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Sánchez desactiva a Irene Montero antes del 8-M y abre la guerra por el voto feminista
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REFORMA DE LA LEY del SOLO SÍ ES SÍ

Sánchez desactiva a Irene Montero antes del 8-M y abre la guerra por el voto feminista

El presidente mantuvo hasta ahora una estrategia unitaria en el Gobierno, pero con el arranque del ciclo electoral ha dado un golpe en la mesa que tiene como trasfondo la batalla entre el PSOE y Podemos por el feminismo

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero, durante una intervención en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
La ministra de Igualdad, Irene Montero, durante una intervención en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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Del cierre de filas a la desautorización de facto. Pedro Sánchez ha pasado de ordenar contención a los suyos, ministros y barones incluidos, para evitar un choque con Irene Montero que tensione las costuras de la coalición, a lanzar un ultimátum a Igualdad para reformar la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, conocida como ley del solo sí es sí. La norma estrella del Ministerio de Igualdad, por la que vienen arrastrándose conflictos entre los socios desde el inicio de la legislatura, y que tiene como trasfondo la batalla entre PSOE y Podemos por la bandera del feminismo. De hecho, desde Igualdad ya aprovecharon la efeméride del primer 8-M de la legislatura para presionar y desbloquear la ley, exigida en las calles por el movimiento feminista. Los socialistas no se podían permitir su asistencia a aquellas manifestaciones sin antes facilitar la tramitación del texto. Tres años después, y tras el desgaste acumulado por las más de 300 rebajas de penas a agresores sexuales, la situación se ha volteado.

Las pretensiones de Sánchez pasan por asumir el error, aun deslizando la responsabilidad sobre Igualdad e impulsando por parte del PSOE una reforma en el Congreso, como la mejor forma de despejar esta polémica de la precampaña. Si hace tres años desde Igualdad se trataba de desactivar antes del 8-M a Carmen Calvo, la anterior responsable del ministerio que, según los morados, nunca asumió que el departamento fuese a parar a sus manos, ahora es el propio Sánchez quien intenta desactivar a Irene Montero para recuperar espacio dentro del feminismo. Un movimiento ya de por sí dividido en la última legislatura a consecuencia de la ley trans y LGTBI. "Si una cosa une a todo el Parlamento, es que nadie desea aliviar el castigo a los agresores", aseguraba este martes el presidente del Gobierno durante su comparecencia en el Senado.

Foto: Ione Belarra e Irene Montero en una imagen de archivo. (EFE/Borja Sánchez Trillo)

En febrero de 2020, los conflictos por esta norma se saldaron con un comunicado oficial de la Moncloa que hacía alusión explícita a las manifestaciones del Día Internacional de la Mujer que ambos socios de la coalición buscan capitalizar: "La Ley de Libertad Sexual tiene un consenso total en el Gobierno de coalición. Es un proyecto legislativo ilusionante, que estará listo en los plazos previstos y enviará un mensaje claro de compromiso del Gobierno con la igualdad de cara al 8 de marzo". En las últimas horas, pese a intensificarse las negociaciones para consensuar una reforma que corrija los "efectos indeseados" del texto, las posiciones seguían alejadas. La orden de Sánchez es sacarla adelante con o sin acuerdo con sus socios. La intención es que la proposición de ley se tramite de forma urgente, por lo que los últimos pasos para su aprobación coincidirían con el próximo 8-M.

Desde Podemos, incluso han elevado su desafío de no asumir los cambios que proponen desde el Ministerio de Justicia, y que está negociando con Podemos la ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, una de las más favorables desde el primer momento a corregir la ley. Los morados anunciaban ayer un acto para este domingo denominado: "¿Consentiste o no? Solo sí es sí", con la participación de Irene Montero y la ministra de Derechos Sociales y líder del partido, Ione Belarra. Toda una declaración de intenciones, pues desde Podemos se rechaza la propuesta de reforma de Justicia, al interpretar que el consentimiento deja de estar en el corazón de la norma. Resistencias que se siguen sustanciando en quién enarbola la bandera feminista y representa mejor sus intenciones. El carácter del acto de este domingo dependerá, dicen, de "si el PSOE registra algo por su cuenta o no", en referencia al ultimátum de presentar una proposición de ley del grupo socialista en el Congreso este viernes, aun sin la firma de Podemos.

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero. (EFE/Mauricio Dueñas Castañeda)

La parte socialista del Gobierno niega que se vaya a eliminar el consentimiento, pero asume que para poder aumentar las penas y evitar rebajas se debe justificar este cambio recuperando las agravantes de violencia e intimidación. Precisamente a lo que se oponen desde Igualdad y lo que anoche seguía haciendo imposible el acuerdo. Las últimas horas de las negociaciones han estado marcadas por reproches en público que muestran las dificultades de sellar un acuerdo.

Si el exvicepresidente segundo Pablo Iglesias calificó hace tres años de "excusas técnicas" las objeciones de los socialistas al borrador de Igualdad, llegando a asegurar que había "mucho machista frustrado", sin citar directamente al exministro de Justicia Juan Carlos Campo, ahora, ya fuera de la política, pero con ascendencia en su formación, acusaba de "burlarse de las feministas" al "autor de las propuestas del Ministerio de Justicia para reformar la ley del solo sí es sí". En una línea similar se manifestaba el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, aludiendo a algunos de los artículos del mencionado asesor y catedrático de Derecho.

