Es noticia
Los primeros de Filipinas: la industria de defensa española y la ventana de oportunidad en el Indo-Pacífico
  1. Empresas
un ecosistema de defensa en ebullición

Los primeros de Filipinas: la industria de defensa española y la ventana de oportunidad en el Indo-Pacífico

La combinación de factores geopolíticos, industriales y tecnológicos en la región del Indo-Pacífico abre una ventana de oportunidad para las exportaciones españolas

Foto: C295 India. (Airbus)
C295 India. (Airbus)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

El 24 de febrero, la invasión rusa a gran escala de Ucrania supuso un antes y un después —político, social y económico— en materia de defensa. Pero si en Europa y otros países occidentales la guerra ha sido el "despertador estratégico" hacia un nuevo ciclo inversor para reforzar su poder y capacidad militar, en la región del Indo-Pacífico ya llevaban largos años inmersos en su propia carrera armamentística. Allí están los dos países que más gastan en equipos militares después de Estados Unidos, China e India, y otros actores, como Japón y Australia, pisando el acelerador. Allí también encontramos algunos de los proyectos navales y aeronáuticos más ambiciosos del planeta y algunas de las tensiones geopolíticas más peligrosas.

No se puede decir que la industria de defensa española haya estado completamente ausente en el Indo-Pacífico. La antigua empresa estatal Construcciones Aeronáuticas S.A. (CASA) —posteriormente integrada en Airbus— encontró en la Indonesia de los años ochenta un socio para impulsar el bimotor CN-235. El diseño fue un éxito de ventas, siendo exportado a Corea del Sur y entrando en servicio en la Fuerza Aérea de Francia o la Guardia Costera de Estados Unidos. También la automotriz gallega Urovesa vendió su vehículo militar táctico 4x4 Vamtac a los ejércitos de Indonesia, Malasia y Singapur. Y mucho antes de que Australia comprara una variante de las fragatas F100 de Navantia, se construyeron en los asturianos Astilleros Gondán dos buques para la Policía Nacional de Indonesia, los patrulleros KP Bisma y KP Baladewa.

Los ejemplos de ventas españolas (tierra, mar y aire) son puntuales y muy distantes en el tiempo como para poder hablar de un esfuerzo o estrategia exportadora consistente orientada al Indo-Pacífico. Pero con el ecosistema regional de defensa en plena ebullición, se abre una enorme ventana de oportunidad para relanzar las exportaciones nacionales.

El mayor pedido de un avión con genes españoles

El pasado mes de septiembre, la multinacional europea Airbus entregó en sus instalaciones de Sevilla el primer ejemplar de C295 construido para la Fuerza Aérea de la India. El gigante asiático ha encargado nada menos que 56 aparatos, lo que lo convertirá en el primer operador global. El contrato determina que los primeros 14 se construirán en Sevilla y los 40 restantes en la India. El segundo aparato producido aquí en España se entregará en mayo de 2024 y los siguientes 14 irán saliendo de la factoría sevillana con una cadencia de uno por mes hasta agosto de 2025.

El socio local en la India de Airbus es una subsidiaria del gigante Tata, un conglomerado fundado en el siglo XIX y que produce desde té a vehículos a motor. Evidentemente, el contrato implicará transferencias de tecnología, ya que India aspiraba a que parte del conocimiento y de los puestos de trabajo creados se queden allí. Los C295 sustituirán al Hawker Siddely 748; un modelo cuyo prototipo voló en 1960 y del que apenas quedan operadores civiles —en esa extraña paradoja de unas fuerzas armadas que hacen convivir lo muy moderno y lo muy viejo—.

El Airbus C295 no será el único avión de transporte táctico bimotor turbohélice en la India. La Fuerza Aérea compró a Ucrania 125 ejemplares del avión Antonov An-32, que hace una década fueron modernizados en el país de origen. Pero con la guerra en marcha, la industria ucraniana no está ahora mismo en condiciones de servir a sus clientes tradicionales. Como tampoco lo está otro gran proveedor de India, las empresas de armas rusas. Esto abre una ventana de oportunidad a la industria occidental en general. Además, India había mantenido una buena relación con Rusia, pero la creciente consolidación de un eje Moscú-Pekín le obligará a reconsiderar su posición en la región y sus alianzas geopolíticas e industriales.

Buscando puntos de entrada

India es un gigante con grandes ambiciones industriales en el ámbito de la defensa. Sin embargo, no termina de consolidar sus proyectos debido a que se demoran durante largos años, consumen muchos recursos y terminan por entregar como resultado un producto que no está a la par de lo que se puede adquirir en los mercados internacionales más barato. Un caso llamativo fue el del helicóptero HAL Dhruv, que Ecuador devolvió al fabricante (que tuvo que recurrir a asesoramiento italiano para afinar el diseño).

Pero también tenemos proyectos como el carro de combate Arjun, cuyos problemas llevaron a India a comprar más carros de combate T-90 a Rusia. O el caza ligero Tejas, que originalmente iba a incorporar un radar y un motor diseñados localmente en lo que se vendía como un gran salto tecnológico hacia la autosuficiencia. Los problemas de desarrollo finalmente llevaron a integrar un radar israelí y un motor estadounidense, posiblemente los elementos más importantes en un avión de combate. Así que el Tejas dejó a medias el sueño indio de la autosuficiencia tecnológica.

