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Este autor creció en Palo Alto y explica cómo Silicon Valley ha estado a punto de hundirnos
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Entrevista con Malcom Harris

Este autor creció en Palo Alto y explica cómo Silicon Valley ha estado a punto de hundirnos

Malcom Harris, escritor y periodista californiano, acaba de publicar uno de los ensayos más detallados sobre cómo Silicon Valley ha pasado de ser un centro de innovación mundial a convertirse en una fábrica de fraudes y escándalos

Foto: Imagen: Julia Burke/EC.
Imagen: Julia Burke/EC.

En apenas tres días, EEUU ha vivido el colapso de tres bancos, un pánico financiero generalizado y un rescate de la Reserva Federal. Mientras en el resto del mundo conteníamos la respiración, en las calles de Palo Alto, cuna de Silicon Valley, cientos de emprendedores e inversores tecnológicos hacían cola desesperados a las puertas de Silicon Valley Bank (SVB) para intentar recuperar su dinero. Una de las ciudades más ricas del país estaba viviendo un corralito. Eso fue el pasado viernes. Menos de 48 horas después, el banco central estadounidense rescataba a todos los clientes del SVB para evitar un contagio global de consecuencias inesperadas. Malcom Harris llevaba días pegado a su ordenador con una sonrisa en la cara: casi todo lo que ha ocurrido está escrito en su libro.

Harris, 34 años, escritor, periodista y columnista habitual en The Atlantic y The New York Magazine, se crio durante 10 años (desde los ocho a los 18) en Palo Alto, un lugar al que asegura que no volvería. "¿Con los precios actuales? Ni de coña". La ciudad, sede de las mayores tecnológicas, startups y firmas de capital riesgo del mundo, le marcó tanto que decidió escribir un libro de 700 páginas contando la historia desconocida de cómo Palo Alto ha dejado de ser la meca global de la tecnología para convertirse en una fábrica de escándalos, fraudes y, ahora, rescates millonarios.

Foto: Silicon Valley Bank es una entidad clave en el entorno de las 'startups' estadounidenses. (Reuters/Dado Ruvic)

"Hemos visto un caso fascinante y en tiempo real de la competencia entre inversores y capitalistas tecnológicos. Siempre hay tensión entre sus incentivos para trabajar juntos y solucionar problemas y los incentivos para apuñalarse por la espalda en el último minuto", explica Harris en conversación con El Confidencial. Su libro, Palo Alto: A History of California, Capitalism, and the World, recién publicado (14 febrero, en inglés), se ha convertido en una de las mejores guías para entender cómo una pequeña esquina de California ha acabado controlando nuestras vidas.

PREGUNTA. ¿Cómo se explica que un banco relativamente pequeño y especializado en startups como el Silicon Valley Bank haya generado semejante pánico en EEUU y en medio mundo?

RESPUESTA. Bueno, no creo que estuviéramos a las puertas de una crisis financiera del tamaño de la de 2008. En la crisis de las subprime estaba implicado todo el sistema financiero y arrastraba a los hogares a través de sus préstamos hipotecarios. Dudo que hubiéramos visto una crisis de ese calibre. Pero sí que es una prueba del crecimiento de Silicon Valley y la industria tecnológica, de cómo los depósitos de este banco crecieron tanto que llegaron a tener más de 170.000 millones de dólares en fondos, principalmente ocupándose de un solo sector que creció de forma desmesurada durante la pandemia.

"Silicon Valley funciona por clubs y contactos. Todo viene por recomendación, todos usan los mismos bancos y las mismas herramientas porque se supone que es lo que tienes que hacer"

P. ¿La intervención del banco central estadounidense confirma que había riesgo claro de contagio?

R. Desde luego, la Fed determinó que existía suficiente riesgo sistémico como para intervenir, al menos en este punto poniendo su nombre en el proceso. Pero es una situación diferente a la de 2008 en términos de escala y los mecanismos de rescate. También porque la Fed se ha asegurado que sea la industria en sí, la FDIC (Federal Deposit Insurance Corporation) la que pague el rescate de clientes sin que el banco central tenga que intervenir. Habrá que ver si finalmente tiene que aportar fondos o no, la suspensión en bolsa este lunes del banco First Republic no es tranquilizadora. Creo que el problema inicial del SVB lo podrían haber resuelto las propias firmas de capital riesgo (VC) involucradas y los fundadores de startups si hubieran querido. Al final, se ha demostrado que necesitaban la capacidad de coordinación del Gobierno, no tanto sus fondos, pero sí su fuerza.

