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Marruecos no modifica su lenguaje sobre Melilla pese a la teórica 'luna de miel' con España
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"PRESIDIO OCUPADO"

Marruecos no modifica su lenguaje sobre Melilla pese a la teórica 'luna de miel' con España

Rabat insiste ante la ONU en que no posee fronteras terrestres con España, lo que arroja dudas sobre la anunciada apertura de aduanas comerciales en enero con Ceuta y Melilla

Foto: Imagen de la frontera del lado marroquí del Tarajal. (EFE/María Traspaderne)
Imagen de la frontera del lado marroquí del Tarajal. (EFE/María Traspaderne)
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No hay luna de miel que valga entre España y Marruecos cuando se trata de Ceuta y Melilla, pese a la concesión de Pedro Sánchez, alineándose el pasado mes de marzo con Rabat en el conflicto del Sáhara Occidental. Las autoridades marroquíes no han modificado un ápice su tradicional lenguaje inamistoso con relación a las dos ciudades autónomas enclavadas en la costa norteafricana. Melilla no es una urbe, sino un "presidio ocupado" por España a ojos de la diplomacia alauí, que además niega disponer de una frontera terrestre con su vecino del norte. Lo sean o no, los cruces que han sido reabiertos tras la reconciliación hispano-marroquí no son todos y distan mucho de funcionar con normalidad.

Omar Zniber, embajador de Marruecos ante Naciones Unidas en Ginebra, remitió el 9 de septiembre una respuesta a las preguntas del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre la tragedia del 24 de junio a las puertas de Melilla, pero en territorio marroquí, que se saldó oficialmente con 23 inmigrantes muertos, aunque las ONG elevan esa cifra por encima de los 30.

Foto: Mohamed VI. (Getty/Carlos Álvarez)

"Primero, las autoridades marroquíes desean aclarar de nuevo que la equiparación de la línea de separación entre Marruecos y Melilla con una frontera hispano-marroquí es inexacta, porque el Reino de Marruecos no posee una frontera terrestre con España y Melilla sigue siendo un presidio ocupado, por lo que no se puede hablar de frontera, sino de meros lugares de paso", reza el texto enviado a Naciones Unidas el 9 de septiembre.

El Ministerio de Asuntos Exteriores español, que a través de su embajada ante la ONU debió de tener conocimiento de la misiva marroquí, no hizo ninguna alegación ni le dio la réplica. Preguntado este jueves, el departamento de José Manuel Albares se remitió a la declaración que hizo Sánchez en el Congreso de los Diputados. "Ceuta y Melilla son España, punto", contestó el presidente del Ejecutivo a una interpelación de Cuca Gamarra, la portavoz parlamentaria del Partido Popular. Horas después, Sabrina Moh, la delegada del Gobierno en Melilla, declaró a la prensa: "Melilla y Ceuta son y siempre serán parte indisoluble de España".

España rehúye el choque

La diplomacia española rehúye el enfrentamiento con las autoridades de Marruecos. Prueba de ello es que estas concedieron una licencia a la empresa marroquí Mediterranean Aquafarm SA para construir un piscifactoría en aguas españolas del archipiélago de las Chafarinas, cerca de Melilla. La entidad acabó de colocarla a principios del otoño de 2021 y a día de hoy no ha sido desmantelada, pese a su carácter ilegal. Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, diputado del PP por Melilla, denunció en junio la instalación ante la Fiscalía de Sala de Medio Ambiente, que abrió una investigación.

En su respuesta a Naciones Unidas, el embajador Zniber emplea el lenguaje habitual de la diplomacia marroquí sobre las dos ciudades. Llama la atención que cuando Madrid y Rabat viven, aparentemente, una luna de miel desde hace casi siete meses, la diplomacia marroquí no haya suavizado sus palabras sin que eso signifique que renuncia a reivindicar su soberanía sobre Ceuta y Melilla.

Foto: El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez (i), se reúne con Mohamed VI de Marruecos (d). (EFE/Mariscal)

Aunque desde una perspectiva española la carta de Zniber contenga ahora términos chocantes, desde el Gobierno de Marruecos se han empleado palabras mucho más ofensivas con relación a las dos ciudades. En el discurso que pronunció en noviembre de 2007 ante el Parlamento marroquí, Abbas el Fassi, entonces primer ministro y líder del partido Istiqlal (Independencia), llegó a compararlas con la "Palestina ocupada" por Israel. Su comparación coincide con las que también hizo por aquellas fechas, en un par de comunicados, la organización terrorista Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).

