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El PSOE entierra el pacto con el PP y conduce a Moreno a un "callejón sin salida"
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DEBATE DEL ESTADO DE LA COMUNIDAD

El PSOE entierra el pacto con el PP y conduce a Moreno a un "callejón sin salida"

El presidente se queda solo con su oferta para salvar los presupuestos de 2022 y el debate de la comunidad se convierte en el inicio de una campaña que amenaza con ser muy larga

Foto: El líder socialista andaluz, Juan Espadas. (EFE)
El líder socialista andaluz, Juan Espadas. (EFE)

Andalucía acogió su debate sobre el estado de la comunidad para certificar dos cosas tras superar lo peor de la pandemia. No habrá pacto del PSOE con el PP para sacar adelante el presupuesto de 2022. Se acabó la apuesta por explorar una fórmula novedosa para aislar a Vox y que la extrema derecha dejara de ser el socio imprescindible del Gobierno del cambio. La comunidad entra en una campaña electoral que puede hacerse demasiado larga. El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, insiste, dos años y 10 meses después de llegar al cargo, en que no habrá adelanto y que quiere las elecciones en noviembre de 2022. Todo indica lo contrario. En el cierre de la jornada, no lo ocultó: "Si hay prórroga presupuestaria, vendrá un bloqueo de la acción del Gobierno (...) irán empujando hacia un callejón sin salida", avisó, dejando entrever que, aunque no quiere, tendría que convocar elecciones en Andalucía. En su círculo, confiesan de forma informal que Moreno quiere vivir una Semana Santa y una Feria tranquilas, una primavera sin sobresaltos, "con normalidad", tras una legislatura sin tregua. Admiten a la vez que cada vez lo ven "más difícil".

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE)

El clima es ya irrespirable. Vox ha retirado su apoyo al Gobierno de PP y Cs, sin mayoría parlamentaria, y el PSOE va a degüello tras tantear la senda de una oposición constructiva. La intervención de la portavoz socialista, Ángeles Férriz, enterró cualquier posibilidad de acuerdo. Su tono bronco, muy duro, agresivo contra el presidente Moreno, evidenció que la negociación del presupuesto es ya papel mojado. Si es que alguna vez hubo voluntad real de cerrar un acuerdo. Las buenas formas del líder socialista Juan Espadas, señalando que iban “en serio” para pactar las cuentas, han acabado en menos de un mes. El PSOE cambia de nuevo de registro tras la salida de Susana Díaz. Señalaron que Moreno es “un actor” que se ha pedido ser “el bueno de la película” pero “no engaña a nadie”.

La portavoz socialista insistió sin descanso en su intervención en que Moreno es “muy del PP y muy de derechas”. Dos horas más tarde, el portavoz de Vox, Manuel Gavira, subió al atril para decir lo contrario: “De derechas usted no tiene nada”. Fue claro: “Con nosotros no cuente”. El portavoz de Vox consideró que no van a apoyar a un presidente que hace “las mismas políticas que los socialistas”. “No pierda usted el tiempo en llamarnos”, agregó tras aprobar tres presupuestos andaluces de PP y Cs. “Fuera caretas”, insistió Vox, “nos han decepcionado” alegando el incumplimiento de los acuerdos anteriores.

El bloqueo parlamentario

Por mucho que Moreno se empeñe, el bloqueo parlamentario no solo le impedirá tener presupuestos para el próximo año, sino que bloqueará cualquier iniciativa del Gobierno a partir de que se tumben las cuentas y se apruebe una prórroga presupuestaria. No es nada fácil. Génova aprieta y la dirección de Pablo Casado insiste en que se convoquen ya las elecciones. En el seno del PP andaluz hay discrepancias sobre si Moreno debe resistir contra viento y marea o propiciar un adelanto técnico para celebrar elecciones en primavera. “Iremos viendo”, se limitan a decir en el seno de la presidencia andaluza. “Juanma quiere aguantar, pero ya veremos”, agregan.

El debate sobre el estado de la comunidad que acoge el Parlamento andaluz es el segundo que afronta Moreno como presidente tras el cambio político en Andalucía en diciembre de 2019. Un examen de la gestión del Gobierno tras remitir lo peor de la pandemia, pero cuando el zarpazo del covid aún deja sentir su huella en la sanidad pública o en la economía andaluza. Andalucía contrató 20.000 sanitarios para reforzar su plantilla durante la pandemia con los fondos extraordinarios que destinó el Gobierno de la nación. Una vez que esas aportaciones extraordinarias han cesado, la Junta despedirá a 8.000 y mantendrá a 12.000, todos los médicos y el 70% del personal de enfermería. Esos despidos han vuelto a sacar a la calle al personal sanitario mientras que el deterioro de la atención primaria hace mella en los ciudadanos, que sitúan la sanidad como el problema que más les afecta personalmente, incluso por delante del paro, según el último barómetro del Centro de Estudios Andaluces.

