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¿Quién encuentra empleo en España? El 38% de los nuevos afiliados son extranjeros
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Nuevos patrones migratorios

¿Quién encuentra empleo en España? El 38% de los nuevos afiliados son extranjeros

La inmigración es una de las claves que explica el buen desempeño del mercado laboral en España y de la economía en general. Rejuvenecen el empleo, pero contienen las subidas salariales

Foto: Imagen de una oficina de empleo en Móstoles. (Europa Press/Eduardo Parra)
Imagen de una oficina de empleo en Móstoles. (Europa Press/Eduardo Parra)
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Cuatro años después del inicio de la pandemia, España ha aumentado la ocupación en casi 1,5 millones de personas. El país ha vivido un boom del empleo que no habría sido posible sin la llegada de inmigrantes. La llegada de población permitió alimentar la gran demanda de trabajadores que ha tenido el mercado laboral, y también estimularla, ya que estos inmigrantes retroalimentan el consumo.

Casi el 40% de los empleos creados en España en los últimos cuatro años han sido cubiertos por extranjeros, según los registros de la Seguridad Social. En total son casi 555.000 trabajadores foráneos, de los cuales, casi la mitad se incorporaron en el último año, lo que muestra que los flujos migratorios siguen siendo muy dinámicos. La pandemia bloqueó durante meses la llegada de extranjeros, lo que generó problemas de vacantes, pero en los dos últimos años se ha solucionado este problema, dando rienda suelta a la migración embalsada.

Sin embargo, la inmigración que se está registrando tiene algunas diferencias respecto a la que había antes de la pandemia. Los flujos de llegada de población han virado desde el Este de Europa y África hacia Latinoamérica. La crisis económica permanente que vive el continente ha acelerado la migración hacia Europa, y España es el país más natural para hacer el salto, por el idioma y la cultura. El cambio de procedencia de la migración implica que llega mano de obra más cualificada y con pleno dominio del idioma, lo que permite que su absorción por parte del mercado de trabajo sea más rápida y eficaz.

El 19% de los nuevos ocupados extranjeros desde el inicio de la pandemia son colombianos y el 14%, venezolanos, las dos nacionalidades que más han aumentado. Además, entre los primeros puestos están también los peruanos y hondureños, con un 6% y argentinos, con un 4%. Todos ellos son más que los ucranianos que han empezado a trabajar en España, que son apenas el 3,4% del total de ocupados extranjeros.

Esto ha provocado que la comunidad de trabajadores colombianos en España pasara de ser la quinta más numerosa en 2020 a la tercera, superando a la italiana y la china. Por su parte, la venezolana ha pasado de ser la séptima a la quinta, superando a la comunidad china y la ecuatoriana.

Este cambio geográfico de los flujos migratorios tiene reflejo en el tipo de empleo que ocupan los extranjeros. Por ejemplo, un tercio de los nuevos trabajadores extranjeros de fuera de la UE (mayoritariamente de latinoamérica) lo hacen en el sector servicios de alto valor añadido: profesiones liberales, científicas, técnicas, de comunicación, informática, etc. Por el contrario, apenas un 3% se dedican a la hostelería, o un 12% al comercio. Sin embargo, los inmigrantes procedentes de la UE (en su gran mayoría, de los países del este de Europa), se concentran en el sector de la hostelería, con un 23%; el comercio, con un 14% o la construcción, con un 12%.

Rejuvenece el empleo

Los flujos migratorios también han permitido rejuvenecer, o al menos, frenar el envejecimiento del mercado laboral. Uno de cada tres nuevos ocupados extranjeros tiene menos de 35 años, mientras que los españoles son apenas uno de cada cuatro. Peor es la siguiente franja de edad, de 35 a 54 años, porque ahora hay menos ocupados nacionales que hace cuatro años, en concreto, son 41.000 menos. Este descenso se compensa con la incorporación de más de 255.000 trabajadores extranjeros en ese grupo de edad.

Por el contrario, entre los españoles, el empleo se concentra en las edades más sénior. El 77% de los nuevos ocupados nacionales tiene más de 54 años, porcentaje que baja al 19% entre los extranjeros.

La llegada de inmigrantes ha permitido ensanchar las franjas más estrechas de la pirámide poblacional, contrarrestando así el envejecimiento de la población. De hecho, una de las particularidades de los flujos migratorios actuales es que están llegando al auxilio de las regiones más envejecidas. Hay dos provincias españolas, Lugo y Ourense, en las que los extranjeros ocupan más de la totalidad del empleo creado. Esto es, han sido el reemplazo de los que se iban jubilando.

En Lugo, por ejemplo, el número de ocupados extranjeros ha aumentado en 2.900 personas en los últimos cuatro años, mientras que el de los nacionales se ha reducido en 1.200 personas. En general, la mayor parte de las provincias del norte ha crecido más el empleo extranjero que el nacional, un efecto provocado en parte por las jubilaciones. En Palencia, Huesca y Guipúzcoa más del 70% del aumento de la ocupación es extranjera, y en Burgos, Teruel, Cuenca, Vizcaya, Soria y Lleida, son más del 60%.

Para estas provincias que se han vaciado de jóvenes y que envejecen a pasos agigantados, la llegada de mano de obra extranjera es la única posibilidad para mantener los negocios abiertos. Como se están quedando sin trabajadores, su tasa de paro es muy baja, por lo que las empresas no encuentran nacionales a los que ofrecer un empleo. En el País Vasco el desempleo es inferior al 7%; en Cantabria y Aragón, no llega al 8% y en Castilla y León, Galicia, Navarra o La Rioja, es inferior al 10%. Tasas de paro que en España se consideran pleno empleo.

