Es noticia
España, un país cada vez más viejo donde nadie hace sombra a un político de 80 años
  1. España
DE LA TORRE, CANDIDATO A LOS 80

España, un país cada vez más viejo donde nadie hace sombra a un político de 80 años

La permanencia de algunos políticos en sus cargos después de los 70 es el síntoma de la dificultad de la sociedad y los partidos para encontrar recambios a sus viejas glorias

Foto: El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, participó en una travesía a nado en agosto (Twitter/F.D.T.)
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, participó en una travesía a nado en agosto (Twitter/F.D.T.)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Esta semana, el incombustible Paco de la Torre anunciaba su intención de presentarse por sexta vez a la alcaldía de Málaga, ciudad que ha gobernado desde el año 2000. Lo hará con 80 años, una edad de récord, y con la necesidad de introducir en sus listas a su sucesor, una posición nada fácil después de que sus potenciales "delfines" se hayan quedado por el camino uno detrás de otro. Aunque la política se rejuveneciese tras el ciclo 15-M, aún hay veteranos difícilmente sustituibles.

Es una excepción en España, recuerda el politólogo Pablo Simón, ya que los políticos españoles, como democracia joven que es, tienen una de las medias de edad más bajas de Europa. Sin embargo, cuanto más bajo es el nivel administrativo y más pegado al ciudadano está, menos se produce alternancia electoral y, por lo tanto, más probabilidades hay que se produzcan casos como el de De la Torre. "A nivel municipal se cambia menos que a nivel autonómico y aún menos que a nivel nacional", explica. Por eso esta clase de figuras, con el ejemplo paradigmático de Iñaki Azkuna en el Ayuntamiento de Bilbao entre los 56 y los 71 años, suelen darse a nivel local.

"Cuanto más pasas en el cargo, más difícil es que te disuadan para irte si funcionas"

La escasa alternancia en los ayuntamientos provoca la aparición de estos alcaldes longevos que, además, tienen pocos incentivos para abandonar su cargo, tanto ellos como su partido. "Es lo que los economistas llaman coste hundido, cuantas más monedas has echado a la máquina tragaperras, más te cuesta dejar de hacerlo", añade el politólogo. "Con esto ocurre algo parecido, cuanto más tiempo llevas en el cargo, más difícil es que te disuadan para marcharte si sigues siendo eficiente electoralmente". Como ocurrió con Manuel Fraga en Galicia, no tiene sentido sustituir a quien no quiere marcharse si funciona, y De la Torre es uno de los mejores ejemplos de esta tendencia a no arreglar lo que no está roto.

Junto a otros políticos como Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria a los 79 años, o Abel Caballero, alcalde de Vigo a los 76, es uno de los últimos exponentes de una muestra de hiperliderazgo local a la que resulta muy difícil encontrar sustituto, como explica el politólogo y consultor de comunicación política Eduardo Bayón: "Los alcaldes, a partir de cierto nivel de popularidad y conocimiento de su figura, están a años luz no solo del resto de concejales, sino también del resto de líderes de partidos". En algunos casos, la popularidad del alcalde puede situarse hasta 40 puntos por encima de la del portavoz de la oposición. "Eso puede generar dificultades de sucesión cuando se dan ese tipo de hiperliderazgos en ese ámbito territorial".

Los últimos de la generación tapón

De la Torre nació en 1942. Irónicamente, es un año demasiado mayor para formar parte de la generación tapón, que Josep Sala i Cullell identificó como la de los nacidos entre 1943 y 1963, la que ha ocupado las parcelas de poder en España desde la época de la Transición. "Es un poco raro que en 2022 gobierne EEUU o esté en la alcaldía de Málaga un señor que nació antes del desembarco de Normandía", valora el autor de 'Generación tapón. La herencia envenenada de los hijos de la Transición', un libro crítico con esa generación.

A pesar de ello, la pervivencia de estos alcaldes en sus puestos también es un testimonio de su labor a lo largo de los años. Como recuerda Sala, las elecciones más importantes de la historia de España probablemente fuesen "las municipales de 1979". Aquellos comicios en los que se eligieron los primeros alcaldes de la democracia determinaron el éxito (o fracaso) de muchas ciudades durante las siguientes décadas de modernización española. "Ningún cargo político es más importante en el corto plazo que un alcalde", propone.

De ahí que, mientras que en el ámbito nacional se ha producido un rejuvenecimiento claro, en el ámbito regional y local es más probable la permanencia de figuras como De la Torre. "En los ayuntamientos, el voto no tiene nada que ver con tu ideología, se vota la gestión", recuerda Sala, que evoca el ejemplo de Girona, una ciudad "conservadora" en la que gobernó durante 23 años Joaquim Nadal del PSC "porque a lo que se votaba era a él, que hizo una gestión fantástica". En 2019 aún quedaban 34 alcaldes que llevaban en el cargo desde año 1979.

placeholder Felipe González y Gorbachov durante el Congreso de la Internacional Socialista de Berlín, en 1992. (Getty/Corbis/Matias Nieto)
Felipe González y Gorbachov durante el Congreso de la Internacional Socialista de Berlín, en 1992. (Getty/Corbis/Matias Nieto)

La generación a la que pertenece De la Torre es una de las más longevas políticamente de la historia. La mayoría entró en política durante la época de la Transición, en los años setenta, cuando tenían alrededor de 30 años. El ejemplo más claro es la formación del primer gobierno de Felipe González, con Alfonso Guerra, que por aquel entonces tenía 41 años, Javier Solana (39), José Barrionuevo (39), Carlos Solchaga (38), Narcís Serra (38) o Joaquín Almunia (33). Un gobierno de marcado carácter generacional, algo que se ha perdido a lo largo del tiempo, a medida que los Consejos de Ministros pasaban a ser más intergeneracionales.

