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Las fronteras de Ceuta y Melilla siguen al mínimo tras la reapertura: "No pasa ni un Danone"
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Las fronteras de Ceuta y Melilla siguen al mínimo tras la reapertura: "No pasa ni un Danone"

Marruecos impide que pasen artículos adquiridos en régimen de viajeros. Los comerciantes de las ciudades autónomas denuncian que la situación es incluso peor que antes de la vuelta a la normalidad

Foto: Inmediaciones de la frontera de Beni-Enzar, en Melilla. (Javier García Angosto)
Inmediaciones de la frontera de Beni-Enzar, en Melilla. (Javier García Angosto)

Las fronteras con Marruecos continúan al mínimo pese a su apertura hace una semana. La actividad es prácticamente nula, casi peor que en la situación anterior. Las inmediaciones de la frontera de Beni-Enzar, en Melilla, siguen siendo un páramo desértico. Por allí solo pasan los residentes de la zona, casi nadie más. Y la mayoría de los establecimientos comerciales siguen cerrados. En Ceuta, el panorama es muy similar. Son muy pocas las mercancías que han logrado cruzar y la situación es agónica. Ni tan siquiera las pequeñas compras personales amparadas por el régimen de viajeros. Las autoridades marroquíes están aplicando la tolerancia cero —“ni un Danone”— y los escasos turistas que llegan para pasar un día a este lado de la valla reducen sus adquisiciones todo lo que pueden, confiando en camuflarlas entre sus pertenencias. La orden es impedir que pueda pasar cualquier tipo de artículos, y eso se nota.

Los registros son exhaustivos. “Al suegro de un amigo le quitaron en Marruecos tres botellas de agua mineral de litro y medio que llevaba en el maletero, es ridículo. Si te lo requisan todo, es absurdo venir a comprar”, se queja Nordin, un empresario del polígono fronterizo del Tarajal que se vio obligado a echar el cierre cuando Marruecos bloqueó el porteo. Él sigue viviendo en Ceuta, pero trasladó su negocio a Algeciras. “Esto no tiene futuro si seguimos así, han abierto la frontera y todo sigue igual o peor”.

Las cosas no han mejorado para la mayoría de los comerciantes. De hecho, han empeorado. Así lo cuenta un trabajador de una de las pocas carnicerías que han sobrevivido este tiempo cerca del paso de Beni-Enzar. “Ahora estamos peor que antes. Los clientes de Marruecos no pueden comprar nada porque no les dejan pasar con comida de aquí. Y ahora los pocos que nos compraban se van al otro lado porque es más barato”, cuenta mientras sirve medio kilo de pinchitos de ternera.

placeholder Inmediaciones de la frontera de Beni-Enzar, en Melilla. (Javier García Angosto)
Inmediaciones de la frontera de Beni-Enzar, en Melilla. (Javier García Angosto)

Una semana después de la reapertura de la frontera de Beni-Enzar, han cruzado por este paso fronterizo miles de personas y vehículos. El pasado fin de semana (desde el viernes a las 7:00 hasta el lunes a la misma hora), el primero tras el cierre, se registraron en dirección a Marruecos 4.963 entradas a pie y 1.713 en vehículos. En sentido contrario, hacia Melilla, la frontera absorbió 5.106 entradas de peatones y 1.500 vehículos.

En el caso de Ceuta, casi 43.200 personas han cruzado el paso del Tarajal. De esos más de 40.000 viajeros, 27.122 fueron en dirección al país vecino y algo más de la mitad, 16.075, eran marroquíes con visado o ciudadanos europeos que entraron en la ciudad autónoma, los únicos de momento habilitados para hacerlo. Una cifra que supone apenas la cuarta parte del trasiego diario que registraba la zona en 2019, cuando en el paso fronterizo ceutí se contabilizaban entre 25.000 y 30.000 cruces diarios, muchos de ellos a cargo de los porteadores, que iban y venían durante toda la jornada.

