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La economía española muestra síntomas de aceleración y despeja el riesgo de una recesión
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El empleo y el consumo resisten

La economía española muestra síntomas de aceleración y despeja el riesgo de una recesión

La coyuntura económica sigue siendo adversa, con la eurozona al borde de la recesión. La caída de las exportaciones es el gran riesgo para el crecimiento en el próximo año

Foto: La campaña navideña animó el crecimiento. (Europa Press/David Zorrakino)
La campaña navideña animó el crecimiento. (Europa Press/David Zorrakino)
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Los indicadores económicos publicados en las últimas semanas muestran una cierta reactivación de la economía española. Aunque la incertidumbre y la debilidad de Europa siguen siendo dos grandes lastres a la actividad, el empleo y el consumo siguen inmersos en un círculo que se retroalimenta. La creación de empleo se ha acelerado, aumentando la renta disponible de los hogares e impulsando así su consumo, generando a su vez nuevo empleo. Por el momento es un cambio leve, pero supone un giro de tendencia tras un año de intensa desaceleración de la actividad.

La sorpresa positiva de los indicadores correspondientes al final del año 2023 se refleja en la evolución de los modelos de previsión económica en tiempo real (nowcasting). Estos modelos calculan el crecimiento del PIB a partir de los indicadores que se van publicando. Si los indicadores empiezan a mejorar, provocan que el modelo corrija al alza sus previsiones y viceversa. Así, a medida que avanza el trimestre se tiene una visión cada vez más completa sobre el tono de la economía y lo que están mostrando es que se ha producido una aceleración respecto al verano.

Uno de los modelos más seguidos es de la Autoridad Fiscal (AIReF), llamado Mipred, y que actualmente está anticipando que el PIB creció un 0,5% en el cuarto trimestre de 2023 respecto a los tres meses anteriores. El modelo desarrollado por Esade e EY, llamado RealTime Tracker, también apunta a un crecimiento del 0,5%.

Si estos cálculos están en lo cierto, la tasa de crecimiento del PIB habría mejorado en dos décimas respecto de la registrada durante el verano. Sería, además, la primera aceleración del PIB tras casi un año de ralentización en el que surgieron los temores de una hipotética recesión durante el invierno. Estos modelos de previsión en tiempo real tienen un margen de error importante, pero son una referencia para detectar cambios de tendencia en la actividad económica. Y lo que indican es que la desaceleración habría tocado suelo al inicio del otoño, dando paso a una lenta mejoría desde noviembre.

Este matiz es importante, porque es probable que la mejoría de los datos económicos de la última semana no lleguen a reflejarse en el PIB del cuarto trimestre. El motivo es que el trimestre comenzó sin inercia dada la desaceleración experimentada durante el verano y esta se prolongó durante todo el mes de octubre, lo que empañará el dato del PIB de cierre de año. Pero suponen una esperanza evidente para el PIB del inicio de 2024.

El consumo resiste

La campaña de navidad, uno de los momentos clave del año, se cerró con un leve aumento del consumo. La facturación de las empresas de comercio minorista (declaradas a través del SII) aumentó un 2,1% entre octubre y diciembre respecto a los tres meses anteriores, con datos corregidos de estacionalidad y calendario y deflactados.

La demanda aumentó especialmente en las tiendas especializadas, que son básicamente todo el comercio minorista, salvo supermercados y gasolineras, con un crecimiento de sus ventas del 4,9%. La alimentación, por el contrario, registró una leve caída de las ventas del 0,3%.

Un año más, el mayor aumento de las ventas se produjo en noviembre, ya que la campaña de Navidad se sigue adelantando, en especial desde el surgimiento del black friday. El ritmo de la campaña navideña fue de más a menos, como indican también los registros de ventas con tarjeta de CaixaBank Research. "El crecimiento ha sido desigual, siendo especialmente intenso durante las primeras semanas de diciembre, y más débil en la última semana del año y la primera de 2024, en parte, por el mayor número de días festivos este año frente al año anterior. Los datos preliminares de la segunda semana de enero apuntan a que el gasto vuelve a ganar dinamismo en la segunda semana de enero", explica la entidad en su último informe sobre consumo.

Las empresas del comercio reconocen que el último trimestre del año fue bueno. La encuesta de confianza empresarial publicada por el INE esta semana revela que fue uno de los mejores trimestres de la última década. Sin embargo, esta encuesta también revela que la incertidumbre sigue imperando, ya que son mayoría las empresas que temen que caiga su facturación en el inicio del año.

El empleo acelera

La mejora del consumo sigue entrelazada con la creación de empleo. Si bien es cierto que en el inicio del verano y del otoño hubo dos breves parones en el mercado laboral, desde noviembre se ha producido una aceleración del mercado laboral. Desde el 15 de diciembre hasta el 15 de enero se han creado casi 40.000 empleos, según los datos de afiliación a la Seguridad Social (datos también corregidos de estacionalidad y calendario). Se trata del mejor dato registrado desde mayo.

