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Las mentiras de Elsa Artadi ante el juez: negó que tuviese un cargo político en la Generalitat
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Declaración como testigo

Las mentiras de Elsa Artadi ante el juez: negó que tuviese un cargo político en la Generalitat

La que fuera mano derecha de Puigdemont intentó desmarcarse de cualquier decisión sobre las reuniones con emisarios rusos. "No hay por dónde coger su declaración", le advirtió el magistrado

Foto: Elsa Artadi. (EFE/Quique García)
Elsa Artadi. (EFE/Quique García)

Los emisarios rusos que visitaron Barcelona en octubre de 2017 trasladaron a Elsa Artadi, persona de confianza de Carles Puigdemont, su interés por conocer qué haría el Govern en caso de que Cataluña declarase su independencia de España. Artadi asistió a dos reuniones, una en la Casa dels Canonges (las dependencias privadas del ‘president’ dentro del Palau de la Generalitat) y otra en el hotel Colón de la capital catalana, desvelada por El Confidencial. Lo más llamativo sobre la investigación del caso es que su declaración ante el juez estuvo plagada de evasivas sobre lo ocurrido. También de alguna mentira, como que no había tenido un cargo político en la Generalitat. Y eso que antes del interrogatorio el magistrado le comunicó que su presencia en el juzgado era como testigo, por lo que estaba obligada a decir la verdad, con el riesgo de incurrir en un posible delito de falso testimonio en caso contrario.

Entonces, era directora general de Coordinación Interdepartamental. En realidad, era la mano derecha de Puigdemont. En el Juzgado de Instrucción número 13, que lleva el sumario de los preparativos del 1-O, Artadi aparece como la enviada del 'expresident' para verificar cómo las distintas 'conselleries' de la Generalitat estaban montando las ‘estructuras de Estado’ que permitirían a Cataluña ser independiente tras el referéndum ilegal del 1 de octubre de aquel año. Una conversación entre dos altos cargos de Economía revela incluso que le ocultaban información para que no les acusasen de hacer descarrilar el ‘procés’. Su labor, pues, era de la mayor importancia política, ya que la información que ella trasladaba debía servir para tomar decisiones al más alto nivel.

Foto: Elsa Artadi. (EFE/Quique García)

Ante el magistrado Joaquín Aguirre, titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona, que investiga la trama de los emisarios rusos, Artadi intentó quedar tan al margen de las decisiones que aseguró que su cargo era exclusivamente técnico. De hecho, no obstante, el puesto de director general es considerado de gran contenido político. Y si el director general depende directamente del ‘president’, su titular tiene más influencia en la cúpula del Govern que cualquier 'conseller'.

Mi trabajo era muy técnico. Yo pasaba de estar trabajando en temas de cambio climático a temas de la Mesa del Tercer Sector y el plan que debemos hacer de juventud, de violencia machista… Seguramente la reunión más política en la que participaba, que no la lideraba yo, era la preparación del pleno [del Parlament] con el ‘president’ Puigdemont”. Sin embargo, admitió que además de coordinar la gestión de las consejerías, era la secretaria del Consell Tècnic y su área escribía las notas de los discursos de Puigdemont. El Consell es el encuentro entre todos los secretarios generales de las distintas 'conselleries' que, antes de la reunión del Govern, son los que deciden qué temas llevan los 'consellers' para ser aprobados oficialmente por el Gobierno autonómico.

Foto: Elsa Artadi durante una rueda de prensa. (EFE/Andreu Dalmau)

En su intención de eludir responsabilidades, Artadi aseguró textualmente: “En la época de la dirección general, yo tenía un cargo muy técnico. No tenía un cargo político. No era como el señor Redondo [en referencia a Iván Redondo en Moncloa], porque yo venía de hacer un trabajo muy técnico y muy poco político”.

Tras enmarcar su responsabilidad en esos parámetros, afirmó que Puigdemont le encargó reunirse con un emisario ruso. “El ‘president’ Puigdemont me dijo que contactara con Víctor Terradellas, que quería hablar conmigo para explicarme una cosa de un tema económico. Y, por tanto, fui a la reunión, la hice y di traslado de esa reunión”, aseguró. “Creo que me llamó porque era un tema económico, era la economista que había por allí y me pidió que fuese a ver si tenía algún tipo de interés”, subrayó.

Amnesia y balbuceos

Víctor Terradellas era entonces el responsable de relaciones exteriores de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), el hombre que intentaba tender puentes con el Kremlin, buscando aliados que apoyasen la secesión de Cataluña internacionalmente. El relato de Artadi, a partir de esas premisas, se convirtió en una extraña mezcla de balbuceos, amnesias y teorías casi fantásticas. Para empezar, aseguró que mantuvo dos reuniones: una en el hotel Colón y otra en la Casa dels Canonges. ¿Y cómo es que no celebra la reunión en su despacho oficial? “Yo era directora general. No tenía acceso a las salas de reuniones de Palau y si recibía a alguien, lo recibía en mi despacho, pero muchas veces quedábamos, es normal, en el hotel Colón o el hotel Neri. Lo hacíamos la gente de mi perfil que estábamos en el Palau”, se justificó.

Foto: El exdirigente de CDC Víctor Terradellas. (EFE/Marta Pérez)

Ubicó la reunión del hotel Colón entre el 21 y el 24 de octubre, en la que estuvieron presentes cuatro personas, tal y como publicó este diario. Ella, Terradellas, un intermediario que hablaba ruso (llamado Jordi Sardà, que fue quien llevó a Barcelona a los supuestos emisarios del Kremlin) y un ruso del que no sabe ni el nombre, ni la profesión ni el cargo. “Hicimos una reunión que duró 20 minutos, 30 a lo máximo. Luego, los vi en otra reunión muy breve, de pocos minutos, en la Casa dels Canonges, donde sí estaba el ‘president”, aseguró en su declaración en el juzgado.

