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Holanda roba a España su protagonismo en el tráfico de cocaína con destino Europa
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47 toneladas de cocaína en Róterdam

Holanda roba a España su protagonismo en el tráfico de cocaína con destino Europa

Holanda y Bélgica eclipsan a la península Ibérica como puerta de entrada de cocaína a Europa, con grupos controlando el mercado con técnicas de los cárteles mexicanos

Foto:  Los cárteles mexicanos se mudan cada vez más a Países Bajos para producir metanfetamina. (EFE/Imane Rachidi)
Los cárteles mexicanos se mudan cada vez más a Países Bajos para producir metanfetamina. (EFE/Imane Rachidi)

Cuatro críos jugaban en un bosque cercano a su colegio de Primaria hace unos días en un pueblo holandés pegado a la frontera con Alemania cuando, entre arbusto y arbusto, se toparon con una bolsita abandonada. La abrieron y, curiosos, decidieron intentar reconocer el olor. Su siguiente parada fue el hospital. "Era una bolsa pequeña con restos de polvo blanco, y el análisis confirmó que era cocaína", explicó la policía holandesa. Los cuatro niños están en casa y en buen estado de salud, pero el incidente ha vuelto a recordar que ese polvo blanco inunda Holanda a unos niveles nunca vistos. Si bien Colombia sigue dominando las rutas de tráfico de cocaína desde Sudamérica, ahora Holanda y Bélgica han eclipsado a España como centro de drogas principal en Europa.

La oficina de Naciones Unidas contra las drogas y el crimen UNODC dibuja esta conclusión como una de las principales de su informe de este año. La creciente prominencia de las rutas vinculadas a Países Bajos y los puertos europeos del mar del Norte durante la última década, además del ascenso más reciente de la oferta del Cono Sur, puede haber sido fundamental para aumentar la disponibilidad de cocaína en Europa. Esta realidad también se refleja en el número de incautaciones hechas por los funcionarios holandeses: han descubierto casi 47 toneladas de cocaína el año pasado en el puerto de Róterdam, lo que ciertamente es inferior a las 70 toneladas de esta droga incautadas en 2021. En el puerto vecino de Amberes, las aduanas belgas detectaron un récord de 110 toneladas de cocaína el año pasado, 90 toneladas en 2021.

Foto: Instantánea del puerto de Róterdam, dominado por el narco. (EFE/Imane Rachidi)

A pesar de que parece haber un movimiento creciente del tráfico de cocaína hacia Amberes en los últimos años, los agentes de los dos países creen que la mayor parte de la droga procedente de Sudamérica se sigue canalizando hacia Holanda. Es más: muchos grupos de narcotraficantes que extraen la cocaína del puerto de Bélgica trabajan o están vinculados con organizaciones holandesas, y muchas veces tienen lazos familiares con los narcos holandeses, así que todo el negocio acaba quedándose en casa. Aunque, desde Holanda, la cocaína se distribuye después a países europeos y los grupos albaneses desempeñan "un papel importante en esto", en especial en el tráfico hacia Italia y la propia Albania, según UNODC. Los albaneses también controlan el mercado de las drogas que llegan al sudeste del Reino Unido desde puertos cercanos en Holanda y Alemania.

¿Qué tiene de especial Holanda como para robarle el negocio a España? Los Países Bajos siempre han sido una tierra estupenda para el comercio internacional, por su infraestructura, su posición en el mar del Norte, y es el país anfitrión del puerto más grande de Europa, el de Róterdam. Si a eso se añade que los narcos holandeses se han leído al pie de la letra el manual de los cárteles mexicanos y controlan ya a punta de pistola el mercado holandés y belga, entonces queda claro que el territorio es suyo, y los narcotraficantes que circulan por España tienen pocas oportunidades contra ellos. El informe sobre la cocaína hecho por Naciones Unidas dedica espacio a la violencia relacionada con las drogas en Holanda porque ha ocupado portadas estos años.

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Desde 2012, ha crecido la rivalidad mortal entre y dentro de las bandas de narcotraficantes rivales. Abundan los sicarios y la guerra entre estos grupos se ha cobrado muchas veces la vida de víctimas por error casi todos los años desde que comenzó la guerra, la MocroWar, como se la denomina en holandés. Esto quiere decir que todos los años asesinan al menos a una persona que nada tiene que ver con su negocio. Algunos de los asesinatos más sonados incluyen al hermano, el abogado y a un periodista-confidente de un testigo protegido contra el cabecilla del crimen organizado, Ridouan Taghi, que está en la cárcel esperando condena. Lo han detenido en 2019, en un operativo internacional que lo localizó escondido en Dubái en una zona de chalés acomodados, donde llevaba años huyendo de la policía holandesa.

