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Aquí viene el fentanilo: este opioide sintético ya ha matado a miles de personas
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heroína de diseño, en europa y españa

Aquí viene el fentanilo: este opioide sintético ya ha matado a miles de personas

Desde 2013, este compuesto ha acabado con la vida de Prince y otras 5.600 personas en Estados Unidos y Canadá. El fentanilo ya está en Europa y las autoridades, en tensión.

Foto: Cantidad mínima para matar a una persona con heroína, fentanilo y carfentanilo (Policía de Nueva Hampshire)
Cantidad mínima para matar a una persona con heroína, fentanilo y carfentanilo (Policía de Nueva Hampshire)

Antes de acabar con la vida de Prince el 21 de abril de 2016, el fentanilo -un primo sintético de la heroína aunque 50 veces más potente- ya había acabado con la vida de varios miles de estadounidenses y lo siguió haciendo en los meses posteriores. En los últimos cuatro años, este opioide ha fulminado por sobredosis a más de 5.000 ciudadanos en Estados Unidos y otros 600 en Canadá.

Foto: Dos antiguos managers de ventas de Insys salen de la corte neoyorquina el pasado verano. (Reuters/Nate Reymond)

Esta semana, Jeremy Douglas, un alto cargo de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, ha advertido que una epidemia de opiáceos sintéticos podría producirse en cualquier país europeo de la misma forma que lo ha hecho en Estados Unidos. Al principio, los traficantes emplean esta sustancia, catalogada como químico de investigación, para cortar la heroína, añadiéndole potencia a un coste muy bajo. Luego, poco a poco, los consumidores van queriendo más potencia y acaban sustituyendo directamente la heroína por un análogo sintético, ya sea el fentanilo o un derivado: el carfentanilo, el ocfentanilo o el acrilfentanilo son de los más habituales.

En 2015, se detectaron opioides en un 81% de las muertes por sobredosis que hubo en Europa, pero ya hace años que varios países de nuestro entorno, como Reino Unido, Bélgica o Alemania, han registrado fallecimientos por estas causas en las que el fentanilo estaba presente. Según el último Informe Europeo sobre Drogas, publicado hace unas semanas, en el último ejercicio analizado se produjeron 287 incautaciones de fentanilo y sus derivados en 10 países europeos. En España, hasta el momento, no hemos tenido que lamentar ninguna muerte, aunque eso no quiere decir que la droga no esté ya entre nosotros.

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En febrero de 2017, Mireia Ventura y otros publicaron en el International Journal of Drug Policy una investigación conjunta entre el Instituto de Investigaciones Médicas Hospital del Mar y el colectivo Energy Control, especializado en reducción de riesgo en el consumo de drogas, sobre estos nuevos opiáceos.

Contactaron con cuatro usuarios que habían adquirido heroína a través de la 'deep web' o internet profunda, dos de ellos lo hicieron desde Madrid: en marzo de 2015 y junio de 2016. Ambas muestras contenían la misma composición: ocfentanilo, cafeína y paracetamol. Ni un nanogramo de heroína, aunque no hizo falta para que uno de ellos describiera síntomas de "analgesia" y de "náusea".

Dos de los usuarios que habían adquirido heroína a través de la internet profunda lo hicieron desde Madrid: en marzo de 2015 y junio de 2016

"Hasta ahora, las epidemias de sobredosis provocadas por heroína adulterada con fentanilos se circunscribían a lugares geográficos concretos, y era posible interrumpir su distribución y controlar los daños", explican los autores, "pero si esta tendencia se extiende a la heroína vendida en la web profunda, los brotes pueden darse en cualquier lugar del mundo, lo que presenta nuevos retos para lo que ya es, de por sí, un asunto complicado".

