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¿Emergencia climática o social? La vida a 40 grados y sin luz en los barrios más humildes
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DESESPERACIÓN Y HARTAZGO

¿Emergencia climática o social? La vida a 40 grados y sin luz en los barrios más humildes

Vecinos de zonas obreras de Sevilla okupan un centro público tras sufrir cortes constantes. El verano se ha convertido en un infierno en aquellos lugares que como la Cañada Real de Madrid no tienen, por diversos motivos, acceso a electricidad

Foto: Tres vecinas charlan en el centro cívico de Sevilla tomado. (EFE/Manuel Vidal)
Tres vecinas charlan en el centro cívico de Sevilla tomado. (EFE/Manuel Vidal)
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Hay quien ha decidido coger un colchón e instalarse en el centro cívico La Plata de Sevilla tras más de 40 días con cortes de luz en casa que, en ocasiones, se prolongan hasta 18 horas. Y allí, encerrados, llevan ya una semana. No es una anécdota, sino un grave problema crónico, que se remonta al menos a dos años atrás en los distritos más populosos de Sevilla, barrios humildes sumidos este verano en un auténtico infierno. Tampoco es algo estacional, pues son los mismos vecinos que tenían que acostarse a las ocho en invierno para soportar el frío tras cenar un bocadillo a la luz de una vela. La Nochebuena, por ejemplo, no fue una excepción y la vivieron a oscuras. Así está siendo el verano en los barrios más pobres de España, de la capital hispalense a la Cañada Real de Madrid o la Zona Norte de Granada, enclaves donde el acceso a la electricidad, por diversos motivos, es imposible.

Foto: Un edificio de Las Tres Mil Viviendas. (Fernando Ruso)

Miserias hay muchas y diferentes, pero la que están sufriendo estos días estos sevillanos va más allá de los problemas habituales de zonas deprimidas. “No somos barrios marginales, somos barrios obreros de gente trabajadora sin la que este país no sería nada”, sentencia Ana María Vega. Mientras, intenta que el bebé que sostiene en brazos duerma un poco bajo el aire acondicionado de la instalación municipal donde procura que sus dos nietos se refresquen durante el día. Uno tiene solo cuatro meses y el otro 11 años, y no para de preguntar si está de vacaciones o castigado. No entiende que no pueda estar en casa, viendo películas y jugando a la Play con sus amigos, algo para lo que hace falta que haya suministro eléctrico. “Mi hija trabaja en la hostelería y yo los cuido hasta que ella llega harta de trabajar para meterse en un horno”, apunta sofocada y sin encontrar la respuesta a una pregunta: por qué no tiene garantizado el suministro si paga su factura.

Entre los afectados por estos cortes de luz hay personas vulnerables, además de niños y muchos ancianos, pues se trata de una zona muy envejecida, pero el colectivo en general no responde para nada a esta clasificación. “Mi padre de 82 años cobra su pensión de jubilación tras 47 años trabajando en la construcción, mi madre tiene 83 y ha criado a cuatro hijos y algunos nietos, gracias a ellos tengo estudios universitarios y no vivimos en una chabola, sino en una casa con dos aires acondicionados, frigorífico, vitrocerámica, lavadora, termos, televisores, ordenadores y 'tablet”, comenta Estrella Hidalgo, una filóloga que ahora trabaja como empleada de hogar y que ha logrado con acierto poner voz al resto de vecinos.

placeholder Un vecino coloca un cartel en uno de los barrios de Sevilla afectados. (M. J. G.)
Un vecino coloca un cartel en uno de los barrios de Sevilla afectados. (M. J. G.)

Todos están afectados e indignados con la última propuesta del Ayuntamiento de Sevilla. El consistorio ha anunciado la apertura de 'refugios climáticos' de 15:00 a 21:00 en tres centros cívicos, uno de ellos el que está tomado por los vecinos, para las personas que carezcan de elementos de climatización adecuados en sus hogares. Ha sido un anuncio poco acertado en medio de esta crisis, porque aunque la iniciativa responda a un proyecto para paliar el cambio climático impulsado junto a la Fundación Rockefeller, no ha hecho sino aumentar el enfado de los vecinos. “Todo está bien cuando hay una emergencia climática, de acuerdo, y la hay, pero esto es una emergencia social que nadie está atendiendo”, censura Víctor Manuel López, un opositor que compagina estos días sus estudios con su implicación en las asociaciones que están movilizando a estos barrios.

