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ESTRATEGIA DE CAMPAÑA

PP y Vox abren en Andalucía una pelea electoral a cara de perro

Moreno pasa al ataque después de que el partido ultra haya dejado caer el presupuesto tras meses de campaña. La estrategia es arrinconar a los de Abascal por su "inutilidad"

Foto: El presidente de la Junta, Juanma Moreno (PP-A) (d), y el vicepresidente, Juan Marín (Cs). (EFE/Raúl Caro)
El presidente de la Junta, Juanma Moreno (PP-A) (d), y el vicepresidente, Juan Marín (Cs). (EFE/Raúl Caro)

Tres años después de firmar un acuerdo de investidura que permitió a Juan Manuel Moreno, en coalición con Cs, acceder al Gobierno de Andalucía, PP y Vox entran en una nueva fase en la comunidad. En modo de pelea electoral a cara de perro. Sin concesiones. El naufragio de Cs anima aún más la pugna. Con la cuenta atrás para las elecciones, el PP quiere volver a gobernar y ganar en las urnas por mayoría. Las encuestas dicen que Moreno va favorito, pero que necesitaría a Vox para volver a acceder a la Junta. El objetivo es que ese apoyo no sea tan determinante como para que fuercen un Ejecutivo de coalición. Para eso, tendrán que rozar la mayoría absoluta. El cálculo: los 50 diputados, uno arriba uno abajo, que permitirían una investidura sin dar a Vox entrada en San Telmo. Supondría doblar el último resultado de diciembre de 2018.

Un Gobierno de coalición con Vox es el peor escenario posible para un presidente andaluz que se dice moderado y de centro. Moreno quiere hacerse un Ayuso, conseguir, como la presidenta de la Comunidad de Madrid, un resultado superior a la suma de toda la izquierda. Que haga que los de Abascal no tengan más remedio que apoyar su investidura o dar paso al PSOE, algo que nunca harían.

Ampliar la base electoral

El presidente andaluz lleva ya mucho tiempo trabajándose una base electoral amplia, que atrape a los votantes de Cs. Su absorción se da casi por descontada, e incluso los objetivos crecen y apuntan a votantes del PSOE desencantados con Pedro Sánchez o que se quedaron en las últimas elecciones en la abstención. Pero su barrido va a ser amplio y se abre a un nuevo objetivo, conseguir que los electores del PP que se fueron a Vox en los últimos comicios vuelvan a casa. Para eso, Moreno ha dejado ya ver una estrategia que apela al voto útil, a la estabilidad y a la seguridad para salir de la pandemia. Al plano económico. En la formación conservadora creen que Vox se ha lanzado a erosionarlos porque teme la buena valoración de Moreno en las encuestas. Se presentan como la única alternativa posible seria al PSOE.

La declaración de guerra la firmaron los de Abascal al tumbar el presupuesto de la Junta. Moreno contestó un día después en la sesión de control al Gobierno con una estrategia a la ofensiva. No está limitada a Andalucía. Este miércoles, los populares se sumaron a la renovación del pacto contra la violencia de género, marcando distancias con el negacionismo de la formación ultra sobre los asesinatos y agresiones machistas. Pablo Casado ha salido ya a disputar el voto rural y el apoyo de los agricultores, sectores donde Vox lleva años trabajando para ganar apoyos. El PP, como Vox y Cs, participó en la manifestación de sindicatos y asociaciones policiales contra la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana. Pugnan por capitalizar el descontento contra el Gobierno de Pedro Sánchez.

Foto: El líder del PP, Pablo Casado. (EFE/Fernando Alvarado)

El presidente de la Junta de Andalucía está convencido de que Vox y PSOE han cometido un error político de manual por dejar caer el presupuesto de la comunidad para 2022. Un día después de encajar una severa derrota parlamentaria y de que se visualizaran la soledad y la debilidad del Gobierno de PP y Cs, que depende del apoyo del partido ultra o de la abstención de los socialistas, la Consejería de Fomento sacó adelante otra importante norma, la ley del suelo. Podría parecer que quedan en tablas. Es decir, que hay un 50% de posibilidades de que la legislatura andaluza quede bloqueada y otro 50% de que pueda seguir adelante con actividad legislativa. Sin embargo, no es esa la sensación que se respira en el seno del Ejecutivo regional. La explicación pasa por la estrategia política de los líderes de la oposición.

