Greg Becker, director ejecutivo de SVB, fue testigo del ascenso meteórico y la caída fulminante del banco
El líder de Silicon Valley Bank y sus principales lugartenientes proyectaban optimismo en un sector bancario más conocido por su cautela
Greg Becker y dos de sus principales lugartenientes, el director financiero Daniel Beck y el presidente Michael Descheneaux, estaban al timón del Silicon Valley Bank mientras éste se subía a una ola de tipos bajos y políticas de dinero fácil. El año pasado, cuando el mundo cambió y la Reserva Federal empezó a subir los tipos al ritmo más rápido en décadas, casi lo ignoraron, apostando a que los tipos de interés bajarían y centrándose en el auge y caída de la industria tecnológica.
Becker, de 55 años de edad, había sido director ejecutivo desde 2011, y convirtió SVB en uno de los 20 bancos más grandes de EEUU. En un momento en que otros bancos se retiraron de todo lo que parecía riesgo postcrisis, SVB estaba dispuesto a trabajar con nuevas empresas con beneficios limitados pero gran potencial. Los ejecutivos tenían una visión optimista más propia de empresarios tecnológicos que de directivos de bancos. También solían pedir a esas empresas que realizaran sus operaciones bancarias casi exclusivamente con SVB.
"Suelo decirle a la gente que tengo el trabajo bancario más genial de todo el mundo", dijo Becker en un podcast de 2019. "En Silicon Valley Bank, trabajamos con las empresas más geniales de todo el mundo".
Durante años, esa estrategia dio sus frutos. Los depósitos se dispararon un 86% en 2021, mientras que las acciones de la compañía subieron un 75%, después de subir un 54% en 2020.
Pero también aparecieron escépticos. A algunos les preocupaba el crecimiento vertiginoso de la empresa, y otros empezaron a apostar contra las acciones. Hace un año, el 1,4% de las acciones de la empresa habían sido vendidas en corto por inversores bajistas, pero esa cifra se disparó al 6,7% a finales del año pasado, según S3 Partners, que rastrea los datos de ventas en corto. El año pasado, las acciones del banco cayeron un 66%. Las acciones de SVB bajaron un 54% en el año que terminó el pasado jueves, último día de cotización de la empresa.
El banco estuvo sin responsable de riesgos durante la mayor parte del año pasado, después de que Laura Izurieta dejara el cargo en abril y su sucesor no fuera anunciado hasta enero. La salida de Izurieta fue revelada por primera vez por el banco la semana pasada.
El sector tecnológico atravesó tiempos difíciles el año pasado. La Reserva Federal subió los tipos enérgicamente, haciendo que los inversores estuvieran menos dispuestos a asumir riesgos. Las empresas de criptomonedas implosionaron, el mercado de OPI se secó y el Nasdaq perdió un 33%, su mayor caída desde la crisis financiera de 2008.
Pero SVB siguió apostando a que los tipos estaban a punto de bajar. El año pasado, SVB rescindió o dejó expirar coberturas de tipos sobre más de 14.000 millones de dólares en valores a lo largo del año, según su informe financiero de fin de año. A finales de 2022, el banco prácticamente no tenía coberturas de tipos de interés en su enorme cartera de bonos.
A mediados del año pasado, SVB comunicó en una presentación a los inversores que estaba "cambiando el enfoque hacia la gestión de la sensibilidad a la baja", o, lo que es lo mismo, protegiéndose por si los tipos volvían a caer.
Becker, Beck y Descheneaux no han hecho declaraciones públicas desde la quiebra del banco. Ninguno de los tres pudo ser localizado para hacer comentarios el lunes. En una conferencia la semana pasada, tres días antes de su banco se derrumbase, Becker afirmó que era "un gran momento para iniciar una empresa".
"Mirad la tecnología agrícola, la financiera, la limpia, la sanitaria, la medicina personalizada”, decía entonces Becker. "Literalmente todo el abanico. Hay cosas interesantes en todas las categorías".
En otra conferencia celebrada el mes pasado, Beck declaró que el hecho de que SVB se centrara en los sectores de la tecnología, la sanidad y las ciencias de la vida no suponía un riesgo de concentración excesivo, citando las distintas especialidades de los clientes en esos sectores y los negocios del banco en el extranjero.
Becker se incorporó a SVB en 1993 como un agente de crédito veinteañero. Beck, de 50 años, es el más nuevo de los tres, ya que se unió a SVB como jefe de finanzas en 2017. Descheneaux, de 55 años, se incorporó a mediados de los 2000.
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Descheneaux trabajó como director financiero antes de convertirse en presidente. Mientras ejercía como director financiero, también supervisó el brazo de inversión de 3 mil millones de dólares de la compañía llamado SVB Capital, según publicó la compañía en 2017.