Por el contrario, en las provincias del sur de España la participación de trabajadores extranjeros en la creación de empleo es la más baja. En Cádiz, Murcia y Sevilla suponen menos del 20% de los nuevos ocupados. En definitiva, la distribución de los inmigrantes está ayudando a contrarrestar el envejecimiento de las provincias del norte de España, ahora que se enfrentan a su invierno demográfico. Por el contrario, en el sur, con poblaciones más jóvenes y con menor renta, la llegada de extranjeros ha sido menor.

Sin embargo, el caso más extremo es el de Jaén. El número de ocupados en la provincia sigue siendo inferior al de antes de la pandemia, en concreto, son 128 trabajadores menos. Sin embargo, el reparto entre nacionales y extranjeros es muy desigual: mientras que los afiliados nacionales han caído en 1.390 personas, los extranjeros han aumentado en 1.260. Esto es: se ha destruido empleo nacional y todo el empleo creado ha sido extranjero.

Frenazo de la migración china

Durante años la comunidad de trabajadores chinos fue una de las mayoritarias en el país. Sin embargo, en los últimos años ha perdido relevancia, no tanto porque haya caído su número sino porque no ha seguido el ritmo de crecimiento de otras nacionalidades. Ha pasado de ser la cuarta comunidad foránea con más afiliados a la sexta, adelantada por la colombiana y la venezolana.

En cuanto a la migración europea, se consolida la comunidad de trabajadores italianos, aunque han pasado de ser la tercera nacionalidad a la cuarta con más presencia En estos años han aumentado el número de ocupados en casi 50.000 personas, casi un 40% más que antes de la pandemia. Esta tendencia viene de lejos, en parte provocada por la larga crisis económica que sufre Italia desde finales de los noventa. Por ejemplo, en los últimos cuatro años el empleo en España ha aumentado un 6% mientras que en Italia ha crecido un 2%, esto es, tres veces menos. Muchos jóvenes italianos están buscando mejores opciones en España, un país con un clima similar, pero con una economía más dinámica.

Por el contrario, los flujos migratorios desde el este de Europa se han frenado drásticamente. El número de ocupados rumanos se ha reducido en casi 9.000 personas desde el inicio de la pandemia y el de búlgaros, en 4.000 personas. Aun así, los trabajadores rumanos siguen siendo mayoría, con casi 335.000 ocupados, pero la segunda comunidad, la marroquí, está ya muy cerca del sorpasso.

En concreto, el número de ocupados de Marruecos ha aumentado en 57.500 personas desde los niveles previos a la pandemia. En febrero de 2020 la brecha entre las dos comunidades superaba los 72.000 ocupados, pero en la actualidad, se ha recortado a apenas 6.000 ocupados. Si se mantiene esta tendencia, a finales de año la comunidad marroquí será la que más trabajadores aporte a España.

Menos vacantes

España ha sido uno de los países de la UE que menos ha sufrido el problema de vacantes que han padecido todas las economías occidentales. Aunque muchos sectores se han lamentado de la escasez de mano de obra, sobre todo tras el confinamiento, la realidad no ha sido, ni de lejos, como la que han vivido Reino Unido, Alemania, Francia o EEUU. La causa principal ha sido este gran flujo migratorio, que ha permitido mantener un excedente de mano de obra.

Esto ha sido una gran ayuda para el crecimiento económico, pero también ha boicoteado la subida de los salarios. Y no sólo entre agricultores o camareros. La llegada de inmigrantes de latinoamérica ha incorporado mano de obra a sectores que requieren cualificación, como se ha señalado, lo que ha evitado que se produjera una competición salarial que sí ha ocurrido en otros países. En definitiva, los datos positivos de creación de empleo no lo son tanto en términos de poder negociador de los trabajadores.

Esto explica que España sea uno de los países europeos con menor subida acumulada de los salarios desde el año 2020. Y eso a pesar de la gran demanda de mano de obra que ha vivido el país. Un dato habla por sí solo: España concentró el 44% del empleo creado en la eurozona en 2023.

El crecimiento acumulado de los salarios en los últimos cuatro años ha sido del 11,2% según los registros de Eurostat, el tercer dato más bajo de toda la eurozona. Muy lejos de países en los que la mano de obra ha escaseado. Es el caso, por ejemplo, de los Países Bajos, donde los salarios han aumentado un 26%, o Austria, con un aumento del 20%.

De esta forma, la inmigración ha fomentado el crecimiento del empleo alimentando al mercado laboral de mano de obra. Un efecto positivo en términos de avance del PIB y de rejuvenecimiento del mercado de trabajo que, sin embargo, ha aliviado las tensiones de puestos de trabajo vacantes, lo que ha ralentizado el crecimiento de los salarios. Es probable que también haya contribuido a frenar el crecimiento de la inversión si las empresas han dispuesto de mano de obra a bajo precio.

Cuatro años después del inicio de la pandemia, España ha aumentado la ocupación en casi 1,5 millones de personas. El país ha vivido un boom del empleo que no habría sido posible sin la llegada de inmigrantes. La llegada de población permitió alimentar la gran demanda de trabajadores que ha tenido el mercado laboral, y también estimularla, ya que estos inmigrantes retroalimentan el consumo.

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