La crisis del solo sí es sí agrieta UP: "Quieren realzar a Irene para chantajear a Yolanda"
Fuerzas del espacio político temen que el enroque de Podemos los aleje de un pacto de cara a las generales y que persiga reforzar a Montero como futurible candidata. Igualdad pasa la pelota al PSOE y defiende que actúan por convicción
Unidas Podemos ha navegado durante semanas con una estrategia asumida sin fisuras entre todos los actores políticos del espacio, pese a las dudas que a algunos les generaba la hoja de ruta marcada por Irene Montero. Superado el arranque de la tramitación de la proposición de ley unilateral del PSOE para reformar el solo sí es sí, la formación se asoma al abismo. Yolanda Díaz aceptó secundar a Montero y votar contra la tramitación de la norma, aunque le reprocharan que no apoyara a la ministra de Igualdad de forma explícita y la vicepresidenta segunda quedara difuminada. Pero ya han superado el ecuador de su viaje. Y las grietas comienzan a aparecer.
Distintos actores del grupo parlamentario confederal no saben aclarar qué rumbo seguirán para intentar encauzar la situación y aseguran que aún no han debatido sobre ello. Igualdad mantiene que quiere un pacto, pero responsabiliza al PSOE de ese hipotético acuerdo. Entre las fuerzas que integran Unidas Podemos, ven casi imposible que Montero se mueva de sus posiciones y hay dirigentes que aprecian en esta determinación una estrategia para "realzar a Irene". Una estrategia, en el marco de la pugna que mantiene Podemos con la impulsora de Sumar, para armar una candidatura conjunta de cara a las elecciones generales que les garantice un peso determinante. Una hoja de ruta, afirman, para "darle protagonismo, de cara a negociar con Yolanda vía chantaje".
Incluso sostienen que, en el caso de que no haya acuerdo de cara a las elecciones, esta posición de máximos ayudaría a Montero a "poder competir mejor".“Con cada jugada de estas, Podemos se aleja del pacto con Yolanda”, abundan. Hay dirigentes que, hace días, ya advertían discretamente de que los planteamientos de PSOE y Unidas Podemos no son técnicamente tan dispares, pero optaron por guardar silencio para respetar el cierre de filas con la ministra de Igualdad, desautorizada por Pedro Sánchez al tener que asistir a una modificación de una ley con su sello pese a estar en contra de estos cambios. El equipo de la número dos de Podemos niega la mayor: descartan las fisutas, recuerdan que Díaz ha asumido estas posiciones -votó en contra de la reforma del PSOE, con el conjunto del espacio-, y niegan que Montero actúe por cálculo electoral. Si defiende esta hoja de ruta, sostienen, es por convicción.
Oficialmente, todas las partes, incluidas Díaz y Montero, aseguran querer un pacto. Hasta en el ala socialista del Gobierno hay quienes reconocen que en la anterior etapa de negociación, la número dos de Podemos no tuvo, de manos de la ministra de Justicia, Pilar Llop, una salida política que permitiera evitar el 'divorcio' en la coalición, firmado a 24 horas del 8-M. Esa salida se antoja hoy aún más complicada, dada la trayectoria seguida hasta aquí. El cambio de interlocutores en el PSOE no ha servido para evitar el choque.
Un diputado afirma que la ministra de Igualdad no va a moverse de sus posiciones, que se ve fuerte a pesar de las críticas, porque está hablando a las bases de su formación, al votante morado más fiel. "Creo que Irene está reforzada en su estrategia porque cree que va ganando, pero al mismo tiempo tiene miedo de lo que pueda pasar y de que se les vaya de las manos", admite un dirigente. En UP, señalan los esfuerzos en medios de comunicación y redes sociales de la dirección morada, así como del ex secretario general Pablo Iglesias, por ensalzar el liderazgo y la determinación de Montero. “Por distinguirse y desmarcarse”, abundan.
