Podemos sopesa votar en contra de la reforma del solo sí es sí del PSOE

Podemos no puede apoyar la reforma de la ley del solo sí es sí presentada por el PSOE y, de producirse mañana una votación, distintas fuentes moradas apuntan a que se decantarían por el no. Tras negociar durante casi dos meses, con las posiciones absolutamente enconadas desde hace semanas, cuando el socio mayoritario del Ejecutivo presentó en solitario su propuesta para modificar la norma, los morados les reclaman que vuelvan a la mesa de negociación y los socialistas insisten en que la pelota está en el tejado de los grupos parlamentarios. Aseguran que siguen buscando el acuerdo, pero están preparados para cualquier escenario.

El Ministerio de Igualdad, que lidera Irene Montero, tiene un peso determinante a la hora de marcar posición, pero fuentes de la formación de Montero subrayan que es el partido quien decide. Y en esto Podemos coincide con la decisión de la ministra de Igualdad: no pueden apoyar una reforma que, a su entender, desplace el consentimiento del centro de la ley. Las diferencias sobre cómo reforma la norma, además, tienen su reflejo en el movimiento feminista, que por segundo año consecutivo llega dividido al 8-M.

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Eso no significa que impidan que la proposición de ley de los socialistas comience su tramitación en la votación de admisión a trámite, prevista para el 7 de marzo —el voto aún no está decidido—, solo un día antes del Día de la Mujer. Es una fecha cargada de simbolismo para un Ejecutivo que se presenta como feminista y en el que sus dos almas se disputan esta bandera. Supone que, según distintas fuentes moradas, los socialistas pinchan en hueso si dan por hecho que se abstendrán ante una reforma que previsiblemente requerirá, además, del apoyo del PP.

Las normas relacionadas con el feminismo siempre presentan aristas afiladas en la izquierda, sea en el PSOE —véase la ley trans—, sea en Unidas Podemos, que se fracturó con la admisión a trámite de la ley contra la prostitución de los socialistas, que los socios mayoritarios desgajaron en su día del proyecto de ley trans. En este caso, sin embargo, no se prevé división en las filas de Unidas Podemos: "El apoyo de Victoria Rosell [delegada del Gobierno contra la Violencia Machista] disipa cualquier duda". A esto se suma que ERC y Bildu "están firmes", esto es: exigen que cualquier reforma cuente con el visto bueno de Igualdad. Los morados presionan con la división del bloque de investidura, y advierten al PSOE de que difícilmente podrá superar la foto de un pacto con PP y Vox para reformar la ley.

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Este lunes, el coportavoz de Podemos, Pablo Fernández, volvió a exigir al PSOE que vuelva a la mesa de negociación para buscar un acuerdo "unitario", tachando de "incomprensible", como hiciera Montero hace días, que los socialistas estén dispuestos a contar con el PP y Vox para sacar adelante su reforma.

Ni creen que la ley necesite retoque, a pesar de las rebajas de penas a agresores sexuales, ni están dispuestos a que la fórmula pase por un subtipo agravado, como ha establecido el Ministerio de Justicia de Pilar Llop. Reclaman a sus socios que desplieguen el decálogo de medidas que ya les presentaron, y que pasan por aumentar el número de juzgados especializados o por dotar de competencias en materia de violencia sexual a los juzgados de violencia sobre la mujer. Casi en paralelo, la portavoz federal de IU, Sira Rego, tildó de "irrenunciable" que el consentimiento siga en el corazón de la norma.

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Más allá de Podemos, el resto de actores del espacio confederal matiza que ha habido debates sobre cómo proceder, si toca o no presentar una proposición de ley alternativa o si es mejor actuar en el periodo de enmienda. "Hay consenso en que Igualdad es quien marca el camino", abunda uno de estos actores. "Hablar se ha hablado mucho, decidido, nada", precisa otro diputado. Con Yolanda Díaz difuminada —no ha valorado públicamente la propuesta del PSOE— y con Montero presumiendo de su apoyo, la tesis en el espacio confederal es que debe ser la ministra competente la que marque el camino. Están insistiendo en que todavía hay tiempo para el acuerdo, y, por tanto, rechazan contemplar escenarios futuros.

De hecho, hoy se resisten a plantearse siquiera si presentarán una reforma alternativa: aseguran haber hecho llegar al PSOE hasta ocho propuestas, a pesar de que Pedro Sánchez las ninguneara públicamente el pasado viernes, cuando también les pidió que renunciaran a hacer "ruido" con la división en la coalición, que preocupa especialmente en la Moncloa.

Ninguna de las partes está dispuesta a romper, y todas se remiten al cambio de interlocutores por parte del PSOE —Félix Bolaños, ministro de Presidencia, y María Jesús Montero, número dos del partido y ministra de Hacienda, que ya estaba en la fase anterior—, para afirmar que aún hay opciones de pactar. En privado, las partes son menos optimistas, y los morados recuerdan que este es uno de los ejes de su proyecto político. Aunque asuman una modificación de la ley estrella de Montero para contentar a sus socios, no están dispuestos a avalar cualquier reforma.