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"Los jóvenes son antifeministas porque creen que salen perdiendo en el mercado laboral"
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ENTREVISTA CON GEFJON OFF

"Los jóvenes son antifeministas porque creen que salen perdiendo en el mercado laboral"

¿Por qué los jóvenes tienen más posiciones antifeministas en el trabajo que sus mayores? Porque consideran a las mujeres su competencia en un mercado precario, explica una investigación

Foto: La investigadora de la Universidad Leuphana de Lüneburg. (Foto cedida)
La investigadora de la Universidad Leuphana de Lüneburg. (Foto cedida)
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"Los derechos de las jóvenes y las mujeres han ido demasiado lejos y están amenazando las oportunidades de los jóvenes y los hombres". La investigadora de la Universidad Leuphana de Lüneburg Gefjon Off presentó esta afirmación a 32.469 trabajadores de los 27 países de la Unión Europea, acompañada de una petición: que la puntuasen del 1 al 10. Como esperaba, la mayoría (3,23) apenas estaba de acuerdo. Sin embargo, algo llamaba la atención en la estadística. Había un perfil que, para su sorpresa, parecía estar más de acuerdo que el resto. En concreto, los hombres jóvenes de todas las naciones encuestadas, entre las que se encuentra España.

La investigadora ha publicado en la revista Frontiers un trabajo coescrito junto a sus compañeros de la Universidad de Gotemburgo Nicholas Charron y Amy Alexander en el que argumentaba que el crecimiento de las actitudes antifeministas entre los hombres más jóvenes se debe a una competitividad cada vez mayor en un mercado laboral en el que las mujeres están mejor preparadas. La precariedad, los sueldos bajos y el desempleo empujan a los jóvenes a pensar que las políticas de igualdad son injustas, sin darse cuenta de que a medida que pase el tiempo disfrutarán de privilegios que sus compañeras no tendrán.

Esta idea era más popular en las regiones con más paro, lo que condujo a los autores a pensar que son las dinámicas del mercado laboral las que están influyendo en estas visiones del mundo. Los varones adultos que ya habían alcanzado posiciones estables en sus empresas no estaban en contra del feminismo. ¿Paradójicamente? No: simplemente, no se ven amenazados por las mujeres. Hablamos con Off, cuya tesis doctoral versa sobre la relación entre la extrema derecha y el antifeminismo, para que nos explique qué está ocurriendo.

PREGUNTA. ¿Cómo aparecen las posiciones antifeministas entre los hombres en el mercado laboral?

RESPUESTA. Los jóvenes tienden a oponerse más a los avances en los derechos de las mujeres porque se sienten amenazados o porque creen que ponen en riesgo sus oportunidades. Nuestros datos lo muestran en todos los países de la Unión Europea. Los hombres no respondían siempre igual en todos los temas referidos a la igualdad de género, pero en este asunto sí. Lo hemos replicado con los datos de este año y nos ha salido lo mismo, así que parece consistente.

"Solo en los lugares donde el paro había bajado no veíamos este efecto"

Es sorprendente porque alguien esperaría que las generaciones mayores fuesen más conservadoras que las jóvenes, pero no es el caso: la gente mayor no se opone tanto. Esto lo vimos sobre todo en las regiones donde el paro ha crecido. En los datos a nivel subnacional vimos que en las regiones donde el desempleo aumentaba los efectos eran particularmente fuertes. Por eso pensamos que se trata de una cuestión de competencia en el mercado laboral. Solo en los casos en los que el paro bajaba significativamente, algo que no ocurre a menudo, no encontramos este efecto.

También medimos cuánto confiaban los jóvenes en las instituciones, y vimos que son aquellos que tienen menos confianza en ellas son los que más se oponen a los avances en los derechos de las mujeres. Sobre todo en el caso de los que no confiaban en los centros escolares y creían son instituciones injustas, el efecto es particularmente fuerte. Tiene sentido en cuanto que a las mujeres les va mejor en el colegio y las universidades en las democracias occidentales modernas.

placeholder Los inicios están marcados por las dificultades. (Reuters/Jon Nazca)
Los inicios están marcados por las dificultades. (Reuters/Jon Nazca)

Así que pensamos que los hombres perciben mayor competencia cuando salen del instituto o de la universidad, donde han visto que las mujeres sacan mejores notas. Entran en el mercado laboral en una posición precaria, como todos, incluidos los hombres. Y mientras se enfrentan a ello oyen hablar de los derechos de las mujeres. Una combinación de factores que les hace percibir estos avances como injustos. No creen que haya discriminación de género, y la inseguridad del mercado laboral exacerba esta percepción de amenaza. Por ejemplo, cuando les hablan de cuotas de género.