placeholder Colas de clientes del Silicon Valley Bank esperan a las puertas de una sucursal en Palo Alto. (Reuters)
Colas de clientes del Silicon Valley Bank esperan a las puertas de una sucursal en Palo Alto. (Reuters)

P. ¿Ve alguna similitud entre el colapso de SVB y el estallido de la burbuja de las puntocoms en el 2000?

R. Cuando Alan Greenspan, director de la Fed en esa época, hablaba de riesgo sistémico de la industria tecnológica, era un asunto abierto por completo. Greenspan decía: "¿Estamos antes una amenaza real a largo plazo para la economía o estas empresas simplemente van a asumir las consecuencias de sus acciones?". Al final, fue lo segundo. El Gobierno decidió no rescatar a la industria, muchas de esas empresas se fueron a la bancarrota, se borró del mapa a toda una generación de empresas, pero Amazon sobrevivió y luego llegarían Google y Facebook. Si miras al impacto de la burbuja de las puntocoms en la economía a nivel histórico, es solo un pequeño bache. No hubo ningún impacto en los niveles de empleo a nivel nacional.

P. ¿Estamos ante un caso de mala gestión del SVB, fraude o ambos?

R. Parece que han tomado unas cuantas malas decisiones en términos de gestión del riesgo asociado a la subida de tipos. Dependían, además, de una industria altamente concentrada, y esto es un obstáculo cuando te enfrentas a un problema de liquidez. Es un caso que demuestra la fragilidad de este tipo de banca tan especializada, y también de Silicon Valley, que funciona por clubs y contactos. Todo viene por recomendación, todos usan los mismos bancos y las mismas herramientas porque se supone que es lo que tienes que hacer. Nadie lo cuestiona. Este asociacionismo, de hecho, data de antes del inicio de Silicon Valley.

placeholder El libro 'Palo Alto: A History of California, Capitalism, and the World'.
El libro 'Palo Alto: A History of California, Capitalism, and the World'.

P. En su último libro habla justo de esto, de cómo la historia de Palo Alto ayuda a explicar lo que es hoy en día Silicon Valley y lo que ha ocurrido con SVB.

R. Solemos pensar en Palo Alto y Silicon Valley como estos lugares que nacieron pegados a la tecnología desde los años 60, el nacimiento de internet y todo eso. Pero realmente Palo Alto ha sido un centro histórico del capital desde mucho antes, sobre todo ligado a la creación de lo que luego sería el Bank of America, a comienzos del siglo XX. La banca comercial tal y como la conocemos ahora, con oficinas para atender a clientes, empezó en esa época, cuando la actividad principal de California era la agricultura. Ahí nació el Bank of Italy, que luego se convertiría en el Bank of America, y tenían una curiosa forma de luchar contra los pánicos bancarios. Cuando había dudas sobre su salud financiera, ponían lingotes de oro en las ventanas del banco, una mesa en la puerta y le decían a la gente: "¿Quieres recuperar tus depósitos? No hay problema, entra y los tienes". Al final, la gente se lo creía y entraba, pero a meter más dinero.

La banca en California impulsó mucho esta cartelización, especialmente en el sector agrícola, se aseguró de que todo el mundo tenía una cuenta. En la época de la Gran Depresión del 29, los bancos de California sufrieron muchísimo menos que los del resto del país. Ese asociacionismo de comienzos del siglo XX es la semilla de parte del funcionamiento actual de Silicon Valley.

"El lema de 'muévete rápido y rompe cosas' que empezamos a ver con Leland Stanford es integral a este sistema, no puedes moverte rápido sin riesgo"

P. Dedica varios capítulos a una figura decisiva en el ADN de Silicon Valley, la de Leland Stanford, fundador junto con su mujer de la Universidad de Stanford.

R. Sí, él creó la mayor granja de caballos de carreras del país, la Palo Alto Stock Farm. Reinventó esta industria mediante continuas inyecciones de capital para centrarse en escalar el negocio, los beneficios y la velocidad. En pocos años, tuvo un éxito enorme. Su ethos de escala, velocidad y beneficio se convirtió en una fórmula que ha llegado hasta el día de hoy, aunque, si le preguntas a inversores de Silicon Valley, muchos no tendrán ni idea. Pero toda esa mentalidad se ha transmitido a lo largo de los años y continúa en las industrias actuales.

P. Tenemos esta imagen de Silicon Valley como centro tecnológico del mundo, pero también como ese lugar de cultura tóxica del que ha salido la gig economy, los escándalos de Facebook mintiéndonos y vendiendo nuestros datos, el fraude de Theranos... ¿Hay una explicación histórica para esto también?

