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El CNI grabó a espías rusos entrando en el Govern y repartió fotos a servicios secretos europeos
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Seguimientos de Inteligencia al 'procés'

El CNI grabó a espías rusos entrando en el Govern y repartió fotos a servicios secretos europeos

Nikolai Sadovnikov fue retenido en Berlín por la policía alemana la víspera de la investidura de Torra y fue interrogado sobre sus andanzas en Barcelona

Foto: Víctor Terradellas, en mayo de este año. (EFE/Marta Pérez)
Víctor Terradellas, en mayo de este año. (EFE/Marta Pérez)

El 13 de mayo de 2018, la víspera de la investidura de Quim Torra como presidente de la Generalitat, la policía alemana retenía a un ciudadano ruso para preguntarle por sus andanzas en Barcelona. Se trataba de Nikolai Sadovnikov, un supuesto antiguo asesor de Exteriores de Moscú que había visitado Barcelona en octubre de 2017. En la capital catalana, de la mano de Jordi Sardà y de Víctor Terradellas, se había reunido con el entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, para ofrecerle un supuesto apoyo del Kremlin a la secesión de Cataluña, a cambio de algunos favores como una legislación a medida sobre criptomonedas para desestabilizar las economías occidentales. Lo que ignoraba el ruso era que el CNI lo había monitoreado en Barcelona y lo había grabado entrando en el Palau de la Generalitat. De hecho, el CNI vigilaba desde hacía meses a la cúpula independentista y, especialmente, a los rusos, posibles elementos desestabilizadores que contactaban con ella.

Jordi Sardà era un exmonitor de esquí en Candanchú que ya había intentado estafar al Gobierno ucraniano y que arrastraba una condena en Andorra. Quienes le conocen aseguran que es un gran fabulador y que alardea siempre que puede de sus contactos con el Kremlin y con los servicios de información rusos. En el año 2012, se hizo pasar por representante de Gas Natural para firmar con el Gobierno ucraniano la construcción de una planta de gas natural licuado cerca del mar Negro.

Foto: Carles Puigdemont. (EFE/EPA/Olivier Hoslet)

Cuando se descubrió que no era de Gas Natural, desapareció del mapa, aunque apareció un par de años más tarde en Cataluña intentando una operación financiera para reflotar la multinacional Ros Roca, un proyecto que tampoco llegó a buen fin. En 2017, apareció de nuevo por Barcelona con los rusos Sergei Motin y Nikolai Sadovnikov para apoyar, supuestamente, la independencia de Cataluña.

Tras trabar relación con Víctor Terradellas, responsable de Relaciones Internacionales de Convergència y el hombre que intentaba abrir pasillos de comunicación de la cúpula independentista con el Kremlin, pudo tener acceso al propio Carles Puigdemont, con quien se entrevistó en dos ocasiones en el mes de octubre de 2017, después del referéndum ilegal de independencia. Los rusos llegaban con la promesa de prestar a Cataluña 10.000 soldados y el pago de la deuda mediante la monetización de un documento que aseguraban que estaba depositado en un banco suizo y que tenía un valor de 420.000 millones de dólares.

Retenido en Berlín

Esas promesas le fueron puestas encima de la mesa a Puigdemont en su propia residencia oficial de ‘president’ el día 26 de octubre de 2017, después de que Terradellas insistiese en que debía recibir a unos "emisarios" del Kremlin. Lo que nadie imaginaba era que el CNI seguí la pista a todos los que estaban en ese rocambolesco proyecto, de manera que un agente camuflado dejó constancia videográfica del momento en que Motin y Sadovnikov, junto a Terradellas y dos personas más, se personaron en el Palau de la Generalitat para reunirse con Carles Puigdemont. Sadovnikov se enteró de ese seguimiento el 13 de mayo de 2018, siete meses más tarde, porque la policía alemana le detuvo cuando llegaba a Berlín.

"Le enseñaron una foto hecha por el CNI de cuando hicimos la reunión en el Palau", advirtió Sardà a Terradellas el 14 de mayo, con Torra recién elegido ‘president’. "El CNI no sabe cómo convencer a los alemanes", aseguraba al alto cargo de Convergència el avispado intermediario, que también le trasladaba las noticias que salían en la prensa sobre que Alemania avisaba de que Rusia podía estar apoyando al independentismo catalán.

Foto: El jefe de la oficina de Puigdemont, Josep Lluís Alay (i), y el abogado del expresidente, Gonzalo Boye. (EFE/Quique García)

En realidad, Sardà ya sospechaba que el CNI tenía controlado a su grupo, porque en el mes de enero anterior dijo a Terradellas: "Nos tienen muy controlados. (El CNI a vosotros). Ya te contaré. No escribas más por este canal".