Desde la cárcel, Taghi está intentando impedir que cualquier testigo declare en su contra. Así que se sospecha que tiene amenazados a los familiares de sus colaboradores y nadie se atreve a abrir la boca, lo que hace aún más complicado el trabajo de la policía. Los posibles testigos conocen las consecuencias. Como bien dice la ONU, a diferencia de "los patrones encontrados en la década anterior, parece que los sicarios contemporáneos en el inframundo criminal holandés también llevan a cabo ataques deliberados contra personas no asociadas" con su mundillo, como es el caso del periodista holandés Peter R. de Vries, que había dedicado su vida a investigar el crimen organizado, y cuando empezó a ayudar a un testigo protegido, dos sicarios le pegaron varios tiros en el centro de Ámsterdam, a plena luz del día.

Foto: Ceremonia de cambio de mando en las fuerzas armadas holandesas. (EFE/Remko De Waal)

Estos criminales, dispuestos a cualquier cosa por proteger su negocio, han cortado una cabeza y la han dejado expuesta delante de un bar frecuentado por el líder de la banda rival. Han quemado el cuerpo en un coche. Han acribillado a tiros a la persona que había intentado intermediar entre los dos grupos para apaciguar las tensiones. Han usado drones para el contrabando de productos dentro de la cárcel donde está su jefe. Incluso han preparado una fuga alquilando un helicóptero y un piloto, aunque el plan fracasó cuando lo descubrió la policía. Y ahora tienen amenazado al primer ministro, Mark Rutte, y a la princesa heredera, Amalia, y las autoridades que les protegen no descartan un posible intento de secuestro. Desde luego, tienen intimidadas las calles de Holanda, y también las de la costa del sur, donde han matado a algún que otro colaborador que se la ha jugado.

El aparato policial, fiscal y aduanero de Holanda ha intensificado sus esfuerzos en los últimos años frente al aumento del tráfico de cocaína. Ahora están trabajando en colaboración con los países sudamericanos donde se origina la cocaína que llega al mercado europeo, y han reforzado las medidas para detectar y luchar contra la corrupción de los trabajadores portuarios. Esto último es una estrategia clave, porque los sobornos a los empleados del puerto hacen posible la continuidad del negocio y la salida de la droga desde el embarcadero. Además, Holanda y Bélgica han pedido ayuda a las compañías navieras para combatir este problema, y colocarán contenedores con un sello digital que emitirá una señal de advertencia.

Pero el reto es cada vez mayor: las últimas cifras disponibles de la producción mundial de cocaína a nivel mundial son de 2020, y se estima en unas 2.000 toneladas, pero varios indicadores señalan que la producción sigue aumentando a niveles récord. Primero, porque las incautaciones de cocaína en Europa en 2021 y 2022 ya se acercan a las 2.000 toneladas. Y, en segundo lugar, porque el número de hectáreas sembradas con plantas de coca en Colombia ha aumentado de forma muy pronunciada en los últimos años. Más hojas de coca son más cocaína en el mercado. Lo que la ONU tiene claro es que el mercado en Europa está en un proceso de consolidación, y concluye esto basándose en indicadores como el precio y la pureza de la cocaína detectada en la calle. Ambos han crecido en Europa y ahora están prácticamente en el mismo nivel que EEUU. Solo el consumo europeo está a la zaga del estadounidense.

Cuatro críos jugaban en un bosque cercano a su colegio de Primaria hace unos días en un pueblo holandés pegado a la frontera con Alemania cuando, entre arbusto y arbusto, se toparon con una bolsita abandonada. La abrieron y, curiosos, decidieron intentar reconocer el olor. Su siguiente parada fue el hospital. "Era una bolsa pequeña con restos de polvo blanco, y el análisis confirmó que era cocaína", explicó la policía holandesa. Los cuatro niños están en casa y en buen estado de salud, pero el incidente ha vuelto a recordar que ese polvo blanco inunda Holanda a unos niveles nunca vistos. Si bien Colombia sigue dominando las rutas de tráfico de cocaína desde Sudamérica, ahora Holanda y Bélgica han eclipsado a España como centro de drogas principal en Europa.

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