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Oregón despenalizó las drogas duras para controlar el problema... pero no sirve de nada
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Oregón despenalizó las drogas duras para controlar el problema... pero no sirve de nada

La mayoría de los votantes ahora quiere deshacer un cambio pionero, ya que el consumo de drogas en los espacios públicos se ha vuelto desenfrenado

Foto: Una persona yace drogada en una calle de Portland, Oregón. (Alamy/Ronald Southern)
Una persona yace drogada en una calle de Portland, Oregón. (Alamy/Ronald Southern)
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Poco después de que Oregón se convirtiera en el primer estado en despenalizar todas las drogas, el agente José Álvarez dejó de detener a personas por posesión y empezó a poner multas con el número de una línea de ayuda para la rehabilitación.

La mayoría de las personas que fumaban fentanilo o metanfetamina en las calles de esta ciudad las hacían una bola y las tiraban al suelo. "Esas multas me parecían francamente una pérdida de tiempo", afirma Álvarez, que dejó de ponerlas unos meses después de que entrara en vigor la ley.

Después de casi tres años de un experimento que sus defensores esperaban que provocara una relajación de las leyes sobre drogas en todo EEUU, muchos en Oregón se han vuelto contrarios a la iniciativa de despenalización conocida como Medida 110, que fue aprobada con un 58% de apoyo en 2020.

Encontrarse a gente desparramada por las aceras y consumiendo fentanilo sin temor a las consecuencias se ha convertido en algo habitual en ciudades como Eugene y Portland. Los propietarios de negocios y los líderes locales están molestos, pero también lo están los votantes liberales que esperaban que la despenalización llevara a que más personas recibieran ayuda. En realidad, pocos consumidores de drogas aprovechan los nuevos programas de rehabilitación financiados por el Estado.

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Un nuevo cambio legislativo parece probable. Una coalición de funcionarios municipales, jefes de policía y fiscales de distrito ha pedido recientemente a la Administración estatal que vuelva a penalizar las drogas duras. Se está elaborando una propuesta de ley en este sentido para las elecciones del año que viene. Según una encuesta reciente, la mayoría de los habitantes de Oregón apoyan la idea.

El problema fundamental, según los funcionarios encargados de hacer cumplir la norma y los investigadores, es que la amenaza de penas de cárcel no se ha sustituido por un nuevo incentivo para que las personas que luchan contra la adicción busquen tratamiento. Se han emitido unas 6.000 multas por posesión de drogas desde que la despenalización entró en vigor en 2021, pero solo 92 personas han llamado y completado las evaluaciones necesarias para ponerlas en contacto con los servicios asistenciales, según la organización sin ánimo de lucro que gestiona la línea de ayuda.

La única sanción para quienes no llaman es una multa de 100 dólares, que rara vez se aplica. Antes de que la ley entrara en vigor, a las personas sorprendidas con pequeñas cantidades de droga se les solía dar a elegir entre la rehabilitación por mandato judicial o sanciones penales como la cárcel o la libertad condicional.

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"No era nada descabellado intentarlo, pero creo que entendieron mal la adicción", opina Keith Humphreys, profesor de Stanford que ha estudiado la medida. "Realmente tenían la suposición de que, si despenalizabas, la gente vendría corriendo diciendo: 'Por favor, dame tratamiento', pero la adicción no es como el cáncer, donde la gente haría cualquier cosa por recibir tratamiento".

El número de sobredosis mortales en Oregón hasta mayo de 2023 aumentó un 23% con respecto al mismo periodo del año anterior, hasta alcanzar las 1.500, según datos federales preliminares. Se trata del tercer mayor aumento del país, por detrás de Washington y Nevada.

Los defensores de la despenalización de las drogas achacan los continuos problemas de Oregón a las tendencias nacionales, como el aumento del letal fentanilo y el incremento de las personas sin hogar.

Dicen que la Medida 110 ya está teniendo éxito en uno de sus objetivos: mantener a la gente fuera del sistema de justicia penal por posesión de drogas. Alrededor de 4.000 personas fueron detenidas por delitos de drogas en Oregón en 2022, frente a 11.000 en 2020.

En lugar de usar la amenaza de la cárcel, los defensores de la despenalización aseguran que están persuadiendo a las personas para que reciban tratamiento haciéndolas hablar con exconsumidores.

Foto: Manifestación de la organización Lost Voices of Fentanyl frente a la Casa Blanca, en Washington. (Reuters/Elizabeth Frantz)

"Cuando la gente accede a los servicios voluntariamente..., eso es lo realmente poderoso y eficaz", opina Tera Hurst, directora ejecutiva de Health Justice Recovery Alliance, una organización sin ánimo de lucro centrada en la aplicación de la Medida 110.

Chris Wig, director ejecutivo de Emergence Addiction and Behavioral Therapies en Eugene, señala que, aunque ha aumentado el número de personas que están recibiendo apoyo de pares a través de programas financiados por la medida, ha caído el número de los que están recibiendo tratamiento. Indica que ha habido una caída del 25% en la participación en los programas de Emergence.

"Hay personas que antes recibían tratamiento y ahora no lo reciben", dijo. "Son personas que estaban implicadas en el sistema de justicia penal".

Un pionero arrepentido

Oregón fue el primer estado en despenalizar la posesión de marihuana, en 1973. Adoptar el mismo enfoque pionero para las drogas duras en 2020 resultó fácil, ya que la Medida 110 tuvo poca oposición.