Al principio, en efecto, era posible concretar los escarceos de los ciudadanos europeos con el fentanilo. Asomó la cabeza hace más o menos una década en Estonia, donde en los últimos años ha provocado docenas de muertes por sobredosis. Más recientemente, en torno a 2011, las autoridades del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías empezaron a ver el nombre en países que en aquel momento estaban afectados por una escasez de heroína, como Bulgaria o Eslovaquia. Más tarde fue Finlandia, luego Reino Unido o Alemania.

En verano de 2016, Suecia ilegalizó los derivados del fentanilo tras registrar 20 muertes por acrilfentanilo. Otras dos personas murieron en Dinamarca.

En septiembre del mismo año, un chico belga de 17 años es encontrado muerto en su casa. Acababa de esnifar un polvo marrón que había comprado con bitcoins en la internet profunda. Es la primera muerte registrada en Europa por ocfentanilo, el compuesto encontrado en las muestras españolas. Los análisis revelaron que el polvo marrón también contenía cafeína y acetaminofeno, otro nombre para el paracetamol.

Historia 'oficial' del fentanilo

Las nuevas drogas de diseño suelen compartir un pasado elegante, no turbulento: creadas en laboratorios de importantes universidades o potentes farmacéuticas con la intención de ofrecer una nueva terapia a enfermedades. En el caso del fentanilo no es distinto. Fue sintetizado en 1960 por el físico belga Paul Janssen, fundador de una farmacéutica del mismo nombre que, un año más tarde, fue adquirida por Johnson & Johnson.

El fentanilo tiene, por lo general, buena prensa en la historia de la medicina por su uso como anestésico: principalmente a través de parches transdérmicos que liberan el narcótico durante hasta 72 horas, muchos pacientes de cáncer o en cuidados paliativos se han beneficiado de sus propiedades para reducir el dolor. Pero esta particularidad tiene un lado oscuro: en Australia, muchos drogadictos comenzaron a calentar los parches en zumo de limón o vinagre para inyectarse luego el mejunje resultante. Entre 2001 y 2011 murieron 136 personas por sobredosis de fentanilo en Australia. A un 64% de las víctimas nunca les habían sido prescrito los parches, sólo disponibles con receta médica.

En Australia, muchos drogadictos comenzaron a calentar los parches de fentanilo en zumo de limón o vinagre para inyectarse luego el mejunje

En España, la prescripción legal de fentanilo lleva aumentando desde hace unos años. Además, se produce la paradoja de que, mientras el consumo de heroína va reduciéndose año tras año, el de sus análogos o sustitutos no para de crecer.

Al tratarse de una sustancia de muy baja presencia pero muy alta mortalidad, las autoridades españolas no le han prestado demasiada atención hasta el momento. En la última Encuesta Sobre Alcohol y Drogas en España, de 2016, la palabra opioide no aparece una sola vez en ninguna de las 102 páginas del informe, ni siquiera bajo el apartado "Nuevas sustancias". Versiones anteriores de la encuesta, de 2011 y 2013, sí que incluían preguntas sobre químicos de investigación usados como drogas, pero la baja prevalencia de uso hizo a sus responsables prescindir de ellas en esta última edición.

Cuando los investigadores de Energy Control y el Hospital del Mar detectaron ocfentanilo en España en marzo de 2015, no encontraron nada de información al respecto en el 'internet superficial' y las autoridades ni siquiera sabían lo que era, pero se acabaron enterando. El 2 de octubre de ese año, volvió a aparecer y el Ministerio de Sanidad, a través de su Sistema Español de Alerta Temprana, lo declaró detectado por primera vez en nuestro país, pese a que ya llevaba meses rondando peligrosamente la sangre de algunos de sus habitantes.

Antes de acabar con la vida de Prince el 21 de abril de 2016, el fentanilo -un primo sintético de la heroína aunque 50 veces más potente- ya había acabado con la vida de varios miles de estadounidenses y lo siguió haciendo en los meses posteriores. En los últimos cuatro años, este opioide ha fulminado por sobredosis a más de 5.000 ciudadanos en Estados Unidos y otros 600 en Canadá.

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