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Radiografía de la creación de empleo: encuentran trabajo los inmigrantes, no los parados
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SEGÚN UN ESTUDIO DEL BCE

Radiografía de la creación de empleo: encuentran trabajo los inmigrantes, no los parados

El incremento de la población activa releva a la contratación de desempleados como motor del mercado laboral. Los extranjeros, protagonistas, podrían presionar los salarios a la baja

Foto: Un trabajador de la hostelería, en Córdoba. (EFE/Salas)
Un trabajador de la hostelería, en Córdoba. (EFE/Salas)
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El empleo ha vivido un boom en la Unión Europea después de la pandemia. El mantenimiento de los puestos de trabajo durante los confinamientos, a través de mecanismos de apoyo estatal como los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) en España, dio paso a un mercado laboral cada vez más ajustado cuando la economía volvió a ponerse en marcha. El paro está en mínimos históricos en la eurozona, y lleva todo el año rondando el 6,5%, pese a la atonía económica. Países como el nuestro siguen creando decenas o incluso cientos de miles de puestos de trabajo cada trimestre, y, según la última Encuesta de población activa (EPA), por primera vez más del 70% de la población en edad de trabajar está ocupado. ¿Cuál es el perfil de los protagonistas de esta vitalidad laboral?

Los economistas del Banco Central Europeo (BCE) Agostino Consolo, António Dias, Catalina Martínez y Marco Weißler constatan, en un artículo publicado en el último boletín del regulador, un cambio de paradigma en la creación de empleo: si antes de la pandemia eran los parados que encontraban un puesto de trabajo quienes tiraban de ella, ahora lo hacen los inactivos que se incorporan al mercado laboral. "En los últimos años, una proporción cada vez mayor de los nuevos empleados de la zona del euro eran anteriormente inactivos. Las transiciones de la inactividad al empleo fueron su principal motor de crecimiento", destacan los autores de la investigación.

Los datos de la Encuesta europea de fuerza laboral —elaborada por Eurostat— y de la Encuesta de expectativas del consumidor —que publica el propio BCE— avalan la teoría. Según esta última, el 1,6% de las personas que estaban trabajando en la primera mitad del año procedía del paro, mientras que el 2,8% se acababa de incorporar al mercado laboral desde la inactividad. "Esto implica que solo el 37% de los nuevos contratados en el primer semestre de 2023 había estado desempleado en el trimestre anterior", añaden los investigadores. En otras palabras: de cada tres empleos que se están creando, prácticamente dos son ocupados por trabajadores que antes estaban inactivos.

Las cifras de Eurostat confirman esta hipótesis: en 2022, el 60% de los nuevos puestos recayó en personas que anteriormente se encontraban fuera del mercado laboral, frente al 49% de la década pasada (2011-2019), dominada, aunque por muy poco, por la contratación de parados. ¿Cómo puede ser esto posible? Los datos parecen entrar en contradicción con el relato de una época poscovid caracterizada por una fuga masiva de trabajadores del mercado laboral: la gran renuncia o gran dimisión. Sin embargo, ambos fenómenos resultan compatibles.

Foto: Imagen de un trabajador de la construcción. (EFE/R. García)

La primera explicación, apuntan los economistas del BCE en una nota al pie, tiene que ver con la menor tasa de desempleo. Si en la década anterior la media del paro de la eurozona se había situado en el 10,2%, en los dos años de reapertura pospandemia (2021-2022) cayó hasta un 7,2%. Como resulta obvio, si hay menos parados, es más difícil que estos lideren la creación de empleo: no queda otra que acudir a los que están fuera del mercado laboral para llenar los puestos vacantes o, lo que es lo mismo, incrementar la población activa.

Récords de la población activa

Este fenómeno, que resultaría más propio de países próximos al pleno empleo, también se está dejando notar en España, que en el tercer trimestre ha superado los 24 millones de activos por primera vez en la historia. Y, en ocasiones, puede provocar el efecto contrario, como se vio en el dato de afiliaciones de octubre: la tasa de paro creció en un escenario de creación de empleo, precisamente por el mayor tamaño del mercado laboral.

A la vista de los datos, la gran dimisión no ha servido para mermar la población activa, que no ha parado de crecer desde el segundo trimestre de 2021 y ya supera con creces los niveles previos a la pandemia en la eurozona. Es más, según el modelo desarrollado por los investigadores, se encuentra por encima de la tendencia con la que salió de la Gran Recesión, e incluso pareja a la tendencia a largo plazo. Esto significa que la incorporación de trabajadores al mercado laboral está superando incluso las expectativas que había antes de la pandemia, como muestra el gráfico anterior.

