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Granada quiere ser la nueva Málaga: el precio a pagar por convertirse en la otra "ciudad de moda"
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La metamorfosis nazarí

Granada quiere ser la nueva Málaga: el precio a pagar por convertirse en la otra "ciudad de moda"

Una nueva "milla de oro" con hoteles de cinco estrellas, la apuesta por la Cultura y la aspiración de acoger a nómadas tecnológicos en barrios cada vez más gentrificados abonan la transformación en la tierra de la Alhambra

Foto: Vista general de la Alhambra en Granada. (EFE/Miguel Ángel Molina)
Vista general de la Alhambra en Granada. (EFE/Miguel Ángel Molina)

Un alemán de mediana edad cruza la Gran Vía de Granada, entra en un McDonald’s y pide una cheeseburguer. El nuevo local de la multinacional lo inauguraron hace semanas, con todas las autoridades presentes: desde la alcaldesa a la subdelegada del Gobierno. Es el número 600 en todo el país, pero lo cierto es que si esta vez es un McDonald’s, bien podría ser cualquier otra franquicia de las que recién abrieron en la misma zona: KFC, Goiko, Burger King... El alemán se sienta con su bandeja y por la cristalera, al frente, se puede ver el Palacio de la Madraza, la Catedral y la Capilla Real. A la espalda del edificio, el barrio del Albaicín, Patrimonio de la Unesco. Hablamos del meollo, del centro histórico de la ciudad. Y un síntoma de la metamorfosis que vive la ciudad, lanzada a competir con otras urbes como Málaga para la atracción de inversión, empresas y nuevos espectáculos culturales.

Nuestro protagonista podría ser un turista, uno de los más de 2,5 millones que cada año se acercan a la provincia y que convierten a la ciudad de la Alhambra en la quinta más visitada del país. Si es así, puede que se aloje en uno de los 886 pisos turísticos que se ofertan en ella. También cabe la posibilidad, a pesar de estar en un sitio de comida rápida, quién sabe, de que cogiera una habitación en el hotel de cinco estrellas estrenado en el último año. Hay otros cuatro más, en todo caso, en construcción. Alguno también podría decir que no necesariamente es un turista.

Foto: Dispositivo de seguridad para la cumbre europea. (EFE/Miguel Ángel Molina)

Podría tratarse de uno de los llamados "nómadas tecnológicos". De ser así, puede que trabaje para gigantes como Google o Indra, igualmente recién aterrizados en Granada en los últimos dos años. Variables hay muchas, pero lo único seguro es que tanto el paisaje descrito, como las elucubraciones sobre el por qué se encuentra allí el simpático rubio son el síntoma inequívoco de una metamorfosis. La que, sin prisa —pero sin pausa— vive, hoy por hoy, la capital granadina.

Granada está de moda

Granada está de moda por muchas razones. Aquí se celebró la cumbre de la Comunidad Política Europea este mes de octubre, que reunió a 47 jefes de Estado de toda la UE y convirtió a la ciudad en portada de todos los medios nacionales e internacionales. Aquí se celebrará la Gala de los Goya de 2025. Aquí, muy cerquita, en Escúzar, se construirá el acelerador de partículas IFMIF-Dones, el mayor proyecto científico en España, con 700 millones de euros de inversión. También aspiró, aunque sin éxito, a convertirse en sede de la Agencia Nacional de Supervisión Inteligencia Artificial (AESIA) y quiere quitarse la espina siendo Capital Europea de la Cultura en 2031. Incluso acogió el año pasado la Copa del Rey de la ACB. Ciencia, eventos, cultura... el modelo, el estar en boca de todos, para muchos, tiene música malagueña.