No basta con tres centros municipales durante seis horas al día. Y aunque la apertura de edificios públicos está entre las reivindicaciones de estos colectivos desde hace tiempo, es solo a modo de parche. “Yo no soy vulnerable, no necesito ir a ningún centro cívico ni refugio o lo que quiera inventarse, solo necesito que la empresa que suministra la electricidad ofrezca un servicio de calidad y pueda estar en mi casa, donde tengo todas las comodidades que me puedo permitir, pero Endesa no nos deja vivir”, sostiene Manu Delicado, un fotógrafo profesional vecino de Padre Pío que conoce bien el problema y sigue estos días las reivindicaciones desde la distancia.

Foto: Una de las viviendas sin electricidad de la Cañada Real, en Madrid. (David Brunat)

A punto de cumplirse una semana de encierro, Endesa se ha comprometido este miércoles a agilizar las soluciones a los cortes de luz y coordinar las obras necesarias con el Ayuntamiento de Sevilla. Tras una reunión con responsables de la filial de distribución y el Gobierno municipal, la compañía colocará ocho nuevos transformadores en las zonas afectadas. El primero ya está funcionando en Torreblanca, el próximo estará en unos días en Padre Pío y el resto comenzará a funcionar antes de final de mes. La inversión prevista por Endesa, que solicita la colaboración de las distintas administraciones para agilizar las obras, es de 1,7 millones de euros.

Generadores temporales

El problema de fondo está en las redes e instalaciones, totalmente obsoletas en barrios que tienen medio siglo de vida. Y así lo ha reconocido incluso el propio alcalde, Antonio Muñoz. En el último pleno municipal, ante la presencia de los vecinos afectados que se manifestaron, exigió a Endesa que invierta para solventar un problema, que, según aseguró, no es competencia del ayuntamiento. Sus palabras se interpretaron como un intento de echar balones fuera. “Yo lo que sé es que así no podemos seguir y deben poner generadores, si se ponen en la Feria de Sevilla y funciona durante una semana, se pueden colocar en las calles para que lo hagan cuando sea necesario mientras toman otras medidas más eficaces”, advierte Alejandro Oviedo, vecino de otra barriada afectada, Madre De Dios, y portavoz de la plataforma vecinal de Cerro Amate 41006. Es la reivindicación más urgente de los afectados, que no entienden por qué cuando hay sequías y falta de agua se facilitan camiones cisterna y ahora no se pueden instalar generadores provisionales. “El Ejército debería proporcionarlos”, apuntan algunos en corrillos antes de la asamblea donde planifican a diario su plan de lucha y donde se ha contemplado ya una demanda civil colectiva contra la empresa. El calor es para morir y día a día van aumentando las incidencias y averías que apuntan los vecinos en listas que empapelan las paredes del centro cívico.

Foto: Una vecina de la zona Norte de Granada se alumbra con un farol. (Jesús Jiménez)

Hay quienes afean el 'hashtag' que luce desde hace semanas en pancartas y carteles y que pone el apellido de 'criminal' a la empresa. Y otros que responden recordando que en las últimas semanas ya han conocido dos casos de muertes por golpes de calor: un hombre de 52 años y una mujer de 80 años. “¿Qué tipo de conducta es apagar el alumbrado público y dejar las calles a oscuras? ¿Eso cómo se llama? El otro día un señor mayor se cayó en la calle porque no veía y necesitó asistencia, como su mujer, que se desvaneció al ver la situación; y curiosamente la luz vino cuando llegó la ambulancia”, sostiene Ana María Vega. Una situación que dio pie a momentos de tensión con la policía y que ha convertido estos barrios en un polvorín. “Pero que nadie se confunda, esto son acciones pacíficas y sofocamos cualquier idea que induzca a usar la violencia o incluso a dejar de pagar la factura como muestra de rebelión”, indica Víctor Manuel López, alabando la paciencia ejemplar de sus vecinos.

placeholder Los vecinos hacen noche en el centro cívico de Sevilla. (M. J. G.)
Los vecinos hacen noche en el centro cívico de Sevilla. (M. J. G.)

La plataforma Barrios Hartos, creada para reivindicar el olvido y la marginación de determinadas zonas de Sevilla y que está coordinando a los afectados, ha difundido por redes sociales un comunicado donde se desvincula de cualquier acto vandálico que pueda producirse en la zona y lamenta que haya quien quiera criminalizarlos. Juan Glop, un activista de la plataforma, ha pasado una noche en los calabozos tras ser detenido durante una de las manifestaciones que se han sucedido en este último mes. Argumenta que “este proceso de persecución” es algo habitual contra los colectivos que defienden la justicia social. “No nos pararán, Endesa tiene que nacionalizarse, ¿por eso nos llaman comunistas? Lo que sé es que es necesario”, apunta en varios discursos difundidos en redes sociales. Los afectados han aportado por solidaridad dinero para que pudiera afrontar la multa de 1.130 euros a la que fue condenado.

