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El misterioso colectivo que dejó sin Navidad al centro de Madrid la semana pasada
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POR LA CAÑADA REAL

El misterioso colectivo que dejó sin Navidad al centro de Madrid la semana pasada

El colectivo Corta Cable, que dejó sin luz durante un par de horas el centro de la capital el pasado viernes, explica los motivos de su acción

Foto: El colectivo reivindica su acción frente al paso elevado de Rubén Darío (EC)
El colectivo reivindica su acción frente al paso elevado de Rubén Darío (EC)

Los abetos de la Plaza de San Juan de la Cruz dejaron de brillar, la instalación de la Glorieta del Emperador Carlos V desapareció, en la puerta de Alcalá no se veía nada, la bandera del puente de Juan Bravo dejó de mostrar orgullosa sus colores y el fulgor de la gran menina del Paseo del Prado se esfumó. Todo el que paseaba se quedó extrañado: el pasado viernes, durante un par de horas, el centro de Madrid, que estos días navideños es un festival de iluminación y sonido, se apagó en un instante, como si alguien hubiese tirado del cable que conecta la luces de las calles más concurridas. Más o menos, fue lo que pasó. Literalmente. Durante un par de horas, las luces del centro de Madrid fueron saboteadas.

Pronto aparecieron algunas pistas del origen del extraño suceso. Ante la menina gigante quedó una mujer que sostenía un cartel que ocultaba su rostro. Este contenía un par de mensajes: “El 13% de las familias en Madrid sufre pobreza energética” y “La Cañada Real lleva más de 400 días sin luz”.

Finalmente, el colectivo Corta Cables reivindicó la acción en sus redes sociales. Se trata de la primera protesta de un movimiento social que se acaba de crear para denunciar la inacción del Ayuntamiento y Comunidad de Madrid frente a la pobreza energética. “Queremos llamar la atención sobre estos problemas y exigir al gobierno local y regional que tome las medidas necesarias para ayudar a miles de personas como las de la Cañada Real, que llevan más de 400 días sin luz”, explican a este periodico en varios mensajes de Telegram, único medio de comunicación a través del que han accedido a hablar.

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Según Ecologistas en Acción, en la capital un 23,48 % de los hogares madrileños sufren algún tipo de pobreza (energética, monetaria o ambas). De este porcentaje, un 12,74 % de hogares pagan más de un 10% de su renta en gasto energético y un 26,44 % se encuentra en una situación de vulnerabilidad. Al colectivo no les faltan, por tanto, motivos para la indignación, aunque aún hoy muchos madrileños se preguntan si el método escogido fue el más indicado o si, por el contrario, parte del mensaje se perdió en la forma de darlo.

El problema viene de lejos. Desde Ecologistas explican que el concepto de pobreza energética aparece por primera vez a raíz de la crisis del petróleo de 1973 como un problema ligado a la pobreza, aunque con el incremento de los precios de la energía ha ido tomando en los últimos tiempos una singular relevancia. La definición original de pobreza energética señalaba que el 10% de la renta debería ser el límite que cada familia debería gastar en luz. Debido al paulatino aumento del precio de la luz en los mercados mayoristas, que marca récords día tras día, cada vez más familias superan en España ese porcentaje.

Casi 4 millones en iluminación

Mientras, recuerda el colectivo Corta Cable, el Ayuntamiento de Madrid ha gastado 3,6 millones de euros en las instalaciones navideñas de este año para iluminar la capital. Se trata de una cantidad sensiblemente superior a los más de 2 millones de euros de una ciudad de tamaño similar como Barcelona, por ejemplo. Las luces de Madrid de este año, además, han sido celebradas por el Ayuntamiento en varias ocasiones como “las luces de la reactivación” tras más de un año de pandemia. Todo gasto ha sido poco en el afán del consistorio de proclamar el retorno de la Navidad tal y como era antes del coronavirus.

Para el colectivo, debería haber otras prioridades: “El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid claramente tienen el presupuesto suficiente para cubrir las necesidades de iluminación y calefacción de toda la población, pero deciden malgastarlo en decoraciones para los barrios más ricos en lugar de ayudar a las familias que más lo necesitan”, explican los activistas.