Básicamente porque, a priori, es esa combinación de esos elementos la que ha llevado a Málaga a convertirse, con los datos más evidentes en la mano, en la segunda potencia económica andaluza y líder en crecimiento. Por un lado, aunque con matices, fue el exalcalde socialista Francisco Cuenca quien intentó impulsar un cambio de paradigma mediante la atracción de empresas tecnológicas, grandes citas y nuevas infraestructuras para el turismo de lujo. Ahora es la actual alcaldesa, la exconsejera de Fomento Marifrán Carazo, quien insiste en él desde el prisma del éxito malacitano. Los guiños por parte de Carazo al modelo del alcalde de la capital de la Costa del Sol, Francisco de la Torre, han sido varios. Ya desde la campaña de las elecciones municipales donde compartía actos con su homólogo popular, no dudaba en definirle como "ejemplo".

En un acto conjunto, incluso anticipó una alianza con Málaga para el proyecto Granada I-Quantum, un ecosistema urbano de desarrollo e innovación del sector de la inteligencia artificial. La senda parecida se deja ver más aún en la entrevista que dio por sus 100 días de gobierno en el periódico local Ideal, donde señaló que su intención es llenar Granada de "nómadas tecnológicos y artísticos" para combatir el vaciamiento de la población en la capital, que perdió más de 3.000 vecinos el último año. Las recetas económicas de Carazo, que insiste en el desarrollo del sector tecnológico a la par de la bajada de impuestos y el turismo cultural, remarcan las semejanzas: Si Málaga lleva de moda la última década, Granada quiere ser la nueva Málaga.

El precio a pagar

Aunque la trascendencia económica nacional e internacional que la capital malagueña ha ido obteniendo en los últimos tiempos está fuera de toda duda, según explica el arquitecto Fernando Ramos, afincado en Málaga, la idea de ese modelo no es nueva ni marca original de patente. "Es global. Ejemplos hay muchos: Nueva York, Lisboa, Florencia... Cada una, en su contexto, pero es algo que lleva produciéndose al menos desde hace 30 años". El concepto clave, insiste Ramos, es el de financiarización de la ciudad. Esto es, convertirla en un activo económico. "Hablamos de Granada y Málaga, pero es algo que está ocurriendo también en Sevilla o Cádiz. Que Granada tenga la Alhambra es, evidentemente, un hecho diferencial, porque ya de por sí es un activo, pero en esencia es lo mismo".

El arquitecto recalca que, a pesar de que esa financiarización tenga que ver con un tipo muy concreto de políticas urbanas (nuevos hoteles de cinco estrellas o nuevos museos) es la ausencia, paradójicamente, de un modelo urbano lo que propicia el fenómeno. "Sin planificación, todas las iniciativas que sean de fomento del turismo o mayor edificabilidad van haciendo una bola de nieve" que imponen un desarrollo económico. También con sus contraprestaciones. "Deja de ser una ciudad y acaba por ser un parque temático".

Foto: El Convento de San Jerónimo. (Hispania Nostra)

Las posibilidades de Granada de "malaguizarse" en ese aspecto son altas. Lleva sin un nuevo Plan General de Ordenación Urbana desde hace casi dos décadas y su modelo urbano, a la espera de renovarlo, es una entelequia a día de hoy. Por ahora, lo cierto es que, las fotos de éxito que la ciudad nazarí acumula y, se prevé, acumulará en estos años son únicas por su entorno patrimonial, pero la transformación que vive el centro histórico resulta más una copia de prácticas ya aplicadas en otras ciudades europeas y de todo el mundo que otra cosa.

El diagnóstico en ellas, con el caso paradigmático de San Francisco, es negativo. Después de los años dorados de comienzos de siglo, la ciudad más turística del oeste de Estados Unidos vive una crisis de personas sin hogar que está enfrentando a vecinos, instituciones y las empresas tecnológicas que han expulsado a la clase media. La apuesta por la tecnologización y la turistificación dan un retorno económico evidente en términos cuantitativos, pero también dan pie a una desigualdad mayor, vecinos de toda la vida que abandonan la ciudad y un cierre paulatino de comercios locales.