P. Uno de los países que estudiasteis fue España. ¿Es diferente al resto?

R. Nos sorprendió que en todos los países de la UE los patrones eran semejantes, aunque los niveles de igualdad de género son muy distintos entre ellos. En Suecia, por ejemplo, casi nadie está de acuerdo con la afirmación, pero comparados con la media, los jóvenes divergen de manera muy fuerte. Los niveles son distintos en cada país, pero la divergencia de la media entre la gente joven es la misma.

P. ¿Por qué no aparecen estas ideas tan antifeministas entre los trabajadores mayores?

R. Creo que la gente mayor es más conservadora que los jóvenes. No quiero llevar la contraria a esa idea porque las investigaciones lo muestran de forma consistente. Pero lo que también considero es que la gente mayor puede tener valores más tradicionales en cuanto a roles de género, así que si preguntas a un hombre o incluso a una mujer de mayor edad, es posible que estén de acuerdo en que las mujeres deberían cuidar a los niños y los hombres deberían salir a ganar el pan. Es decir, es más probable encontrar el reparto de géneros tradicional entre gente mayor.

"Las jóvenes no hacen sentirse amenazados a los trabajadores mayores"

Con nuestra frase preguntábamos si deberíamos detener los avances en los derechos de las mujeres porque amenazan las oportunidades de los niños y los jóvenes. Pero los mayores no sienten esa amenaza. Tienen su carrera, su puesto y una posición estable en el mercado laboral, o incluso ya están jubilados. Las jóvenes que acaban de entrar en el mercado laboral no amenazan a los mayores. Es una forma distinta de ser machista: los mayores son machistas tradicionales y los jóvenes, machistas modernos.

P. Este pensamiento se ve más a menudo entre los jóvenes de derechas.

R. Los partidos de derecha radical son los que se han movilizado de manera más pronunciada y fuerte contra el feminismo. Vox es un ejemplo evidente. En mi tesis doctoral estudié Suecia, entre otros países, y aunque hay algún movimiento similar, no es tan acentuado como en el caso de Vox. En Suecia aún tienes que decir que estás a favor del feminismo; les gustaría decir otra cosa, pero tienen que mantener las apariencias y defender algún tipo de igualdad de género, porque la presión social es muy fuerte.

Los partidos radicales lo llevan a la práctica de forma muy diferente entre países. España es un ejemplo donde la movilización contra el feminismo es muy directa y contundente, mientras que en otros países no es tan directa pero existe. La oposición es sobre todo contra objetivos feministas más recientes, como la fluidez de género, la gente no binaria o trans, todos esos objetivos del feminismo de tercera o incluso cuarta ola. También las cuotas de género, que es algo a lo que se oponen todos los partidos radicales de derechas. Así que tiene sentido que la gente que se siente amenazada por determinadas ideas feministas termine simpatizando con la derecha radical.

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La pancarta de Vox en el centro de Madrid. (Reuters/Violeta Santos Moura)

P. El posmachismo, como se denomina en España, mantiene que ya hemos alcanzado la igualdad entre hombres y mujeres y que por eso no hacen falta más políticas feministas. ¿Está extendida esta actitud en los entornos laborales?

R. Así es, aunque nosotros lo llamamos "sexismo moderno", que es el término que se utiliza en investigación. Un concepto de 1995 relativamente nuevo. El sexismo moderno no es necesariamente hostil. Los jóvenes no siguen los modelos tradicionales y no piensan que las mujeres tengan que quedarse en casa y cuidar a los hijos. Lo que dicen más bien es que creen en la igualdad de género, pero que ya la hemos alcanzado y por lo tanto que todo lo que se haga para mejorar la situación de las mujeres será una amenaza porque creará una situación injusta.

Esa sería la interpretación más benévola de lo que nos encontramos. Pero también sabemos que el sexismo moderno es una entrada a un sexismo más hostil. Si crees en ello y te encuentras con contenido más misógino, puede que termines cayendo en ideas más hostiles. Pero el sexismo moderno en sí no tiene por qué serlo.

"Para evitarlo, necesitas crecimiento económico continuo, lo que no sé si es realista"

P. ¿Un mejor mercado laboral, con más empleo, menos precariedad y más oportunidades para todos reduciría estos niveles de antifeminismo?

R. Nuestros datos sugieren que sí, que cuanta menos competición en el mercado laboral, menos amenazado te sientes. Pero también dicen que estos cambios tienen que ser a mejor, no vale con que no haya desempleo. Necesitas crecimiento económico y de empleo continuos, lo que no sé si es muy realista.