Está por ver si este cambio de tendencia tiene consistencia y se mantiene en el tiempo. Las previsiones de los analistas coinciden en apuntar que el empleo irá acelerando a lo largo del año, pero también creen que el primer trimestre del año será el de menor crecimiento. Funcas, por ejemplo, prevé un avance del PIB del solo el 0,2% entre enero y marzo. Una previsión que es desafiada por los indicadores más recientes.

El turismo ha sido el otro motor de la economía en la recta final del año. Durante la temporada alta los destinos están saturados, por lo que apenas hay margen de crecimiento. Pero España está consiguiendo el hito de extender la temporada de sol y playa, que ya dura desde mayo hasta noviembre. Esto explica que en 2023 se lograra un récord histórico en la llegada de viajeros, con una participación notable de la última parte del año.

El último estudio turístico de BBVA Research a partir de los datos con tarjetas de crédito señala que "los últimos meses del año se han caracterizado por una mejora del gasto turístico en España respecto al verano". Según sus registros, "la evolución mensual del gasto extranjero fue creciente a lo largo del cuatrimestre (desde septiembre hasta diciembre) y llegó a máximos históricos en diciembre".

El contagio europeo

El turismo sigue siendo un motor de crecimiento para España, aunque lo es durante las temporadas bajas. Y este es un gran hito para el sector, que en parte se explica por el cambio climático y la subida de temperaturas. Mantener un flujo permanente de turistas a lo largo del año permite también que el empleo del sector sea más estable, lo que favorece la salud del mercado de trabajo.

El empuje del sector turístico permite contrarrestar el gran lastre para el crecimiento durante la segunda mitad del año, las exportaciones de bienes. Las ventas al exterior acumulan ocho meses, desde abril hasta noviembre, con datos peores a los del año anterior. Una parte de este descenso se debe a la caída de los precios de la energía, pero si se excluyen estos productos, aun así, las exportaciones de noviembre fueron un 6% inferiores a las de noviembre de 2022.

Este es el principal canal de contagio de la crisis que vive Europa. Y es previsible que los malos datos se mantengan durante la primera mitad de 2024. Aun así, la caída de las exportaciones se ha visto neutralizada por el desplome de las importaciones. Es importante señalar que España es un país de paso para muchas mercancías, que se importan, se ensamblan en el país y se venden al exterior. Esto pasa en los principales sectores de exportación, desde el automóvil hasta el gas natural licuado.

El resultado es que la caída de las exportaciones está acompañada de un importante descenso de las importaciones. Descenso que se ha producido incluso a pesar del buen desempeño de la demanda interna. En noviembre, las importaciones fueron nada menos que un 8% inferiores a las del mismo mes del año anterior.

Esto significa que el gran riesgo para la economía nacional, que es el contagio por la vía de las exportaciones de bienes, está muy mitigado. Una debilidad de España (como país que se dedica a ensamblar piezas que se producen en el extranjero) se convierte en una fortaleza cuando la demanda internacional se debilita: caen las exportaciones, pero también las importaciones. En esta ocasión, España ha contado con un aliado adicional: el abaratamiento de los precios de la energía, que ahorra la factura de comprar petróleo y gas a los países productores.

Aun así, el sector exterior está teniendo un impacto negativo sobre la actividad económica en los últimos meses y los expertos prevén que se mantendrá así durante la mayor parte de 2024. La gran esperanza para España está en mantener el círculo virtuoso de empleo y consumo.

Foto: Una oficina de empleo en Madrid. (Europa Press/Jesús Hellín)

Sin embargo, los fundamentales de estos dos indicadores son diferentes. El consumo todavía tiene potencial de crecimiento en los próximos meses por varios motivos. El primero es que los hogares apenas acaban de recuperar los niveles previos a la pandemia y tienen tasas de ahorro todavía superiores a la media histórica, lo que les da margen para seguir consumiendo. Además, la moderación de la inflación y la subida de los salarios por convenio anticipan ganancias de poder adquisitivo ya desde este año.

Por otro lado, la evolución del empleo arroja más dudas. Las empresas han reforzado mucho sus plantillas en los últimos años, tanto que la productividad por trabajador está por debajo de los niveles previos a la pandemia. Muchas empresas podrán absorber aumentos de la demanda sin necesidad de ampliar sus plantillas, lo que rompería el círculo virtuoso. Además, el aumento de los salarios sin inflación deja a las empresas en una situación complicada para mantener el ritmo de contrataciones.

En definitiva, la fortaleza de la demanda interna tiene riesgos en el horizonte que podrían torcer su rumbo. Pero los datos de las últimas semanas dan argumentos al optimismo. La desaceleración podría haber tocado suelo, despejando así el camino del riesgo de una recesión. Sin embargo, en un mundo tan incierto y delicado, los cisnes negros geopolíticos ya no son descartables.

Los indicadores económicos publicados en las últimas semanas muestran una cierta reactivación de la economía española. Aunque la incertidumbre y la debilidad de Europa siguen siendo dos grandes lastres a la actividad, el empleo y el consumo siguen inmersos en un círculo que se retroalimenta. La creación de empleo se ha acelerado, aumentando la renta disponible de los hogares e impulsando así su consumo, generando a su vez nuevo empleo. Por el momento es un cambio leve, pero supone un giro de tendencia tras un año de intensa desaceleración de la actividad.

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