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Apoyo para hoy, regulación para mañana: la banca de EEUU afronta normas más duras
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CRISIS FINANCIERA

Apoyo para hoy, regulación para mañana: la banca de EEUU afronta normas más duras

La quiebra del Silicon Valley Bank echa por tierra el argumento de que los bancos medianos no suponen un riesgo sistémico

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Nadie quiere ser considerado sistémicamente importante hasta que necesita que le echen una mano. Durante años, los bancos estadounidenses de cierto tamaño argumentaron que la normativa posterior a la crisis financiera les imponía una carga injusta. Esto dio pie a la aprobación de un proyecto de ley en 2018, con apoyo de ambos grandes partidos, que, entre otras cosas, elevaba el umbral para una supervisión más estricta por parte de la Reserva Federal de 50.000 millones de dólares de activos totales a 250.000 millones.

Se pensaba que los bancos por debajo de ese nivel podrían liquidarse a través de los mecanismos ordinarios de seguro de depósitos de manera ordenada sin causar un contagio más amplio que amenazara la economía. Por lo tanto, la carga reguladora añadida no estaba justificada, o ese era el argumento.

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A finales del año pasado, SVB Financial, empresa matriz de Silicon Valley Bank, tenía activos por valor de 212.000 millones de dólares. Evidentemente, era de importancia sistémica. De lo contrario, el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal no habrían tomado las medidas extraordinarias del domingo para indemnizar a sus depositantes por encima de lo que cubre la Federal Deposit Insurance Corp. y ofrecer préstamos a los bancos a cambio de valores como bonos del Tesoro a valor nominal para frenar el contagio, frente a la pérdida que supondrían en el mercado abierto.

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Es probable que los prestamistas medianos sientan alivio a corto plazo. Cabe esperar que las medidas adoptadas el domingo tranquilicen a los depositantes que podrían haber considerado la posibilidad de retirar sus fondos. Y el nuevo programa de préstamos de la Reserva Federal podría proporcionar un alivio necesario si los bancos descubren de repente que sus libros de activos tienen más riesgo de tipos de interés o de duración de lo que pensaban, como les ocurrió a SVB y Silvergate Capital.

Pero esto tiene un coste significativo a largo plazo. El argumento de estos prestamistas a favor de una regulación menos estricta ya no es válido, tanto desde el punto de vista político como desde el sustantivo. La idea de que los bancos con menos de 250.000 millones de dólares en activos no pueden ser de importancia sistémica acaba de ser sometida a una prueba de resistencia real y ha fracasado.

Foto: Logo de HSBC en una de sus sucursales. (EFE/Andy Rain)

La nueva legislación podría tardar años, pero no hay que minimizar las probabilidades de que acabe aprobándose: las crisis bancarias suelen ir seguidas de nuevas leyes. Sin embargo, incluso aunque no fuera así, los reguladores tienen muchas herramientas discrecionales que pueden utilizar para intensificar la supervisión de los prestamistas medianos. Una pequeña oleada de fusiones bancarias, por ejemplo, siguió al proyecto de ley de 2018. Ahora, las propuestas de fusión que sitúen el tamaño de los activos en el rango de los 12 dígitos deberían prepararse para un camino más accidentado.

Las consecuencias tampoco se limitarán a los prestamistas dentro de un rango de activos específico. Este episodio es un recordatorio de que los riesgos adoptan diversas formas, y es poco probable que los culpables de la última crisis sean la causa de la próxima. Esta lección resonará en los organismos reguladores y los consejos de administración de todo el mundo.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.

Nadie quiere ser considerado sistémicamente importante hasta que necesita que le echen una mano. Durante años, los bancos estadounidenses de cierto tamaño argumentaron que la normativa posterior a la crisis financiera les imponía una carga injusta. Esto dio pie a la aprobación de un proyecto de ley en 2018, con apoyo de ambos grandes partidos, que, entre otras cosas, elevaba el umbral para una supervisión más estricta por parte de la Reserva Federal de 50.000 millones de dólares de activos totales a 250.000 millones.

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