Honda ZR-V, un SUV híbrido de talla media con la eficiencia energética como premisa

Que Honda está comprometida con el objetivo de las emisiones cero es algo que ha quedado reafirmado con la presentación del nuevo Honda ZR-V. Las primeras palabras de Antonio Guimaraes, general manager Corporativo y de Comunicación de Honda Motor Europe, hicieron referencia a ese compromiso, al que Honda ya ha puesto fecha: neutralidad en carbono en 2040, y un compromiso total con la electrificación, que se manifiesta con una inversión prevista de 64.000 millones de dólares (58.600 millones de euros) en I+D para fortalecer y acelerar la electrificación en la próxima década

Para Honda, nuestro continente juega un papel fundamental en la estrategia de la electromovilidad por la exigencia del usuario europeo, y el nuevo ZR-V es un modelo que encaja perfectamente en nuestros gustos. Este modelo será la punta de lanza de una nueva generación de vehículos más eficientes, que lleven a un mayor ahorro de combustible y, por tanto, a la reducción de costes energéticos. En 2023, tras el ZR-V, verá la luz un nuevo CR-V híbrido enchufable, así como el EY1 completamente eléctrico. E, igualmente, se destacó la llegada de la EM1e, la primera moto completamente eléctrica de Honda.

Kotaro Yamamoto, technical advisor de Honda, puso énfasis en el carácter que Honda ha querido imprimir en el ZR-V, para que ofrezca una sensación de seguridad y confianza a quien se ponga a volante. El ZR-V se corresponde con el nuevo concepto del SUV de tercera generación, un vehículo con mejor reputación social, que consuma menos y sea más eficiente. Entramos casi en disquisiciones filosóficas, pero, una vez nos ponemos al volante, empezamos a entender el sentido de esas palabras.

El fabricante japonés tiene como grupo objetivo del ZR-V a las familias, y la verdad es que este coche encaja perfectamente como vehículo para ese mercado. Echando un vistazo al catálogo de Honda, resulta muy sencillo encontrar el emplazamiento donde encajarlo, un espacio vacío entre el HR-V y el CR-V en el que faltaba un vehículo suficientemente polivalente que combine capacidad con dinamismo; y que entronca, por cuestiones técnicas, con el otro gran modelo de la marca, el Civic, aunque se trate de conceptos completamente diferentes.

Porque hay un montón de detalles comunes. El ZR-V comparte el mismo motor de combustión, un cuatro cilindros de 1.993 cc de ciclo Atkison e inyección directa que produce 143 CV. La plataforma pertenece a la misma familia del Civic y el CR-V. De hecho, la parte delantera es la misma que la del Civic, mientras que la parte trasera y el suelo (emplazamiento del depósito, batería) encajan con el CR-V. Es en la zona central donde la plataforma gana rigidez usando una nueva combinación de acero, para responder a las necesidades específicas del ZR-V.

Pero, a pesar de estas referencias comunes a los dos modelos más populares de la marca, el ZR-V, que mide 4,57 metros de largo por 1,84 de ancho y 1,62 de alto, es un vehículo con entidad propia, a través de una avanzada combinación de tecnología.

Al motor de combustión, el ZR-V suma dos motores eléctricos, uno generador y otro propulsor, con los que alcanza el valor máximo de potencia, 184 CV, mientras que el par, disponible desde el principio, es de 315 Nm, un valor propio de un motor de tres litros. El cambio es automático, con una transmisión CVT de variador continuo, como en el Civic y el HR-V, y con levas metálicas tras el volante. Una caja que se convierte en un elemento fundamental para aportar estabilidad al consumo, que es el pilar fundamental de este modelo, que homologa 5,8 l/100 km en ciclo combinado WLTP.

Dispone de cuatro modos de conducción, Normal, Eco, Sport y Snow (nieve), así como una variada selección de asistentes: arranque en subida, descenso de pendientes, asistente de conducción ágil, asistente de cambio de carril y de mantenimiento de carril… En materia de seguridad tiene un equipamiento excepcional, con nada menos que 11 airbags y un amplio número de funciones de seguridad tanto activas como pasivas. En este sentido, el ZR-V es un vehículo de primer nivel gracias a la implementación de la tecnología Sensing desarrollada por Honda, en la que destaca el empleo de una cámara de visión panorámica y un chip de procesamiento de imágenes de alta velocidad que mejoran el alcance y la precisión de la intervención de los sistemas de seguridad ante posibles colisiones, el sistema CMBS.

Eficiente

Podríamos decir que todo en el ZR-V gira en torno a la eficiencia. La gestión está a cargo del sistema IPV, unidad de tecnología inteligente, que analiza los datos y actúa. La IPV analiza la batería y su capacidad utilizable para hacer un uso lo más adecuado posible de la asistencia eléctrica.

