad. Una de las esperanzas es que, tal y como han apuntado algunos expertos, la postura militar de Pekín sea frenar el compromiso de Estados Unidos en Taiwán y no una invasión.

Por ahora, la tensión sigue en un punto muy alto y China ha tomado también medidas económicas como mayor socio comercial de Taiwán. Pekín ha anunciado nuevas restricciones comerciales, que incluyen la suspensión de importaciones de algunas frutas y pescado, así como exportaciones de arena como material de construcción.

Una vía comercial amenazada

El impacto de las maniobras chinas no se limita a la intimidación de Taiwán y sus aliados. El estrecho que separa la isla del continente es uno de los más transitados del mundo por buques comerciales, por lo que su práctico cierre está destinado a crear turbulencias en las cadenas de suministro globales. Las sucursales locales de la administración de seguridad marítima de China han emitido múltiples advertencias para que los barcos eviten ciertos territorios. La Oficina Marítima y Portuaria de Taiwán, por su parte, ha instado a las naves a buscar rutas alternativas para acceder y salir de los siete puertos principales de la isla mientras duren los ejercicios militares chinos.

Foto: Foto: Reuters/Thomas Peter

Uno de los productos que más se verán afectados es, precisamente, uno de los más solicitados del mundo en estos momentos: el gas natural licuado (GNL). De acuerdo con reportes de Bloomberg, los proveedores de este combustible se están viendo obligados a desviar o retrasar varios buques metaneros que se encuentran en ruta hacia el norte de Asia.

Esto, en un momento en que gran parte del hemisferio norte intenta aprovisionarse de la máxima cantidad de GNL posible para llenar sus depósitos de cara a un invierno en el que los precios energéticos podrían batir nuevos récords si Rusia corta el grifo del gas a Europa. Los países que más dependen del combustible quieren asegurarse el suministro antes de este previsible aumento. Por ello, los precios 'spot' del gas natural en Europa y Asia ya se encuentran en su punto más alto en comparación con la época veraniega de años anteriores.

Más allá de los ejercicios militares, la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha demostrado el impacto global que un país puede ejercer al cerrar una ruta comercial marítima. El bloqueo durante meses a la exportación de grano ucraniano estuvo cerca de provocar una crisis alimentaria global. Una acción militar disruptiva similar por parte de China en el estrecho de Taiwán tendría efectos similarmente devastadores para las cadenas de suministro globales.

Solo 15 kilómetros. La distancia entre la Gran Vía de Madrid y el Aeropuerto de Barajas. Esto es lo que separa los buques de China de la isla de Taiwán como respuesta a la visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, a la isla. El gigante asiático ha calificado la visita como una "flagrante provocación política" y una "violación maliciosa" de la soberanía del país. El presidente Xi Jinping había advertido de que "quien juega con fuego se quema" y las acciones militares de China han empezado a responder a estas amenazas.

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