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Agonía ante la rebaja de pena al abuelo paterno y violador de su hija: "Te vienes abajo"
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Víctimas de agresiones sexuales

Agonía ante la rebaja de pena al abuelo paterno y violador de su hija: "Te vienes abajo"

La mujer ve como un revés la revisión de la condena, que costó años de lucha judicial: “No deberían haber reducido ni media hora. No hay derecho a lo que nos están haciendo”

Foto: La madre de la menor violada por su abuelo paterno. (Cedida)
La madre de la menor violada por su abuelo paterno. (Cedida)
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La norma conocida como ley del solo sí es sí, aprobada por el Gobierno, ha provocado ya más de 500 reducciones de pena a delincuentes sexuales. Este efecto no deseado acumula situaciones personales como las de una madre que ha visto cómo los jueces han rebajado la condena al agresor sexual de su hija. En su caso, además, cuenta con el trauma añadido de que el acusado es el abuelo paterno de la niña. "Llega un momento en que no puedes más psicológicamente, te vienes abajo. No hay derecho a lo que nos están haciendo", dice esta mujer en declaraciones a El Confidencial. Pide no revelar datos que puedan servir para identificar a sus hijos.

A ella la avisaron del riesgo de este escenario en una asociación dedicada al apoyo de víctimas del abuso sexual en menores. Una mujer de ese colectivo le comentó que a su violador le habían aplicado una reducción y le recomendó que se asegurase de que a ella no le iba a pasar lo mismo con el abuelo de los niños. Fue condenado en 2020 por un delito continuado de abusos sexuales agravados por parentesco y por acceso carnal vía oral y anal. A través del teléfono, su abogado confirmó que había solicitado revisión y que tenía muchas posibilidades de lograrlo a pesar de la oposición de la Fiscalía. Su temor se tornó en realidad por medio de un auto dictado por la Audiencia Provincial del lugar en el que viven el pasado 5 de diciembre.

Foto: La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra (i), conversa con la responsable de Igualdad, Irene Montero. (EFE/Fernando Villar)

La resolución a la que ha tenido acceso este periódico le rebajó la condena medio año. Pasó a afrontar 10 años y seis meses. Los tres jueces que firman explican que la sentencia condenatoria fijó la pena “en el mínimo legal” y con la nueva ley ese límite ahora es más bajo. “Habrá que aplicarse pro reo dicha reforma; por ser más favorable, por lo que procede su revisión en estos estrictos términos”, zanjan los magistrados. La madre dice ser consciente de que hay casos peores, en los que los condenados verán la luz de la calle hasta dos años antes de tiempo, “pero es que no le tendrían que rebajar ni media hora”, sentencia. No culpa a los jueces, dice que ellos aplican las leyes que aprueban los políticos.

Se trata de que la ley está mal hecha y se está haciendo mucho daño, y es irreparable porque por más que quieran hacer cambios ya no se puede remediar. Pediría que deroguen la ley. La única solución es que la deroguen”, lamenta. El Gobierno que lidera Pedro Sánchez ya ha anunciado que va a modificar el arco de penas que ha provocado este alud de revisiones en los tribunales. Sin embargo, la falta de acuerdo entre los dos partidos que componen el Ejecutivo no permite un rápido desenlace. En cualquier caso, lo que resulte de esa reforma no será de aplicación para las agresiones ya revisadas o para aquellos que cometieron sus delitos antes de la entrada en vigor del solo sí es sí. La ley impone que se aplique siempre el articulado más beneficioso para el condenado.

En este caso particular, la condena al abuelo paterno parecía el final de un camino de lucha que se remonta una década en el tiempo, concretamente a la primera vez que su hija empezó a verbalizar situaciones extrañas con el abuelo. Las primeras alarmas saltaron cuando la víctima tenía apenas tres años de edad. Llevaron a la menor a ser reconocida por una perito forense tras presentar una denuncia en la Guardia Civil. La conclusión de la experta fue que eran confabulaciones y que era recomendable no romper el vínculo con sus abuelos. Esa misma especialista tuvo que volver a examinar a la hija tres años después y entonces sí apreció un caso claro de abuso.