Vox, desde Madrid

En el equipo de Moreno, analizando los movimientos del contrario, están convencidos de que Vox responde a órdenes de Madrid y ya se ha lanzado a una campaña electoral que no tiene vuelta atrás. No esperan nada de los que han sido sus socios los últimos tres años. Bueno, sí, esperan bronca, palos y una dura oposición. La estrategia del PP pasa por plantar cara e ir al ataque. Lo dejó claro Moreno durante la sesión de control en el Parlamento andaluz un día después de la 'traición' al presupuesto. Si los de Abascal van a por los populares denunciando que han abandonado el cambio político de verdad para acomodarse en la continuidad de las políticas socialistas, desde el PP van a replicar con dos argumentos. Uno, que la “traición al cambio” pasa por que Vox una sus votos a los del PSOE y Unidas Podemos para bloquear la acción del Gobierno. Una reedición de la pinza política entre PP e IU que bloqueó Andalucía y precipitó elecciones en el bienio 1994-1996. El segundo argumento es insistir en que la formación conservadora gestiona mientras que Vox es un partido ‘antisistema’, sin experiencia en la Administración, poco útil y radical, lo que supone, dicen en las filas populares, un freno para la recuperación económica de la comunidad tras la pandemia.

El PP tampoco espera nada del PSOE andaluz. Creen que Juan Espadas es un líder sin autonomía de Madrid. Estiman que el rechazo al presupuesto, al que le hubiera bastado una abstención, contrasta con el apoyo de Bildu a las cuentas de Pedro Sánchez, y están convencidos de que a muchos votantes socialistas en Andalucía esto no les convence. También agitarán este discurso. Todo va ya de relatos para la batalla electoral, una vez las cuentas han caído.

El examen, en primavera

En realidad, la Consejería de Hacienda ya preparó el proyecto de ley en vigor, los presupuestos de 2021, para que pudieran tener una prórroga este ejercicio. De hecho, cuando se cerraron, los titulares proclamaron que Moreno había blindado su legislatura, garantizándose respaldo presupuestario hasta abrir las urnas porque cabía seguir adelante con esos números hasta el final del mandato. Lo que ha cambiado respecto a entonces es la llegada de miles de millones de fondos europeos que tendrán más trabas para ejecutarse sin un nuevo presupuesto. Si la ley que la oposición devolvió el pasado miércoles hubiera visto la luz, ese dinero tendría una pista de despegue construida a la medida. Ahora, deberán hacerse modificaciones mediante cambios legales que en muchos casos tendrán que llegar al Parlamento en forma de decreto-ley para ser convalidados.

Foto: El presidente andaluz, Juanma Moreno, del PP, y el vicepresidente, Juan Marín. (EFE/José Manuel Vidal)

Ahí estará la prueba del algodón. Si el Gobierno de PP y Cs consigue sacar adelante sus normas y la actividad legislativa se desarrolla con normalidad, Moreno tiene intención de aguantar lo máximo posible. Si no, como es previsible que ocurra si los partidos siguen el guion puesto en marcha con los presupuestos de 2022, el presidente convocará elecciones. En diciembre, hay pendiente otro importante decreto de simplificación administrativa. La hoja de ruta marca mirar a partir de febrero. Moreno tiene agenda en marzo y abril. A partir de entonces, todo cabe. Convocar unos seis meses antes tampoco supone una revolución en el calendario electoral y permitiría ganar tiempo y, sobre todo, sacar un nuevo presupuesto cuanto antes. Los partidos apuntan ya sus estrategias electorales.

Tres años después de firmar un acuerdo de investidura que permitió a Juan Manuel Moreno, en coalición con Cs, acceder al Gobierno de Andalucía, PP y Vox entran en una nueva fase en la comunidad. En modo de pelea electoral a cara de perro. Sin concesiones. El naufragio de Cs anima aún más la pugna. Con la cuenta atrás para las elecciones, el PP quiere volver a gobernar y ganar en las urnas por mayoría. Las encuestas dicen que Moreno va favorito, pero que necesitaría a Vox para volver a acceder a la Junta. El objetivo es que ese apoyo no sea tan determinante como para que fuercen un Ejecutivo de coalición. Para eso, tendrán que rozar la mayoría absoluta. El cálculo: los 50 diputados, uno arriba uno abajo, que permitirían una investidura sin dar a Vox entrada en San Telmo. Supondría doblar el último resultado de diciembre de 2018.

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