Mercadona o Lidl abrieron centros ante la afluencia de marroquíes que practicaban el ‘menudeo’: hoy se encuentran semi vacíos

El acuerdo de España y Marruecos para recuperar la normalidad en sus fronteras terrestres no alcanza todavía al tránsito de mercancías, a la espera de que ambos países concreten los muchos flecos pendientes, entre ellos, la prometida aduana comercial de la que no hay todavía noticia alguna. Fuentes de la Delegación del Gobierno en Ceuta recuerdan que la reapertura es gradual y se irá “paso a paso”. La siguiente etapa comienza el próximo 31 de mayo a las 00:00, cuando empezarán a cruzar los trabajadores transfronterizos que tengan todos sus papeles en regla, lo que según cifras aproximadas del Ejecutivo implica que solo unos 400 podrían volver a su puesto de trabajo la próxima semana de los cerca de 2.000 con contrato en 2020. Los demás tendrán que actualizar la documentación que les acredita como transfronterizos y conseguir un visado específico para las ciudades autónomas.

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Inmediaciones de la frontera de Beni-Enzar, en Melilla. (Javier García Angosto)

Los datos de entrada desde Marruecos interesan especialmente al tejido productivo de las dos ciudades autónomas. Los empresarios y comerciantes esperaban que la reapertura atrajera más clientes y aumentara la facturación, pero no está ocurriendo. El presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla, Enrique Alcoba, asegura que la reapertura de la frontera está sirviendo para que familiares que no se veían desde hace dos años puedan reencontrarse, pero que en la economía de la ciudad no se está notando de forma positiva. “Tenemos numerosos casos de clientes que han comprado en establecimientos de la ciudad y que luego no les dejan pasar con esos artículos. Si compran ropa o calzado, se lo tienen que poner o esconderlo para pasar el control marroquí en la frontera”.

Se trata de una circunstancia que no ocurre al contrario. Desde Marruecos sí están llegando compras sin ningún tipo de problema. “No solo están pasando artículos propios del tránsito de mercancías en régimen de viajeros, sabemos que alguno incluso ha metido mercancías para su negocio”, añade Alcoba.

La incertidumbre es la tónica general. En Ceuta, la Delegación del Gobierno asegura que carece de información sobre cuándo y cómo se implantará la aduana comercial o cuándo se permitirá el paso de mercancías en régimen de viajeros. Confían en que, como avanzó el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, la frontera estará a pleno rendimiento “antes de final de año”, el tiempo suficiente para habilitar los medios, las infraestructuras y el personal necesario para una aduana comercial. Pero por ahora nada saben de la evolución de la negociación de los equipos de trabajo de los ministerios de Exteriores de España y Marruecos.

El impacto es a todos los niveles y también lo sufren grandes franquicias como Zara, que esta semana apenas ha registrado ventas a marroquíes. “Muy pocos, y las compras no son las de antes”, explica discretamente una dependienta. Y ese 'antes' tiene su explicación. La firma y otras grandes franquicias de moda son uno de los grandes atractivos turísticos para el turista de fin de semana de Marruecos. Hasta el cierre de la frontera, especialmente en verano, un visitante marroquí podía dejarse cientos de euros de una tacada, aprovechando que los precios de estas cadenas en España son más asequibles que en su país. “No se fían. Ahora, como mucho, compran un traje o una o dos prendas y le quitan la etiqueta para que no se lo requisen”.

Y si el efecto ha sido mínimo en el comercio y las grandes franquicias, en los hipermercados, uno de los grandes polos de atracción para los marroquíes de las localidades limítrofes a la frontera, el cambio es nulo. Marcas como Mercadona o Lidl abrieron establecimientos a sabiendas de que sus clientes acudían en masa cada semana, muchos de ellos para practicar una suerte de ‘menudeo’ que les llevaba a comprar yogures o legumbres para luego revenderlos a granel en los zocos de Castillejos y Tetuán. Una práctica imposible ahora con el veto a las mercancías en la frontera y que muchos dudan que pueda volver, poniendo en peligro muchos puestos de trabajo. Las grandes superficies están hoy semivacías.