Melilla puede ser, a ojos de Rabat, una ciudad 'ocupada', pero en ningún caso es un presidio; es decir, "un establecimiento penitenciario" o "una guarnición de soldados en una fortaleza", según la definición de la Real Academia Española. En francés, el idioma empleado por el embajador para dirigirse a la ONU, tiene el mismo significado. Una corta mayoría (52%) de sus 85.000 habitantes son musulmanes, según el Observatorio Andalusí, y muchos de ellos votan a un partido de tradición musulmana (Coalición por Melilla), pero en ningún caso partidario de la incorporación de la ciudad a Marruecos.

Apertura de aduanas

La contestación del embajador Zniber choca con el anuncio hecho el 21 de septiembre en Nueva York por Albares sobre la apertura en enero de aduanas comerciales con Marruecos en Ceuta y Melilla. En su declaración ante la prensa, ratificada con matices por su homólogo marroquí, Nasser Bourita, el ministro de Exteriores evitó nombrar a las dos ciudades. Si Rabat considera que no tiene una frontera terrestre con España, es difícilmente imaginable que acepte inaugurarlas.

En realidad, Marruecos dispuso durante siglo y medio de una aduana con Melilla, desde cuyo puerto exportaba al mundo el mineral de hierro extraído de las minas del Rif, que cerró, sin informar previamente a las autoridades españolas, el 1 de agosto de 2018. El Ministerio de Asuntos Exteriores no protestó entonces. Cuando el 7 de abril viajó a Rabat, el presidente Sánchez explicó en rueda de prensa que la declaración conjunta hispano-marroquí aprobada ese mismo día conllevaba la apertura de aduanas terrestres con Marruecos. De eso hace cinco meses.

Foto: Pedro Sánchez y el presidente de Argelia, Abdelmedjid Tabboune. (EFE/Fernando Calvo)

Reabiertas, pero sin aduanas, en mayo pasado, tras más de dos años de cierre, las fronteras terrestres con Marruecos siguen suscitando múltiples quejas por parte de ceutíes y melillenses. En Melilla solo se ha reabierto el paso de Beni Enzar y no los pequeños de Farhana y Mariguari. Las colas para regresar a sus ciudades son a veces muy largas a causa de la lentitud con que efectúan los trámites los agentes marroquíes. Peor aún, policías y aduaneros marroquíes no respetan el llamado régimen de viajeros, que debería permitir entrar en Marruecos con pequeñas compras hechas en las ciudades autónomas.

A su paso por Madrid, a finales de septiembre, Enrique Alcoba, presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla, denunciaba que "en Marruecos no dejan entrar ni con una botella de agua mineral que no esté abierta". "El que adquiere unos zapatos en nuestra ciudad los debe llevar puestos so pena de que se los incauten en la frontera", añadía. "Así se disuade el turismo de compras", se quejó. En sentido contrario, de Marruecos a España, sí se pueden introducir alimentos —algunos productos frescos están vetados—, ropa o utensilios para uso y consumo propio.

Foto: EC.

Tampoco se ha resuelto un problema comercial que surgió en agosto de 2020. Varios empresarios melillenses señalaron entonces que la aduana de Marruecos ya no aceptaba el formulario EUR-1, que certifica el origen europeo de la mercancía, si la empresa exportadora tenía su sede social en la ciudad autónoma. Previsto por el Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Marruecos, ese certificado da derecho a una importante rebaja e incluso a una exención de aranceles para las mercancías europeas.

La Asamblea General de Naciones Unidas eligió a principios de semana a 12 nuevos miembros del Consejo de Derechos Humanos de la organización, entre los que figuran varios países carentes de tradición democrática como Marruecos, Argelia o Vietnam. Entrarán a formar parte del Consejo el 1 de enero.

El rey Mohamed VI de Marruecos envió, por su parte, el 12 de octubre un mensaje de felicitación a los Reyes de España con motivo de la fiesta nacional. En él expresa su "satisfacción por el nivel privilegiado de las relaciones de amistad y fructífera cooperación que une a ambos reinos". Manifiesta además su determinación a "seguir adelante con nuestra acción común para elevar esas relaciones hasta el nivel de nuestras aspiraciones y para el bien común de los dos pueblos amigos".

No hay luna de miel que valga entre España y Marruecos cuando se trata de Ceuta y Melilla, pese a la concesión de Pedro Sánchez, alineándose el pasado mes de marzo con Rabat en el conflicto del Sáhara Occidental. Las autoridades marroquíes no han modificado un ápice su tradicional lenguaje inamistoso con relación a las dos ciudades autónomas enclavadas en la costa norteafricana. Melilla no es una urbe, sino un "presidio ocupado" por España a ojos de la diplomacia alauí, que además niega disponer de una frontera terrestre con su vecino del norte. Lo sean o no, los cruces que han sido reabiertos tras la reconciliación hispano-marroquí no son todos y distan mucho de funcionar con normalidad.

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