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Una izquierda andaluza cada vez más rota debilita la oposición y da alas a Moreno
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LA FRACTURA DE PODEMOS

Una izquierda andaluza cada vez más rota debilita la oposición y da alas a Moreno

La división entre Unidas Podemos y el grupo de Teresa Rodríguez impide a la izquierda acorralar a un Gobierno de PP y Cs en minoría tras el plante de Vox a la coalición

Foto: El presidente de la Junta, Juanma Moreno, recibe unas propuestas de resolución de manos de Teresa Rodríguez. (EFE)
El presidente de la Junta, Juanma Moreno, recibe unas propuestas de resolución de manos de Teresa Rodríguez. (EFE)

La alianza de las derechas está rota en Andalucía, pero más dividida está aún la izquierda. El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno (PP), termina su debate sobre el estado de la comunidad mejor de lo que entró en cuanto a su liderazgo y posiblemente a la valoración de su figura política, aunque peor por la amenaza de inestabilidad que se cierne sobre su Gobierno. Una de las suertes de Moreno está en la división profunda de la izquierda andaluza frente a un Vox que amenaza con dureza, pero luego evita al Gobierno de PP y Cs los peores tragos. La extrema derecha ha retirado su apoyo como socio, pero esa debilidad, que los deja en minoría parlamentaria, no ha pasado factura al Gobierno de Moreno. Por ahora.

En un momento en que desde Madrid encumbran a la vicepresidenta Yolanda Díaz como líder de una nueva izquierda, capaz de superar “egos” y “personalismos” y montar una confluencia integradora de todas las corrientes a un lado del PSOE, en Andalucía, donde se abrirá el ciclo electoral, la situación brilla por todo lo contrario. La fractura entre Unidas Podemos y el partido de Teresa Rodríguez, Adelante Andalucía, es total. Es más, se agrava conforme resuenan los tambores electorales.

Díaz no ha mirado aún a Andalucía, mientras que sí estrecha relaciones con Ada Colau y Mónica Oltra. Unidas Podemos la usa en Andalucía como su referente dentro del Gobierno, junto a Alberto Garzón, pero ella aún no ha emitido señales. La vinculación de Díaz con el PCE de Enrique Santiago o Izquierda Unida depende de quien la cuente. Hay una lectura que señala que la propia vicepresidenta ha renunciado a dar la batalla en primera persona en las autonómicas andaluzas ante la difícil situación de las izquierdas en esta comunidad. Un batacazo en las andaluzas le permitiría coger impulso para dejar claro, ante las generales, que la izquierda o va unida o no va. Otros aseguran que Díaz será uno de los activos electorales de Unidas Podemos en Andalucía.

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE)

El partido de Íñigo Errejón, Más País Andalucía, liderado por Esperanza Gómez, no tiene representación en el Parlamento andaluz. Gómez fue diputada de Podemos hace una legislatura, pero salió. Al margen de esto, la fractura es tan honda entre quienes sí tienen escaños que los socialistas solo pudieron sumar a sus resoluciones los seis votos de Unidas Podemos mientras que los 11 diputados no adscritos, que fueron expulsados junto a Rodríguez y arrinconados, decidieron no votar en señal de protesta por no tener voz en el debate pese a representar el 10% de la Cámara.

La aritmética les favorece, pero no la usan. Si toda la izquierda sumara, serían 50 votos frente a los 47 de PP y Cs sin Vox. Es decir, tienen mayoría. Podrían haber aprovechado el plantón de la extrema derecha a sus socios para acorralar al Gobierno. La profunda división de Podemos y Adelante Andalucía, con un divorcio traumático que aún colea, lo impidió. Los diputados de PSOE y Unidas Podemos tienen “magníficas relaciones personales”, hay diálogo, dicen desde la formación morada. “Valoramos juntos las propuestas de resolución y nos hemos dado mutuamente el voto salvo en dos puntos muy concretos”, resumen. Ignoran que hay 11 diputados que fueron de su grupo que han quedado anulados por la batalla interna. “Tampoco significa nada, porque al final la última palabra la tiene Vox”, justifican.

Elecciones en el aire

Los dos días de debate de examen de la gestión del Gobierno han quedado reducidos a un punto, si PP y PSOE van a ser capaces o no de cerrar un acuerdo para los presupuestos andaluces de 2022 que permitiría agotar la legislatura. El presidente andaluz ha logrado ocupar el centro del tablero político, con un PSOE que le afeó ser “muy de derechas” y un Vox que da por rotas las relaciones y le acusa de hacer políticas de izquierda. Nadie en el equipo del presidente oculta que es justo lo que más le interesa al líder de los populares andaluces, que lo empujen al centro.

Foto: El líder socialista andaluz, Juan Espadas. (EFE)

Moreno llegó al debate con un malestar creciente en las calles andaluzas por la gestión de la sanidad pública, e incluso de ese asunto, que su propio equipo sabía que era uno de los puntos de mayor debilidad, salió sin más rasgaduras de las que tenía al entrar. En ningún caso se observó un frente de la izquierda en defensa de la sanidad pública, por ejemplo. Unidas Podemos jugó su estrategia en un tono y un registro que nada tuvieron que ver con los del PSOE. Este grupo en ningún caso se ha planteado dar paso al presupuesto del PP y Cs, y mira de reojo la negociación abierta con los socialistas. “Cada uno tiene su estrategia de oposición”, defienden fuentes de Unidas Podemos.