placeholder Unos turistas descansan a la sombra de un árbol y beben agua con la imagen de la Alhambra de fondo. (EFE/Miguel Ángel Molina)
Unos turistas descansan a la sombra de un árbol y beben agua con la imagen de la Alhambra de fondo. (EFE/Miguel Ángel Molina)

Mirándose en la pequeña escala del espejo malagueño, se puede deducir el pronóstico de lo que puede ocurrir en Granada en el medio plazo de seguir por esa vía. Al contrario que la capital granadina, Málaga crece en residentes el último año, sí, pero pierde cada vez más población española. Los que se quedan son extranjeros. Por poner en contexto el caso granadino, más datos: la página web Moving to Spain califica a Granada como una de las mejores ciudades para alquilar de toda España. En concreto por ser "más barato". Todo mientras el precio del alquiler en Granada se ha disparado y sube casi un 10% en el último año. El vaciamiento del centro coincide, curiosamente, con el hecho de que Granada tenga el salario medio más alto de todas las capitales andaluzas. La diferencia con las rentas más altas, eso sí, llega a ser de hasta el 70%, según el INE.

Arraigo y gentrificación, antónimos

El proceso de cambio en la identidad de Granada no es nuevo en todo caso. La ciudad ha sido siempre conocida por su universidad y sus universitarios, antaño con alquileres asequibles para ellos en casi toda la ciudad. Culturalmente, más allá del Ayuntamiento, Granada siempre fue un hervidero de talento y de creación de nuevos artistas a nivel nacional. Hasta cierto punto se podría decir que ya estaba "de moda", solo que no era tan rentable. O había universitarios o había vecinos y familias. Sin embargo, la aparición de los pisos turísticos allá por 2013 a través de plataformas como Airbnb afectó, como a casi toda capital española, a la paulatina transformación del centro.

El caso granadino es especialmente llamativo: los números reflejan hasta un 270% de crecimiento en los últimos 10 años, según los datos del INE. El cambio de políticas en el Ayuntamiento no hace sino palpar que el paradigma se pueda extremar más aún en el sentido de que, si el prototipo de inquilino que se busca es el de los "nómadas", además del turista, todos los negocios que orbitan alrededor de los residentes seguirán cambiando. Cuesta encontrar una zapatería o una ferretería y cada vez menos hallar un gastrobar o un take away. En cuanto a los comercios locales, solo un paseo, ya no por el centro, donde se estima que entre un 20 y un 25% de locales han echado el cierre desde la pandemia, sino por el resto de la ciudad, deja una colección de persianas bajadas.

Foto: La colonia Tercio Terol. (Ana Beltrán)

Las mismas que están levantando nuevos supermercados 24 horas o las cadenas de comida rápida anteriormente citadas. El pequeño comercio, que ya sufría la apertura de centros comerciales a las afueras, ven cómo además la Junta de Andalucía se ha visto obligada a declarar Zona de Gran Afluencia Turística a la práctica totalidad del municipio según la legislación vigente. Es decir, liberalización de horarios enfocados sobre todo al turismo y que en Málaga lleva aplicándose desde hace casi dos años. Tanto el sector, como la alcaldesa y la oposición, se han mostrado en contra, pero la decisión última la tiene, en realidad, el Gobierno.

Según explican fuentes de la corporación municipal anterior, la regida por el socialista Paco Cuenca, "el modelo de Málaga está caduco" y, a pesar de que fueron ellos mismos quienes propiciaron la llegada de empresas multinacionales a la capital o la creación de nuevos cinco hoteles de cinco estrellas proyectados en la ciudad, insisten en que "hay muchas diferencias". Tal y como admite asimismo Fernando Ramos, el arquitecto malagueño, "Granada sí que tiene una Universidad potente", en el top 10 en investigación de Inteligencia Artificial en todo el mundo por poner solo un ejemplo, y que canaliza esa apuesta por la llegada de empresas tecnológicas y que posibilita que sean sus propios los que finalmente accedan a sus puestos de trabajo.

Foto: El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, participó en una travesía a nado en agosto (Twitter/F.D.T.)