Las plantaciones de marihuana

Entre quienes apoyan la causa hay algunos políticos y activistas, pero los afectados insisten en desvincular este tema de la política. “Aquí hay gente de toda condición, se puede ver el perfil, maestros, abogados y también albañiles, amas de casa, pero no son radicales, solo reclaman un derecho básico”, apunta Sandra Heredia, concejala no adscrita del ayuntamiento que en su primera mañana de vacaciones se ha acercado a dar su respaldo a los encerrados. Otros, como el secretario general de CCOO en Sevilla, Carlos Aristu, instan desde las redes sociales a las administraciones y a Endesa a dar una solución. Patrocinio Barcia, una afectada, insiste: “No somos vulnerables, somos estafados”. Censura además una publicación en redes sociales donde la empresa explica cómo el número de casos de fraude ligados a las plantaciones de marihuana se ha duplicado en los últimos cuatro años.

Foto: Plantación de marihuana en El Ejido, Almería. (Guardia Civil)

Los vecinos coinciden en que este no es el problema que los deja cada día sin luz y hacen un llamamiento para que no se mezclen ambos temas. Hay zonas donde se concentran las plantaciones, por ejemplo, en el Polígono Sur, pero en el entorno del centro cívico okupado los casos son puntuales. “Eso hay que perseguirlo, y tampoco se hace, pero que no desvíen la atención, por favor”, señala Amparo Zapata, que ha vuelto a su barrio natal al cabo de los años porque es el lugar donde quiere vivir dignamente.

A coro, un grupo de vecinos tilda de milonga el argumento de las plantaciones. Aseguran que es “la excusa perfecta” para esconder que llevan años sin mantener ni invertir en las infraestructuras energéticas de estos barrios. “Que Endesa denuncie a quienes cometen ilegalidades y la Policía actúe, pero que eso no afecte a quien paga sus recibos”, añade Toñi Carrera. Y los ánimos se caldean aún más cuando trascienden las últimas declaraciones de la Junta de Andalucía. El nuevo consejero de Presidencia, Antonio Sanz, achaca de nuevo los cortes de luz a los cultivos de marihuana y reclama que se tomen medidas de seguridad. “Es una manera vil de responsabilizar a los propios vecinos, llamándoles delincuentes”, responde la diputada de Por Andalucía Esperanza Gómez a través de las redes sociales.

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Víctor Bazaga, responsable de la filial de Endesa E-Distribución, ha reconocido que los apagones que sufren los barrios obreros se deben a la ola de calor, que genera muchas averías, “casi todas por disparo de fusibles y en zonas de plantaciones de marihuana”, y ha reconocido que los clientes con contrato no tienen culpa alguna. Según ha apuntado, en declaraciones a la Cadena SER, a final de agosto habrá nuevos centros de transformación que paliarán la situación y que se irán construyendo en 12 terrenos que han sido cedidos gratuitamente por el Ayuntamiento de Sevilla.

El alcalde también ha señalado públicamente a Endesa, en un tono demasiado “suave” según los afectados, y a la Junta de Andalucía, a quien ha reclamado que ejerza de 'policía energética'. Es el Gobierno regional, según el primer edil, el que tiene las competencias para exigir la garantía del suministro, según señaló en una carta remitida a la Delegación en Sevilla de la Junta. Por ahora, no hay respuesta. Tampoco del Gobierno central, a quien Antonio Muñoz ha reclamado que se controlen las actividades ilícitas en la zona.

placeholder Vecinos de la barriada de La Plata de Sevilla. (EFE/José Manuel Vidal)
Vecinos de la barriada de La Plata de Sevilla. (EFE/José Manuel Vidal)

“Cuando un ciudadano aparca malamente o incumple alguna norma establecida, el ayuntamiento no duda en aplicar las sanciones correspondientes. En el caso de Endesa, nos preguntamos por qué no se ha procedido ya a denunciar en las instancias correspondientes las demandas por las graves consecuencias causadas por la interrupción del alumbrado público. No se puede estar en misa y repicando. En este caso hay un conflicto de intereses y hay una víctima grave, un sector del pueblo trabajador, y un verdugo, una multinacional capitalista que solo cuida sus beneficios”, responden los representantes de las plataformas vecinales que apoyan a los vecinos. Señalan también al Ayuntamiento de Sevilla y a la Junta, a quien dirigieron sus gritos el pasado lunes con una okupación, luego frustrada, de un centro de mayores.