Beck sucedió a Descheneaux como director financiero ese mismo año. Se trasladó a SVB desde Bancwest Corp., donde había ejercido el mismo cargo. Fue patrocinador ejecutivo del grupo de recursos para empleados negros de SVB, según una biografía de la empresa.
En Bank of the West, Beck dirigió la primera presentación de la empresa a la prueba de resistencia anual de la Reserva Federal, según la biografía. Su carrera profesional también incluye trabajos en Wells Fargo, Freddie Mac, E*Trade y Deloitte.
Becker creció en el noreste de Indiana, donde su padre dirigía una empresa de suministros empresariales, según Investor's Business Daily. Tras licenciarse en la Universidad de Indiana, empezó a trabajar en un banco de Detroit. Ese banco acabó pidiéndole que trabajara en su oficina de California y, mientras estaba allí, fue contratado por SVB, según la prensa.
Al principio trabajaba con empresas de software clientes del banco en Palo Alto, California, antes de trasladarse a Boulder, Colorado, donde abrió la oficina de SVB en 1996. Becker fue nombrado presidente de SVB en 2008 y director ejecutivo tres años más tarde.
Un empleado describió a Becker como el banquero personal por excelencia y muy apreciado dentro del banco. Tenía una visión del futuro del sector tecnológico, hablaba su idioma y estaba dispuesto a apostar por sus clientes. "Era un director ejecutivo que trabajaba para el público al que se dirigía", afirmó el empleado.
En 2015, Becker declaró ante el Comité Bancario del Senado que los bancos más pequeños como el suyo deberían tener una regulación menos estricta. Según Becker, su banco había resistido la crisis financiera con una calidad crediticia fuerte y había aumentado la cantidad de préstamos totales que ofrecía en casi un 70% entre 2007 y 2011. Aseguró a los legisladores que su banco no presentaba un riesgo sistémico.
"Debido a que el modelo de negocio y el perfil de riesgo de SVB no plantean un riesgo sistémico, la imposición de los numerosos requisitos de Dodd-Frank, que fueron diseñados para los grandes holdings bancarios, supondría una carga excesiva para nosotros, con un mínimo beneficio regulatorio correspondiente", escribió Becker.
Este mes, el banco hizo pública la compensación de 2022 para los tres hombres: 9,9 millones de dólares para Becker, 4,6 millones para Descheneaux y 3,6 millones para Beck, la mayor parte en acciones. En una presentación, el comité de compensación de SVB afirmó que las primas de Becker y Beck se habían reducido para hacerlos responsables "de las presiones del balance derivadas de la disminución de los depósitos y el entorno general del mercado". Ambos también recibieron elogios por su "firme liderazgo" en la gestión de riesgos.
Las revelaciones de la empresa muestran que Becker y Beck vendieron acciones la semana anterior a la quiebra del banco. Becker ejerció opciones sobre 12.451 acciones el 27 de febrero y las vendió el mismo día, obteniendo unos 2,3 millones de dólares. Beck vendió algo más de 575.000 dólares en acciones el 27 de febrero, aproximadamente un tercio de sus participaciones en la empresa.
Ambas ventas se realizaron al amparo de planes 10b5-1 presentados 30 días antes. Estos planes permiten a las personas con información privilegiada programar la venta de acciones con antelación para disipar las sospechas de negociación con información no pública. La Comisión de Bolsa y Valores de EEUU los ha sometido a escrutinio y ha propuesto nuevas normas para los planes, incluido un periodo de espera de 90 días antes de que puedan ejecutarse las ventas.
Becker es un apasionado del ciclismo . "Vivir en el norte de California y estar en la península, es simplemente, creo que es el mejor lugar para ir en bicicleta, hacer ciclismo, del mundo", afirmaba en la conferencia la semana pasada, cuando respondió a una pregunta final sobre lo que hace cuando no está en el trabajo.
Desde 2006, SVB copatrocina un equipo ciclista femenino de Silicon Valley. Según Linda Jackson, fundadora del equipo, Becker solía unirse esporádicamente al equipo y a veces llevaba consigo a clientes de capital riesgo.
"Es fuerte y competitivo", cuenta Jackson. "Se le dan muy bien los llanos y los descensos".
Con la desaparición de SVB, el equipo busca nuevo patrocinador.
-Con la contribución de Meghan Bobrowsky, Joseph De Avila, Gregory Zuckerman, Elisa Cho y Eliot Brown.
*Contenido con la licencia de “The Wall Street Journal”
Greg Becker y dos de sus principales lugartenientes, el director financiero Daniel Beck y el presidente Michael Descheneaux, estaban al timón del Silicon Valley Bank mientras éste se subía a una ola de tipos bajos y políticas de dinero fácil. El año pasado, cuando el mundo cambió y la Reserva Federal empezó a subir los tipos al ritmo más rápido en décadas, casi lo ignoraron, apostando a que los tipos de interés bajarían y centrándose en el auge y caída de la industria tecnológica.
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