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Corralito y sin nóminas: temor a un contagio global tras el colapso de Silicon Valley Bank
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"estamos ante un riesgo sistémico"

Corralito y sin nóminas: temor a un contagio global tras el colapso de Silicon Valley Bank

El próximo día 15, miles de empleados de 'startups' en EEUU deberían cobrar sus nóminas. El desplome de Silicon Valley Bank lo va a hacer imposible y ya se teme un contagio en el sector tecnológico a nivel mundial

Foto: Silicon Valley Bank es una entidad clave en el entorno de las 'startups' estadounidenses. (Reuters/Dado Ruvic)
Silicon Valley Bank es una entidad clave en el entorno de las 'startups' estadounidenses. (Reuters/Dado Ruvic)
Las claves
placeholder El Banco de Inglaterra interviene la filial en UK del Silicon Valley Bank tras su colapso

La apacible calle de Sand Hill Road, en Palo Alto (California), uno de los centros neurálgicos de Silicon Valley y sede de miles de startups y de las mayores firmas de capital riesgo tecnológico del mundo, es quizás el último lugar en el que uno esperaría ver gente a las puertas de un banco reclamando su dinero tras un corralito. Sin embargo, eso es exactamente lo que ocurrió este viernes en uno de los lugares con mayor renta per cápita del país: colas de emprendedores, móvil en mano, siguiendo incrédulos las noticias, esperando ansiosos a retirar su dinero a la entrada de una de las sucursales de Silicon Valley Bank (SVB). La mayoría no lo consiguió. La entidad se fue ayer a la bancarrota, arrastrando hoy sábado a su filial en Reino Unido. El pánico se ha extendido ahora ante un posible contagio global en el sector tecnológico que puede tener ramificaciones inesperadas en muchos otros sectores.

"Esto es un asunto de seguridad nacional. Tengo a empresas llamándome para preguntarme, "¡¿cómo voy a pagar a mis empleados la semana que viene?! Todo el dinero que uso para gestionar mi negocio está en una cuenta corriente a la que ya no tengo acceso". Así resumía ayer la situación Garry Tan, el jefe de YCombinator, la principal incubadora de empresas tecnológicas de Silicon Valley. "Estamos ante un evento de extinción masiva de empresas. El 30% de nuestras participadas no van a poder pagar las nóminas durante los 30 próximos días", añadía.

Foto: (EFE / EPA / Justin Lane)

"Estoy de visita en las oficinas de uno de los VC top de NY y el head of finance lleva hora y media en llamadas con las manos en la cabeza en el despacho de al lado tratando de guiar a sus emprendedores. Muy loco todo", escribía en un tuit el inversor español Jose Gaytan de Ayala. Situaciones como esta, con reuniones de emergencia y emprendedores compartiendo su desesperación en Twitter, se están multiplicando en las últimas horas.

El pánico es comprensible. Con 209.000 millones de dólares en activos y 175.000 millones en depósitos, el Silicon Valley Bank se había convertido en el banco de referencia de las startups y, para muchas de ellas, la única entidad a la que confiaban todos sus fondos. Cada día, miles de millones se movían a través de sus cuentas y depósitos para todo tipo de transacciones, desde pagar a empleados, proveedores y clientes a recibir los fondos de firmas de capital riesgo. Todo ese flujo se ha cortado de repente y el alcance del efecto dominó es imprevisible.

"Efecto contagio seguro que hay, todas las startups trabajan con SVB. En su momento, yo también los tenía como principal entidad. La gran duda ahora mismo es el alcance del contagio", explica a El Confidencial Iñaki Berenguer, emprendedor español afincado en EEUU que montó allí Pixable, Coverwallet y Contactive, las tres vendidas por cifras millonarias. La Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC), la agencia gubernamental encargada de la intervención del SVB, ha impuesto un límite de 250.000 dólares de cobertura. Si guardabas más dinero en cuentas corrientes o depósitos, en estos momentos, lo has perdido. Teniendo en cuenta que el 96% de los clientes de SVB estaban por encima de esa cantidad, el alcance del contagio es, cuando menos, preocupante.

El círculo vicioso de las élites de Silicon Valley

Muchos emprendedores e inversores tecnológicos se dan ahora cabezazos ante un riesgo evidente que no vieron venir, el clásico error de poner todos los huevos en la misma cesta.

La cesta, el SVB, se ha derrumbado en apenas 24 horas, en el que ya es el segundo mayor colapso bancario en la historia de EEUU desde la crisis de las subprime en 2008. Fundado en 1983, esta entidad se había mantenido relativamente pequeña hasta la última década. Su despegue definitivo se produjo tras el coronavirus. Con el boom digital se dispararon también las inversiones en startups. Los emprendedores tenían que poner todo ese dinero en algún lugar, y todos escogían el SVB.

placeholder Sucursal de Silicon Valley Bank cerrada este viernes en Palo Alto, con un cartel explicando la situación. (Reuters)
Sucursal de Silicon Valley Bank cerrada este viernes en Palo Alto, con un cartel explicando la situación. (Reuters)

Las propias VC que ahora ven su dinero amenazado fueron las que siempre aconsejaron a los emprendedores poner todo su capital en SVB, un círculo vicioso que ejemplifica muy bien la endogamia de las élites tecnológicas de EEUU. Con todo ese influjo de dinero en depósitos, en lugar de ofrecer préstamos, el Silicon Valley Bank decidió invertir en deuda fija pública a largo plazo. Lo que no contaban sus directivos es que los tipos de interés se fueran a disparar a niveles récord en apenas un año. El resultado: con los tipos al alza, esa deuda a largo plazo pierde valor. A la vez, las VC frenaron su inversión en startups, por lo que SVB dejó de recibir remesas de dinero. Es la tormenta perfecta para que explote una crisis de confianza en tu capacidad para devolver el capital, justo lo que ha ocurrido estos días.