Los investigadores aportan un retrato robot de esas personas inactivas que han protagonizado la mayor parte de la creación de empleo tras el covid: son más jóvenes y con menor formación que los trabajadores que ya tenían un puesto. "También es más probable que sean mujeres [España es un buen ejemplo de ello], trabajen a tiempo parcial y tengan niveles más bajos de ingresos laborales". En definitiva: un perfil próximo a la precariedad, y muy alejado de la presión salarial causada, entre otros factores, por el aumento de las vacantes de los últimos años. ¿Quién es esa nueva mano de obra que entra cuando algunos han salido y tiene sueldos bajos en un mercado tan ajustado como el actual?

La respuesta resulta bien conocida en España, donde, según la EPA, el número de puestos de trabajo desempeñados por nacionales cayó en 4.000 durante el tercer trimestre, y aun así la ocupación se disparó en 209.000 personas. Efectivamente, el nuevo paradigma de la creación de empleo está protagonizado por los extranjeros. "Los trabajadores migrantes, especialmente los de fuera de la UE, han desempeñado un papel importante en la dinámica de la población activa durante la pandemia", destacan los autores. Y, para justificar su argumento, comparan dos tendencias completamente opuestas: la que se dio durante el cierre de la economía y la que caracterizó la reapertura tras las restricciones.

Foto: Imagen de una oficina de empleo en Madrid. (Europa Press)

En el primer periodo, que se extendió durante 2020, la mano de obra extranjera cayó un 2%, casi el doble que la nacional. Sin embargo, cuando se empezó a recuperar la normalidad, fueron los inmigrantes quienes tiraron del mercado laboral. Entre el primer trimestre de 2021 y el primer trimestre de 2023, los activos extranjeros pasaron de ser el 10,3% del total al 11,4%. Parece un incremento modesto, pero supone dos de cada cinco nuevas incorporaciones al mercado laboral, pese a representar una parte muy reducida de la población activa.

La incidencia en los sueldos

Extranjera o no, lo cierto es que el aumento de la fuerza laboral, además de permitir la cobertura de algunas vacantes —especialmente en trabajos poco cualificados—, que se habían producido como consecuencia de la recuperación de la economía y la citada gran dimisión, tiene una relevancia esencial para los sueldos. "La mayor participación de trabajadores previamente inactivos puede aliviar la tensión del mercado laboral. También puede contribuir a moderar el crecimiento salarial", destaca el estudio.

Pese a que los trabajadores recién incorporados desde la inactividad cobran más que los parados que encuentran empleo, solo reciben el 80% de la remuneración de los que ya estaban trabajando. Presionan, así, los salarios a la baja, en ausencia de otros factores que incidan en la ecuación. Pero únicamente en un caso, según apuntan los investigadores: si el fenómeno está protagonizado por un shock de oferta. No es lo mismo que la población activa crezca porque los empleadores necesiten más asalariados —por ejemplo, en sectores de alto valor añadido donde falta mano de obra cualificada—, que por el incremento de la participación de los inmigrantes en el mercado laboral, recuerdan los economistas del BCE. En el primer caso, los empleados que ya estaban en sus puestos se beneficiarán de una presión al alza sobre los salarios; en el segundo, en cambio, la presión será a la baja.

Cualquiera que conozca la situación de España se da cuenta de que ambos fenómenos se están produciendo a la vez. También los sindicatos, que se oponen a los planes del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, para favorecer la obtención de permisos de trabajo a personas de otras nacionalidades.

El empleo ha vivido un boom en la Unión Europea después de la pandemia. El mantenimiento de los puestos de trabajo durante los confinamientos, a través de mecanismos de apoyo estatal como los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) en España, dio paso a un mercado laboral cada vez más ajustado cuando la economía volvió a ponerse en marcha. El paro está en mínimos históricos en la eurozona, y lleva todo el año rondando el 6,5%, pese a la atonía económica. Países como el nuestro siguen creando decenas o incluso cientos de miles de puestos de trabajo cada trimestre, y, según la última Encuesta de población activa (EPA), por primera vez más del 70% de la población en edad de trabajar está ocupado. ¿Cuál es el perfil de los protagonistas de esta vitalidad laboral?

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