La combinación de los dos motores eléctricos, uno generador y otro propulsor, con el de combustión está contralada por la IPV. En un entorno urbano, es el motor eléctrico el que ofrece propulsión. Cuando se requiere mayor aceleración, la IPV cambia a gestión híbrida: el motor de combustión se encarga de generar energía y el ZR-V se impulsa con el propulsor eléctrico. Cuando se alcanza una velocidad más elevada y constante, entre 80 y 130 km/h, la IPV hace que entre en acción únicamente el motor de combustión, dado que en ese rango es el sistema de propulsión más eficiente. Y por encima de esa velocidad, el motor eléctrico apoya al motor de combustión.

La premisa de la eficiencia y el consumo controlado no permiten alcanzar valores de prestaciones muy elevados en el ZR-V. En su ficha técnica, Honda declara una velocidad máxima de 173 km/h, y una aceleración de cero a 100 km/h en 7,9 segundos (8 segundos en la versión Advance), un dato que, como referencia, está ligeramente por encima de los registros del Civic: 7,8 segundos. Y eso que el peso del ZR-V, que varía entre 1.605 kilos y los 1.639 de la versión Advance, se va 71 kilos por encima del que anuncia el Civic.

Puede que no resulten muy llamativas estas cifras, pero son las lógicas en un vehículo que no busca valores máximos de rendimiento, sino máxima eficiencia. Eso le permite alcanzar ese consumo medio ya comentado de 5,8 l/100 km, una cifra muy real. Y el depósito tiene 57 litros de capacidad.

Sensaciones

Pero pasemos de la teoría a los hechos. Una vez dentro del ZR-V se comprende perfectamente la retórica empleada en la presentación para definir su habitáculo y los nuevos materiales empleados, que ofrecen un confort extraordinario. La posición al volante es agradable, mientras que los asientos, cómodos, se regulan de forma eléctrica y, en el caso del Advance, tienen función de memoria.

Uno de los aspectos que conviene destacar es la limpia y amplia visión que ofrece el salpicadero. La visibilidad es total, sin elementos que perturben, y con unos espejos retrovisores amplios y luminosos que ofrecen una sensación de visión global alrededor del coche. Eso da confianza y seguridad. El tacto del volante, que en la versión Advance es calefactado al igual que los asientos traseros, es muy agradable. El ZR-V carece de vibraciones ni sonidos extraños, y los kilómetros discurren con fluidez. El sistema de infoentretenimiento y la conectividad giran en torno a la pantalla TFT de 7 pulgadas, que es de 10,2 pulgadas en el Advance; y, además, dispone de función de llamada automática de emergencia eCall.

Las dos versiones calzan los mismos neumáticos, de medida 225/55 R18 sobre llantas de aleación; pero con kit de reparación en lugar de una rueda de repuesto, como ya suele ser habitual en muchos automóviles. Incorpora cristales de privacidad en las puertas posteriores, y la versión Advance dispone de techo solar. El maletero, que tiene apertura y cierre automáticos, cubica 370 litros de capacidad, y alcanza los 1.291 litros de capacidad con los asientos posteriores abatidos.

En marcha ofrece esa respuesta inmediata de la propulsión eléctrica, sin ruido ni vibraciones, sin sensaciones. La manejabilidad en la ciudad es notable, y puestos a andar por carretera, apenas se percibe el funcionamiento híbrido con el motor de combustión generando energía. Cuando superamos el umbral de los 80 km/h, en el que entra en funcionamiento el motor de combustión no se percibe el cambio de uno a otro. No hay vacíos, ni vibraciones, ni nada. El coche sigue respondiendo igual. Sólo la información que ofrece la instrumentación permite darnos cuenta de ello. Y si rodamos por encima de 130 km/h, ese punto a partir del cual el motor eléctrico asiste al de combustión, la sensación sigue siendo la misma.

En carretera de curvas optamos por emplear el modo Sport, que endurece la suspensión y permite disfrutar de mayor rigidez, y entonces el coche transmite mejores sensaciones. En modo Normal, cuando se conduce de forma dinámica (que no deportiva, porque este no es un coche con ese carácter, por más que en varias ocasiones durante la presentación se destacara esa particularidad), la suspensión está concebida para un ritmo más pausado, pensando en el confort.

Las sensaciones que ofrece el nuevo ZR-V son realmente positivas, pero dada la complejidad de sus sistema y la variedad de las combinaciones posibles de intervención, este coche se merece más tiempo para aprender a sacar todo su potencial. Sus futuros compradores tienen que aprender a utilizarlo, dedicarle un tiempo a leer su manual y hacer variadas probaturas. O simplemente maximizar su tecnología y ceñirse a ella. En cualquier caso, si lo que el usuario busca es un coche amplio y capaz, seguro, eficiente y con un consumo ajustado, es una interesantísima opción, que estará disponible en cinco colores y con dos tipos de acabado interior.

Está por ver su precio, porque este no se desvelará hasta el mes de julio. El ZR-V es una importante apuesta de Honda, pues en la marca prevén que en 2024 represente el 25% de sus ventas; seguramente a costa del CR-V, que actualmente copa entre el 30% y el 35% de las matriculaciones de Honda. Y es así porque el mercado de los SUV híbridos crece a pasos agigantados: si en 2018 suponía el 6% de su segmento, se prevé que en 2024 sean ya el 8%. Y Honda no se quiere quedar atrás.