"Yo iba a escuchar, era lo que me habían dicho"

Tanto el juez como el fiscal se extrañaron de que se reuniese con personas de las que desconocía tanto su procedencia como su nombre. “¿Usted no tuvo curiosidad por saber quiénes eran estas personas, qué cargos tenían, en nombre de quién hablaban?”, preguntó el Ministerio Público. “Yo iba a escuchar, que era lo que me habían dicho, porque era mi trabajo, dar traslado de qué opinión tenía de lo que me dijeran”.

La ex alto cargo del Govern aseguró que los emisarios rusos “querían saber qué intención tenía el Govern de la Generalitat en torno a la regulación de las criptomonedas. Decían que era muy importante saber en qué sitios habría una regulación, pero era todo muy confuso, muy desordenado… los bitcoins… La persona que hablaba solo ruso hacía de vez en cuando algún comentario que no se entendía nada. Víctor Terradellas, que en teoría era mi interlocutor, no tenía ni idea del tema… Era todo muy confuso y, hasta cierto punto, con poco rigor”, dijo Artadi en su interrogatorio.

Foto: Elsa Artadi. (EFE)
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La dirigente independentista repitió en varias ocasiones que “ellos me contactaron porque tenían interés en saber la política que iba a seguir el Govern de la Generalitat en torno a las criptomonedas. Me explicaron la importancia de las criptomonedas en un relato que tampoco se entendía mucho (…) En todo este tema, los escuché, pero tampoco aportaron referencias… No hicieron ninguna presentación, que es lo normal en una reunión de trabajo”. Artadi no supo precisar tampoco si los emisarios rusos eran los mismos en ambas reuniones. Según informaron testigos presenciales a El Confidencial, en la del hotel Colón el interlocutor era un experto en criptomonedas que había trabajado para Mijaíl Gorbachov y Vladímir Putin, de nombre Tadjik o Nadjik, mientras que en el Palau se personaron Sergei Motin y Nikolay Sadovnikov, presentados como excoronel y exdiplomático, respectivamente.

Cuando el magistrado le inquirió por el hecho de que si la reunión fue tan confusa y sin interés, por qué tras la primera Puigdemont accedió a ver a los rusos en el propio Palau de la Generalitat, Artadi echó de nuevo balones fuera. “Si hay unos ciudadanos rusos que le vienen a proponer algo de criptomonedas, qué menos saber quiénes son. Por lo menos, es habitual que se dé la tarjeta de visita…”, le inquirió el juez.

“A ver, yo he tenido muchas reuniones… con empresarios, sociedad civil… Y normalmente la gente te viene con las tarjetas, las presentaciones y todo… Estos venían presentados por el señor Terradellas sin demasiada consistencia detrás y supongo que por eso no hubo ningún seguimiento del tema ni nada (…) Pero todo tuvo muy poco rigor, muy poca credibilidad…”, dijo Artadi, a lo que el magistrado contestó: “Alguna credibilidad tendría cuando uno o dos días después les recibe el ‘president’ en la Casa dels Canonges”.

Foto: La 'consellera' de Presidència, Elsa Artadi. (EFE)

“Pero no tuvo ningún seguimiento. Yo no hice ningún seguimiento de este tema”, insistía Artadi. “Pero usted informaría al ‘president’ de lo que hablaron en el hotel Colón”, contestaba al juez durante el interrogatorio. “Sí, sí”. “Y si usted dice que la reunión no tuvo sentido, que fue una cosa muy confusa, ¿para qué les recibe un día o dos después en el Palau?”, añadió Aguirre. “Eso lo desconozco”, se defendió la política.

Tras desgranar la agenda de Carles Puigdemont del día 26 de octubre, un día antes de presentar en el Parlament la declaración de independencia para justificar que ese día no había recibido a ningún ruso, el magistrado le recordó que en la causa obran mensajes de WhatsApp entre Terradellas y Puigdemont y que, efectivamente, se vieron en el Palau. Ante ello, Artadi no contestó nada más, pero el magistrado la despidió con una dura advertencia: “Le recuerdo que como testigo tiene la obligación de decir la verdad. Lo que está diciendo carece de sentido o no tiene lógica. Solo que sepa que eso puede tener consecuencias penales (…) que usted tenga una entrevista con unos ciudadanos rusos para hablar de criptomonedas y no sepa siquiera quiénes son, lamentablemente no tiene credibilidad. Yo se lo digo, y usted asuma las consecuencias de su conducta, pero no hay por dónde coger su declaración”.

Los emisarios rusos que visitaron Barcelona en octubre de 2017 trasladaron a Elsa Artadi, persona de confianza de Carles Puigdemont, su interés por conocer qué haría el Govern en caso de que Cataluña declarase su independencia de España. Artadi asistió a dos reuniones, una en la Casa dels Canonges (las dependencias privadas del ‘president’ dentro del Palau de la Generalitat) y otra en el hotel Colón de la capital catalana, desvelada por El Confidencial. Lo más llamativo sobre la investigación del caso es que su declaración ante el juez estuvo plagada de evasivas sobre lo ocurrido. También de alguna mentira, como que no había tenido un cargo político en la Generalitat. Y eso que antes del interrogatorio el magistrado le comunicó que su presencia en el juzgado era como testigo, por lo que estaba obligada a decir la verdad, con el riesgo de incurrir en un posible delito de falso testimonio en caso contrario.

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