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España logra por primera vez que más del 70% de la población en edad de trabajar esté ocupada
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El buen desempeño del empleo

España logra por primera vez que más del 70% de la población en edad de trabajar esté ocupada

Este hito casi se consiguió durante la burbuja inmobiliaria, pero se quedó a unas centésimas. La incorporación de la mujer al mercado laboral y el retraso en la edad de jubilación son claves

Foto: Imagen de un trabajador de la construcción. (EFE/R. García)
Imagen de un trabajador de la construcción. (EFE/R. García)
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El crecimiento del empleo sigue dejando registros totalmente inesperados. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), el número de ocupados aumentó en algo más de 209.000 personas en el tercer trimestre del año, llevando la cifra total a cerca de los 21,3 millones. Esta creación de empleo ha permitido a España alcanzar un récord que llevaba tres lustros resistiéndose: tener ocupado al 70% de la población en edad de trabajar.

Este hito se consiguió en el segundo trimestre del año, pero no ha sido hasta el tercero cuando se ha confirmado que no era un dato puntual. En concreto, durante el verano trabajó el 71,4% de la población residente con edades entre 20 y 64 años. Se utiliza este grupo de edad porque por debajo de los 20, la mayor parte de la población sigue estudiando, y por encima de los 64, ya está jubilada. La verdadera fuerza laboral del país se sitúa en el intermedio.

Foto: Imagen de una oficina de empleo. (EFE/Luis Millán)

Según los datos de la EPA, a lo largo del tercer trimestre trabajaron 20,7 millones de personas situadas en esta franja de edad de los 20 a los 64 años y el número total de personas en este grupo de edad ascendió a 29 millones. Se supera así el récord previo, registrado en pleno pico de la burbuja inmobiliaria en el año 2007, cuando la tasa de actividad alcanzó el 69,96%.

El máximo aprovechamiento de la población es clave para el sostenimiento del país. Sobre todo ahora que ha comenzado la jubilación de la generación del baby boom. Para mantener las pensiones durante las próximas décadas, será imprescindible que España sea capaz de movilizar a la población en edad de trabajar y también que pueda ofrecerle un empleo. Esto es, aumentar la tasa de actividad y minimizar el desempleo.

Hay dos fenómenos que están detrás del crecimiento de la tasa de ocupación hasta superar el 70% de la población en edad de trabajar: la incorporación de la mujer al mercado laboral y el retraso en la edad de jubilación.

Las mujeres tienen cada vez más peso en el mercado laboral, lo que ha permitido a los países occidentales conseguir un gran crecimiento del empleo con ganancias modestas de población. Durante el pasado verano, estuvo ocupado el 66% de las mujeres en edad de trabajar. Esta tasa de ocupación ha aumentado en siete puntos porcentuales desde el pico de la burbuja inmobiliaria y en 15,5 puntos en las dos últimas décadas. Un crecimiento que contrasta con la caída de dos puntos en la ocupación de los hombres.

La igualdad plena todavía no se ha conseguido, ya que las mujeres tienen una tasa de ocupación 11 puntos porcentuales inferior a la de los hombres, pero esta brecha se ha reducido a la mitad en apenas 15 años y a un tercio en 20 años. Realmente, las mujeres han cambiado el mercado laboral en unas pocas décadas gracias al camino que abrieron las niñas de la generación del baby boom, que rompieron la prevalencia de los hombres en el empleo.

Otro dato relevante es que la tasa de ocupación de las mujeres ha aumentado en casi todas las edades salvo entre las más jóvenes. Por ejemplo, la ocupación de las mujeres entre 20 y 24 años se ha reducido en 10 puntos desde la burbuja inmobiliaria y la de quienes tienen entre 25 y 29 años se ha reducido en cuatro puntos. Además del paro juvenil, la principal explicación a esta caída está en que las mujeres cada vez se forman más, alargando su etapa educativa con estudios universitarios, másteres y doctorados. En el extremo opuesto se encuentran las mujeres de los primeros años del baby boom que ahora tienen entre 60 y 64 años y que han duplicado su tasa de actividad desde el pico de la burbuja inmobiliaria.

De esta forma, no solo hay más mujeres trabajando, sino que cada vez ocupan mejores puestos. Este cambio no se debe exclusivamente al movimiento feminista, también a que las mujeres tienen la oportunidad de formarse y acceder a empleos que requieren alta cualificación.

Históricamente, la tasa de ocupación ha estado muy vinculada a la cualificación: a medida que aumenta la formación, también lo hacen las posibilidades de trabajar. Aquí hay un fenómeno evidente de empleabilidad de las personas cualificadas, pero también hay otro fenómeno de voluntad de trabajar. Los jóvenes que se forman son más ambiciosos y pretenden trabajar, ya sea en su especialización o en otra. Esto explica que, aunque muchos universitarios terminen en sectores para los que no se requiere cualificación, sus tasas de empleo y de actividad sean mayores que las de quienes no se han formado. No es solo una cuestión de capital humano acumulado, también de voluntad de trabajar y esforzarse.

El retraso en la edad de jubilación también está jugando un papel clave en el aumento de la fuerza laboral. Por primera vez en la historia, España tiene trabajando a la mitad de la población de entre 60 y 64 años. En el pico de la burbuja inmobiliaria, el 20% de la población se jubilaba antes de llegar a los 60 años, porcentaje que se ha conseguido reducir drásticamente hasta suponer menos del 1% de las jubilaciones.

Foto: Dos jubilados pasean en Bilbao. (EFE/Luis Tejido)

En las últimas décadas, se han aprobado reformas para retrasar la edad legal de jubilación y también para desincentivar las jubilaciones anticipadas. En la última reforma de pensiones aprobada por el ministro José Luis Escrivá, se establecen incentivos al retraso de la jubilación que también están dando fruto. En cualquier caso, todavía queda mucho camino por recorrer hasta lograr unas tasas de empleo entre los trabajadores más veteranos similares a las del resto de la población. Será imposible alcanzarlas en el corto plazo, ya que para eso es necesaria la plena incorporación de la mujer al mercado laboral, y todavía se arrastran generaciones de una incorporación parcial, como es el caso de los boomers.

Es posible que esta cifra global del 71% de la población en edad de trabajar con un empleo siga aumentando en los próximos años. Sobre todo como consecuencia del envejecimiento y la pérdida de mano de obra por las jubilaciones. Una de las claves para compensar esta caída de la población en edad de trabajar es que la mayor parte de la población tenga un trabajo, para lo que no solo es necesario crear empleo, también ajustar la cualificación de los jóvenes a las necesidades del mercado laboral.

El crecimiento del empleo sigue dejando registros totalmente inesperados. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), el número de ocupados aumentó en algo más de 209.000 personas en el tercer trimestre del año, llevando la cifra total a cerca de los 21,3 millones. Esta creación de empleo ha permitido a España alcanzar un récord que llevaba tres lustros resistiéndose: tener ocupado al 70% de la población en edad de trabajar.

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