El mismo día 13 en que Sadovnikov era retenido (fue puesto en libertad, porque no había cargos contra él y se le hicieron solo algunas preguntas sobre sus actividades en la Europa del oeste), Hans-Georg Maasen, presidente de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), es decir, la Inteligencia interior alemana, decía en un simposio celebrado en la capital de aquel país que el Gobierno ruso había apoyado al separatismo catalán mediante una campaña de desinformación en las semanas previas al referéndum del 1 de octubre.

Sardà ya sospechaba que el CNI tenía controlado a su grupo, porque en el mes de enero anterior dijo a Terradellas: "Nos tienen muy controlados"

Maasen era consciente de las reuniones de supuestos agentes del Kremlin con la cúpula del independentismo porque el CNI había pasado a sus colegas alemanes documentos gráficos e informaciones muy concretas de las idas y venidas de algunos personajes por Cataluña, aprovechando el magma soberanista que podía convertirse en un molesto punto débil para la estabilidad europea. Los soberanistas no lo sabían, pero en su cúpula había varios topos.

La intención de Sardà y sus socios rusos (a Motin lo presentaba como excoronel ruso y a Sadovnikov, como exdiplomático) era poner un ‘Zeus’ al frente del negocio de las criptomonedas. "Me ha gustado este ‘Zeus. .Es muy bueno", comenta el 8 de mayo de 2018 Jordi Sardà a Víctor Terradellas. "Bajo control. Hahahaha", dice el de CDC. "Es uno de los mejores fichajes técnicos que he hecho desde hace mucho tiempo", responde Sardà.

Foto: El eurodiputado del Partido Popular Javier Zarzalejos. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Le explica luego a Terradellas que con Nikolay (Sadovnikov), "en Dubái, hace dos meses, hicimos una operación de prueba y nos sorprendió muy positivamente". Luego, hablan de realizar una operación pequeña en Cataluña para ver si funciona, pero para eso ‘Zeus’ ha de tener licencia. "Me has de explicar qué tipo de licencia", le pide Víctor. "Una parte siempre bajo nuestro control, aparte de las comisiones a los banqueros", subraya Sardà.

El papel de ‘Zeus’

El avispado intermediario le explica luego lo que pretende, que no es otra cosa que poner a trabajar en el tema de las criptomonedas a alguien del perfil de David Madí (ex resposnable de Comunicación de Convergència y en aquel momento asesor de varias de las principales empresas del Ibex) que también controlase un emporio propagandístico y de comunicación que debería ser sufragado con fondos moscovitas. Madí siempre se negó a participar en ese proyecto porque no se fiaba de la finalidad del mismo ni de las personas que lo estaban poniendo en marcha, a pesar de los esfuerzos de Sardà y su grupo de ficharlo.

Para que Terradellas lo entienda, Sardà lo instruye: "Los oficiales bancarios tienen niveles de licencia. Por ejemplo, Fainé [presidente de La Caixa] es de nivel 6". Víctor le saca a relucir los problemas que en ese momento empezaba a tener Madí: "Lo echaron del consejo de administración de Endesa y de otras 3 o 4 empresas importantes por ser miembro del Estado Mayor". Jordi le contesta: "En el mundo hay 3 oficiales de nivel 9 y a ‘Zeus’ le queremos dar este nivel". "¿Y pueden hacer diferentes tipos de operaciones? ¿9? ¿Y cómo es que ahora no la tiene?", "Porque necesita la autorización de cinco Estados". Los dos interlocutores echan la cuenta de la lechera: "Uno, nosotros [dando por sentado que Cataluña sería pronto un Estado], Inglaterra, China, USA y el Vaticano". Sardà le dice que ya han ido emisarios a Roma para atar el apoyo de la Santa Sede.

Foto: Francesc de Dalmases, Laura Borràs, Quim Torra, Miquel Buch y Víctor Terradellas. (EFE)

El intermediario, no obstante, anima a Víctor diciéndole: "Eres el cocinero principal. No jodas, tienes la mejor posición de todos (…) Hace casi un año y medio que con Sergei estamos solo con este tema. Y cuando pasamos por Cataluña, todo encajó. Es la clave del puzle…". Se refería a que un nuevo régimen catalán, convirtiéndose en un Estado independiente, debía ponerse a las órdenes de Rusia para convertirse en un paraíso de las criptomonedas, legislando conforme a los intereses del Kremlin, y actuar como agente desestabilizador de Europa. "Estoy convencido de que me lo preparas todo para que sea así. Yo ya hará 7 meses que estoy muy contento. Te lo he dicho siempre, pero me gustaría poder hacer más cosas. Tener equipo, cobrar y no sufrir… Hacer cosas, influenciar… todo esto para lo que me estás entrenando", le contesta Terradellas.