Foto: Presentación del demostrador tecnológico Airbus C295 de Clean Sky 2 en Sevilla. (EFE/José Manuel Vidal)

Todo ese historial de problemas en proyectos clave explica por qué la India busca socios internacionales y transferencia tecnológica. Pero también las ambiciones indias ofrecen una oportunidad. Aunque CASA se diluyó en el consorcio europeo Airbus, España quedó como país de referencia en materia de transporte militar. Ahora, Francia, usuario del CN235, busca sustituto del aparato y firmó el 23 de junio de 2022 con Alemania y Suecia el lanzamiento del proyecto Future Mid-Size Tactical Cargo, un avión de transporte de tropas que aspira a sustituir tanto al CN235 como al C130 Hércules en Europa en 2040. España se sumó posteriormente al proyecto, pero queda por ver si Airbus España seguirá siendo referente en la materia dentro del consorcio europeo.

India barajó durante un tiempo adoptar el avión de transporte C295 como plataforma para desarrollar un avión de alerta temprana con una enorme antena de radar. Finalmente, optó por la conversión de seis Airbus A321, un aparato civil que en España operan Iberia y Vueling. Proyectos europeos parecidos para convertir aviones civiles en aviones de patrulla marítima y de captación de inteligencia no llegaron a nada.

Foto: Un Eurofighter, en las maniobras Baltic Tiger 2022. (Reuters/Lisi Niesner)

Puede que ese proyecto indio esté ya cerrado o no proporcione la solución que España necesita. Pero es un ejemplo de cómo las empresas españolas tienen la oportunidad de entrar como socios tecnológicos en condiciones favorables, en vez de ser socios minoritarios en inacabables proyectos europeos que pocas veces dan los resultados comerciales esperados, como el avión de transporte estratégico A400M, el helicóptero de transporte NH90 o el helicóptero de ataque Tigre.

Los primeros de Filipinas

La venta del C295 a India es un gran hito que llegó en el momento oportuno para un diseño con poca competencia en el mercado. Así que la sorpresa saltó cuando el pasado mes de septiembre la prensa de Filipinas informó que Navantia, los astilleros públicos españoles, estaba interesada en participar en la licitación ofreciendo dos submarinos S80+, el tan deseado como retrasado sumergible convencional de ataque. Filipinas es un país que vive con preocupación la creciente agresividad china en el Mar de China Meridional y cuenta con unas fuerzas armadas limitadas, dedicadas durante décadas a amenazas y conflictos internos.

La prensa filipina destacaba entonces que su país era el único de la región cuya armada no contaba con submarinos. La falta de experiencia sería solventada por Navantia con un paquete adicional de servicios de formación, un desafío al que ya se enfrentó cuando vendió cinco corbetas a Arabia Saudí. Para capacitar a las tripulaciones se creó un centro de formación en San Fernando de Cádiz para instruir y entrenar al personal de la armada saudí. Y además se vendió un paquete de asistencia durante los primeros cinco años de servicios de los buques. En el caso filipino, los primeros tripulantes se instruirían en España y posteriormente se construiría un centro de formación con simuladores en el país asiático.

Foto: Simulador en el Centro de Entrenamiento de Navantia o NTC. (KAP)
TE PUEDE INTERESAR
El futuro de Navantia comienza en este acuario: "Estamos eclosionando"
Enrique Andrés Pretel. San Fernando Datos: Unidad de Datos

A estas alturas sobra discutir si fue acertada la decisión de que la empresa Navantia rompiera su alianza con su socio francés para lanzarse en solitario a diseñar un submarino. Los diferentes ejemplos de proyectos problemáticos en India dan cuenta de lo difícil que es para un país diseñar y desarrollar en solitario, y por primera vez, un sistema complejo de armas; sea una aeronave, un carro de combate o, en este caso, un submarino. Pero, sin duda, el único camino para hacer viable la industria nacional es seguir peleando por contratos de exportación, como se hizo durante las décadas de vacas flacas de la crisis financiera.

Una de las particularidades del proyecto español S80+ es que la Armada buscó desde el primer momento un submarino convencional de gran tamaño y propulsión anaeróbica que disfrutara de una amplia autonomía. Esta última cualidad lo hace ideal para las armadas de Asia-Pacífico, que cuentan con extensas regiones marítimas; una ventaja que puede ser decisiva en programas como el P75i con el que India busca dotarse de un submarino. Por el camino se han ido cayendo candidatos de países reputados en la construcción de submarinos, como Rusia y Francia, para quedar solo dos contendientes: uno alemán y el español. Tras posponerse varias veces, la decisión será anunciada a finales de este año.

La duda es si las esperanzas puestas en la exportación del S80+, que ha ido alcanzando sucesivos hitos para ser un submarino atractivo en el mercado internacional, se convertirán en un espejismo. Pero es la única vía para que la industria de defensa de España prospere y se refuerce: dotarse de soberanía tecnológica y encontrar nuevos mercados. Para lo primero hacen falta socios que permitan tener un control en igualdad del proyecto. Para lo segundo, mucha labor público-privada para promocionar los productos y encontrar nuevos clientes. Y ahora mismo, los más prometedores están al otro lado del mundo.

El 24 de febrero, la invasión rusa a gran escala de Ucrania supuso un antes y un después —político, social y económico— en materia de defensa. Pero si en Europa y otros países occidentales la guerra ha sido el "despertador estratégico" hacia un nuevo ciclo inversor para reforzar su poder y capacidad militar, en la región del Indo-Pacífico ya llevaban largos años inmersos en su propia carrera armamentística. Allí están los dos países que más gastan en equipos militares después de Estados Unidos, China e India, y otros actores, como Japón y Australia, pisando el acelerador. Allí también encontramos algunos de los proyectos navales y aeronáuticos más ambiciosos del planeta y algunas de las tensiones geopolíticas más peligrosas.

Defensa Fuerzas Armadas Tecnología militar
El redactor recomienda