Desde el entorno de Díaz, deslizaron hace días que el origen de la disputa es político, no técnico, pero también que, como “demócrata”, la vicepresidenta segunda ha optado por secundar a Montero. El rol de Díaz, que lleva semanas evitando pronunciarse claramente, es muy complicado, como admiten todos los actores de Unidas Podemos, pero también del PSOE, que estos días ha criticado la inacción de la vicepresidenta. Si se desmarca de la ministra de Igualdad, puede firmar la sentencia de muerte del espacio político a dos meses y medio de las municipales y autonómicas, pero si no interviene, la tensión en la coalición puede llegar a extremos nunca vistos, y ya está marcando máximos.
El jueves, tras concluir el pleno, Díaz, el ministro Joan Subirats y otros dirigentes de Unidas Podemos se reunieron durante unos minutos en una de las dependencias anejas al hemiciclo. El portavoz parlamentario, Pablo Echenique, no pudo asistir al pleno y no estaba presente, tampoco las ministras de Unidas Podemos. Al salir, ninguno de ellos quiso realizar declaraciones ni aportar detalles. Uno de los asistentes a este encuentro aseguró que la vicepresidenta segunda les trasladó “alguna información relevante”; otro, que dieron cuenta de la marcha de iniciativas en tramitación como la ley mordaza, y un tercero refirió, en genérico, que abordaron brevemente algunos temas pendientes, sin concreción. Desde una de las fuerzas representadas, se especificó que la reunión se improvisó tras la salida del ministro de Universidades, cuya ley fue definitivamente aprobada en el pleno.
Durante la tarde, hubo una nueva reunión de coordinación, esta vez con presencia de dirigentes de Podemos. En esta ocasión, las partes relatan que abordaron la negociación sobre la reforma de las pensiones, sin aclarar si profundizaron sobre la patata caliente para el espacio político, el elefante en la habitación en el que se ha convertido la que fuera la norma estrella del Ministerio de Igualdad.
El PSOE cree que no presentarán su propia enmienda
Por su parte, fuentes del PSOE aseguraron este jueves que el acuerdo se antoja muy difícil, y hasta que no esperan que Unidas Podemos presente su propia enmienda a la proposición de ley socialista. Eso requeriría hacer pública su propuesta, algo que los morados no han querido contemplar hasta la fecha, y el socio mayoritario pone en duda su calidad técnica, retándoles a desvelarla. El propio jefe del Ejecutivo les ha retado a darla a conocer. Los morados critican que ya han remitido a los socialistas hasta una decena de propuestas, sin que estos aceptaran moverse de sus posiciones.
Otra cosa es, explicaron desde el partido mayoritario, que otro grupo —ERC o EH Bildu— decida presentar una enmienda, y que el socio minoritario se sume. El apoyo de estos dos aliados del bloque de investidura ha sido una de las bazas de UP para presionar al PSOE, y hoy los socialistas sostienen que esta jugada ya no da más de sí, que lo prioritario es sacar adelante la reforma y que la opinión pública está en esta tesis. Aunque sea con el aval del PP.
Y, en lo que toca a Podemos, aunque crean que el acuerdo es deseable, el margen para lograrlo es milimétrico. Interpretan que Montero va a pelear por “salvar” su ley hasta el final, e inciden en que Igualdad no reconoce errores en la norma: siguen culpando a una “minoría” de jueces de aplicarla erróneamente, y la Fiscalía acaba de echarles un nuevo capote. Les resulta más difícil anticipar los movimientos de Díaz, pero coinciden en el diagnóstico de distintos actores de UP: su rol es tremendamente complicado. Tampoco Montero tiene muchas opciones.
Unidas Podemos ha navegado durante semanas con una estrategia asumida sin fisuras entre todos los actores políticos del espacio, pese a las dudas que a algunos les generaba la hoja de ruta marcada por Irene Montero. Superado el arranque de la tramitación de la proposición de ley unilateral del PSOE para reformar el solo sí es sí, la formación se asoma al abismo. Yolanda Díaz aceptó secundar a Montero y votar contra la tramitación de la norma, aunque le reprocharan que no apoyara a la ministra de Igualdad de forma explícita y la vicepresidenta segunda quedara difuminada. Pero ya han superado el ecuador de su viaje. Y las grietas comienzan a aparecer.