P. Es probable que a medida que haya más igualdad y las mujeres ocupen un espacio mayor en el mercado laboral la situación se agudice. ¿Qué crees que ocurrirá a medio y largo plazo?

R. Ahora mismo, un veinteañero que sale del instituto o de la universidad y que entra en el mercado laboral competirá con otros hombres y otras mujeres. Dentro de una década será treintañero y probablemente le irá mucho mejor. Tendrá su carrera y su posición será más estable. En ese momento de sus vidas, las mujeres sufren una mayor discriminación, porque empezarán a tener hijos. Los hombres a los treinta y los cuarenta se beneficiarán de esa discriminación hacia las mujeres de la que no se habían beneficiado a los veinte.

Cuando compitan por un cargo, se beneficiarán de ser hombres porque aún existe el techo de cristal. Es posible que esos hombres que piensan que están amenazados hoy no lo piensen dentro de diez años. Es un efecto que solo vemos cuando eres joven.

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Una mujer con la cara pintada grita, durante una manifestación contra la violencia hacia las mujeres. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)

Pero tampoco sabemos qué pasará con la siguiente generación. Estoy un poco preocupada con las redes sociales porque hay muchas cuentas misóginas de éxito, y son los jóvenes los que las consumen. Si te sientes amenazado, consumir esas páginas amplificará tu sensación. No sé qué pasará, pero es posible que esos jóvenes mantengan ideas más radicales. Cuando creces, eres menos radical. Es lo mismo que ocurre con la izquierda y la derecha, con el tiempo adoptas posiciones más centristas. Ha pasado en todas las generaciones, no es nada nuevo.

P. ¿Qué papel ha jugado el #MeToo en esta percepción?

R. El #MeToo está relacionado directamente con el abuso de poder y sexual en el mercado laboral. Publiqué un trabajo en el que mostraba cómo en Suecia el #MeToo había producido una reacción en forma de aumento de votos hacia la derecha radical sueca. Hay otro estudio en España que usa datos de mejor calidad, porque siguieron a los individuos a través del tiempo, que muestra que las movilizaciones feministas en España provocaron un crecimiento del machismo que está relacionado con el apoyo a Vox. En España, el #MeToo estuvo más relacionado con la violencia sexual que con el mercado laboral, ¿verdad?

P. Así es.

R. Si las movilizaciones se llevan a cabo poco antes de las elecciones, como ocurrió en Suecia, donde se produjeron grandes manifestaciones un mes antes de las elecciones de septiembre de 2018 a causa de un escándalo sobre abuso sexual, pueden tener una gran influencia. Si hubiesen sido un año más tarde no habrían tenido el mismo impacto, porque la gente se olvida.

"Los jóvenes no son conscientes de que algún día tendrán más privilegios"

P. ¿Qué podemos hacer? En vuestro trabajo ponéis el ejemplo del norte de Italia como un lugar en el que el descenso del desempleo trajo consigo un cambio de mentalidad.

R. Por supuesto, una mejora en la economía ayudaría, pero no sé hasta qué punto es algo que esté en nuestra mano. Creo que la clave se encuentra en que los jóvenes entiendan que aún existe discriminación hacia las mujeres, incluso aunque no lo perciban en su contexto. Una toma de conciencia que les haga empatizar, porque esos grandes movimientos sociales parecen amenazarlos más que concienciarlos de que en algún momento de sus vidas tendrán más privilegios que las mujeres.

Muchos indicadores muestran que las mujeres siguen estando discriminadas en la sociedad occidental. Aunque les vaya mejor de media en el colegio y la universidad, y ya no tengan tantas desventajas en el mercado laboral, aún hay mucho por hacer. Si los hombres jóvenes no se dan cuenta por su situación personal, habrá que hacérselo entender.

"Los derechos de las jóvenes y las mujeres han ido demasiado lejos y están amenazando las oportunidades de los jóvenes y los hombres". La investigadora de la Universidad Leuphana de Lüneburg Gefjon Off presentó esta afirmación a 32.469 trabajadores de los 27 países de la Unión Europea, acompañada de una petición: que la puntuasen del 1 al 10. Como esperaba, la mayoría (3,23) apenas estaba de acuerdo. Sin embargo, algo llamaba la atención en la estadística. Había un perfil que, para su sorpresa, parecía estar más de acuerdo que el resto. En concreto, los hombres jóvenes de todas las naciones encuestadas, entre las que se encuentra España.

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