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Tres explicaciones sobre el antifeminismo de los jóvenes que no gustarán a nadie
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Tres explicaciones sobre el antifeminismo de los jóvenes que no gustarán a nadie

Las actitudes feministas están mucho más aceptadas ahora que en cualquier otro momento de la historia. ¿Por qué entonces parece que el antifeminismo ha vuelto?

Foto: Una mujer, durante una manifestación. (Europa Press/Fernando Sánchez)
Una mujer, durante una manifestación. (Europa Press/Fernando Sánchez)
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¿Son los chavales de hoy más machistas que los de ayer? Es la pregunta que se hace el CIS, el Centro de Investigaciones Sociológicas, en uno de sus últimos sondeos. La gran paradoja de nuestro tiempo es que los jóvenes —especialmente entre 15 y 25 años, según la encuestadora— se autodefinen como más reaccionarios que en tiempos pasados. Al menos eso es lo que ellos mismos deslizan, pues un 44% de ellos cree que el feminismo ha ido demasiado lejos. Que buscábamos igualdad y acabamos agrandando la pirámide. Como en cualquier otra época existen referentes, voces notorias que llegan a muchos rincones y calan con sus mensajes en las mentes de los jóvenes. Roma Gallardo es uno de ellos, y sienta cátedra sobre la cuestión que nos ocupa.

"En los resultados del CIS no veo machismo, veo una rebelión social contra el dogma impuesto", exclama, desde el minuto uno, este afamado youtuber. Se hizo famoso hará unos años y su canal ya cuenta con millones de seguidores. En uno de sus vídeos, publicado hace cuatro años, pregunta a pie de calle qué piensan los viandantes sobre el machismo. "¿Me estás insultado porque no tienes argumentos? ¡Es hembrismo! ¡Discriminación!", le espeta a una chica con la que conversa, a la que ridiculiza agravando su voz o alterando el sonido a posteriori. Él es claro con su doctrina: "Son las instituciones las que recrean una discriminación positiva, y los jóvenes lo notan".

La argumentación de Roma Gallardo es una de las representaciones más claras de cómo cierto discurso antifeminista tiene cada vez más cabida en los mensajes dirigidos a los jóvenes. El youtuber tiene 1,92 millones de seguidores en YouTube, 495.000 en Instagram y 292.700 en TikTok. "En la manosfera hay comunidades muy masculinas donde algunos hombres en la franja más joven, tal vez más despistados o inseguros, han encontrado un refuerzo", explica Anna Sanmartín, directora de investigación de FAD Juventud, que ha dedicado informes como La caja de la masculinidad a analizar los discursos de los jóvenes de entre 15 y 29 años.

Lo que muestran trabajos como este es que, si bien las actitudes feministas están mucho más aceptadas ahora que en cualquier otro momento de la historia, hay motivos que explican este aparente retorno de una reacción antifeminista. "Los datos del CIS casan bastante con las últimas informaciones que tenemos, aunque ponemos el foco como si fuese algo exclusivo de la juventud, cuando es algo más amplio", explica. "Pero con una mirada más amplia, ha habido muchos más avances que retrocesos".

Algo que parece subyacer a la cuestión es la creencia por repetición. A base de repetir que los chavales son cada vez más machistas, más lo asumen. Como decía Goffman, todos interpretamos un rol que se acentúa a través de los ojos del otro. Si alguien nos dice que somos reaccionarios, dudaremos de nosotros mismos y puede que terminemos siendo más radicales en nuestro interior. Es una paradoja, pero explica con acierto la sociedad actual. Si esto es así y las instituciones son conscientes, ¿por qué entonces parece que el antifeminismo ha vuelto?

Foto: Foto: EFE.

El debate está abierto. José y Marta son dos amigos de toda la vida que cada vez debaten más sobre este tema. Ambos tienen 19 años y estudiaron en el mismo instituto, así que tienen muchos amigos y amigas en común. Hay algo en lo que están de acuerdo: "Si los chavales de hoy son más machistas, las chicas también". Para justificar esta premisa, ponen ejemplos. El más claro que ven es la costumbre cada vez más extendida entre los suyos de "tener que enviar tu ubicación en tiempo real a tu pareja para que sepa donde estás y no crea que le engañas", explica Marta, a lo que José asiente con la cabeza.