El pulso entre los socios por la reforma de la ley se está produciendo con el convencimiento de que no habrá ruptura en la coalición. Aunque el choque se produce en el arranque del ciclo electoral y por la ley estrella de la candidata virtual de Podemos, si no cierra un acuerdo de coalición con el proyecto Sumar, de Yolanda Díaz, tanto la parte socialista como la morada rechazan este extremo. Desde la Moncloa, aseguran que las ministras de Podemos "no se van a ir del Gobierno", entendiendo que les perjudicaría este movimiento. En Podemos, rechazan también esta hipótesis y defienden que en este asunto son ellos y no los socialistas quienes están tratando de cuidar la coalición. En la misma línea se muestra el resto de actores del espacio de Unidas Podemos, con la vicepresidenta Yolanda Díaz a la cabeza.

Tripartito 'de facto'

El choque, sin embargo, no está exento de riesgos, y fuentes del espacio de Unidas Podemos más cercanas a Díaz que a Podemos lamentan la animadversión, dicen, por el "victimismo" de Podemos. "El problema es que parecen adictos al vacío", indican estas fuentes, en referencia a la dirección morada. Otras voces de peso del espacio insisten en que la formación recurre al victimismo para evitar reconocer errores y buscar "cohesión" entre el núcleo de sus votantes más fieles. Su principal baza para negociar con Díaz su presencia en la futura candidatura electoral. Si bien esperan que "la sangre no llegue al río", trasladan que "riesgo siempre hay" y desconfían de la estrategia de atrincheramiento.

Este atrincheramiento, que viene produciéndose desde que se profundizó el pulso con Díaz por su papel en la candidatura de Sumar, a día de hoy sin resolver y sin descartarse concurrir por separado a las generales, es lo que hace temer cualquier escenario. Desde Podemos, su cofundador Juan Carlos Monedero llegó a confesar en una entrevista el pasado mes de diciembre que “es mucho mejor que nos echen a que nos vayamos nosotros”. Sánchez no ha dado muestras de querer dar este golpe en la mesa, y es que se defiende como un activo el ofrecer estabilidad.

Voces de peso en UP consideran que Igualdad recurre al victimismo para no reconocer errores y cohesionar a su núcleo de votantes

Si en Podemos nunca quisieron descartar un adelanto electoral, lo que obligaría a Díaz a tener que precipitar su proyecto y tener que contar con Podemos ocupando un papel central, en la Moncloa no tienen ningún tipo de intención de no agotar la legislatura. De ahí su convencimiento de que los morados no abandonarán la coalición. Sin embargo, las mismas tensiones dentro de Unidas Podemos alimentan la incertidumbre. Un escenario que si acaba por fragmentar el espacio a la izquierda del PSOE amenazará el poder territorial de los socialistas, al disminuir las posibilidades de reeditar las sumas del bloque progresista para seguir gobernando tras las elecciones. En esta línea se movían las reflexiones de Iglesias ya a principio de semana, deseando "buena suerte" al PSOE por "plantear a tu socio de gobierno que o aceptas lo que hago yo, que es acabar con la ley del solo sí es sí, que es traicionar a las mujeres que se manifestaron, o lo pacto con el PP".

Con o sin acuerdo para la reforma, este choque entre los socios dibuja un final de la legislatura para la coalición convertida en un tripartito de facto y delimitando su campo de batalla electoral en el voto feminista. El cierre de filas de la Moncloa con Irene Montero tras las primeras revisiones de sentencias ha sido un cierre de filas en falso. Algo que ya se dejó intuir en las manifestaciones del 25-N contra la violencia machista. Dirigentes socialistas y moradas reprodujeron la división dentro del movimiento feminista al participar en diferentes cortejos. Las primeras, donde se pedía la cabeza de la titular de Igualdad, y las segundas, donde se mantenía una línea de defensa con sus políticas. Sánchez mantuvo hasta ahora una estrategia unitaria en el Gobierno, pero con el arranque del ciclo electoral se priorizan los intereses de los partidos. Esta disputa, ya reflejada en las calles, vuelve a abrirse de cara al 8-M. El último de la legislatura y ante el que se reabre la guerra por el voto feminista.

Del cierre de filas a la desautorización de facto. Pedro Sánchez ha pasado de ordenar contención a los suyos, ministros y barones incluidos, para evitar un choque con Irene Montero que tensione las costuras de la coalición, a lanzar un ultimátum a Igualdad para reformar la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, conocida como ley del solo sí es sí. La norma estrella del Ministerio de Igualdad, por la que vienen arrastrándose conflictos entre los socios desde el inicio de la legislatura, y que tiene como trasfondo la batalla entre PSOE y Podemos por la bandera del feminismo. De hecho, desde Igualdad ya aprovecharon la efeméride del primer 8-M de la legislatura para presionar y desbloquear la ley, exigida en las calles por el movimiento feminista. Los socialistas no se podían permitir su asistencia a aquellas manifestaciones sin antes facilitar la tramitación del texto. Tres años después, y tras el desgaste acumulado por las más de 300 rebajas de penas a agresores sexuales, la situación se ha volteado.

Pedro Sánchez Irene Montero
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