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El 'amor' imposible entre Yolanda Díaz y Teresa Rodríguez por culpa de Izquierda Unida
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ALIANZAS EN LA IZQUIERDA

El 'amor' imposible entre Yolanda Díaz y Teresa Rodríguez por culpa de Izquierda Unida

En Andalucía, la opción de la ministra de reunir a quienes huyeron de Podemos enfrentados a Pablo Iglesias encuentra la oposición frontal del ala comunista, en guerra con la gaditana

Foto: La vicepresidenta segunda y ministra de trabajo, Yolanda Díaz. (EFE)
La vicepresidenta segunda y ministra de trabajo, Yolanda Díaz. (EFE)

Ambas admiten que les gustaría abrir un diálogo, conocerse, charlar, intercambiar pareceres políticos y, quizás, después, por qué no, tenderse la mano. Yolanda Díaz ha dejado caer en alguna reunión de trabajo que hay que acercarse a la líder de Adelante Andalucía y que no tiene ningún sentido que la izquierda del PSOE concurra con dos papeletas distintas en la comunidad. Y, cada vez que tiene ocasión, Teresa Rodríguez ensalza públicamente el trabajo de la vicepresidenta como lo mejor del Gobierno de la nación. Sin embargo, estas dos mujeres, más allá de guiños y mensajes indirectos a través de terceros, nunca han compartido una conversación política ni han llegado a hablar de tú a tú.

El motivo de que el 'amor' entre las dos líderes sea imposible tiene nombre, se llama Izquierda Unida, en concreto Enrique Santiago, responsable del Partido Comunista (PCE), y uno de los implicados en la operación para descabezar a Rodríguez, pero también uno de los secretarios de Estado con más influencia del Gobierno de coalición y persona de la total confianza de Díaz. La relación de la también ministra de Trabajo con su compañero de Ejecutivo y líder de IU, el titular de Consumo, Alberto Garzón, es fría. Nada que ver con la que mantiene con Santiago, uno de los principales apoyos de una vicepresidenta que tiene una valoración siempre al alza en las encuestas y en la opinión pública, que podría tener un buen cartel electoral, pero a la que le falta algo imprescindible en el sistema español, un partido político que la apoye y apueste por ella frente a otros liderazgos posiblemente con menor recorrido pero con mejores asideros en las siglas.

Foto: La vicepresidenta segunda, en el Palacio de la Moncloa. (EFE)

La operación política de Díaz pasa por tejer alianzas al margen de Unidas Podemos en la creación de un proyecto de izquierdas transversal que no dependa en exclusiva de la formación morada. Lógicamente, en el partido de Ione Belarra e Irene Montero miran con recelos las conversaciones de la vicepresidenta volando por libre. No es ningún secreto su acuerdo con los comunes de Ada Colau en Cataluña para incorporarlos a una iniciativa electoral nacional. Tampoco que Díaz se deja querer y lanza guiños a Compromís y Mónica Oltra, aunque en este caso la rama de Joan Baldoví, que es mayoritaria en la Comunidad Valenciana, se inclina por mantener sus alianzas con Más País e Iñigo Errejón.

Al proyecto electoral que podrían formar Yolanda Díaz con Ada Colau y Mónica Oltra le falta una tercera mujer y un tercer territorio, Teresa Rodríguez y Andalucía. Pero en este último caso, más allá de mensajes de afecto y reconocimiento a través de terceros, no ha existido ni cortejo. La situación de la izquierda en la comunidad es compleja y la vicepresidenta sabe bien que lanzar puentes a la exdirigente de Podemos puede costarle el apoyo de su principal sostén, el PCE de Santiago.