Esa fractura profunda se vio con claridad en la votación de las resoluciones estrella del debate. El PSOE vincula su apoyo al próximo presupuesto andaluz de 2022 a que los 8.000 sanitarios que irán a la calle el 1 de noviembre, y que formaron parte de las plantillas de refuerzo por el covid, sean renovados. El Gobierno renovará los contratos a 12.000, todos los médicos y el 70% del personal de enfermería. Alega que, tras la retirada de los fondos extraordinarios enviados desde el Estado, no tiene recursos para mantener el 100% de las plantillas. El PSOE reclamó que se renueve al total de los 20.000 sanitarios contratados y mostró su rechazo a los despidos en una propuesta que se votó aislada del resto del bloque referido a la sanidad pública.

Estas propuestas no son vinculantes, pero condicionan al Gobierno. Sobre todo, hubiera arrojado una foto potente: un Gobierno solo ante las protestas en la calle de los profesionales y con toda la oposición en contra exigiendo que rectifique. No fue así. La votación arrojó 45 votos en contra de esa reclamación a favor de los profesionales, los de PP y Cs, y 39 a favor, los de PSOE y Unidas Podemos. Vox, pese a su enfrentamiento con Moreno, se abstuvo. La votación la hubiera ganado la izquierda si los 11 diputados no adscritos que lidera Teresa Rodríguez hubieran pulsado el botón. La guerra es tal que acudieron al pleno en ocasiones contadas y no votaron. Era un gesto de protesta, explican, una huelga de brazos caídos.

Foto: El presidente del Gobierno andaluz, Juanma Moreno. (EFE)

En un tuit, Teresa Rodríguez defendió que las propuestas no son vinculantes y que daba igual lo que hubieran votado. Tampoco Unidas Podemos ha movido ni un dedo para reconstruir puentes y nadie del PSOE llamó a las puertas de Adelante Andalucía. Los socialistas se coaligaron en un pacto con Podemos en Madrid para expulsar a Rodríguez.

Fuentes del PSOE reflexionaron en privado sobre lo difícil que lo tienen cuando ni siquiera logran fotos como esta a favor de reivindicaciones que todos comparten, que no haya despidos en la sanidad pública tras pasar lo peor de la pandemia. El PSOE no solo tendría que mejorar mucho sus resultados electorales frente al PP para tener opciones de gobierno, eso dicen las encuestas, sino que tendría que buscar alianzas con un espacio a su izquierda roto y sin enmienda, lo que no se sabe cómo afectará a la hora de conseguir escaños.

"No somos lo mismo"

“Más allá de lo doloroso del proceso, es un brochazo muy gordo homogeneizar todo el espacio a la izquierda de los socialistas”, defienden fuentes de Unidas Podemos. “No somos lo mismo. El proyecto de Teresa Rodríguez y el nuestro nada tienen que ver. Nosotros no tenemos aspiraciones soberanistas sino un modelo de país donde Andalucía lidere el espacio estatal. No queremos una CUP a la andaluza”, resumen para zanjar que no haya ningún tipo de acuerdo con los diputados que expulsaron del grupo.

Foto: La vicepresidenta segunda y ministra de trabajo, Yolanda Díaz. (EFE)

Desde el grupo de Teresa Rodríguez, insisten en que su estrategia de brazos caídos en el debate puede ser acertada o no —admiten que resta fortaleza a la izquierda—, pero narran con dolor los últimos episodios de la batalla interna. Lo último fue que se desveló que habían recibido una amonestación del Parlamento de 19.000 euros por un mal uso de una partida que destinaron a alquilar un piso para sus diputados los días de pleno. “Pedimos hablar, una reunión y nada”, alegan desde Adelante Andalucía. "Fue una jugada muy sucia", insisten, "para desacreditarnos". Teresa Rodríguez llamó a la portavoz de Unidas Podemos, Inmaculada Nieto, para pedir un encuentro y dispuestos, dicen, a saldar la deuda y dar una explicación sobre dónde estaba el error en el uso de esa partida, "asesorados por el hoy gerente de Podemos". “Le dijo 'ahora cuando acabe el turno del presidente te llamo'. Hace más de dos semanas y seguimos esperando. Ellos solo quieren destruirnos. No es que no haya diálogo, es que no paran de darnos bofetadas en toda la cara”, señalan desde Adelante Andalucía y el grupo de no adscritos.

A la luz de todo esto, el proyecto político de Yolanda Díaz no tiene en Andalucía ninguna posibilidad. Al menos por ahora esa reunificación de la izquierda es imposible. Ni Díaz ha movido ficha —su ausencia en Andalucía es notable— ni el proyecto de Íñigo Errejón, Más País Andalucía, o el de Teresa Rodríguez van a sumarse. Unidas Podemos además no lo permitirá en este último caso, dejan claro fuentes de su grupo parlamentario. No han librado una guerra civil para expulsar a Teresa Rodríguez y hacerla aparecer como una fuerza residual para luego reunificarse. "Ya veremos qué pasa en las andaluzas", concluyen.

La alianza de las derechas está rota en Andalucía, pero más dividida está aún la izquierda. El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno (PP), termina su debate sobre el estado de la comunidad mejor de lo que entró en cuanto a su liderazgo y posiblemente a la valoración de su figura política, aunque peor por la amenaza de inestabilidad que se cierne sobre su Gobierno. Una de las suertes de Moreno está en la división profunda de la izquierda andaluza frente a un Vox que amenaza con dureza, pero luego evita al Gobierno de PP y Cs los peores tragos. La extrema derecha ha retirado su apoyo como socio, pero esa debilidad, que los deja en minoría parlamentaria, no ha pasado factura al Gobierno de Moreno. Por ahora.

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