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ERC cierra el paso al decreto de pensiones a la espera de que Illa apoye los presupuestos
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MONEDA DE CAMBIO

ERC cierra el paso al decreto de pensiones a la espera de que Illa apoye los presupuestos

Sánchez ha optado por validar la estrategia del PSC para retrasar las cuentas catalanas, mientras que los republicanos responden dejando en el aire su apoyo a la reforma de las pensiones, de la que dependen los fondos UE

Foto: El portavoz de ERC, Gabriel Rufián (d), conversa con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el pleno del pasado martes. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
El portavoz de ERC, Gabriel Rufián (d), conversa con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el pleno del pasado martes. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Pedro Sánchez y Pere Aragonès siguen necesitándose mutuamente. Pese a la estrategia de marcar distancias, coincidiendo con el arranque del ciclo electoral y tras cerrar la carpeta de la desjudicialización, tanto los presupuestos de la Generalitat como la reforma de las pensiones del Ejecutivo precisan de un apoyo cruzado para salir adelante. De lo primero depende la estabilidad del Govern, que se resiste a facilitar el PSC, pese a reconocer "pasos adelante", y de lo segundo, el próximo desembolso millonario de los fondos europeos. Se trata de una de las medidas comprometidas con Bruselas en los planes de recuperación y que ERC no está por la labor de avalar.

El president de la Generalitat aprovechó su breve encuentro con Pedro Sánchez durante la cumbre hispano-francesa celebrada en Barcelona el pasado jueves para pedirle ayuda en sus negociaciones con el PSC. Sánchez rechazó interferir y unas horas después ratificó esta voluntad en el encuentro que mantuvo con el primer secretario del PSC, Salvador Illa. Plena autonomía a los socialistas catalanes para marcar su propia estrategia en la negociación de los presupuestos de la Generalitat. Así se está viendo en los últimos días, con el PSC sin moverse de sus posiciones. Tras aceptarse una de sus principales reivindicaciones, Illa se limitó a dar órdenes a su equipo para retomar negociaciones el próximo lunes, sin ceder en el resto de sus demandas "de mínimos".

Foto: El presidente catalán, Pere Aragonès, durante la rueda de prensa de este jueves. (EFE/Quique García)

Desde el Gobierno, inciden además en que no tienen ningún compromiso con ERC tras pactar la reforma del Código Penal. Un acuerdo, tras conseguir el apoyo de ERC a los últimos presupuestos de Sánchez esta legislatura, que no se cerró como moneda de cambio de las cuentas de Aragonès. Fuera de la ecuación también están la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, denominada ley mordaza, y la de vivienda. Los republicanos han subido el precio para ambas, pero su principal baza de presión a Sánchez, para que a su vez el presidente del Gobierno se vea obligado a influir en el PSC, es la reforma de las pensiones. Sin consumar este segundo paquete de cambios orientados a asegurar la sostenibilidad financiera del sistema, Bruselas no desbloqueará el siguiente tramo de las ayudas europeas.

El reloj juega en contra de Sánchez y Aragonès. Se acumula el mismo retraso en los presupuestos catalanes que en la reforma de las pensiones. Este hito del plan de recuperación se comprometió con Bruselas para antes de finalizar el pasado año. Desde el Ejecutivo, aseguran que todavía tienen margen temporal y no sería la primera vez que una reforma se aprueba fuera de plazo. Sin embargo, más allá de los tiempos, lo trascendental es que el Congreso no tumbe la medida. A las objeciones que ponen a su contenido los agentes sociales, se suma que estos no están dispuestos a dar su apoyo sin que antes se garantice el aval de la mayoría de los grupos parlamentarios cuando se debata en la Cámara Baja. Pesa la experiencia de la reforma laboral, que tras el rechazo de ERC se convalidó por un solo voto y gracias a que un diputado del PP se confundió al pulsar el botón.

Desde ERC, evitan hablar de moneda de cambio, pero reconocen que en estos momentos están muy lejos de dar su apoyo a una reforma que tildan de "recorte" por la intención de aumentar el periodo de cómputo para el cálculo de las nuevas pensiones de los 25 a los 28 años. Los republicanos ya dieron muestras de sus intenciones al abstenerse en la votación del decreto anticrisis en el pleno del pasado miércoles, junto a PP, Vox y Ciudadanos, y que solo tuvo siete votos en contra al tratarse de medidas con amplio respaldo social dirigidas a hacer frente a las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania en familias, empresas e industria.

Desde ERC, evitan hablar de moneda de cambio, pero reconocen que en estos momentos están muy lejos de dar su apoyo a la reforma

El tono del portavoz de los republicanos, Gabriel Rufián, más duro de lo habitual, acompañó este aviso. También la advertencia de que no lo echarían de la Moncloa los acuerdos con los independentistas, sino "un exceso de prudencia en lo social". En los pasillos del Congreso trató de desvincular el voto de castigo de su grupo con la negociación de los presupuestos, asegurando que "dividimos las negociaciones" y "cada Cámara tiene sus dinámicas".