La retahíla en tan poco tiempo de empresas que han desembarco o que han anunciado su interés en Granada es amplísima: T-Systems, Google, Indra, la filial de la multinacional coreana Koh-Young-Technology, Kyndryl, una spin-off de la gigante IBM, Farmacéuticas Rovi...Todo unido al capital humano que ya tiene la UGR y la existencia del Parque Tecnológico de la Salud y la creación de uno nuevo vaticinan un desarrollo económico más orgánico. En Málaga, la industria tecnológica llega al 20% del PIB y las estimaciones por parte de algunas voces autorizadas en la Universidad estiman, como mínimo, cifras parecidas para Granada en el largo plazo.

Por otra parte, el atractivo turístico de la Alhambra, de nivel internacional, legitima la creación de hoteles de lujo ante la falta de oferta de la que adolecía la capital. No se trata tanto de una política de marcos o un modelo a calcar, sino de condiciones concretas. "Todo tiene que ver con la planificación, si no la ciudad se convierte en un decorado", concuerdan desde la anterior corporación socialista con Ramos. De los peligros de que sea así son conscientes en todo el arco político. También en Málaga, donde desde el consistorio, al igual que la propia Marifrán Carazo deslizó en todas sus entrevistas tras los 100 días de gobierno, se incide en la necesidad de contar con herramientas para evitar el descontrol con los pisos turísticos, por ejemplo.

placeholder El primer ministro francés, Emmanuel Macron, junto al rey Felipe VI y la reina Letizia, en la cumbre europea de Granada. (Reuters/Jon Nazca)
El primer ministro francés, Emmanuel Macron, junto al rey Felipe VI y la reina Letizia, en la cumbre europea de Granada. (Reuters/Jon Nazca)

Pero si bien es cuestión de voluntad, la mayoría de posibles cortafuegos en la ciudad ni siquiera dependen del Ayuntamiento, sino de la propia Junta de Andalucía. Cuestiones como la tasa turística que al menos reportaría ingresos municipales para ayudar, por ejemplo, al comercio local, o la regulación y declaración de zonas saturadas de pisos turísticos, son de competencia autonómica. El problema, a largo plazo, es de "arraigo", tal y como insiste el sociólogo Ricardo Duque, que ya investigó el proceso de gentrificación en Granada hace una década, concretamente en relación con el barrio del Albaicín. "Si la gente no siente conexión con su barrio, tampoco va a tener motivos para quedarse".

Otro de los factores esenciales, según uno de los últimos estudios que hemos hecho, para el arraigo residencial es la familia. "En el momento en que familia y amigos no están, no te quedan los negocios ni vecinos, entonces el barrio no significa nada", explica. Lo más usual, de hecho, es ver cómo los pisos son heredados por los hijos de vecinos que fallecen y, en esa situación, sin capacidad de endeudarse y sin ningún factor sentimental que haga que merezca la pena quedárselo, opten por la venta. Es ahí donde, quizás, viva el nómada digital en un futuro. Muy cerca del McDonald’s.

Un alemán de mediana edad cruza la Gran Vía de Granada, entra en un McDonald’s y pide una cheeseburguer. El nuevo local de la multinacional lo inauguraron hace semanas, con todas las autoridades presentes: desde la alcaldesa a la subdelegada del Gobierno. Es el número 600 en todo el país, pero lo cierto es que si esta vez es un McDonald’s, bien podría ser cualquier otra franquicia de las que recién abrieron en la misma zona: KFC, Goiko, Burger King... El alemán se sienta con su bandeja y por la cristalera, al frente, se puede ver el Palacio de la Madraza, la Catedral y la Capilla Real. A la espalda del edificio, el barrio del Albaicín, Patrimonio de la Unesco. Hablamos del meollo, del centro histórico de la ciudad. Y un síntoma de la metamorfosis que vive la ciudad, lanzada a competir con otras urbes como Málaga para la atracción de inversión, empresas y nuevos espectáculos culturales.

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