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Así fagocitó el BNG al PSOE en Galicia (y se merendó los restos de Sumar y Podemos)
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ELECCIONES EN GALICIA

Así fagocitó el BNG al PSOE en Galicia (y se merendó los restos de Sumar y Podemos)

El Bloque duplicó los votos de los socialistas y dominó todos los frentes de la izquierda. Desde el voto joven y urbano al cinturón obrero e industrial. También recuperó los apoyos de Anova tras su abrazo con Beiras

Foto: La líder del BNG, Ana Pontón, tras las elecciones en Galicia. (Europa Press/Álvaro Ballesteros)
La líder del BNG, Ana Pontón, tras las elecciones en Galicia. (Europa Press/Álvaro Ballesteros)
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No fue la amnistía. Ni un trasvase puntual. Tampoco un "voto prestado", como lo definió la vicepresidenta del Gobierno María Jesús Montero para tratar de explicar el desplome del PSOE en Galicia. Ni siquiera el escaso tiempo (cuatro meses) que tuvo el candidato socialista, José Ramón Gómez Besteiro, para patearse el territorio entre los retrasos en las primarias y el adelanto electoral. La debacle, aunque profunda, era más o menos previsible mirando los registros autonómicos anteriores.

El BNG, con nuevas formas sobre el mismo fondo, cosechó su mejor resultado histórico el 18-F, con 25 escaños, y fagocitó al socialismo gallego, que no pasó de los nueve asientos. Las razones son más estructurales que coyunturales y llevan años gestándose, aunque Ferraz las ignore.

Ana Pontón se ha quedado con todo el botín de la izquierda y previsiblemente tardará en soltarlo. Acapara el voto joven y urbano, aplastando al PSdeG incluso en Vigo, la casa de Abel Caballero, y su cinturón obrero e industrial. El BNG se llevó el 37% del voto. Fueron 17 puntos porcentuales por encima de los socialistas (20%) y dos puntos por delante del PP (35%). En la ría de Vigo —Cangas, Moaña, Redondela y Soutomaior—, polo industrial de la Galicia sur, se impuso el BNG. Fue una rara excepción en un mapa absolutamente teñido de azul, con 295 de 313 ayuntamientos gallegos bajo predominio popular.

El Bloque dobló en votos al PSOE, con un total de 259.383 papeletas de ventaja, y lo superó en todas las ciudades y localidades medianas. Pero también en la zona rural. Los nacionalistas subieron en 292 municipios y se hicieron con varios como Fene, Mugardos, Cangas y O Grove, mientras que el PSOE cayó en prácticamente el mismo número de ayuntamientos. Las cinco islas socialistas en Galicia fueron tres pequeños municipios de montaña de Lugo (Ribeira de Piquín, Negueira de Muñiz y Pedrafita), donde los vecinos se cuentan por un par de cientos, y dos periféricos en Ourense (Entrimo y Calvos de Randín).

Nueve candidatos desde 1981

Casi todo se explica con números, años y repasando lo votado. Rebobinemos. Desde las primeras elecciones autonómicas, en 1981, el PSdeG ha tenido nueve secretarios generales diferentes, de Paco Vázquez a Valentín González Formoso, y otros nueve candidatos a la presidencia de la Xunta que no siempre coincidieron con el hombre fuerte del partido. De estos, el único que logró alcanzar el objetivo fue Emilio Pérez Touriño en marzo de 2005. Abrió un breve paréntesis —con bipartito junto al BNG— entre las cuatro mayorías de Manuel Fraga y las cuatro siguientes de su delfín, Alberto Núñez Feijóo. Touriño llegó a la Xunta con 25 diputados, los mismos que el domingo obtuvo el BNG.

Invirtieron los papeles, confirmando un cambio de ciclo en el ecosistema parlamentario gallego, que ha expulsado a las coaliciones rupturistas y donde el nacionalismo se afianza como oposición ante un PSdeG desdibujado. La diferencia es que, entonces, el BNG de Anxo Quintana logró 13 y, ahora, el PSdeG de Besteiro se ha hundido hasta nueve.