Quienes llevan toda su vida en estos barrios saben cuál es el problema. Ana María Vega explica que la clave está simplemente en la necesidad de actualizar las redes de suministro: “Antiguamente, en la casa había tres enchufes y sobraba uno, y en 40 años yo no he visto que se cambie un cable siquiera”. Hace unos meses cambiaron un transformador que se quemó “y se sigue yendo igual la luz, a ver si es que lo apagan…”, apunta Amparo Zapata. Su vecina Rosa Mari Dorado critica que a veces las farolas estén encendidas varios días sin interrupción y no haya luz en las casas: “Esto es un descontrol, además, se están estropeando electrodomésticos, no podemos lavar en condiciones, a veces la tensión es muy baja y eso hace que nada funcione, pero yo tengo contratada una potencia que no recibo”, apunta. A ella le afectan poco los cortes, que no se producen en todas las calles de estos barrios, pero sí el hecho de tener que socorrer a “mis okupas”, en alusión a su hija y su yerno, que tras cenar muchas noches con una linterna se van a dormir a su casa.

Foto: Vecinos de la Cañada Real protestan por los cortes de luz. (EFE/Luca Piergiovanni)

Pepi Martín acude también cada mañana al encierro, como muestra de solidaridad. “Aquí hemos pasado mucho y parece mentira que 50 años después estemos pasando por esto”, explica esta vecina que lleva más de 70 años en Padre Pío, un barrio que nació de parcelaciones de una finca en un terreno entonces rústico poblado por gente de distintos puntos de la provincia de Sevilla y que no ha parado de crecer. Gente humilde en nombre de una lucha que también es la de sus hijos y nietos, como la de la educadora Antonia de los Reyes.

El resurgir de una lucha

Víctor Manuel López lamenta el pulso que les están echando desde las administraciones para que abandonen el encierro, que este miércoles cumplió su sexto día. “Aquí no quiere estar nadie, pero una noche acudieron más de 100 vecinos para frenar la posibilidad”, comenta emocionado en referencia a la intervención del nieto de Ana María Vega, que hizo un llamamiento para que acudieran más chavales que ayudaran a pintar pancartas y acabar con el problema. Los cortes de luz han provocado el resurgir de un movimiento vecinal importante que convirtió esos barrios en referentes de la lucha obrera hace 40 años. Muchos de los que hoy acuden al encierro representan a la segunda y la tercera generación de esos dirigentes que batallaron para legalizar estos barrios y dotarlos de servicios tan básicos como la luz, que hoy no tienen garantizada.

placeholder Una madre y una hija pintan una pancarta para reclamar que Endesa garantice el suministro de luz. (M. J. G.)
Una madre y una hija pintan una pancarta para reclamar que Endesa garantice el suministro de luz. (M. J. G.)

“Todo esto nos deja esta enseñanza, un legado importante que nos ha unido en la lucha a gente de toda condición y edades. Eso es bonito”, defienden convencidos de que, cuando lleguen los generadores o las obras necesarias para mejorar la red de suministro, los problemas no terminarán. Lo explica bien una joven de otro barrio afectado, Los Pajaritos, “el más pobre de Europa”, dice. “Aquí muchos pagamos la luz y no la tenemos, pero otros no pueden pagarla porque antes tenían un sueldo de 1.000 euros que ahora, si lo conservan, es un 10% menor por el encarecimiento de la vida, pero todos somos igual de dignos”, apunta. Y lamenta que el pasado otoño los políticos “quisieran vendernos la moto” con una santa misión que llevó a estas zonas de Sevilla en procesión la imagen del Gran Poder. Fue un intento de borrar los estigmas y dar normalidad a otra Sevilla que existe, pero que solo trasciende por los sucesos y que sigue esperando un milagro.

Hay quien ha decidido coger un colchón e instalarse en el centro cívico La Plata de Sevilla tras más de 40 días con cortes de luz en casa que, en ocasiones, se prolongan hasta 18 horas. Y allí, encerrados, llevan ya una semana. No es una anécdota, sino un grave problema crónico, que se remonta al menos a dos años atrás en los distritos más populosos de Sevilla, barrios humildes sumidos este verano en un auténtico infierno. Tampoco es algo estacional, pues son los mismos vecinos que tenían que acostarse a las ocho en invierno para soportar el frío tras cenar un bocadillo a la luz de una vela. La Nochebuena, por ejemplo, no fue una excepción y la vivieron a oscuras. Así está siendo el verano en los barrios más pobres de España, de la capital hispalense a la Cañada Real de Madrid o la Zona Norte de Granada, enclaves donde el acceso a la electricidad, por diversos motivos, es imposible.

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