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De Carmen Calvo a Irene Montero: la batalla por el voto feminista enturbia el 8-M
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REFORMA DE LA LEY DEL SOLO SÍ ES SÍ

De Carmen Calvo a Irene Montero: la batalla por el voto feminista enturbia el 8-M

Los conflictos latentes desde el inicio de la legislatura, en forma de batalla por capitalizar la representación del movimiento feminista, acaban por estallar a pocos meses de las elecciones y sitúan la coalición en un punto crítico

Foto: Irene Montero recibe la cartera de Igualdad de manos de la exvicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo, al inicio de la legislatura. (Reuters/Susana Vera)
Irene Montero recibe la cartera de Igualdad de manos de la exvicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo, al inicio de la legislatura. (Reuters/Susana Vera)
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No ha habido 8-M desde el arranque de la legislatura que no viniese precedido de un conflicto en la coalición relacionado con leyes feministas. Una efeméride como elemento de presión de Unidas Podemos para acelerar normas del Ministerio de Igualdad en el Consejo de Ministros, como la ley del solo sí es sí, o para marcar posición, como fue el caso del PSOE abanderando la abolición de la prostitución. La diferencia de esta cita, la última de la legislatura, es que será la única sin un acuerdo de mínimos para evitar el choque entre el PSOE y Unidas Podemos si, como asumen ya en ambas formaciones, rompen hoy su voto en el Congreso para la toma en consideración de la reforma del solo sí es sí, impulsada por los socialistas con el rechazo de sus socios. Todo ello a menos de tres meses de las elecciones municipales y autonómicas y con una escalada verbal, con los morados acusando este lunes a sus socios de "traición al feminismo".

Desde los primeros compases de la legislatura, se dejaron entrever las disputas entre dos concepciones del feminismo, acrecentadas con posiciones sobre la autodeterminación de género, que finalmente incluyó la ley trans. Diferencias teóricas e, incluso, generacionales, con el trasfondo de una batalla por quien capitalizaba la representación del movimiento y, por tanto, del voto feminista. De ahí que muchos de estos choques estuvieran protagonizados por la titular de Igualdad, Irene Montero, y la exvicepresidenta y exsecretaria de Igualdad del PSOE Carmen Calvo, que cedió a la dirigente de Podemos estas competencias tras sellarse el Gobierno de coalición.

Los morados siempre acusaron a Calvo de no haber digerido la pérdida de esta cartera para los socialistas. Unas competencias que reivindicó Unidas Podemos ya en las negociaciones fallidas para formar Gobierno con el PSOE y tras las que se repitieron elecciones. Los socialistas reconocían esta cartera como su "niña bonita" y una de las joyas de la corona de Ferraz, al tratarse de una de sus banderas más reconocibles, por lo que se resistieron a cederla hasta el final. De aquella disputa se pasó a la primera batalla política en el seno del Gobierno, nada más echar a andar, por la ley del solo sí es sí.

Foto: ¿En qué consiste la reforma del PSOE para la ley del solo sí es sí? De elevar las penas a cambios con los menores. (Europa Press/Ricardo Rubio)

El Ministerio de Igualdad tenía un texto preparado pocas semanas después de la investidura de Pedro Sánchez que la parte socialista puso en cuarentena. Los morados comenzaron a hablar de bloqueo y las tensiones fueron escalando. En los días previos a aquel primer 8-M de la legislatura, el por entonces vicepresidente y líder de Podemos, Pablo Iglesias, llegó a asegurar que había "mucho machista frustrado", en referencia a las objeciones técnicas planteadas por el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo. "Hay un acuerdo de gobierno con el que la Ley de Libertades Sexuales terminada hace días debía iniciar su tramitación antes del 8 de marzo, y lo único que falta para que se empiece a tramitar y llegue a tiempo es que el ministro de Justicia dé el OK", presionaban desde Unidas Podemos con la efeméride de fondo.

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero, durante una intervención en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

La ley, que había sido exigida en las calles por el movimiento feminista tras el caso de la Manada, acabó "desbloqueándose" antes del 8-M. Los socialistas no se podían permitir su asistencia a aquellas manifestaciones sin antes facilitar la tramitación del texto. Tres años después, el efecto de la norma en la rebaja de penas a agresores sexuales ha hecho que el PSOE moviese ficha para su reforma.

De forma circular, la ley de solo sí es sí vuelve a ser protagonista a las puertas del 8-M. En aquel momento, el acuerdo se enmarcó por parte de la Moncloa como "un mensaje claro de compromiso del Gobierno con la igualdad de cara al 8 de marzo". Ahora, sin visos de "desbloqueo" y con los socios asumiendo un choque en la norma estrella de Igualdad, los morados critican que se vuelva al "Código Penal de la Manada" y los socialistas les piden que "recapaciten", porque su objetivo con la reforma es "seguir protegiendo a las víctimas" para evitar las rebajas de condenas a agresores sexuales.

