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Así se fraguó la 'fangosfera': Sánchez y Feijóo prosiguen su revancha sin medir los riesgos
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Así se fraguó la 'fangosfera': Sánchez y Feijóo prosiguen su revancha sin medir los riesgos

PSOE y PP se culpan mutuamente del lodazal político nacional. Los socialistas se sienten perseguidos desde 2018 y los populares maltratados desde que arrancó la legislatura

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (al fondo), en una sesión de control en el Parlamento. (Europa Press/Eduardo Parra)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (al fondo), en una sesión de control en el Parlamento. (Europa Press/Eduardo Parra)
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"Es una vergüenza lo del Congreso, en lugar de resolver los problemas de la gente, están hablando de las mujeres de los dos —Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo—". Si todavía no ha escuchado esta frase en su entorno, está a punto de hacerlo. La trifulca política de estas semanas ha trepado estos días hasta cotas inaceptables. Ni el tono faltón ni el rechazo social que provoca es una novedad. Pero, la escalada es de tal calibre, que la tentación de muchos ciudadanos es desconectar. Algunos lo han hecho ya. Y al PSOE y al PP les da absolutamente igual.

Los dos partidos se han instalado en posiciones inflexibles, que atribuyen toda la culpa al contrario. Así se justifican para continuar revolcándose en la 'fangosfera'. Para cada uno, el barrizal político comenzó por causas distintas. Los socialistas sitúan el momento fundacional en el principio de los tiempos, con la llegada de Sánchez a la Moncloa en junio de 2018, a través de una moción de censura contra Mariano Rajoy: "Le han dicho de todo desde el minuto uno".

Los populares, en cambio, lo colocan en el inicio de esta legislatura, con la decisión del jefe del Ejecutivo de romper la regla de que gobierne el ganador y armar una mayoría alternativa para cortar el paso a Feijóo. El "muro", recuerdan. La teoría de que es lícito gobernar con Carles Puigdemont, para impedir que lo haga el PP —con apoyo dentro o fuera del Gobierno de Vox—.

Con la convicción de estar cargados de razón, PP y PSOE se rebozan a diario en el barro. Génova encontró en el estallido del caso Koldo, el filón para desgastar más al Gobierno. Las adjudicaciones de la trama en otras administraciones que salpican a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, y del ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, hicieron que los populares trataran el asunto como una causa general, seguros de que la corrupción "destruye" a Sánchez mucho más que la amnistía.

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El Gobierno se defendió como pudo. Primero, forzó la salida de José Luis Ábalos, que optó por pasarse al Grupo Mixto para continuar aforado y después puso en marcha el ventilador para, con poco rigor, destacar que el portavoz del PP, Miguel Tellado, aparece también en el sumario. El asesor de Ábalos mencionaba una supuesta reunión con él cuando ya sabía que le estaban investigando.

Hasta ese momento el debate discurría con la brusquedad habitual de la política española. Pero este diario publicó las reuniones mantenidas por la mujer del presidente, Begoña Gómez, con el consejero delegado de Globalia, Javier Higaldo, y el comisionista del caso Koldo, Víctor de Aldama, y todo saltó por los aires. No fue inmediato. El PP enseguida usó esta información contra Sánchez, pero tardó unos días en convertirla en el foco principal de su acción política y amenazar con una investigación parlamentaria y judicial.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (Europa Press/Jesús Hellín)

El cambio de estrategia, según ha podido saber este periódico, se produjo después de que el presidente aludiera en una sesión de control a la "estrecha amistad" de Feijóo con el narcotraficante Marcial Dorado. Una vinculación que el PSOE ya utilizó en la campaña del 23-J y que en el PP asumen que les hizo "daño". La orden a los diputados fue atizar aún más duro al Gobierno.

Sánchez y Feijóo tienen muy pocas cosas en común, pero hay una característica que les une: los dos son vengativos. Lo de Dorado fue gratis, pero el presidente y el jefe de la oposición se estaban lanzando mensajes mutuos. Al Gobierno no le hacía falta recurrir a ello porque ya había cogido oxígeno con la denuncia de la Fiscalía Anticorrupción contra la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Una crisis política que sigue abierta tras una controvertida gestión y la decisión de la jueza de imputarle por dos delitos de fraude fiscal y uno de falsedad documental.

El propio jefe del Ejecutivo, que nunca esquiva el cuerpo a cuerpo, ni para preservar la institucionalidad de su cargo, ha demandado reiteradamente la dimisión de Ayuso. Pero la máquina de disparar fango ha seguido funcionando en ambos lados. Hasta salpicar a la mujer de Feijóo. El PSOE ha utilizado una información de Infolibre sobre una ayuda a una fundación en la que trabajaba, que posteriormente ha sido desmentida. Ojo por ojo, diente por diente. Nunca se había llegado tan lejos.

Los dos partidos se han instalado en posiciones inflexibles, que atribuyen la culpa al contrario. Así se justifican para continuar en la 'fangosfera'

Los socialistas explican que el nivel de acoso que sufren desde que Sánchez llegó al Gobierno es tan desproporcionado, que han tenido que poner "pie en pared" para no incurrir en el mismo error que en la anterior legislatura, cuando convencidos de la potencia de la bonanza económica, menospreciaron los ataques al jefe del Ejecutivo y la figura "distorsionada" que la oposición proyectó de él.