Ellos niegan haberlo hecho o pedido nunca, pero saben quienes sí lo tienen por algo habitual. José habla de "hembrismo" para definir ese sentimiento "incómodo" que retrataba el CIS cuando exponía que los chavales sienten que el feminismo va demasiado lejos. Considera que hay casos en los que a los hombres se les "hace de menos" para que tomen el rol de villanos, a lo que Marta se niega tajantemente. "¡Lo que se busca es la igualdad!"

1. Una instrumentalización que le interesa a la política y los 'influencers'

Nerea Boneta y Sergio Tomás son investigadores de la Universidad Complutense y autores del informe Culpables hasta que se demuestre lo contrario de la FAD, un trabajo cualitativo para el que pasaron varios meses a finales de 2022 entrevistando a adolescentes de entre 14 y 17 años de un instituto de Madrid. Cara a cara se encontraron con una realidad muy distinta a la que contaban los datos.

"Íbamos preparados para lo peor, porque las encuestas eran alarmantes y los datos pesimistas, pero salimos con una sensación bastante positiva: a pesar de toda la alarma que se había creado, nadie se posicionaba como antifeminista". En las encuestas, explican, es más fácil manifestar una opinión negativa, que desaparecía en la investigación personal. "Eran discursos ambiguos y cambiantes, no eran sólidos", explica Boneta. "Nos parecía que en esa etapa los chavales estaban abiertos al diálogo, y que, dependiendo de su socialización, su discurso podría cambiar o no".

La diferencia durante los últimos años ha sido la aparición de partidos como Vox o determinadas figuras de la llamada manosfera, que han utilizado ese discurso para defender que las políticas feministas han ido demasiado lejos. La lógica es la siguiente: si un 44% de hombres españoles consideran que el feminismo ha ido demasiado lejos, tal vez sea verdad. Pero esa misma lógica también permite ser enarbolada por parte de un feminismo más moderado que no se identifica con las políticas del anterior Ministerio de Igualdad. Esos "hombres de entre 40 y 50 años" de los que hablaba Pedro Sánchez en una entrevista en Onda Cero, y que se sentían "incómodos respecto a algunos discursos".

Los investigadores fueron víctimas de esta instrumentalización cuando publicaron su informe en mayo del año pasado, apenas dos meses antes de las elecciones generales. "Muchos titulares iban en esa línea de que el feminismo había ido muy lejos, y no supimos en ese momento intuir que iba a interpretarse así", lamenta Boneta. "Nosotros defendíamos justo lo contrario, estábamos a favor de las políticas públicas de corte feminista".

Eso provocó que la investigadora tuviese que salir al paso para explicar que su informe no mostraba que el antifeminismo había aumentado, y que más bien mostraba una "banalización de la violencia de género y recelo". "Se hace hincapié en que no es una postura firme, ni mayoritaria entre los varones", explicaba, antes de lamentar el uso partidista que se estaba haciendo de su trabajo en "la búsqueda de culpables en un supuesto 'feminismo extremo' que criminaliza a los hombres".

2. La ventana de Overton se ha abierto y el antifeminismo está aceptado

Para explicar la proliferación de estos discursos, Sergio Tomás remite a la ventana de Overton, la teoría política que se refiere a las ideas que en un momento determinado son social y políticamente aceptables. Hoy, y gracias a los discursos anteriormente citados, los adolescentes defienden ciertos planteamientos con los que apenas unos años antes no se habrían atrevido. "Si más hombres son machistas, igual ya no está tan mal ser machista", explica. Paradójicamente, en un momento en el que uno de los discursos más frecuentes es el de "no se puede hablar de nada", los discursos antifeministas están más aceptados que hace unos años.

Estas ideas no son transversales, sino que corresponden con perfiles muy determinados. Como recuerdan desde Proyecto UNA —un colectivo activista autor del libro La viralidad del mal— sobre los discursos de odio en internet, "quienes apoyan a Vox están casi un 90% en contra del feminismo, mientras que quienes votaron a Sumar apenas llegaban a un 10%".

En muchos casos, el discurso antifeminista de los jóvenes se enmarca dentro de un ataque al Gobierno y a la política institucional. "Este posicionamiento en contra de ciertos feminismos, políticas o partidos está influenciado por la idea de que ser rebelde es estar en contra del orden establecido y del Gobierno que ha puesto en marcha estas medidas, es decir, en contra de lo mainstream y lo institucional", señala Boneta.