La edad media de los políticos aumentó durante las primeras décadas de la democracia, desde los 42 años de 1979 a los 49 de 2008, como calculó Simón en su día. Como explica, "tenemos una democracia más envejecida hoy que la de entonces, porque también somos un país más envejecido". Eso cambió con la entrada de los nuevos partidos como Ciudadanos o Podemos, que rebajaron significativamente la media de edad de la política española. El electorado también es mucho mayor, lo que explica que apoye con más fuerza a los políticos de mayor edad que han crecido con ellos.

Élites insustituibles

El envejecimiento de las militancias de los dos grandes partidos también genera una creciente dificultad para encontrar sucesores a cargos consolidados como De la Torre, que se integró en el Partido Popular durante los años 90, tras su paso por UCD, con los que ya fue presidente provincial en Málaga durante los primeros años de la Transición. No hay quien le haga sombra, pero tampoco es fácil encontrar en las filas de los dos grandes partidos a quien pueda estar a la altura de un político archiconocido en su ciudad natal.

Ningún ministro de Educación en España ha estudiado todavía en la ESO

"El PP y el PSOE tienen un problemón con la edad media de su militancia", añade Bayón. En 2017, según un estudio realizado por José Félix Tezanos, la del PSOE ya era de 60 años, y además, muy poco participativa. Eso provoca que los procesos de selección y transición de élites sean particularmente complicados, por una creciente dificultad para atraer talento que provoca que los grandes cabecillas regionales se mantengan en el poder salvo tragedia o escándalo, y que algunas de estas figuras terminen sobreviviendo a sus potenciales sucesores, como ocurrió con Jordi Pujol.

En algunos casos, la transición generacional se ha producido entre la generación tapón y la de los 'millennials', mientras que la generación X, a la que pertenece Sala, se ha quedado fuera. Es lo que ocurrió en Cataluña, donde se saltó de Jordi Pujol (1930), Pasqual Maragall (1941), José Montilla (1955), Artur Mas (1956), Carles Puigdemont (1962) y Quim Torra (1962) a un ‘millennial’ como Pere Aragonès (1982). 20 años de diferencia. "Mucha gente de mi edad decía '¿y nosotros, los de la generación X, hemos estado esperando durante años a que llegue nuestro turno y ahora entra alguien mucho más joven, ¿cuándo nos va a tocar?".

placeholder Un 'millennial' en la Generalitat. (EFE/Lenin Nolly)
Un 'millennial' en la Generalitat. (EFE/Lenin Nolly)

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (1972), sí pertenece a la generación X, aunque, como recuerda Sala, su primer gobierno aún contaba con diversos miembros de la generación tapón, como Isabel Celáa (1949) o Josep Borrell (1947). Fue con la crisis de Gobierno del verano de 2021 cuando consiguió reducir la edad media del Consejo de Ministros de 55 a 50 años. Sala proporciona un dato demoledor en ese sentido: Pilar Alegría ha sido la primera ministra de Educación en estudiar BUP y COU, pero aún ninguno ha estudiado ESO, el sistema vigente desde mediados de los 90.

La política a la Tercera Edad

La edad también determina la toma de decisiones de esta clase de políticos. Algunas investigaciones han mostrado, por ejemplo, que los gobernantes de mayor edad suelen estar más orientados hacia la resolución militar de conflictos que otros más jóvenes. Para algunos se trata de un problema a la hora de intervenir en políticas a medio y largo plazo.

"Hay que estar bien entrenado para no terminar siendo un político mayor cascarrabias"

Bayón recuerda una cita de Tony Judt para resumirlo: "La disconformidad y la disidencia son ante todo obra de los jóvenes. No es casual que los hombres y mujeres que iniciaron la Revolución Francesa, lo mismo que los reformadores y planificadores del New Deal y de la Europa de la posguerra, fueran bastante más jóvenes que los que los precedieron. Ante un problema, es más probable que los jóvenes lo afronten y exijan su solución, en vez de resignarse".

Para Simón, no obstante, la edad de un regidor municipal no tiene por qué resultar tan determinante a la hora de llevar a cabo políticas conservadoras. "Por un lado, está la experiencia, que es un activo que siempre juega de manera positiva para alguien de más edad, especialmente si ha estado en otros gobiernos", propone. Es el caso de uno de los veteranos, Abel Caballero, que fue ministro de Transportes, Comunicaciones y Turismo entre 1985 y 1988.

placeholder Abel Caballero, un veterano a distintos niveles. (EFE/Luis Millán)
Abel Caballero, un veterano a distintos niveles. (EFE/Luis Millán)

El mayor riesgo es instalarse en políticas inmovilistas y perder capacidad de innovación, señala Simón, por lo que lo importante es rodearse de un equipo intergeneracional o formado por gente con distintas trayectorias. "A mí me consta que De la Torre, por ejemplo, lo hace", añade el politólogo. "Esas cosas te permiten no perder olfato, porque si siempre te rodeas de tu mismo equipo de fieles tarde o temprano eso se traducirá en pérdida de votos. Cuando nos hacemos mayores nos volvemos más testarudos, más intratables y pensamos más que tenemos razón. Hay que estar bien entrenado para no terminar siendo un político mayor cascarrabias".

Esta semana, el incombustible Paco de la Torre anunciaba su intención de presentarse por sexta vez a la alcaldía de Málaga, ciudad que ha gobernado desde el año 2000. Lo hará con 80 años, una edad de récord, y con la necesidad de introducir en sus listas a su sucesor, una posición nada fácil después de que sus potenciales "delfines" se hayan quedado por el camino uno detrás de otro. Aunque la política se rejuveneciese tras el ciclo 15-M, aún hay veteranos difícilmente sustituibles.

Málaga Política
El redactor recomienda