El ministro de Transportes, Óscar Puente, uno de los dirigentes que mejor se identifica con esta estrategia, explicaba esta semana en la Cadena Ser que han sufrido "seis años de agresión permanente". "En las elecciones del 28 de mayo —con el 'que te vote Txapote'— nos dimos cuenta de que había que responder". Lo hicieron en la campaña de las generales del 23-J. Sánchez disparó su presencia mediática, incluso en programas críticos con él, para ofrecer una imagen más cercana. Este cambio no ha perdurado en el tiempo.

Sánchez y Feijóo tienen muy pocas cosas en común, pero hay una característica que les une: los dos son vengativos

Fuentes del partido apuntan también a una "sensación de indignación" de la militancia, que no pueden obviar. Tenemos que ofrecerles recursos para contestar a los ataques de los simpatizantes del PP, explican. "Porque si te callas pareces culpable". "Al menos, que no nos den lecciones", después de ser estos años "el partido de la corrupción, con casos como Gürtel, Bárcenas y Kitchen". "Intentan crear un clima irrespirable, como en la primera legislatura de Zapatero, para transmitir que se trata de un Gobierno en demolición", destacan.

El PSOE entiende que ha reaccionado con contundencia a la trama de comisiones que ha implicado a Koldo García, con la petición de responsabilidades a Ábalos. Y cree que eso lo distingue del PP. "Cuando tú pones el listón tan alto luego tienes que aplicártelo", señalan sobre la "sobreactuación" de Feijóo con Begoña Gómez y la diferencia con la denuncia judicial que media en el caso del novio de Ayuso.

Asumen incluso que este lodazal político "perjudica a todos" y que puede tener "más coste" para ellos, por la clásica teoría de que la izquierda es más sensible a las corruptelas y al 'ruido' político. Los populares, al contrario, descartan que en su bloque provoque desmovilización su decisión de "combatir la corrupción" y se agarran a la alta participación en las elecciones gallegas.

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La dirección del PP se siente absolutamente cómoda y legitimada en su labor de oposición. No perdonan que el presidente ni siquiera se dignara a contestar a Feijóo en su intento de investidura y encargara la réplica a Puente. Y se toman como una ofensa la pregunta de que ellos mismos, cuando aún estaban en Galicia, criticaran el tono tan duro de Pablo Casado. Esgrimen que entonces no había "tramas de corrupción como esta, ni amnistía, ni sedición".

Pero otras fuentes del PP defienden que en la etapa de Casado al menos "había unos códigos" y se dejaba fuera de la contienda política "a la mujer de Sánchez o a su suegro". Algunos diputados recuerdan con nostalgia al primer Feijóo, que en su estreno en el grupo parlamentario les transmitió que se había acabado el tono áspero y gesticular en el hemiciclo. Iban a hacer una oposición constructiva.

Ese propósito se desintegró. Génova se escuda en que el culpable de todo es Sánchez, que siempre ha querido "polarizar". Y en que el Gobierno tiene una "mayor responsabilidad" que ellos en la conformación del clima político español. Pero su discurso no se comparte totalmente en el interior del PP. Hay parlamentarios muy críticos con esta deriva y con el estilo de Tellado. Quienes censuraron este mismo comportamiento antes a Casado, se lo reprochan también a Feijóo, con la salvedad de que de él sí pensaban que era un dirigente moderado.

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Las mismas dudas subsisten en el PSOE. Desde el comienzo de su mandato, Sánchez ha hecho oposición de la oposición. Moncloa se lanzó contra el líder gallego, con una investigación muy exhaustiva de su gestión en la Xunta, en cuanto empezó a despuntar en los sondeos.

Por eso, a pesar del maltrato que el Gobierno y Ferraz dicen sufrir, no todos están de acuerdo. Primero, indican fuentes socialistas, porque contribuir a la suciedad del ambiente impide que el Ejecutivo venda su trabajo político diario. Y segundo, porque la "bronca" solo beneficia a Vox. "Si la derecha y la ultraderecha nos propone un marco mental, hay que escoger siempre el contrario", aseguran.

Hay parlamentarios del PP muy críticos con el estilo de Tellado. Se lo reprochan a Feijóo, del que pensaban que era un dirigente moderado

El Gobierno, prosiguen, "no puede ser un broncas y usar la rueda de prensa del Consejo de Ministros como sala de prensa del partido, sea la Moncloa o la Puerta del Sol". "Porque devaluar la institucionalidad o las instituciones solo ayuda a Abascal", añaden.

Sánchez y Feijóo se muestran muy seguros de sí mismos. La 'fangosfera' proporciona un alivio mental inmediato. Un rápido y liberador 'te vas a enterar'. Pero luego los ciudadanos, esos tan valiosos capaces de escoger un bloque u otro en función de la coyuntura, tendrán que votar. Y entonces vendrán los lamentos.

"Es una vergüenza lo del Congreso, en lugar de resolver los problemas de la gente, están hablando de las mujeres de los dos —Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo—". Si todavía no ha escuchado esta frase en su entorno, está a punto de hacerlo. La trifulca política de estas semanas ha trepado estos días hasta cotas inaceptables. Ni el tono faltón ni el rechazo social que provoca es una novedad. Pero, la escalada es de tal calibre, que la tentación de muchos ciudadanos es desconectar. Algunos lo han hecho ya. Y al PSOE y al PP les da absolutamente igual.

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