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El BCE se pone como objetivo pinchar la burbuja de los depósitos bancarios
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CRECEN EL TRIPLE QUE LA ECONOMÍA

El BCE se pone como objetivo pinchar la burbuja de los depósitos bancarios

Los depósitos en poder de la banca, pese a su rentabilidad residual, no dejan de crecer. Eso ha encendido la luz roja en el Banco Central Europeo, que ultima una estrategia para pinchar la burbuja

Foto: El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi (dcha), y el vicepresidente Luis de Guindos. (EFE)
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi (dcha), y el vicepresidente Luis de Guindos. (EFE)

Si es verdad, como sostiene el refrán, que el miedo guarda la viña, es probable que el Banco Central Europeo (BCE) esté en lo cierto. El miedo —y la baja rentabilidad del ahorro— han provocado un aumento de los depósitos sin precedentes. Hasta el punto de que los banqueros de Fráncfort han puesto sus ojos en un inmenso botín de algo más de 10,8 billones de euros (nueve veces el PIB de España), que es la cantidad de dinero que tienen depositada los europeos en sus bancos a todo tipo de plazos. Y que, en el caso español, asciende a 1,4 billones, de los que el 57% —algo más de 819.000 millones de euros— pertenecen a los hogares.

El objetivo es que ese dinero 'salga al mercado' para relanzar la economía y no se quede dormido en el balance de los bancos, lo que explica la nueva vuelta de tuerca que prepara el BCE a su política monetaria: tipos de interés negativos para desincentivar la colocación del ahorro a plazo fijo o a la vista. Es decir, de lo que se trata es que, ante la posibilidad de pagar porque el banco custodie el dinero, sus dueños opten por estrategias de ahorro menos conservadoras.

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Lo singular no es solo el volumen, sino que en un contexto de clara ralentización de la actividad económica los depósitos no dejan de aumentar. Los últimos datos del BCE muestran, en concreto, que los depósitos en la eurozona están creciendo a un ritmo anual del 5,3%, muy por encima de lo que se está incrementando el PIB, pero nada menos que un 8,9% en el caso de los depósitos a la vista. En España, igualmente, el aumento del conjunto de los depósitos es del 3%, el mayor incremento en los últimos años, aunque en el caso de los hogares los depósitos están creciendo a un ritmo del 6%, casi el triple que el PIB real, lo que da idea de la ausencia de alternativas al ahorro más conservador, el que se coloca en el banco con una rentabilidad residual.

La estrategia del BCE cuenta ya con su propio marco teórico, y, más recientemente, ha sido descrita en un trabajo presentado en la segunda Conferencia sobre estabilidad financiera organizada por el Banco de España, en la que los economistas Johannes Bubeck (Bundesbank), Angela Maddaloni (BCE) y José Luis Peydró (Universidad Pompeu Fabra) han acreditado que la introducción de tipos de interés negativos en la política monetaria del banco central "induce a la toma de riesgos en la cartera de valores de los grandes bancos sistémicos de la zona del euro". Es decir, que provoca estrategias de inversión más agresivas con el objetivo de que la trasmisión de la política monetaria —las cañerías por las que circula el dinero— sea más eficaz. Más crédito supone mayor actividad económica.

Riesgo de crédito

El estudio está realizado a partir de la información suministrada por los 26 bancos más grandes de la eurozona (entre ellos, Santander, BBVA y CaixaBank) y entre sus conclusiones se encuentra la idea de que los bancos más expuestos a la captación de depósitos son menos propensos a conceder préstamos, lo que en realidad es un obstáculo a la correcta transmisión de la política monetaria.

Es decir, evitan el riesgo de crédito al disponer de una zona de confort enormemente mullida, como son las ingentes cantidades de dinero colocado en depósitos. Algo que ha provocado una situación insólita. Los bancos prefieren pagar un 0,4% al BCE por su excesiva liquidez —la llamada facilidad de depósito— antes que incrementar el crédito. Entre otras cosas, porque más préstamos obliga también a mayores provisiones para garantizar las ratios de solvencia, endurecidos en los últimos años tras la crisis financiera.

Se trata, por lo tanto, de una penalización poco útil, lo que explica que el BCE se esté planteando sustituir el tipo general por una escala (denominada 'tiering') en línea con lo que han hecho otros bancos centrales como el de Japón, Suecia o Suiza. El problema, como sostiene un reciente informe de Analistas Financieros Internacionales (AFI), es cómo introducir cambios en el sistema de penalización sin que los tipos de interés en el área euro "suban y puedan perjudicar la actividad económica", principalmente en un momento en que se desacelera y la inflación sigue a niveles todavía demasiado bajos.

Interbancario en negativo

La escasa utilidad desde el punto de vista del volumen de crédito se manifiesta en el hecho de que el exceso de liquidez depositado en el BCE se sitúa en 1,9 billones de euros, lo que supone a la banca de la eurozona un coste de unos 7.600 millones de euros al año. Precisamente, en un contexto de muy bajos tipos de interés que han estrechado los márgenes de la banca. Y que se manifiesta, incluso, en el hecho de que el interbancario a un día (Eonia, por sus siglas en inglés) se encuentra en negativo.

Según el informe de AFI, en el caso de la banca española, el actual nivel de exceso de reservas (106.000 millones de euros) estaría generando un coste explícito de 430 millones, lo que supone un menor impacto relativo que en la media de la eurozona. El caso más llamativo es el de la banca alemana, cuyo exceso de liquidez ronda los 600.000 millones de euros que se penalizan con un 0,40%.

La parte positiva para la banca es que al mismo tiempo que bajan los tipos de interés de créditos y préstamos, también lo ha hecho la remuneración del ahorro en forma de depósitos. Como recuerda el informe de AFI, la fuerte reducción del coste de los depósitos en España ha sido en gran medida el reflejo de un importante desplazamiento de los recursos de clientes, desde depósitos a plazo hacia fuera de balance y sobre todo hacia depósitos a la vista, que ya representan el 85% de los depósitos del sistema. En definitiva, dinero a la vista por el que cada vez es más probable que haya que pagar.

Si es verdad, como sostiene el refrán, que el miedo guarda la viña, es probable que el Banco Central Europeo (BCE) esté en lo cierto. El miedo —y la baja rentabilidad del ahorro— han provocado un aumento de los depósitos sin precedentes. Hasta el punto de que los banqueros de Fráncfort han puesto sus ojos en un inmenso botín de algo más de 10,8 billones de euros (nueve veces el PIB de España), que es la cantidad de dinero que tienen depositada los europeos en sus bancos a todo tipo de plazos. Y que, en el caso español, asciende a 1,4 billones, de los que el 57% —algo más de 819.000 millones de euros— pertenecen a los hogares.

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