El grupo se ha creado, por tanto, alrededor de esta acción específica: “Nos parece increíble que se gaste el dinero en algo tan superfluo cuando la Cañada Real lleva más de 400 días sin luz y el 13% de los hogares madrileños sufren pobreza energética”, afirman.

"Madrid tiene dinero suficiente para cubrir las necesidades energéticas de la ciudad"

Fruto de esta indignación, hace unas semanas el grupo tomó una decisión drástica: si la gente de la Cañada Real no podía tener luz, el centro de la ciudad tampoco la tendría. Empezaron a documentarse: cortar los cables de una ciudad como Madrid y hacerlo además de forma segura tanto para quienes llevan a cabo la operación de sabotaje como para quienes pasan cerca no es desde luego una tarea sencilla. El grupo asegura, sin embargo, que se tomaron todas las medidas necesarias para garantizar el bienestar de todos los implicados: “Nos paseamos por Madrid viendo a qué cables teníamos acceso y hablamos con expertos para informarnos de cuáles se podían cortar”, explican.

La acción puede tener consecuencias legales. Por ahora, la Policía Municipal ya ha asegurado que va a rastrear la cuenta de Twitter del colectivo y que va a abrir diligencias por los daños causados. Desde el Ayuntamiento, por su parte, cuentan que los sabotajes se solucionaron en el mismo día y que el valor de los desperfectos se está valorando para repercutirlos a los responsables una vez se los localice.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, se ha mostrado además particularmente duro: “El sabotaje a las luces de Navidad en la capital tiene un trasfondo ideológico. Si estos indeseables estuvieran verdaderamente preocupados, lo hubieran intentado en el Palacio de la Moncloa".

Los Corta Cable aseguran que son conscientes de que existe la posibilidad de que su acción tenga represalias, pero consideran que esta es la única forma de la que se pueden llegar a cambiar las cosas. “Tuvimos que recurrir al sabotaje y las acciones no violentas”, cuentan. Saben que les pueden acusar de un delito de desórdenes públicos, penado con entre 6 meses y 3 años de prisión. En su decisión, sin embargo, pesó más la necesidad de reivindicar que en Madrid haya luz para todos.

Houda Akrikez, portavoz de la asociación cultural Tabadol, que desde 2014 reivindica el papel de la mujer marroquí en la Cañada Real y que concentra la lucha contra los cortes de luz en el lugar, agradece la solidaridad de este colectivo por la situación que están viviendo, aunque teme por otra parte que Almeida lo use para tomar represalias contra los habitantes de la Cañada.

"Durante un breve tiempo, Madrid supo lo que es vivir sin luz"

También le ve un lado positivo al suceso: “Durante muy poco tiempo, la gente pudo imaginarse lo que es estar sin luz en Madrid en invierno”, asegura Akrikez, que conoce como pocas personas en la ciudad las consecuencias de esta carencia: “Hasta el momento, tres familias han sido ingresadas por intoxicación con bombonas de butano y cinco personas con hipotermia en la Cañada, y nadie hace nada”, denuncia.

El colectivo Corta Cables denuncia además que, pese a que la Constitución española otorga el derecho a una vivienda digna a cada español, sigue habiendo muchísima gente que sufre pobreza energética: entienden que se les está negando ese derecho. Las 11 millones de bombillas led distribuidas por 230 emplazamientos que iluminan la capital cada noche seguirán hasta el seis de enero. Corta Cable, sin embargo, espera haber tocado alguna conciencia: “Al ver las luces apagadas queremos que la gente piense en esas familias que sufren esa oscuridad cada día en sus hogares”.

Los abetos de la Plaza de San Juan de la Cruz dejaron de brillar, la instalación de la Glorieta del Emperador Carlos V desapareció, en la puerta de Alcalá no se veía nada, la bandera del puente de Juan Bravo dejó de mostrar orgullosa sus colores y el fulgor de la gran menina del Paseo del Prado se esfumó. Todo el que paseaba se quedó extrañado: el pasado viernes, durante un par de horas, el centro de Madrid, que estos días navideños es un festival de iluminación y sonido, se apagó en un instante, como si alguien hubiese tirado del cable que conecta la luces de las calles más concurridas. Más o menos, fue lo que pasó. Literalmente. Durante un par de horas, las luces del centro de Madrid fueron saboteadas.

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