Foto: Alejandra Jacinto, portavoz de Podemos. (EFE/Eduardo Oyana)

Las tensiones acumuladas entre los socios con el trasfondo del feminismo parecen converger en este 8-M, con el tamiz de la confrontación preelectoral y devaluando por ello la búsqueda de consensos para priorizar los intereses partidistas. Se imponen las lecturas más demoscópicas, con los socialistas asegurando que lo que reclama mayoritariamente la sociedad es "mejorar esa ley y evitar esas rebajas de condenas", y los morados erigiéndose en defensores de los avances feministas sobre este "paso atrás" de sus socios.

Tanto es así, que el exvicepresidente Pablo Iglesias cargaba las tintas en las últimas horas, advirtiendo del rechazo en las calles que pueden encontrarse los socialistas si "tumban" el solo sí es sí con el PP. Sacaba también otro de los repertorios del conflicto entre socialistas y morados por la ley trans, aludiendo a lo que denominó "transfobia del PSOE", y no desaprovechó la derivada de la prostitución en el caso Mediador, que sacude a los socialistas, para reforzar su tesis del rechazo al PSOE este 8-M.

Calvo, aunque en su caso sin alusiones a Podemos, también ponía este lunes sobre la mesa la defensa de las tesis contrarias a la autodeterminación de género. Alineada con una parte del movimiento contraria a la ley trans, rechazaba que el feminismo tuviese que "cargar" con las reivindicaciones del colectivo LGTBI, porque todavía está "peleando por la autonomía de sus cuerpos". Durante una mesa redonda organizada con motivo de la entrega de los III Premios de la Igualdad en la Abogacía, recogida por la agencia EFE, la exvicepresidenta subrayó que su suerte no puede estar "ligada" al colectivo LGTBI y reclamó "acabar con esa sinergia".

Foto: Mesa redonda sobre feminismo con la participación de varias dirigentes socialistas en el 40 Congreso Federal del PSOE. (EFE/Biel Aliño)

La exvicepresidenta ya impulsó un argumentario del partido en junio de 2020, como secretaria de Igualdad del PSOE en aquel entonces, para responder a la supuesta "polémica creciente respecto a la utilización y la confusión, en ocasiones interesada, de algunos conceptos fundamentales en el feminismo, como son el sexo y el género". La teoría queer, advertía, va "ganando terreno en el mundo académico y activista" y "niega la existencia del sexo biológico, por lo que desdibuja y difumina la realidad de las mujeres". Más recientemente, alzó la voz contra la tramitación parlamentaria de la norma, presionando para presentar enmiendas contra la autodeterminación de género que finalmente no salieron adelante por el rechazo de los socios, y hasta acabó rompiendo la disciplina de voto de su grupo votando en contra de la norma.

En las manifestaciones del 25-N contra la violencia machista, PSOE y Unidas Podemos ya caminaron en cortejos diferentes. Las dirigentes del PSOE y ministras que participaron en la marcha convocada por las detractoras de Irene Montero, exigiendo la dimisión de la ministra de Igualdad, lo justificaron porque se trataba de la manifestación oficial y a la que habían acudido siempre. Antes del 8-M, la secretaria de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández, se limita a avanzar que participarán "tras la pancarta del PSOE", acudiendo "a la misma manifestación de siempre y con las mismas reivindicaciones". PSOE y Podemos inauguraron los choques en el Gobierno de coalición con el trasfondo de la bandera feminista y ahora llegan a la recta final de la legislatura con una guerra abierta que refleja la división del movimiento, pero también lo contagia de disputas partidarias en clave electoral.

No ha habido 8-M desde el arranque de la legislatura que no viniese precedido de un conflicto en la coalición relacionado con leyes feministas. Una efeméride como elemento de presión de Unidas Podemos para acelerar normas del Ministerio de Igualdad en el Consejo de Ministros, como la ley del solo sí es sí, o para marcar posición, como fue el caso del PSOE abanderando la abolición de la prostitución. La diferencia de esta cita, la última de la legislatura, es que será la única sin un acuerdo de mínimos para evitar el choque entre el PSOE y Unidas Podemos si, como asumen ya en ambas formaciones, rompen hoy su voto en el Congreso para la toma en consideración de la reforma del solo sí es sí, impulsada por los socialistas con el rechazo de sus socios. Todo ello a menos de tres meses de las elecciones municipales y autonómicas y con una escalada verbal, con los morados acusando este lunes a sus socios de "traición al feminismo".

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