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El Gobierno entierra el frentismo de Montero en Igualdad: "El feminismo es transversal"
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Aina Calvo será número dos

El Gobierno entierra el frentismo de Montero en Igualdad: "El feminismo es transversal"

Ana Redondo implica a todas las administraciones, pide el apoyo del PP y completa el viraje en el ministerio con la elección de una profesora de Pedagogía como secretaria de Estado

Foto: Ana Redondo, ministra de Igualdad, en la Moncloa. (Europa Press/Carlos Luján)
Ana Redondo, ministra de Igualdad, en la Moncloa. (Europa Press/Carlos Luján)
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Cuando Pedro Sánchez dio a conocer su gabinete, dejó a Ana Redondo para el final. Después de semanas de especulaciones, el presidente del Gobierno había elegido a una profesora de Derecho Constitucional con experiencia en política municipal y autonómica. Un perfil opuesto al de Irene Montero, más combativo, estridente y divisivo. Tanto, que produjo una brecha en el propio movimiento feminista, de tintes generacionales —las históricas del PSOE frente a las jóvenes de Podemos—, que impuso una actualización del concepto, más radical e integrador con el colectivo LGTBI.

En la precampaña del 23-J, Sánchez llegó a decir que "hombres de entre 40 y 50 años", de su círculo de amistades, se habían sentido "incómodos" con algunos discursos. Esa frase, que le acompañará siempre, evidenciaba ya su pretensión de dejar atrás la confrontación de Montero para volver a un "feminismo integrador". Las primeras comparecencias, decisiones y nombramientos de la nueva ministra apuntan claramente a este objetivo. "El feminismo es transversal", proclama Redondo.

En su participación en la manifestación del 25-N por el día internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres, la nueva titular de Igualdad apeló a la "unidad" del movimiento, que volvió a marchar dividido. "No sobra nadie, todas somos necesarias". El ministerio, dijo, está "abierto a todos los que quieran luchar por una sociedad más justa e igualitaria".

Esta semana compareció tras el Consejo de Ministros, que ha vuelto a aprobar la ley de paridad, la primera de este Ejecutivo, y que quedó pendiente en la anterior legislatura por el adelanto electoral. Redondo parece decidida a impulsar una política feminista mucho más cooperativa. Tras el asesinato de cinco mujeres en noviembre, anunció la convocatoria de un comité de crisis, que incluye a comunidades y ayuntamientos porque, destacó, es "una lucha de todas las administraciones". Además, va a reunir la comisión interministerial, algo que no se hacía desde 2018, en lo que supone otra enmienda a la gestión de Montero. "Todos los ministerios tienen que estar implicados". Pero también el resto de partidos políticos.

Foto: Ana Redondo. (EFE/Nacho Gallego)

Aunque sus críticas a Vox son tan firmes como las del resto del Gobierno, muy volcado en vincular al PP con la ultraderecha, Redondo considera que la ley de paridad, que obliga a que haya al menos un 40% de mujeres en los puestos en el Ejecutivo, los órganos constitucionales y los consejos de administración de las empresas, es "una ley de Estado" y aspira a contar con el respaldo de los populares. "Conozco a muchas feministas del PP y apelo a ellas", defendió. Su llamada a la unidad interpela a todos, a Podemos y a Alberto Núñez Feijóo.

Los nombramientos de la segunda escala del ministerio confirman en parte esa apuesta por una vía más conciliadora en el Departamento de Igualdad. El pasado martes, el Consejo de Ministros nombró a Aina Calvo secretaria de Estado del ramo. Doctora en Pedagogía y profesora titular de la Universidad de las Islas Baleares, Calvo también tiene experiencia de gestión como alcaldesa de Palma de Mallorca entre 2007 y 2011. Antes había trabajado en el Ministerio de Asuntos Exteriores, en el área de Cooperación al Desarrollo, bajo los mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero. Ya con Sánchez, fue directora de la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo antes de ser designada delegada del Gobierno en Baleares, puesto que ostentaba hasta su regreso al Gobierno.

El perfil de Calvo es casi opuesto al de su antecesora, Ángela Rodríguez Pam. Ambas comparten la base teórica, ya que la joven dirigente de Podemos es licenciada en Filosofía y la socialista estudió Filosofía y Letras. Pero la gallega llegó al Ministerio de Igualdad como referente en materia de activismo, un perfil del que ha hecho uso durante su tiempo en política institucional. Y no sin polémicas.

Otra jueza en Violencia de Género

Los otros nombramientos en Igualdad combinan el pedigrí del PSOE con una apuesta técnica y hasta cierto punto continuista. En la Dirección General de Igualdad de Trato y no Discriminación y Contra el Racismo, Redondo ha situado a Beatriz Carrillo de los Reyes, diputada socialista por Sevilla en la pasada legislatura que cayó a puestos bajos de la lista el 23-J, por lo que no revalidó el cargo. El PSOE la recupera en este desempeño, que conoce bien, puesto que es activista por los derechos de los gitanos. La labor es similar a la que ocupa en la ejecutiva federal socialista, donde llegó tras crear Fakali, una asociación de mujeres gitanas universitarias, ya que Carrillo es licenciada en Antropología Social por la Universidad de Sevilla.

La otra elección destacada también es para una sevillana, la jueza Carmen Martínez Perza, profesora de Derecho Constitucional en la Universidad Pablo de Olavide. Es experta en el sistema y la ejecución de penas y tiene formación en materia de violencia contra las mujeres, pero se hizo célebre por su labor en los juzgados de Algeciras, donde tuvo que confrontar con el problema del narcotráfico en su estancia en la ciudad campogibraltareña, entre 2017 y 2021. En esa etapa, en una entrevista en La Voz del Sur, puso el foco en el hecho de ser mujer jueza: "La gente tiende a respetarte menos y hay una sobreactuación que a lo mejor un hombre no necesita". Sustituirá a otra jueza, Victoria Rosell, referente de Podemos en la materia.

Cuando Pedro Sánchez dio a conocer su gabinete, dejó a Ana Redondo para el final. Después de semanas de especulaciones, el presidente del Gobierno había elegido a una profesora de Derecho Constitucional con experiencia en política municipal y autonómica. Un perfil opuesto al de Irene Montero, más combativo, estridente y divisivo. Tanto, que produjo una brecha en el propio movimiento feminista, de tintes generacionales —las históricas del PSOE frente a las jóvenes de Podemos—, que impuso una actualización del concepto, más radical e integrador con el colectivo LGTBI.

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