Foto: El presidente del Gobierno andaluz, Juanma Moreno. (EFE)

Moreno dejó claro que ese malestar le preocupa. En su intervención inicial, dedicó la mayor parte de su discurso a defender su gestión de la sanidad pública. En las réplicas a la oposición, acudió a defenderse poniendo por delante los despidos de sanitarios que también se van a dar en Extremadura, Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana. “¿Les dirá a los presidentes socialistas que son insensibles?”, replicó a la portavoz socialista. El presidente andaluz trufó además su discurso de anuncios que bien podrían formar parte de un programa electoral. Su prioridad fueron los jóvenes, a quienes prometió 220 millones en planes de empleo e incentivos a la contratación indefinida y un abono transporte que subvencionará al 50% los viajes en las áreas metropolitanas. El paro juvenil en Andalucía alcanzó el 47% al cierre del segundo trimestre del año, muy por encima de la media nacional y europea. Si Pedro Sánchez miró a los jóvenes con un bono cultural y una ayuda al alquiler, el presidente andaluz tampoco escatimó en guiños.

Diálogo en vía muerta

La negociación de los presupuestos andaluces llevaba días en vía muerta. En privado, los socialistas ya admitían que no iban a pactar unas cuentas que los hiciera cómplices de despidos en la sanidad pública cuando las mareas blancas volvían a protestar en la calle. Los socialistas ya sufrieron el desgaste del malestar de los andaluces por los recortes en la anterior gran crisis. De hecho, fue uno de los asuntos que echaron de forma definitiva al PSOE del poder tras 37 años ininterrumpidos. La portavoz de Unidas Podemos, Inmaculada Nieto, sin voces y en un tono mucho más sosegado que el de su compañera socialista, desmontó rápido el argumento de Moreno de que la sanidad va mejor porque se invierte más. “Deje el publirreportaje, la arcadia feliz y salga a la calle. ¿Se ha preguntado por qué si usted dice que se ha destinado más dinero que nunca a la sanidad, la sanidad está peor? Porque está peor y los ciudadanos están enfadados con razón”, agregó Nieto.

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y el líder del PSOE-A, Juan Espadas. (EFE)

En realidad, la decisión sobre el presupuesto estaba tomada antes del debate del estado de la comunidad, pero nadie quería dar el paso de romper la negociación. La batalla del relato es poderosa en política. El pie perfecto lo dio el vicepresidente andaluz, Juan Marín, de Cs, quien un día antes le dijo al PSOE que no aceptaban “chantajes” y que se podían quedar esperando si querían un acuerdo. Los socialistas se aferraron a ese portazo para explicar el giro en su estrategia. Si Moreno es “el bueno” de la política, “el feo y el malo” son papeles que desempeñan otros en el Gobierno. “[Macarena] Olona los tiene cogidos por los presupuestos”, dijo la socialista Férriz sobre la relación de PP y Vox. Moreno, que insistió desde el principio al final en mantener el tono de hombre moderado que huye de la crispación, tiene ahora pocas opciones. Puede volver a intentar un acuerdo de presupuestos con el partido de Santiago Abascal. Puede prorrogar los presupuestos en vigor, pese a que haría difícil y tedioso el acomodo de fondos europeos clave para la recuperación económica y lanzaría un mensaje de incertidumbre que admite que no es bueno para la economía. Todo indica que será la segunda opción mientras deshoja la margarita: ¿adelantar elecciones a la primavera o aguantar en solitario contra viento y marea?

Andalucía acogió su debate sobre el estado de la comunidad para certificar dos cosas tras superar lo peor de la pandemia. No habrá pacto del PSOE con el PP para sacar adelante el presupuesto de 2022. Se acabó la apuesta por explorar una fórmula novedosa para aislar a Vox y que la extrema derecha dejara de ser el socio imprescindible del Gobierno del cambio. La comunidad entra en una campaña electoral que puede hacerse demasiado larga. El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, insiste, dos años y 10 meses después de llegar al cargo, en que no habrá adelanto y que quiere las elecciones en noviembre de 2022. Todo indica lo contrario. En el cierre de la jornada, no lo ocultó: "Si hay prórroga presupuestaria, vendrá un bloqueo de la acción del Gobierno (...) irán empujando hacia un callejón sin salida", avisó, dejando entrever que, aunque no quiere, tendría que convocar elecciones en Andalucía. En su círculo, confiesan de forma informal que Moreno quiere vivir una Semana Santa y una Feria tranquilas, una primavera sin sobresaltos, "con normalidad", tras una legislatura sin tregua. Admiten a la vez que cada vez lo ven "más difícil".

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