R. Por supuesto. El lema de muévete rápido y rompe cosas (move fast and break things) que empezamos a ver con Leland Stanford es integral a este sistema, porque no puedes moverte rápido sin riesgo. Si lo que valoras por encima de todo es la velocidad, significa que vas a tener que aceptar mucho más riesgo. Hemos visto justo esto con Silicon Valley Bank. Hacían inversiones en bonos a largo plazo con retornos más altos, lo que les creaba un riesgo enorme y, a la vez, no supieron gestionar ni diversificar ese riesgo. Es el clásico pensamiento de Silicon Valley: podemos ponernos un poco por delante de la competencia e igual nos salimos con la nuestra... siempre y cuando los tipos de interés no se disparen. Incluso si caemos, qué más da, alguien vendrá a rescatarnos.

placeholder Malcom Harris. (Julia Burke/Cedida)
Malcom Harris. (Julia Burke/Cedida)

P. El lema antes del estallido de la burbuja de las puntocoms en el 2000 era crece rápido, mantén bajos los costes fijos de capital y planifica tu salida. Sigue siendo lo mismo dos décadas después.

R. No solo el lema sigue siendo el mismo, es que es la misma gente. Los mismos que se hicieron ricos en el 2000 vendiendo en el momento correcto, no por crear negocios con mucho margen o por tomar decisiones de negocio brillantes, son los que han seguido invirtiendo y creando empresas. Peter Thiel o Elon Musk son dos buenos ejemplos. Musk lo ha reconocido muchas veces: "Esta estrategia me ha funcionado desde que empecé mi primera empresa, Zip2". Esta compañía no creó ningún producto o servicio de éxito, pero se vendió con mucho éxito. Es el modelo que han venido siguiendo todos estos años, el de la patata caliente.

P. Las mismas VC que aconsejaban a sus clientes meter sus fondos en SVB les urgieron la semana pasada a retirarlo rápidamente. ¿Cómo se explica esto?

R. Creo que hay una confusión sobre Silicon Valley y esta idea de que aquí imperan los libertarios o los individualistas. A veces, gente como Thiel o Musk han asegurado ser libertarios, pero luego eso no es lo que demuestran sus políticas. En realidad, son asociacionistas, trabajan en gangs, en grupos y asociaciones privadas cuyo objetivo es acumular poder privado. Si habláramos de personas poderosas e individualistas, quizás alguno podría haber dado un paso adelante y haber resuelto la crisis del SVB. "Yo estoy al mando en Silicon Valley, yo soy el poderoso, mantened el dinero donde lo tenéis, no hagáis caso de los rumores, no os dejéis llevar por el pánico". En lugar de esto, lo que vimos es que todos corrían a ser el primero en abandonar el barco y a esperar a que les sacaran del pozo. Se empezaron a apuñalar en la espalda tan rápido como pudieron. Ver a alguien como Garry Tan, el presidente de YCombinator, o Sam Altman, el creador de OpenAI, tan vinculados a esta política del asociacionismo lanzarse inmediatamente a los brazos del Gobierno fue muy revelador.

"Todos corrían a ser el primero en abandonar el barco y a esperar a que el Gobierno le sacara del pozo. Se empezaron a apuñalar en la espalda tan rápido como pudieron"

P. Muchas voces han exigido a las VC que fueran ellas las que rescataran a los clientes de SVB, ya que ellas crearon el problema.

R. Se ha calificado a las firmas de capital riesgo de hipócritas por esto, en parte lo son; pero, si uno mira a su relación con el Gobierno a lo largo del tiempo, siempre ha sido muy estrecha. Solo hay que recordar durante la Administración de Trump cómo Peter Thiel, que ha impulsado ahora el pánico bancario de SVB, lideró la reunión de Trump con los CEO de las tecnológicas para ayudarles a planificar su crecimiento. No es como si a Silicon Valley le diera de repente por pedir ayuda. Han trabajado juntos durante mucho tiempo, llevándose contratos públicos millonarios.

Las élites de Silicon Valley piensan en el Gobierno como una extensión de la capacidad de coordinación de la clase capitalista. Si ayuda a la clase capitalista con sus problemas colectivos, está haciendo su trabajo. Si amenaza a las empresas o a sus beneficios futuros, lo equiparan a la confiscación. Así que el rescate de SVB para Silicon Valley es el Gobierno haciendo su trabajo, su único trabajo.