El 9 de mayo, Jordi Sardà disculpa a Nikolai porque envió antes un documento a Holanda que a Barcelona. "Ya sabes que somos un poco maquiavélicos. El Nikolai disfruta sorprendiendo a la gente". Le comenta también que una persona con la que se han viso ese día le parece un poco pardillo. "Sí, pero un niño como él de la parte alta tenía y tiene influencia. En ámbitos como los de aquí. Siempre te he dicho que es todo muy provinciano y que cuando han visto poder real (aunque sea de Madrid, que es mierdosillo) han quedado abducidos como si fuese el 'non plus ultra'. Esto es lo que tenemos y con esto es con lo que hemos de jugar", responde Terradellas. La persona a la que se refiere como influyente entre la clase alta catalana parece ser, nuevamente, David Madí. "Pues tráelo a casa, que lo bajaremos a la planta 112", le corta Sardà. "Hahahaha. Se lo diré. ¿Hay 112?", ríe Víctor. "Es más fácil horadar que subir hacia arriba, es la diferencia con los americanos", le ilustra Sardà.

"Ya sabes que somos un poco maquiavélicos. El Nikolai disfruta sorprendiendo a la gente"

El día 10 de mayo por la mañana, Víctor Terradellas le envía un escueto mensaje a David Madí: "Seguro que sabes el refrán que dice que cuando entras en la sede de la ‘Cantora’, bajando, llegas a Siberia. Me comentan que, entre otros lugares, te invitan a finales de mes (iremos juntos) y que bajaremos a la planta 112. Víctor". Madí responde con sorna: "Creo que primero tú y si va bien, seguimos". Terradellas le cuenta luego a Sardà el ofrecimiento a Madí. "Sabremos si sabe qué es la ‘Cantora", dice Víctor a su interlocutor, que le promete: "Pero no solo iremos al FSB. Aquello es como un museo ahora". ‘Cantora’ es el nombre con que se conocía la sede de los servicios secretos "en ruso antiguo", según le comenta Jordi Sardà a Terradellas.

El 11 de mayo, Terradellas le dice: "Me ha escrito el estirado. A ver si podemos vernos la semana que viene (…) Le he dicho: ‘Nos podemos ver lunes, martes o miércoles, después estoy fuera’. Le iba a responder diferente, pero prefiero ser más duro en persona (me refiero a dejar claro que el que manda soy yo)". Al parecer, le quería presentar a "un compañero". Como Víctor no sabía si era para acompañarlo a Moscú, le comunica a Sardà que "le diré que ni hablar, que vuestra estructura y yo mismo lo invitamos a él. A nadie más. Ha de entender que mando yo", razona Terradellas. "Sí. Tú has de marcar una línea muy estricta y que la información que tú obtienes es para gestionar un objetivo muy claro (…) Para mantener el bastón de mando, lo mejor es hacer comunicaciones cortas, concretas y con mucho sentido, marcar una línea de acceso muy dura".

Unos días antes, le comunica que viaja al día siguiente a Beirut y "después a Londres con el Nikolai, por tu tema". La visita a Londres es una incógnita, pero las investigaciones judiciales descubrieron en la capital británica un depósito en bitcoins a disposición, supuestamente, del Consell per la República. Terradellas negó siempre conocer la existencia de esa cuenta.

El 13 de mayo de 2018, la víspera de la investidura de Quim Torra como presidente de la Generalitat, la policía alemana retenía a un ciudadano ruso para preguntarle por sus andanzas en Barcelona. Se trataba de Nikolai Sadovnikov, un supuesto antiguo asesor de Exteriores de Moscú que había visitado Barcelona en octubre de 2017. En la capital catalana, de la mano de Jordi Sardà y de Víctor Terradellas, se había reunido con el entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, para ofrecerle un supuesto apoyo del Kremlin a la secesión de Cataluña, a cambio de algunos favores como una legislación a medida sobre criptomonedas para desestabilizar las economías occidentales. Lo que ignoraba el ruso era que el CNI lo había monitoreado en Barcelona y lo había grabado entrando en el Palau de la Generalitat. De hecho, el CNI vigilaba desde hacía meses a la cúpula independentista y, especialmente, a los rusos, posibles elementos desestabilizadores que contactaban con ella.

Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Carles Puigdemont
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