Eso explica en parte los resultados obtenidos en la encuesta del CIS. Un análisis más pormenorizado muestra que, como explica Proyecto UMA, los valores negativos reciben mucha más puntuación porcentual, lo que hace que las medias queden tan igualadas. Es decir, un 15% de los hombres dan un 0 al movimiento feminista, pero la mayoría de puntuaciones se sitúa por encima del 5. "No se trata de una polarización, pues el consenso general es que casi todos los valores de apoyo al feminismo superan ampliamente el 5 de apoyo, pero quienes se muestran en contra, están muy contra de ellos, y tienden a votar siempre 0 y nunca 10".

Esta visión toma la forma del posmachismo. A diferencia del machismo tradicional, que intentaba relegar a la mujer a un papel subordinado, el posmachismo acepta que la igualdad entre hombres y mujeres es deseable, pero argumenta que ya vivimos en ella. "Lo que vimos es que ya no hay un antifeminismo clásico que defienda que el hombre y la mujer tienen que estar en lugares diferentes, sino que la igualdad ya se ha alcanzado, así que todas las reivindicaciones feministas sobran", explica Boneta. "Defienden que el feminismo de antes estaba bien, pero ahora sobra".

3. El feminismo es un chivo expiatorio para no mirar al hombre tras la cortina

"Hemos provocado una reacción en tromba, añade Neus Medina, una profesora que trabaja en un centro de Barcelona, en Cataluña. En los últimos años se han potenciado —en el suyo y en otras academias de alrededor— las jornadas especiales, con actividades por el día de la mujer trabajadora o las mujeres en la ciencia. Cree que los resultados han sido positivos, pero ahora surge una reacción en masa que cuestiona la necesidad de elevar un día como este, puesto que creen que así se "borra a los hombres". "Estamos confundiendo, y transmitiendo a los jóvenes, el equilibrar la balanza con tener que paliar las diferencias y no es así", deduce Neus.

Precariedad, crisis ecosocial, salud mental y otros malestares del mundo contemporáneo buscan un enemigo y, con frecuencia, lo encuentran en el feminismo, a falta de otro adversario mejor. "Chavales de clase obrera de Madrid, de familias migrantes y con problemas de salud mental, por ejemplo, politizaban sus malestares dirigiéndose al feminismo, en plan 'yo soy una persona marginada por el sistema, pero nadie me ayuda, mientras que a otros sí'", lamenta Boneta. Se trata, sin embargo, de una minoría: los estudiantes son el colectivo que más simpatiza con los movimientos LGTBIQ+.

"El antifeminismo o el odio al inmigrante es transversal en toda la ultraderecha mundial. Todos los grupos utilizan la misma retórica y estrategia comunicativa: bulos, miedo y, sobre todo, negarse a dar una explicación coherente de las desigualdades y los malestares sociales. Se buscan chivos expiatorios a los que culpabilizar de problemas de los que no son responsables", explican desde Proyecto UNA. "Los problemas causados por el capitalismo (precariedad, desplazados climáticos o por guerras, crisis de salud mental, etc.) afectan, precisamente, a las capas más vulnerables de la sociedad. Pero resulta más fácil atacarles a ellas y no a las estructuras responsables o a sus beneficiarios".

Todos coinciden en el efecto perverso que puede tener hacer sonar las alarmas con demasiada fuerza, porque "aunque el discurso está ahí, no es mayoritario", como señala Sanmartín. Pensar que lo es puede acabar convirtiéndose en una profecía autocumplida, como señala Boneta respecto a la posible interpretación de los datos como muestra de la pérdida de valores entre la juventud. "Hacer hincapié en nuestros logros es políticamente más transformador que extender un marco de desesperanza y 'auge del antifeminismo', lo cual es desmovilizador", concluyen desde UNA. "Si existe ese auge, debemos explicar las causas, hacer una diagnosis y proponer soluciones, si no, solo estamos agitando la bandera del pánico social".

¿Son los chavales de hoy más machistas que los de ayer? Es la pregunta que se hace el CIS, el Centro de Investigaciones Sociológicas, en uno de sus últimos sondeos. La gran paradoja de nuestro tiempo es que los jóvenes —especialmente entre 15 y 25 años, según la encuestadora— se autodefinen como más reaccionarios que en tiempos pasados. Al menos eso es lo que ellos mismos deslizan, pues un 44% de ellos cree que el feminismo ha ido demasiado lejos. Que buscábamos igualdad y acabamos agrandando la pirámide. Como en cualquier otra época existen referentes, voces notorias que llegan a muchos rincones y calan con sus mensajes en las mentes de los jóvenes. Roma Gallardo es uno de ellos, y sienta cátedra sobre la cuestión que nos ocupa.

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