Foto: Dan Lyons, autor de 'Disrupción'. (YouTube)

P. En su libro anterior, Kids these days, argumenta que la generación millennial es más pobre, se medica más y tiene empleos más precarios que sus padres y abuelos. El sector tecnológico y Silicon Valley, dice, han contribuido en parte a esa situación. ¿Por qué?

R. El crecimiento en el sector tecnológico ha acelerado un cambio en la mentalidad hacia el empleo, sobre todo en EEUU, pero ahora cada vez más en Europa. Ahora tienes adolescentes para los que tener un trabajo en el futuro se convierte en su principal preocupación, y eso está relacionado con la tecnología en parte, pero no directamente. Las plataformas de la gig economy se han disparado de forma masiva y han ayudado a que haya una bifurcación en la calidad del empleo. Los trabajos intermedios, en términos de calidad y salario, están desapareciendo de la economía. Tienes un crecimiento enorme en empleos con bajos salarios y poca seguridad y mucha desigualdad en el otro extremo. La gente joven se da cuenta cada vez antes de que acabar en un lugar u otro de ese abanico laboral se va a convertir en la cuestión central de sus vidas.

P. Muchos le critican por dejarse llevar en sus análisis por la ideología marxista y haberse involucrado en el movimiento Occupy Wall Street.

R. Me acusan de ser marxista, soy culpable (risas). Pero intento usar el marxismo como un método objetivo y creo que ha sido útil. Si alguien lee este libro, independientemente de la ideología, va a poder aprender mucho de la historia de Palo Alto y Silicon Valley.

placeholder Sam Bankman-Fried, el fundador de FTX. (Reuters)
Sam Bankman-Fried, el fundador de FTX. (Reuters)

P. Ahora en Silicon Valley solo se habla de una cosa: inteligencia artificial. Y, sobre todo, OpenAI, ChatGPT y su creador, Sam Altman. Él es de Palo Alto y, probablemente, el reflejo más fiel de la cultura de Silicon Valley de la que usted habla.

R. Hubiera estado bien que el hype por la IA hubiera comenzando antes que el de las cripto, creo que ambas tendencias son insustanciales y especulativas, pero las cripto lo son mucho más. A nivel narrativo, hubiera encajado mejor ir en ascenso.

Los modelos de lenguaje en los que se basan ChatGPT y otras herramientas similares han estado disponibles desde hace años. Yo tengo 34 y los he estado usando desde que era pequeño. No es nada nuevo, simplemente son algo más avanzados. Lo que es nuevo es que están gastándose miles de millones en servidores para dejar que la gente juegue con ello. Y jugar es la palabra correcta. Pero el nivel en el que esa IA va a llegar a ser útil de alguna forma no está aún claro. Creo que es importante distinguir entre lo que OpenAI está haciendo con los modelos de lenguaje y el campo de algoritmos de machine learning, que sí se está usando en investigación, industria, etc. Sam Altman vende que OpenAI está cerca de la inteligencia artificial general, pero no hay ninguna prueba de eso.

P. Sam Bankman-Fried, el creador de FTX y paradigma del fraude de Silicon Valley, vive bajo arresto domiciliario en casa de sus padres en Palo Alto. Se cierra el círculo.

R. Sí, es una buena metáfora. Pero es aún más divertido que la casa en la que vive pertenece a la Universidad de Stanford. No está permitido poseer propiedades en Stanford, solo puedes hacer alquileres de larga duración. Stanford tuvo que firmar y aprobar que Bankman-Fried pusiera ese contrato como colateral para su fianza, así que, básicamente, Stanford está cubriendo su fianza. Recientemente, se ha conocido también que otros cargos de la universidad han ayudado a cubrir esa fianza. Así funcionan aquí las cosas.

En apenas tres días, EEUU ha vivido el colapso de tres bancos, un pánico financiero generalizado y un rescate de la Reserva Federal. Mientras en el resto del mundo conteníamos la respiración, en las calles de Palo Alto, cuna de Silicon Valley, cientos de emprendedores e inversores tecnológicos hacían cola desesperados a las puertas de Silicon Valley Bank (SVB) para intentar recuperar su dinero. Una de las ciudades más ricas del país estaba viviendo un corralito. Eso fue el pasado viernes. Menos de 48 horas después, el banco central estadounidense rescataba a todos los clientes del SVB para evitar un contagio global de consecuencias inesperadas. Malcom Harris llevaba días pegado a su ordenador con una sonrisa en la cara: casi todo lo que ha ocurrido está escrito en su libro.

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