Foto: Marihuana. (EFE)

Michelle Loew, empleada de una librería de 56 años en Eugene, votó a favor con entusiasmo. Admiradora de Grateful Dead, que ha experimentado con sustancias que alteran la mente, Loew apoyó durante mucho tiempo la liberalización de las drogas de Oregón para que se parecieran más a las de los Países Bajos. Pero, al ver florecer el consumo público de drogas en esta ciudad de 175.000 habitantes, temió haber votado en la dirección equivocada.

"Hay problemas constantes en toda la ciudad —no importa dónde vivas— con gente drogada", dice Loew, que se describe a sí misma como comunista. "Me enorgullezco de ser un poco cínica, pero obviamente fui muy ingenua".

Las llamadas por sobredosis a la policía de Eugene ascendieron hasta las 823 el año pasado, frente a las 438 de 2020. En lo que va de año, ha habido 858. Aunque los investigadores atribuyen el aumento de las sobredosis a la prevalencia del fentanilo y no a la medida de despenalización, el problema de las drogas se ha hecho más visible que nunca.

Las escenas protagonizadas por drogodependientes se repiten en el estado. Janina Rager, especialista en relaciones con la comunidad de la policía de Eugene, despertó a un hombre que estaba tirado delante de Gardner Floor Covering, una tienda familiar del centro. Le pidió que se marchara y limpiara la basura que le rodeaba, incluidos trozos de papel de aluminio que suelen utilizarse como envoltorios de metanfetamina o fentanilo.

Foto: Truchas que, isn saberlo, podrían estar ingiriendo metanfetamina. (Unsplash/@johnwernerphotography)

El propietario de la tienda, Matt Siegmund, dijo que el número de personas que merodean y consumen drogas frente a su tienda se ha duplicado desde que se aprobó la medida. "Ahora los clientes tienen miedo de entrar", afirma. Todas las mañanas, sus empleados tienen que limpiar la acera de residuos, que a menudo incluyen heces o agujas. "Cada vez es peor", afirma Siegmund. "Siento que la gente de la calle tiene más derechos que yo", añade.

Rager pasa con frecuencia para ahuyentar a la gente, pero el problema no cesa. El jefe de policía de Eugene, Chris Skinner, dijo que la mayoría de los agentes de su departamento, como Álvarez, han renunciado a poner multas por posesión de drogas. "No vemos que la gente se recupere como consecuencia de las multas, así que es difícil entusiasmarse con esa labor", afirma el jefe.

Foto: Pablo Escobar y María Victoria, en 1983. (Getty/Gamma-Rapho/Eric Vandeville) Opinión

Sin motivo para mantenerse sobrio

En Portland, se puede ver a ciudadanos explicando las variedades del fentanilo a los turistas que quieren saber qué estaba fumando todo el mundo en pequeños cuadrados de papel de aluminio. Había docenas de personas haciéndolo en la zona, algunas balanceándose como zombis, otras desplomadas en la acera.

El hombre explica que su detención hace tres años le motivó a desintoxicarse. Consiguió trabajo en una gasolinera y se mantuvo sobrio porque se lo exigían mientras estaba en libertad condicional. Pero, en cuanto terminó la libertad condicional el otoño pasado, volvió a las drogas. "No tenía ninguna razón para mantenerme limpio y sobrio después de eso", declara.

Los defensores de la Medida 110 esperan conseguir un efecto más duradero haciendo que la gente se someta voluntariamente a tratamiento. Joe Bazeghi, director de compromiso de Recovery Works Northwest, afirma que su organización, financiada por la nueva medida, está creando centros de rehabilitación para personas adictas al fentanilo y haciendo progresos para convencer a la gente de que solicite tratamiento.

Bazeghi cuenta que visita los campamentos de personas sin hogar de los alrededores de Portland, donde primero intenta ayudar a la gente con necesidades básicas como el seguro médico, la vivienda o la comida. Solo después empieza a hablarles de rehabilitación, basándose en su propia experiencia de recuperación. "Entramos como iguales", dice. "Todo el mundo nos ha acogido muy bien".

Foto: Uno de los hipopótamos de la hacienda Nápoles de Pablo Escobar (EFE)

Cambio de rumbo

Otros estados que parecían dispuestos a seguir el ejemplo de Oregón están echando el freno. A principios de este año, el gobernador demócrata de Washington, Jay Inslee, firmó una ley que aumenta los fondos para el tratamiento, al tiempo que mantiene las sanciones penales por posesión de drogas.

El senador estatal de Oregón, Floyd Prozanski, un demócrata de la zona de Eugene que preside un subcomité centrado en la Medida 110, afirma querer ver correcciones a la ley en la sesión legislativa del próximo año. Una idea sobre la mesa es sacar a la gente de las calles durante 72 horas después de una sobredosis. Prozanski se opone a recuperar las sanciones penales por posesión de drogas.

Max Williams, exdirector del sistema penitenciario del estado de Oregón, se mostró escéptico ante la posibilidad de que la legislatura estatal introduzca cambios adecuados en la ley. Dirige un grupo que prepara una medida para la votación del próximo año que volvería a tipificar como delito la posesión de drogas duras como el fentanilo, al tiempo que mantendría la nueva financiación para el tratamiento, que procede de los impuestos sobre el cannabis.

"Hay una vieja expresión que dice que los estados son los laboratorios de la democracia", dijo Williams. "Pero eso se distorsiona un poco cuando no eres el laboratorio, sino la rata de laboratorio".

* Contenido con licencia de The Wall Street Journal

Poco después de que Oregón se convirtiera en el primer estado en despenalizar todas las drogas, el agente José Álvarez dejó de detener a personas por posesión y empezó a poner multas con el número de una línea de ayuda para la rehabilitación.

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