"Es una escabechina. Muchas de las empresas afectadas en EEUU trabajan con compañías de todo el mundo, estamos ante un riesgo sistémico"

Algunas de las mayores VC tecnológicas de EEUU, muchas rivales de SVB, comenzaron a aconsejar esta semana a sus startups retirar todos sus fondos del banco y pasarlos a otra entidad. Founders Fund, montada por el megamillonario Peter Thiel, cofundador de PayPal, fue una de ellas. "Se montaron muy rápido varios grupos de WhatsApp de emprendedores y VC. Desde el jueves por la mañana ya me empezaron a llegar mensajes de que lo de SVB olía mal. Muchos empezaron a mover su dinero a otros bancos. Pero la gran mayoría o llegó tarde o no ha podido hacerlo", explica a este diario un emprendedor español afincado en UK que prefiere no publicar su nombre.

Otros resumían con cabreo e ironía lo que estaba ocurriendo: "Queridas VC. Durante 20 años habéis enviado a la gente a SVB. Ayer le habéis dicho a todo el mundo que se salieran de SVB lo antes posible. Hoy tenéis que montar algún tipo de consorcio para rescatar a las empresas", publicaba Howard Lerman, fundador y CEO de Roam.

placeholder Peter Thiel, cofundador de PayPal y creador de Founders Fund. (Reuters)
Peter Thiel, cofundador de PayPal y creador de Founders Fund. (Reuters)

De momento, el único plan en marcha para capear el desplome de SVB es dar acceso a sus cuentas el próximo lunes a todos los clientes cuyos fondos sean inferiores a 250.000 dólares. ¿Qué pasa con el resto? ¿Se va a producir un efecto en cadena en el que miles de negocios en EEUU no pueden pagar a sus empleados ni a los proveedores y se ven forzadas al cierre? ¿Va a saltar el problema a otros países ahora que SVB en Reino Unido también ha caído? ¿Veremos un rescate del gobierno de EEUU? Nadie lo sabe, pero todo el mundo está preocupado.

"Es una escabechina. El Silicon Valley Bank estaba en todas partes, ya sea directa o indirectamente. Muchas de las empresas afectadas en EEUU trabajan con compañías de todo el mundo, estamos ante un riesgo sistémico", señala a este diario Pablo Ventura, inversor en la VC española KFund. Pese a la situación, Ventura cree que el ecosistema tecnológico en EEUU es demasiado grande como para dejarlo caer: "Por un agujero de varios miles de millones no van a comprometerlo todo. Se buscará una solución".

Foto: Silicon Valley Bank (SVB). (Reuters/Nathan Frandino) Opinión

"Las startups que habían levantado mucho dinero, por ejemplo, 50 millones, no suelen tenerlo todo en una cuenta bancaria, solo la tesorería que necesitan para los siguientes meses. Ese capital, por encima de los 250.000 asegurados, lo pueden haber perdido. Pero no es el 100%. Esto puede tener ya un impacto, pero no es el fin del mundo para ellos. Sin embargo, las que solo habían levantado entre 1 y 5 millones es más probable que lo tuvieran todo en efectivo y, si no lo han sacado a tiempo, puede que lo hayan perdido. Al quedarse sin dinero dejan de pagar a sus empleados, a sus proveedores de cloud, de SaaS, de API... por ahí ya hay contagio", explica Iñaki Berenguer. "Si empiezas a juntar todos estos efectos puede haber efecto dominó, pero de momento no se sabe el alcance. Imagino que la semana próxima todo va a estar parado hasta ver la gravedad".

"En EEUU, si no tienes capital para hacer frente a las nóminas, eres responsable legal. Ahora están todos como locos buscando cash"

En los múltiples grupos de WhatsApp creados en las últimas horas entre fundadores e inversores, circulan ya rumores de que, o bien el gobierno de EEUU rescatará a las empresas afectadas, o forzará a otro banco a comprar a SVB obligando al comprador a devolver un porcentaje de los depósitos no asegurados. Esta última es probablemente la opción más factible para detener la hemorragia. Las grandes tecnológicas, los Google, Apple, Facebook y compañía, están tranquilas, SVB era el banco de las startups, pero si estas caen, la onda expansiva va a ser potente.

"El problema es que incluso si hay un rescate y las empresas recuperan el 90% o el 100% de lo depositado, eso igual tarda 1, 2 o 4 meses. Y, mientras tanto, tienen que pagar nóminas. En Estados Unidos, si no tienes capital para hacer frente a las nóminas, el fundador tiene responsabilidades legales por mantener a los empleados sin dinero para pagarles", explica Berenguer. "Ahora están todos como locos buscando cash para las siguientes semanas".

La apacible calle de Sand Hill Road, en Palo Alto (California), uno de los centros neurálgicos de Silicon Valley y sede de miles de startups y de las mayores firmas de capital riesgo tecnológico del mundo, es quizás el último lugar en el que uno esperaría ver gente a las puertas de un banco reclamando su dinero tras un corralito. Sin embargo, eso es exactamente lo que ocurrió este viernes en uno de los lugares con mayor renta per cápita del país: colas de emprendedores, móvil en mano, siguiendo incrédulos las noticias, esperando ansiosos a retirar su dinero a la entrada de una de las sucursales de Silicon Valley Bank (SVB). La mayoría no lo consiguió. La entidad se fue ayer a la bancarrota, arrastrando hoy sábado a su filial en Reino Unido. El pánico se ha extendido ahora ante un posible contagio global en el sector tecnológico que puede tener ramificaciones inesperadas en muchos otros sectores.

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