Quien sí se refirió directamente a la reforma de las pensiones fue la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, para trasladar a Sánchez que "no vamos a aceptar la pretensión de ampliar hasta los 30 años el periodo de cómputo de las pensiones, porque son recortes". Recortes, añadió, "que supondrán pérdida de poder adquisitivo de un colectivo, el pensionista, que ha sido atacado durante largos años", para advertir: "No contribuiremos a ello". En esta línea, reclamó una rectificación a los planes del ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, para que "nos sentemos a hablar y negociar una reforma que realmente sea positiva para los y las pensionistas y pueda mejorar sus condiciones".

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), durante un encuentro con el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, en julio de 2022. (EFE/Emilio Naranjo)

Sin el apoyo de los socios habituales, el Gobierno precisaría del respaldo del PP o de Ciudadanos si solo se descuelga ERC, pero ambos partidos también han criticado el planteamiento de la reforma junto a la patronal. La opción más factible para Sánchez pasa por los republicanos y estos están cerrando el paso a la reforma, a la espera de que Illa apoye los presupuestos de la Generalitat. El líder de los socialistas catalanes sigue manteniendo sus líneas rojas, en lo que Aragonès, sin el apoyo de JxCAT a sus cuentas y dependiente del PSC, ha acusado como una estrategia de "desgaste".

​Cataluña como "activo electoral"

ERC movía ficha este jueves en el Parlament para votar a favor de una moción del PSC que incluía su principal reivindicación, la autovía B-40 del denominado Cuarto Cinturón de Barcelona. Un movimiento tras el que Aragonès elevó su presión asegurando que el PSC ya no tenía "excusas" para mantener su rechazo a los presupuestos. El president de la Generalitat compareció de urgencia para advertir de que si los socialistas no daban su apoyo, se abrirían "otros escenarios más inestables", con el fantasma del adelanto electoral. Pugnarán por arrebatar la Generalitat a ERC, pero mantienen sobre la mesa otras exigencias como la ampliación del aeropuerto y la ejecución del complejo de ocio y juego del Hard Rock Café.

En este contexto, Sánchez deberá hacer también sus cálculos sobre si arriesgar el decreto de la reforma de las pensiones, y con ello el desbloqueo del siguiente tramo de los fondos europeos, o seguir sin interferir en la estrategia de Illa. Una estrategia que, al mismo tiempo, avalan desde Ferraz en el plano electoral. Si Sánchez lo está apostando todo por conquistar el Ayuntamiento de Barcelona, en un plano más general quiere convertir Cataluña en "uno de los principales activos [electorales] de este Gobierno por haber estabilizado la situación".

Foto: El líder del PSC-Units, Salvador Illa. (EFE/Quique García) Opinión

Es la segunda vez que ERC pretende acordar, vía Madrid, lo que no logra en Cataluña. La primera fue en la cumbre hispano-francesa, cuando Pere Aragonès comunicó a Pedro Sánchez su malestar por los obstáculos que está poniendo el PSC a la aprobación de los presupuestos de la Generalitat para 2023. Este miércoles, en la sesión de control, Illa ya le espetó a Aragonès: "Los presupuestos de Cataluña se pactan en este Parlament, no en Madrid". Ahora, con las pensiones, los republicanos recurren a la artillería pesada.

"Vamos a abrir una nueva etapa en Cataluña", repiten fuentes del Gobierno, cuyo primer paso sería conquistar Barcelona en las municipales. El siguiente sería imponerse en las elecciones generales para, finalmente, cerrar este proceso situando a Salvador Illa al frente de la Generalitat. Mientras tanto, el líder del PSC alarga las negociaciones —no las prevé retomar hasta el próximo lunes— para seguir desgastando a Aragonès, exhibiendo sus propuestas "de mínimos" y mostrándose como la alternativa, dejando claro quién es la primera fuerza en el Parlament.

Pedro Sánchez y Pere Aragonès siguen necesitándose mutuamente. Pese a la estrategia de marcar distancias, coincidiendo con el arranque del ciclo electoral y tras cerrar la carpeta de la desjudicialización, tanto los presupuestos de la Generalitat como la reforma de las pensiones del Ejecutivo precisan de un apoyo cruzado para salir adelante. De lo primero depende la estabilidad del Govern, que se resiste a facilitar el PSC, pese a reconocer "pasos adelante", y de lo segundo, el próximo desembolso millonario de los fondos europeos. Se trata de una de las medidas comprometidas con Bruselas en los planes de recuperación y que ERC no está por la labor de avalar.

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