Foto: La líder del BNG, Ana Pontón. (EP/Dylan)

El PSOE gallego ha cedido sistemáticamente asientos desde que tocó el poder, entre sus guerras intestinas, purgas y cuitas internas. Perdió siete escaños en 2012. Otros cuatro en 2016. Se quedó igual en 2020 y ha vuelto a descender otros cinco de golpe en 2024.

Frente a un PSdeG disperso, ausente de la política gallega y con heridas sin cicatrizar, se atrinchera un BNG rocoso en torno a la misma portavoz desde 2016. No han cambiado de siglas, de ideología ni de objetivos (autodeterminación o educación en gallego), pero se han dejado sentir en todas las movilizaciones: del ecologismo a los servicios públicos. El Bloque cuenta con una fuerte implantación territorial, ha crecido en militancia desde la base juvenil —Galiza Nova— y cuenta con una red sólida de penetración en los entornos laborales a través de su brazo sindical: la CIG, el primer sindicato de Galicia.

Pontón: de seis a 25 escaños

Cuando Ana Pontón asumió las riendas del Bloque en 2016, los nacionalistas habían sido barridos por AGE (que integraban Yolanda Díaz y Xosé Manuel Beiras) y las Mareas. El BNG estuvo a punto de desaparecer como grupo con seis escaños. Pontón resistió recorriendo el territorio, de Os Ancares hasta las Illas de Ons, y cuatro años después fue ella quien pasó la escoba a los restos del espacio rupturista. Se lo comió entero, sumando 13 diputados, exactamente igual que ha hecho ahora con el PSdeG y con los restos de Sumar y Podemos, sumando otros seis.

Foto: Pedro Sánchez, este lunes, en la reunión de la Ejecutiva Federal tras el 18-F. (EFE/PSOE/Eugenia Morago)

Ocho años de trabajo modificando el discurso de lo teórico, con la independencia como eje, a lo práctico, centrado en las cosas de comer. Así emergió como una figura reconocible para los electores por encima de los puntos calientes de su programa electoral y ensanchó la base de su espacio, dejando al PSOE en el alambre y a Sumar como algo irrelevante, frente a un PP imbatible, que acumula con Alfonso Rueda su quinta mayoría absoluta consecutiva.

Los socialistas gallegos se dejaron 46.059 votos con respecto a las gallegas de 2020, mientras que el BNG creció en 155.734 más. El globo del Bloque no se explica solamente achicando al PSOE. También deben su éxito a recuperar los votos de Anova en el abrazo con Beiras y haberse merendado a Sumar y Podemos, que apenas alcanzan las 32.025 papeletas entre las dos listas. También un extra de movilización del 20%, aunque inútil ante la ola del PP.

El PSdeG postergó hasta este miércoles la “autocrítica” y reunirá a su dirección en una comisión ejecutiva extraordinaria para extraer de los votos “el mensaje que nos mandaron los gallegos”, según manifestó su secretario de Organización, José Lage Tuñas. Cierre de filas rotundo alrededor de la figura de Gómez Besteiro, que no ha vuelto a pronunciarse desde la noche electoral tras asumir la derrota y anunciar que dejaría su escaño por Lugo en el Congreso para tomar el acta del Parlamento de Galicia. “Mi destino está aquí”, declaró tras la derrota. Asumirá en primera persona “la reconstrucción de un proyecto político para Galicia”, afirman en el partido, que defiende los resultados logrados en las municipales de mayo, con 102 alcaldías y dentro de 180 gobiernos locales, como su tabla de salvación.

No fue la amnistía. Ni un trasvase puntual. Tampoco un "voto prestado", como lo definió la vicepresidenta del Gobierno María Jesús Montero para tratar de explicar el desplome del PSOE en Galicia. Ni siquiera el escaso tiempo (cuatro meses) que tuvo el candidato socialista, José Ramón Gómez Besteiro, para patearse el territorio entre los retrasos en las primarias y el adelanto electoral. La debacle, aunque profunda, era más o menos previsible mirando los registros autonómicos anteriores.

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