Le podría haber ahorrado tres años de horror a mi hija”, dice con la voz quebrada la madre. El detonante para volver a denunciar al abuelo fue un dibujo que hizo la niña con seis años. Presentaba una escena sexual con un señor que presentaba los mismos rasgos que el padre de su marido. En aquella segunda denuncia, también incluía como víctima de los abusos a su hijo pequeño, quien narraba escenas con el abuelo en un baño que tienen en la casa de campo familiar.

Foto: Irene Montero, en el pleno del Senado. (EFE/Kiko Huesca)
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La sentencia condenatoria lleva fecha del 21 de octubre de 2020. El relato de hechos probados de la sentencia dice que “durante el verano de 2015, los menores acudieron con sus abuelos paternos al campo. Sin poder precisar fechas concretas, pero en varias ocasiones, en el baño, el procesado, con la intención de satisfacer su ánimo libidinoso, llamó a su nieta, se bajó los pantalones y los calzoncillos…”. Lo que sigue es una descripción minuciosa de las cosas que le hacía a la menor y lo que le decía para que no se lo contase a nadie. De lo que no encontraron pruebas los jueces es de que los abusos también los sufriera el niño. Su madre, por recomendación de su abogado, prefirió no seguir recurriendo para que la condena incluyera a su hijo pequeño.

A pesar de la elevada condena y la gravedad de los hechos, el abuelo siguió en libertad provisional a la espera de que la sentencia fuera firme. El 1 de febrero 2021, la confirmó el Tribunal Superior de Justicia autonómico y el abuelo desistió de seguir recurriendo ante el Tribunal Supremo. Fue ahí cuando ingresó en la cárcel. “Estuvimos desprotegidos, se ponía en la puerta de casa, se ponía en la puerta del colegio y pusimos una denuncia por acoso. Como no aporté prueba, quedó en el aire. Me puse al día siguiente en medio de la carretera a hacer fotos al coche, se hizo un juicio rápido y le pusieron una orden de alejamiento que, aun así, se saltó en seis ocasiones”, recuerda.

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero. (Cordón Press)

“En octubre del año pasado sale esta ley y otra vez de nuevo... No hemos descansado. Siempre luchando por algo”, comenta con resignación. Este caso ha supuesto una ruptura familiar. El padre de los niños, hijo del condenado, desde el primer momento creyó a los menores y se sumió en una depresión. También ha roto con su madre porque se puso del lado de su marido. Ha tratado de recordar muchas veces si en su infancia también sufrió algún tipo de abuso, pero no recuerda nada anómalo. Le queda la duda de si es un efecto defensivo de su cabeza producto del trauma que le pudo generar.

Los hijos han necesitado tratamiento psicológico que no ha cubierto el Estado, sino que ha sido sufragado con los ahorros de la casa. No es un tratamiento barato, según la madre de los niños. Ahora la menor ya es casi adolescente y se entera de todo. Es ella la que impulsa a su madre a que denuncie públicamente su situación y conceda esta entrevista. Lo único que pide es que no se la pueda reconocer para que nadie la identifique en el instituto. “No me puedo hundir del todo, porque ellos no lo pueden notar”, concluye la madre.

La norma conocida como ley del solo sí es sí, aprobada por el Gobierno, ha provocado ya más de 500 reducciones de pena a delincuentes sexuales. Este efecto no deseado acumula situaciones personales como las de una madre que ha visto cómo los jueces han rebajado la condena al agresor sexual de su hija. En su caso, además, cuenta con el trauma añadido de que el acusado es el abuelo paterno de la niña. "Llega un momento en que no puedes más psicológicamente, te vienes abajo. No hay derecho a lo que nos están haciendo", dice esta mujer en declaraciones a El Confidencial. Pide no revelar datos que puedan servir para identificar a sus hijos.

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