"Arreglar lo del Sur"

Hay que remontarse a la operación 'Arreglar lo del Sur'. Fue IU, con dos actores centrales en Madrid y Andalucía, Enrique Santiago y Rafael Ibáñez, quienes acordaron con el PSOE un impulso al pacto antitransfuguismo para poder expulsar a Teresa Rodríguez y los suyos del grupo parlamentario en la comunidad y dejar el control en manos de seis diputados, todos de IU, de los 17 que formaban Adelante Andalucía. Un año más tarde, la situación es la siguiente: Rodríguez y todos sus afines están arrinconados en la Cámara como no adscritos, sin fondos económicos ni turnos de palabra y con un cupo muy mermado de iniciativas parlamentarias. Se han constituido como partido político bajo el nombre Adelante Andalucía, la marca electoral con la que concurrieron a las elecciones. Los de IU se han quedado con el grupo parlamentario al que han rebautizado como Unidas Podemos por Andalucía.

El principal motivo de toda la operación era acabar con el capital político de una dirigente que había fagocitado todas las estructuras de Podemos y que, con un hiperliderazgo lleno de tensiones y conflictos con Madrid, había dejado poco espacio para que resurgieran otras figuras políticas. La tildaron de tránsfuga y la expulsaron a un rincón del Parlamento regional. Por eso, no tendría ningún sentido que Yolanda Díaz diera oxígeno a la dirigente de Anticapitalistas con algún tipo de alianza electoral. Convertiría directamente en inútil la guerra civil que ha dejado hecha pedazos a la izquierda andaluza más allá de las siglas socialistas.

'Kichi' y el PCE

Teresa Rodríguez lidera Adelante Andalucía, Martina Velarde está al frente de Unidas Podemos, no sin tensiones, y Esperanza Gómez encabeza Más País Andalucía. Entre Adelante Andalucía y Más País hay buen entendimiento, aunque nada, de momento, de alianzas electorales. Unidas Podemos, además de absorber el importante capital político de IU en la comunidad, un partido con mucha fortaleza en las alcaldías y un arraigo importante en una parte del electorado, no tiene capacidad de tejer alianzas con ninguna de esas dos fuerzas. Ni quieren, avisan.

placeholder La líder de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez. (EFE)
La líder de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez. (EFE)

Para Unidas Podemos, con el PCE e IU dentro como actores principales en Andalucía, tanto Teresa Rodríguez como José María González, 'Kichi', alcalde de Cádiz, son dos dirigentes políticos "acabados y sin futuro más allá de las próximas citas electorales". Esta guerra, por cierto, tiene de hecho mucho que ver con el anuncio del regidor, en 7TV, de que puede volver a optar a presentarse a las próximas municipales, incumpliendo su palabra de no cumplir más de dos mandatos. Ahora mismo nadie puede mostrar debilidad ni dar señales de retirada y el PCE ha movido sus fichas en los ayuntamientos de Jerez y Sevilla, amenaza con llevar inestabilidad a la Diputación de Cádiz e incluso podría montar algún tipo de operación en el Consistorio gaditano.

Lo cierto es que a Teresa Rodríguez le sonó mucho el teléfono el día que Pablo Iglesias anunció su retirada. Los actores políticos que nacieron en Podemos y huyeron del proyecto sabían que con la salida del hasta entonces secretario general la vida de la formación morada era frágil y que cabían nuevas alianzas a la izquierda del PSOE que barrieran al partido. Entre esas llamadas, según la propia Rodríguez, nunca ha estado la de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Entre estas dos mujeres hay admiración y palabras, públicas y privadas, que valoran y reconocen trabajo y trayectoria, pero en este caso la vicepresidenta sabe que tiene mucho más que perder que posiblemente ganar en su estrategia de hacerse fuerte al margen de Podemos.

Ambas admiten que les gustaría abrir un diálogo, conocerse, charlar, intercambiar pareceres políticos y, quizás, después, por qué no, tenderse la mano. Yolanda Díaz ha dejado caer en alguna reunión de trabajo que hay que acercarse a la líder de Adelante Andalucía y que no tiene ningún sentido que la izquierda del PSOE concurra con dos papeletas distintas en la comunidad. Y, cada vez que tiene ocasión, Teresa Rodríguez ensalza públicamente el trabajo de la vicepresidenta como lo mejor del Gobierno de la nación. Sin embargo, estas dos mujeres, más allá de guiños y mensajes indirectos a través de terceros, nunca han compartido una conversación política ni han llegado a hablar de tú a tú.

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