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Inmediaciones de la frontera de Beni-Enzar, en Melilla. (Javier García Angosto)

Desde la Confederación de Empresarios de Ceuta (CECE), su presidenta, Arantxa Campos, califica de “tímida” la reapertura de la frontera. “En realidad, desde el punto de vista social y familiar, se han vistos grandes signos de alegría, había gente que no había pasado en mucho tiempo y tiene familia y amigos en el otro lado y viceversa, y ha sido un gran reencuentro”, reflexiona, “pero desde el punto de vista estrictamente económico, ha sido una apertura muy tímida, porque en realidad el número de personas que han pasado no ha sido muy numeroso y como no se ha normalizado la relación entre los dos lados de la frontera no se puede decir que haya sido una apertura muy positiva, confiamos que cuando se regularice la situación y sea lo que tiene que ser el tráfico normal de una frontera, sea más positivo, pero de momento ha sido un inicio muy tímido”.

Otro de los aspectos llamativos tras esta reapertura es el colapso de los pasos fronterizos. El de Beni-Enzar funciona de forma más o menos fluida, según indican los datos que aporta la Delegación del Gobierno. Sin embargo, durante el fin de semana, el colapso es inevitable. Aquellos que han querido cruzar a Marruecos se han enfrentado a colas de hasta nueve horas. “Es más corto hacer un trayecto a Málaga en barco que ponerse en la cola para cruzar a Marruecos”, lamenta Amin Azmani, presidente de Adelante Melilla. Desde la formación, se preguntan qué pasará cuando comience la operación Paso del Estrecho y, al tránsito habitual, se unan los miles de marroquíes que pasarán por aquí. Además, el 31 de mayo la frontera abrirá para los trabajadores transfronterizos.

Críticas del SUP

El Sindicato Unificado de Policía (SUP) ha pedido, tras una semana de trabajo, que se mejoren las condiciones laborales de los agentes. De hecho, su secretaria general, Mónica Gracia, se trasladó esta semana a Melilla para denunciar que en la frontera solo hay tres policías durante la noche y un máximo de ocho el resto del día.

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Inmediaciones de la frontera de Beni-Enzar, en Melilla. (Javier García Angosto)

Las obras de mejora en el paso fronterizo también han generado críticas. “No puede ser que se haya tirado esta frontera durante dos años cerrada cuando todos sabíamos que los filtros no eran los adecuados para una frontera exterior y que ahora después de una semana iniciemos las obras de mejora”, declara Gracia, durante su comparecencia ante los medios. Además, el SUP ha denunciado con fotografías las “condiciones de trabajo indignas” de los agentes en las dependencias policiales de la frontera. Unas instantáneas que muestran un mantenimiento deficiente, con una puerta totalmente inflada por la humedad y la acumulación de enseres inútiles.

Pese a las críticas, la delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh, ha participado en el acto inaugural del VII Congreso Territorial del SUP, que se está celebrando en Melilla. En su discurso, dejó claro que el sindicato seguirá contando con el apoyo del Gobierno de España “para seguir trabajando en todas aquellas cuestiones que sirvan para mejorar la calidad en el trabajo de los agentes y que, al final, van a traducirse en una mejor prestación de servicio, aún mejor si cabe, al ciudadano”.

Las fronteras con Marruecos continúan al mínimo pese a su apertura hace una semana. La actividad es prácticamente nula, casi peor que en la situación anterior. Las inmediaciones de la frontera de Beni-Enzar, en Melilla, siguen siendo un páramo desértico. Por allí solo pasan los residentes de la zona, casi nadie más. Y la mayoría de los establecimientos comerciales siguen cerrados. En Ceuta, el panorama es muy similar. Son muy pocas las mercancías que han logrado cruzar y la situación es agónica. Ni tan siquiera las pequeñas compras personales amparadas por el régimen de viajeros. Las autoridades marroquíes están aplicando la tolerancia cero —“ni un Danone”— y los escasos turistas que llegan para pasar un día a este lado de la valla reducen sus adquisiciones todo lo que pueden, confiando en camuflarlas entre sus pertenencias. La orden es impedir que pueda pasar cualquier tipo de artículos, y eso se nota.

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